Si la primera jornada de la NFL es conocida por las opiniones exageradas y polarizadas, la segunda jornada suele servir para regular las emociones del personal: los Seahawks quizá no son tan buenos como Mike McCarthy pensaba, los Cowboys igual no son tan malos como la primera jornada nos hizo ver o los Bears son un equipo muy bueno cuando entran en una dinámica de partido positiva. Pero hay una gran excepción a esa teoría, y es que los fans de los equipos que pierden los dos primeros partidos es bastante frecuente que abandonen su preocupación para entrar directamente en fase de depresión. Los fans de los Saints se preguntan qué mierda es esa de que les ganen todos los partidos sobre la bocina, los fans de los Bucs alucinan con sus derrotas ante equipos cuyos ataques estaban comandados por Derek Anderson y Austin Davis respectivamente o los fans de los Raiders… nada, esos creo que lamentablemente ya sabían que este tampoco iba a ser el año de su equipo. Pero ninguno de estos casos es realmente alarmante o sorprendente, de hecho hay un último caso bastante más crítico. Si hay un equipo que debería preocuparse de este inicio de temporada, no sólo por la propia temporada sino porque podría dictar el principio del fin de una era, esos son los New York Giants, porque viendo la temporada pasada y el inicio de ésta, uno piensa que podríamos estar presenciando la caída de estos gigantes (perdón por el humor semántico, pero estaba un poco a huevo). Y no sólo lo digo por Tom Coughlin, que en el fondo todos nos preguntamos como es que aún sigue en ese banquillo, sino también por el gran referente de este equipo, el primer quarterback de élite de este deporte, Elisha Nelson Manning.
Porque la verdad, aunque nos quieran vender (y en ocasiones hayamos creído) que Eli Manning era un quarterback excepcional, la triste realidad es que durante toda su carrera ha sido un quarterback con momentos decentes y momentos muy mediocres. Ya lo sé, siempre se pone la excusa de que cuando juega mal es porque no tiene quien le ayude pero ¿y si es al revés? ¿Y si su estado natural es no jugar bien pero lo notamos más o menos en función de la capacidad que tenga el resto del equipo de camuflar sus errores? Vamos a mirar la estadística, a ver qué nos dice, porque nada mejor para comprobar lo realmente bueno que es Eli Manning como hacer una breve disección sobre una de sus estadísticas favoritas: las intercepciones. Sí, por supuesto que sé que los números no lo dicen todo, pero leed las próximas líneas y observad atentamente como se os caen los huevos al suelo.
Para empezar, desde que entró a la liga en 2004 sólo ha bajado del top 10 de la liga en intercepciones en tres ocasiones (2004, 2008 y 2009), y eso contando su temporada de rookie en la que sólo jugó parcialmente. Por otro lado, durante su carrera ha sido el líder de la NFL en intercepciones también un total de tres veces (2007, 2010 y 2013). ¿Empate técnico? No os preocupéis, esta temporada puede servir para desempatar porque sí, efectivamente, esta temporada 2014 Eli Manning vuelve a ser quien encabeza la estadística de intercepciones en la NFL, con 4 intercepciones en dos partidos. Pero las hazañas de Manning no terminan ahí ni mucho menos. Desde que entró a la liga lleva un total de 175 intercepciones, líder de la NFL en este período de tiempo, lo cual ya tiene mucho mérito de por sí, pero además tiene el añadido de que es una cifra que ya acecha al número de intercepciones de Drew Brees en toda su carrera (179 INTs) y que, por otra parte, supera ampliamente el número de intercepciones de Tom Brady en toda su carrera (134 INTs). Ah, por si os lo preguntábais, lamentablemente aún está muy lejos del récord de intercepciones de la liga, ostentado por Brett Favre con la nada menospreciable cifra de 336 intercepciones. Pero volvamos a Eli Manning, por favor, porque por si eso no fuera poco supongo que estos días por Twitter habréis visto correr una estadística que dice que Eli Manning lidera la NFL en intercepciones desde 2009, con 16 de ventaja sobre el segundo clasificado Carson Palmer (101 de Manning por 85 de Palmer). Y por último, no os levantéis aún de vuestras sillas que viene el dato más escalofriante del párrafo. El único, inimitable e inigualable Tony Romo, de sobras conocido por todos como un gran amigo de las intercepciones, ha completado durante toda su carrera un total de 104 pases a sus rivales. Pues bien, desde 2006 (año en el que Romo empieza a jugar en los Cowboys) hasta la actualidad Eli Manning ha lanzado 149 intercepciones, 45 más que Romo. Dejad que esto repose en vuestras mentes, que sé que no es nada fácil de digerir. Estamos hablando de Romo, no de cualquiera, y Manning sale perdiendo por aplastamiento. Como dirían algunos sabios, élite. Ahora y siempre.
