¿Sabéis esa sensación cuando vas a un sitio, te encanta, lo recomiendas a todo el mundo y luego cuando vuelves resulta que no es para tanto? Pues la odio, con todas mis fuerzas. Sin ir más lejos, el otro día quedé con unos amigos para cenar en un restaurante que elegí específicamente porque había ido hace un tiempo y me había encantado. Y la verdad, no fue lo mismo. No sé si es que al salir tan satisfecho la primera vez idealicé el sitio y ahora esperaba platos de un nivel estratosférico o es que sencillamente la calidad del lugar había bajado realmente, pero el caso es que después de repetir me quedé precisamente con esa sensación agria de pensar que ese sitio no era lo que realmente creía que era. Y jode un huevo. Porque, seamos sinceros, una cosas que más toca las narices es que algo que realmente te guste se vuelva algo normalito, especialmente si es algo que has comprobado en primera persona (no algo que te han contado o que has leído en algún lado), y teniendo en cuenta que fui yo el que fui a ese restaurante y el que decidí volver con más gente, como comprenderéis no fue algo demasiado agradable. Lamentablemente, en los últimos días no sólo he tenido esta sensación con este dichoso restaurante; también tuve esa misma sensación el pasado domingo mirando la NFL. Además no creo que sea algo aislado sino que creo que muchos de vosotros también habréis tenido esta sensación.
Porque el año pasado yo vi que los Carolina Panthers eran un muy buen equipo, me encantó su manera de jugar y fue estupendo verles llegar relativamente lejos en Playoffs, pero este año he visto que sí, que quizá son buenos, pero no tanto. Y es que el partido del pasado domingo ante los Green Bay Packers acabó de destapar las miserias de unos Carolina Panthers que muy poco tienen que ver con los del año pasado. Sí, los jugadores siguen siendo mayoritariamente los mismos, siguen siendo de los equipos punteros de su división (de hecho ahora mismo son líderes de la NFC Sur) pero todos los que vimos el partido sabemos que no es lo mismo. Los Panthers del año pasado dominaban a sus rivales y los Panthers de este pasado fin de semana fueron atropellados. ¿Y qué ha cambiado entonces de un año al otro? Pues precisamente esto, que son buenos pero no tanto.
Hace un año – La Carnicería: «Casi»
Un idea general que, como no podía ser de otra manera en esta liga tan orientada al pase, empieza por el quarterback. Eeeeeeeh, menos. Que no cunda el pánico antes de empezar, que nos conocemos. Cam Newton es para mí uno de los mejores quarterbacks de toda la NFL, su evolución desde que está en la liga es una de las más bestias que he visto nunca en su posición, pasando de ser un simple quarterback corredor a un extraordinario pasador con una toma de decisiones y una precisión que muchos quarterbacks supuestamente mejores desearían. Pero no es Peyton Manning. ¿Qué quiero decir con eso? Pues que Cam Newton es un extraordinario ejecutor pero no da la sensación de que sea un creador de juego. Y eso no tiene porqué ser obligatoriamente algo malo, de hecho quarterbacks como Peyton Manning capaces de generar juego hay muy pocos, pero sí se convierte en algo muy negativo cuando el que le canta las jugadas no está a la altura. Y en este caso el coordinador ofensivo Mike Shula no está a la altura por un margen bastante considerable, y es además el factor que hace que parezca que Cam Newton no sea tan bueno. No lo digo en absoluto por la distribución carrera/pase de la que se ha hablado en anteriores artículos, los Panthers han tenido una plaga enorme de lesiones en la posición que hacen imposible analizar objetivamente este factor (DeAngelo Williams, Jonathan Stewart y Mike Tolbert han llegado a estar lesionados al mismo tiempo), sino que lo digo porque Shula parece ir totalmente a su bola con el playcall, ignorando tanto los puntos fuertes de su propio equipo como las posibles debilidades de su rival. Es como si le estuviera dando al «Ask Madden» durante todo el partido y eligiendo lo que le peta según como sople el viento. Y el partido contra los Packers es un ejemplo perfecto.
