Un partido llevamos de NFL, un solo partido, pero hay que ver lo importante que parece ahora mismo, básicamente porque ese partido disputado el pasado domingo ha servido para dictar el sentimiento totalmente polarizado de muchas aficiones. Sí, los habrá que piensen alguna medianía del estilo que su equipo no lo ha hecho del todo mal, pero la mayoría de fans pensará que su equipo es orgásmico o que es un auténtico drama en función de este único resultado del casillero. Estos últimos son de hecho los casos más curiosos. Y es que, seguramente debido a las ganas que hay de rajar en general después de no tener material nuevo para poner el grito en el cielo, una de las cosas más entretenidas durante y después de la jornada 1 es ver a los fans de los equipos a los que no les han salido bien las cosas vomitar sus opiniones y sugerencias completamente desproporcionadas sin ningún tipo de filtro. Y este año los casos no han sido pocos. Primero estaría el drama de Tom Brady y de su prácticamente invisible línea de ataque (que ha llevado a algunos a pedir que termine la era Brady y empiece la era Garoppolo), también tendríamos el drama de Tony Romo y sus decisiones (que ha llevado a algunos a pedir… ah no, que aquí el suplente es Weeden, casi mejor que se queden como están), o incluso también podemos encontrar el drama de unos Packers que será complicado que sean competitivos hasta que jugadores como Brad Jones o Derek Sherrod vean el banquillo con regularidad (con una regularidad del 100% para ser más concretos). Pero no, esta vez me niego a hablar otra vez de los equipos de siempre. Primero porque se hace pesado siempre hablar de los mismos equipos y segundo, y bastante más importante, porque en ninguno de estos casos estaríamos hablando del panorama estrictamente deportivo más dramático de la NFL. Ese dudoso honor corresponde, sin ningún tipo de duda, a los Kansas City Chiefs. Todo empieza el día del draft.
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Los Chiefs no habían podido retener ni a Branden Albert ni a Jon Asamoah ni a Geoff Schwartz en la agencia libre, tres jugadores titulares de la línea ofensiva (más de la mitad), con lo que reforzar esa unidad eligiendo a un par de buenos prospectos era algo que no sólo parecía lógico sino que también parecía necesario. Además, había que tener en cuenta que Kansas City no tenía segunda ronda por el trade de Alex Smith así que debían ser muy cautelosos a la hora de usar sus primeros picks. Y con el pick #23, su pick de primera ronda, los Chiefs eligieron a Dee Ford. ¿Pero qué cojones? No sólo habían ignorado su mayor necesidad sino que habían elegido a un jugador que ocupa la que aparentemente es la posición más potente de toda la plantilla. Enseguida aparecieron las primeras pseudojustificaciones, que si los Chiefs se prevenían de lesiones (que al fin y al cabo fueron parte importante de su decepcionante final de temporada), que si el jugador era tan bueno que no se podía dejar escapar o, la favorita del público, que no se iba a renovar a Justin Houston porque iba a querer cobrar demasiado. Quedaros con esto porque luego volverá a salir. El caso es que luego vinieron Phillip Gaines, De’Anthony Thomas, Aaron Murray y finalmente, con los picks 194 y 200, los Chiefs se dignaron a reforzar la línea de ataque con Zach Fulton y Laurent Duvernay-Tardif respectivamente.
Como era de esperar, eso de darle tanta responsabilidad a rookies elegidos en picks tan bajos no funcionó demasiado bien durante la pretemporada, especialmente con un Fulton que fue muy usado y jugó francamente mal. ¿Y qué? Resulta que como los Chiefs tampoco tenían muchas más alternativas, acabaron dándole el puesto de guardia derecho titular. Así pues, los Chiefs encaraban la temporada con una línea ofensiva muy porosa que, por si todo esto fuera poco, también tenía que ubicar a Eric Fisher en el tackle izquierdo. Sí, ese Eric Fisher que fue #1 del draft 2013 y que prácticamente nunca jugó bien en el lado derecho durante su primera temporada, ahora tiene que ser el encargado de proteger el lado ciego de Alex Smith. Un plan perfecto vamos.