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Eh, pero ha ganado dos Super Bowls, por lo tanto todas estas estadísticas de intercepciones carecen de sentido. Claro, las ha ganado él solo, ni Spagnuolo haciendo milagros con la línea defensiva, ni David Tyree haciendo milagros de otro tipo, ni el juego de carrera, nada de eso ha tenido nada que ver en los títulos de los Giants. Sólo Eli Manning. Han pasado de confiar en la chiripa azul a decir la palabra élite hasta debajo del agua. Y ese ha sido el grave problema. Cuando la gente ha empezado a creerse que el éxito de los Giants dependía únicamente del buen hacer de su quarterback franquícia, el equipo ha ido hacia abajo. Y cuando digo gente creo que puedo incluir a los fans del equipo e incluso a la gerencia, porque sino ya me explicaréis el caso aplicado a los Giants de otro de los temas recurrentes en la NFL de hoy en día: la renovación de los quarterbacks. Cuando hablamos de renovaciones de quarterbacks normalitos por una cantidad totalmente desproporcionada de dinero, los cracks de los contratos y las finanzas suelen decir que los contratos no están para cumplirse enteros, que se puede cortar al jugador en cualquier momento y cosas del estilo.
Primero, ya he comentado en alguna ocasión que esto es un tanto triste por parte del equipo, porque lo de renovar por un dineral pensando en cortar dentro de un tiempo es renovar a alguien en quien no se confía simplemente porque toca hacerlo. Pero segundo, y probablemente más importante, este argumento es verdad hasta que deja de ser verdad. Como sería el caso de Eli Manning. En verano de 2009 Manning firmó una extensión de contrato de seis años y 97,5 millones de dólares, y ya sabéis como suelen ir estos contratos, primero cifras pequeñitas para suavizar el incremento de sueldo y al final cifras más grandes para compensar las cifras del principio. Con lo cual, a 2014 que estamos, en el quinto año de esa extensión, el angelito tiene un cap hit de 20,4 millones. ¿Bien eh? Pero esto no tiene que servir sólo para hacer juicios de valor sobre si merecía o no merecía ese contrato, que ya sabéis lo que pienso y por eso no merece la pena entrar en este tema por enésima vez, sino que esto también nos sirve para ver que el peor año de Eli Manning (y de los Giants en general) ha sido el año en el que ha cobrado más dinero (en 2013 tuvo un cap hit de 20,85 millones). ¿Es pura coincidencia o hay relación de causa-efecto? ¿El equipo no se pudo reforzar bien porque Manning ocupaba mucho espacio salarial o es simplemente que no se ha sabido regenerar adecuadamente? Probablemente ha habido algo de ambas, es obvio que no han tenido suerte con algunos picks de draft (el caso de David Wilson destaca especialmente) pero la dejadez que han mostrado a la hora de regenerar algunas unidades claves en el funcionamiento del equipo (principalmente la línea de ataque y la línea de defensa) hace pensar que ni podían ni probablemente querían hacer mucho más. Manning ya les sacaría del atolladero si era necesario, que para eso era élite y cobraba lo que cobraba. Pues va a ser que no.