La defensa de los Packers tiene muchísimos problemas, un front seven pequeño al que le cuesta parar la carrera, unos linebackers interiores que flojean en cobertura y una falta de disciplina global a la hora de defender jugadas de read-option (algo que Kaepernick se ha encargado de demostrar a lo largo de los últimos años). Las características ofensivas de Carolina son compatibles con algunas de estas debilidades, y sumando ambos factores no parece difícil deducir que las opciones más atractivas eran atacar con Greg Olsen y jugar una read-option de forma más o menos regular aprovechando las habilidades físicas de Cam Newton y la vuelta de Jonathan Stewart. Pues no. Jugadas de read-option hubo creo que dos en todo el partido y Greg Olsen tuvo su primera recepción faltando 4 minutos para el descanso y con 28-0 en el marcador (aunque eso sí, luego consiguió ocho en un cuarto y medio, lo cual demuestra que efectivamente era un plan interesante).
Pero en cambio, en el poco tiempo que los Panthers tuvieron el balón durante la primera parte, sí que pudimos ver un precioso flea flicker en plan «porque yo lo valgo» para que Jerricho Cotchery recibiera en largo. Sí, Jerricho Cotchery. El comentarista del partido flipó tanto con esta jugada que hecho en la propia retransmisión comentó que, si por lo que sea tienes ganas de hacer esa jugada, al menos ten la decencia de poner al receptor de velocidad para que pueda ganar la espalda a la defensa. Pero es que aquí viene otro de los grandes problemas de los Panthers. No tienen receptor de velocidad. De hecho, si no fuera porque eligieron a Kelvin Benjamin en el pasado draft, casi podríamos decir que no tienen receptores a secas. Y es que después de Benjamin, aparte del ya mencionado Cotchery, los receptores del equipo son Jason Avant, Brenton Bersin, De’Andre Presley y el retornador Philly Brown. Y no nos engañemos, ni Benjamin puede salvarse enteramente de la quema puesto que, aunque ha tenido momentos muy brillantes también está mostrando lagunas importantes en su juego. Ya no hablo de los drops, que en el fondo también serían un problema a tener en cuenta, sino de que es un jugador que de momento ha sido incapaz de conseguir separación con su par de forma. Sí, luego hace una espectacular recepción con el cornerback encima porque tiene un atleticismo descomunal (por algo fue primera ronda) pero ¿sabéis qué significa eso? Pues exactamente eso, que casi siempre tiene el cornerback encima. Y eso es algo que no deja de ser preocupante porque a saber durante cuanto tiempo va a ser capaz de hacer eso de forma regular, especialmente cuando se lo empiecen a tomar como el único receptor peligroso del equipo y se coma dobles coberturas regularmente. O sea, que aunque al ser un rookie es obvio que tiene mucho margen de mejora, ahora mismo es bueno pero no tanto.
Pero lo peor es que aún no hemos llegado al problema más grave del ataque de Carolina, y ese no es otro que el chiste de línea ofensiva que tienen. Nunca es fácil reorganizar la línea ofensiva tras ver como se retiran tres de sus jugadores en una misma offseason, y es menos fácil aún si la retirada del left tackle es tan inesperada que pilla al equipo totalmente a contrapié. Pero es que resulta que Jordan Gross anunció su retirada el 25 de febrero, seis meses antes del inicio de la temporada, había tiempo más que suficiente para afrontar la temporada con garantías. Entonces, con tanto tiempo por delante, ¿qué hicieron los Panthers para recomponer la línea? Pues tal y como nadie esperaba, no hicieron prácticamente nada. Draftearon a Trai Turner, lo que ha demostrado ser una decisión bastante acertada, pero aquí se acaban los aciertos porque para el resto de línea se limitaron a hacer un apaño con los jugadores que ya estaban por ahí con lo que la línea ha acabado siendo construida a base de recortes. Y ha pasado lo que tenía que pasar, que la línea de ataque no funciona en absoluto. Especialmente doloroso es ver a Byron Bell como tackle izquierdo, un jugador que el año pasado ya demostró carencias brutales en la protección de pase (sino que le pregunten a Mario Williams) y que ha sido recompensado con la titularidad en la posición más importante de la línea ofensiva. Maravilloso. Pero es que es la línea entera la que falla, el juego de carrera es uno de los peores de toda la liga (aunque también es evidente que seriamente afectado por la acumulación de lesiones en el puesto de corredor) y Cam Newton se ve obligado a tirar de repertorio y de movilidad para no ser víctima de la constante presión a la que le someten las defensas rivales. Ningún ataque puede rendir en estas condiciones, pero es que cuando tratas así a una unidad tan importante como la línea ofensiva estos desastres no sólo pueden sino que suelen pasar. Por lo tanto, sintiéndolo mucho por los que sí valen (que tampoco son tantos), mientras la línea sea siendo una unidad tan mediocre el ataque podrá ser muy bueno, pero no tanto.