Y lo más curioso de todo no es que la gerencia simplemente observara impertérrita como se iba desintegrando la línea de ataque, ayudando incluso a ello en algunas ocasiones como cuando a día 21 de agosto decidieron mandar al OG Rishaw Johnson a Tampa Bay (un movimiento que quizá no es muy importante a nivel de nombres pero es significativo a nivel de posiciones). Lo más curioso es que mientras eso ocurría la gerencia se dedicó a renovar a la gente que tiene que sufrir a esa línea de ataque, como si les estuviera dando mucho dinero para compensar lo que se les viene encima. Primero tuvieron que renovar corriendo a Jamaal Charles antes de que su amenaza de holdout fuera a mayores. Porque sí, fue más o menos así, Charles dijo que si no le pagaban hacía un holdout y los Chiefs corrieron a darle un contrato nuevo sin rechistar. Y la verdad es que no es para menos, Charles es su mejor jugador ofensivo a millones de años luz del siguiente, simplemente no podían permitirse que estuviera descontento y mucho menos que se planteara marcharse. Pero claro, como todos sabemos el mejor jugador de un equipo siempre es el quarterback, aunque el corredor sea buenísimo y el quarterback un patata éste último siempre será mejor. Con lo cual, después de renovar a Charles, Alex Smith no se podía quedar sin su renovación. Y, también como todos sabemos, hoy en día es juntar las palabras quarterback y renovación en la misma frase y empezar a salir millones de debajo de las piedras, en este caso estamos hablando de 68 millones en 4 años (45 de los cuales son garantizados). Alucinante.
Es que me da igual que los contratos nunca sean lo que parecen, que esté organizado de una forma maravillosa o que eso es lo que hay que pagar para retener a un quarterback, para un jugador como Alex Smith eso es demasiado dinero. Punto. Alex Smith no ha demostrado ser un quarterback de élite hasta la fecha, más bien ha demostrado ser el rey de los checkdowns, un quarterback que arriesga lo mínimo posible con el balón y que casi nunca lanza a más de 20 yardas (por si alguien tenía ganas de sacar la estadística de las intercepciones, sólo faltaría que con sus tendencias de pase encima tirara un montón de intercepciones). O sea el clásico game-manager handoffeador o, dicho de otra manera, un Kyle Orton venido a más. Obviamente que tiene que haber una horquilla de mercado en función de la posición, pero al fin y al cabo a los jugadores hay que pagarles en función de su calidad, y si Alex Smith pide eso que se lo pague otro. Ah no, es que el contrato ya está pensado para poderle cortar si la situación lo requiere, así que es bueno para el equipo. Ese es el problema. Cuando se dice eso es que el jugador no merece ese contrato y que el equipo no está nada seguro de esa renovación, ¿o acaso oísteis que los contratos de Brees o de Rodgers estaban «hechos para cortar al jugador si era necesario»? O incluso en el caso de jugadores que no son quarterbacks, ¿creéis que una de las características importantes del nuevo contrato de JJ Watt es la de poderle cortar sin mucha penalización dentro de dos años si las cosas van mal? Pues no, porque nadie se lo plantea, porque son jugadores extraordinarios en los que el equipo confía plenamente y por eso les paga esas millonadas, algo que sirve tanto para quarterbacks como para jugadores de otras posiciones. ¿Pero sacar la chequera a pasear por un jugador en el que no confías, sea o no sea el jugador a priori más importante de tu plantilla? Para mí es algo que está totalmente fuera de lugar.
Y eso no es lo peor, si fuera sólo por el dinero que tenga y quiera gastarse cada uno, que aquí cada uno pague lo que quiera a quien quiera si le apetece, el problema es que existe una cosa llamada salary cap que no te permite pagarle mucho dinero a todos tus jugadores, con lo que si le das el dinero a unos habrá otros que marcharán a buscarlo a otro equipo porque tú no puedes dárselo. Imagináis quién está en esta última categoría de jugadores, ¿verdad? Efectivamente, Justin Houston. Todo cuadra ahora. Houston aguantará en los Chiefs lo que tarde Dee Ford en estar listo para ser titular, si hace falta ponerle el franchise tag un año se lo pondrán, pero no parece que vaya a estar en Kansas City mucho más. O sea, que da la sensación de que los Chiefs ya tenían el plan entero pensado en el día del draft, darle el dinero a Alex Smith y draftear al suplente del jugador al que probablemente no podamos renovar. Un plan bastante discutible pero almenos están siendo consecuentes con él. El problema es que no es sólo Houston quien tiene que renovar, sino que este año también tiene que renovar Rodney Hudson, que como uno de los mejores centers de la liga que es querrá cobrar como tal. Y por si fuera poco, el año que viene les toca renovar a jugadores del calibre de Derrick Johnson, Dontari Poe y Eric Berry. Mientras Alex Smith se está comiendo más de 15 millones de salary cap. Eh, que igual lo tienen controlado, pero pintar no pinta muy bien.