Y es que cuando uno compara los Giants que ganaban Super Bowls con los Giants actuales, lo primero de lo que uno se da cuenta es de que en líneas generales han perdido mucha solidez y talento en varias unidades. O dicho de otra manera, han conseguido mantener a Manning pero han perdido a buena parte del resto del equipo. El juego de carrera ha pasado de ser uno de los más temidos de la liga cuando Brandon Jacobs pasaba por encima de defensas enteras a ser uno de los últimos de la liga en yardas por partido en 2013 (de hecho fue el cuarto por la cola de toda la NFL el año pasado con unas irrisorias 83,3 yardas de media), y este año la cosa no pinta mucho mejor con un Rashad Jennings que tiene un promedio de yardas por carrera inferior al del mismísimo Trent Richardson y que comete fumbles sin que nadie le toque. Pero bueno, ¿para qué vamos a correr si Manning puede salvarnos el culo lanzando 50 veces por partido? Lo mismo pero más a lo bestia sirve para la línea de ataque. Fue considerada por mucho tiempo como la mejor línea ofensiva de toda la NFL y como la gran clave del éxito del equipo, pero ahora ni puede dar tiempo a Eli Manning para lanzar ni puede abrir huecos para la carrera de forma consistente. Igual mantener esa fortaleza requería un esfuerzo mayor que simplemente draftear un día a Justin Pugh, no sé, digo yo. Pero da igual, Manning es lo suficientemente bueno como para apañarse sin una protección óptima ¿no? ¿Y la línea defensiva? Si Manning es capaz de anotar en todos los drives poco importará que la defensa no sea tan buena como en años anteriores. El hecho de que el equipo fuera primero y tercero en sacks conseguidos en las dos temporadas que acabaron con la conquista de la Super Bowl mientras que en 2013 fueran el equipo número 25 en esa misma categoría es un detalle menor que no tiene importancia en el funcionamiento del equipo, porque aquí lo único que realmente importa es que Manning juegue bien y meta muchos puntos en el marcador. Pero con estas condiciones ¿puede Manning jugar bien y meter muchos puntos en el marcador? A pesar de que indudablemente ha tenido momentos de brillantez, ya hemos visto que no es el quarterback más fiable de la historia de la NFL y sus actuaciones están repletas de malas decisiones, con lo que quitarle jugadores que puedan facilitar su trabajo o compensar sus errores no parece la mejor de las ideas.
Lo que nos lleva al día de hoy. Los Giants son un equipo irreconocible, que ha empezado la temporada siendo atropellado por Matthew Stafford y Calvin Johnson y que tampoco ha podido sacar adelante el partido ante unos Cardinals con Drew Stanton a los mandos del ataque. Muchos dicen que es uno de los peores equipos de la liga. Con lo cual, la primera pregunta que se nos viene a la cabeza es: ¿hacia dónde van los Giants? E irremediablemente esto nos lleva a otra pregunta: ¿qué va a ser de Eli Manning? Los Giants han contratado esta offseason a Bob McAdoo como coordinador ofensivo y lo primero que ha hecho es cambiar el sistema a una West Coast Offense. Obviamente Eli Manning deberá acostumbrarse a este nuevo esquema, pero ¿qué probabilidades de éxito hay de que un quarterback de 33 años (sí, aunque no lo parezca tiene 33 años) propenso a lanzar intercepciones aprenda y rinda a la perfección en un sistema tan complejo como ese? Visto sobre el papel no parece que muchas, la verdad. Así pues, no es de extrañar que ya hayan aparecido los primeros rumores que apuntan que los Giants podrían elegir a un quarterback en la primera ronda del próximo draft aprovechando un pick que de momento parece que será bastante alto. Además, si algo tiene este equipo es un cuerpo de receptores bueno y joven (Cruz y Randle son muy buenos, Larry Donnell está siendo todo un descubrimiento, y a todo eso habrá que añadirle a Odell Beckham cuando pueda volver a jugar), así que la de un quarterback que sepa distribuir el balón puede ser una opción muy interesante para los Giants y muy ilusionante para sus fans. Pero eso nos dejaría a Eli Manning como gran damnificado. Podría seguir jugando en 2015 mientras hace de mentor del jugador que le acabará reemplazando pero su futuro más allá de 2015, año en el que acaba su multimillonaria extensión, estaría entonces lejos de New York. Y sería, sin duda, el fin de una era.
Pero falta mucho para eso. Dejando de lado las posibles ilusiones que puedan hacerse los aficionados, lo único que sabemos del cierto es que, aunque es evidente que a estas alturas de temporada ni los Giants ni Eli Manning han caído definitivamente, es bastante obvio que hace un tiempo que han tropezado. Y por mucho que tengan dos anillos en la mano y hayan hecho honor a su nombre siendo sin duda uno de los grandes equipos de estos últimos años, tiene toda la pinta de que si no consiguen realizar un ejercicio milagroso de equilibrio van a acabar dando con el suelo de forma inevitable. Y ya sabéis el ruido que puede llegar a hacer un gigante cuando cae con todo su peso.
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