Y con esta situación llegamos al primer partido de la temporada, un enfrentamiento en casa contra los Titans, un partido que a simple vista los Chiefs no deberían tener muchos problemas para ganarlo. Es cierto que no podían contar con Dwayne Bowe por sanción, pero aun así sobre el papel los Chiefs tenían un equipo netamente superior. Pues va a ser que no. El ataque de los Chiefs estuvo pésimo durante todo el partido y los Titans aprovecharon el golpe que supuso la lesión de Derrick Johnson para llevarse el encuentro de forma muy cómoda. Lo de la defensa es hasta cierto punto justificable, perder a tu líder por lesión en una jugada sin contacto derrumba los ánimos de cualquiera, y la verdad es que los Titans no habían hecho demasiado hasta ese momento, pero lo del ataque es totalmente injustificable. Muy mal en el planteamiento, porque aunque no funcionara al nivel habitual no puede ser que Jamaal Charles vea un total de 11 balones entre carreras y recepciones, pero incluso peor en la ejecución, especialmente por parte de un Alex Smith que estuvo francamente horroroso. Sí, el mismo Alex Smith que acaba de extender su contrato por un pastizal. Se le vió nervioso manejando un ataque totalmente inoperante, tan nervioso que hasta en ocasiones se atrevió a lanzar largo, tan nervioso que empezó a dejar de hacer lo único que se supone sabe hacer: proteger el balón. Tres intercepciones lanzó el tío, una estadística muy dura especialmente si se tiene en cuenta que durante toda la temporada pasada sólo lanzó siete. Es cierto que el esfuerzo de Donnie Avery en las dos intercepciones en pases largos de McCourty deja bastante que desear, pero si eres un quarterback que no tiene el lanzamiento profundo como uno de sus puntos más fuertes y además tienes que lanzarle a Avery porque Bowe no está jugando, no puedes buscar según qué tipo de jugadas. Y eso también es responsabilidad del que decide y lanza el balón. Es decir, ser interceptado en esas condiciones puede pasarte una vez porque no hay que renunciar a ningún tipo de juego, pero insistir con el enfrentamiento demuestra un cierto grado de pérdida de compostura y de inteligencia sobre el campo. Y si Alex Smith pierde eso ya no le queda prácticamente nada. Y recordemos que a partir del año que viene ganará un gritón de dólares por temporada.
¿Y dónde deja esto a los Chiefs? Obviamente es el primer partido de la temporada y el rumbo de las cosas puede cambiar radicalmente, pero no me parece que sea algo probable. La defensa sí que puede recuperarse y trabajar bien sin Derrick Johnson porque, una vez superado el golpe psicológico, es una unidad que sigue teniendo algunos jugadores realmente buenos. Pero es que el ataque realmente me dió muy mala pinta. Y viniendo de su más que decente campaña anterior, para que esta temporada fuera considerada un éxito los Chiefs deberían por lo menos clasificarse para Playoffs. Teniendo en cuenta que su división parece que se la van a volver a llevar los Broncos casi sin bajarse del avión, la opción más viable pasará por obtener una plaza de Wild Card, pero ¿vosotros creéis que los Chiefs podrán ser capaces de uno de los dos mejores equipos no campeones de división en la AFC? A día de hoy, yo no. Ya no sólo por el propio nivel de los Chiefs, que de seguir así lo que conseguirán será ser uno de los dos peores equipos de la AFC, sino porque hay muchos equipos que en esta primera jornada han dado síntomas de estar más fuertes que en años anteriores (Dolphins, Bills o los propios Titans, por ejemplo).
Y si no se meten en Playoffs, es triste decirlo pero ni el aliciente del próximo draft puede que tengan, básicamente porque no parece que haya ninguna posición que pueda generar ilusión y cubrir una necesidad al mismo tiempo. Elegir un quarterback está totalmente fuera de la ecuación porque los Chiefs y Alex Smith han unido sus destinos a corto plazo y nada los separará. Elegir un línea ofensivo en un pick alto recordaría demasiado al pick de Eric Fisher, que no es que podamos catalogarlo de bust porque aún tiene mucho margen de mejora y mucho tiempo para ir aprendiendo, pero no deja de ser un pick #1 que de momento ha estado muy por debajo de las expectativas. Y elegir cualquier a jugador defensivo haría saltar las alarmas porque se dispararían los rumores sobre qué buen jugador actual de los Chiefs tendría muy cerca la puerta de salida (es decir, si eligieran un defensive tackle, la gente automáticamente podría pensar que es para deshacerse de Poe en un futuro cercano). Lo único quizá sería elegir un receptor, primero porque lo necesitan de por sí, pero después porque una de las maneras que tiene Kansas City de crear espacio en el cap es precisamente deshaciéndose de Dwayne Bowe. Claro que si el quarterback sigue siendo Alex Smith y sigue en su senda de arriesgar poco con sus lanzamientos (y visto lo que hizo en este último partido mejor que nunca se hubiera salido de ella), igual el receptor tampoco genera una ilusión tremenda entre los fans.
En fin, quizá me estoy pasando de duro, pero como véis la cosa difícilmente podría pintar peor para Kansas City, un equipo cuyas aspiraciones actuales no parecen estar demasiado claras y con un futuro que pinta a peor porque, sin tener demasiado talento en general, da la sensación de que tendrá muchos problemas para retener a sus jóvenes estrellas. Aunque eso sí, si no lo cortan antes, tienen quarterback para ésta y cuatro temporadas más. Qué suerte la suya. O vaya un drama.