Aún así, tampoco podemos obviar que el ataque de los Panthers tampoco era una maravilla la temporada pasada, sino que lo que hacía que este equipo fuera especial era su defensa. Quizá la definición más adecuada para la defensa de los Panthers de 2013 es que fue una defensa decente pero mejorable contra el pase pero totalmente impenetrable en el juego de carrera. En cambio, este año la defensa se podría decir que sigue siendo más o menos igual de floja contra el pase, ayudada por dos safeties titulares recién fichados (Roman Harper y Thomas DeCoud) que no sólo no se enteran mucho en cobertura sino que fallan un cantidad de placajes desorbitada, pero que misteriosamente ha bajado su rendimiento contra la carrera de forma dramática. Tanto es así que, tras haber sido la segunda mejor defensa contra la carrera en 2013 (86,6 yardas encajadas por partido), ocupa ahora mismo el puesto #26 con una media de 137,6 yardas encajadas por partido. Más de 50 yardas terrestres más por partido. Una bestialidad, vamos. ¿Y cómo podemos explicar este bajón de rendimiento? La verdad es que es un poco complicado de entender, aquí no se ha cambiado parcialmente al personal como en el cuerpo de receptores o en la línea de ataque, aquí están los mismos que el año pasado así que el rendimiento sobre el papel debería ser el mismo. Bueno, prácticamente son los mismos porque hay que recordar que Greg Hardy aunque sigue en el equipo está suspendido debido a sus problemas legales, y quizá por ahí viene uno de los problemas de esa defensa este año.
Da la sensación de que la línea defensiva no sólo está echando de menos al propio Greg Hardy (59 placajes y 15 sacks se tienen que echar de menos por narices) sino que el resto de jugadores están también echando de menos la atención que Hardy generaba, básicamente porque ahora son ellos quienes reciben esta atención adicional. Algo que parece que afectó especialmente a Charles Johnson, el defensive end del lado opuesto, un jugador cuyo impacto debe ser crucial en esta defensa pero que acumuló la friolera de 3 placajes en sus 4 primeros partidos. Por suerte para Carolina, parece que Johnson ha tardado poco en aclimatarse a su nueva situación y parece haber revertido la tendencia con un sack en cada uno de sus tres últimos partidos. Con suerte el problema del inicio de temporada de Johnson dentro de poco quedará en anécdota, pero la defensa de los Panthers tiene cosas más graves de las que preocuparse.
Y es que la efectividad de un pass-rusher como Johnson poco tiene que ver con el inesperado desastre de este año en la defensa contra la carrera, sino que eso tiene que ser debido a problemas en la parte central de la defensa, o sea en el puesto de defensive tackle y en el puesto de middle linebacker. Y la verdad, aunque parezca mentira, quizá los haya. Empezamos por los puestos de defensive tackle, puestos que el año pasado fueron de vital importancia para entender el enorme rendimiento de la defensa de Carolina y que fueron ocupados por Star Lotulelei y por Kawann Short. O sea, dos rookies. O dicho de otra manera, dos jugadores que ahora mismo están en su segundo año en la liga. Mucha gente habla del segundo año de los quarterbacks como un año difícil en el que deben sobreponerse al lógico bajón de rendimiento propiciado por haber sido estudiados por los coordinadores defensivos rivales (contrariamente a lo que pasa en su año de rookie, donde su rendimiento puede ser una sorpresa), pero pocos se paran a pensar si esto también afecta a otras posiciones menos vistosas. Pues por supuesto que afecta, y más si se trata de jugadores clave a los que los entrenadores rivales les interesa conocer para poder luego ejecutar bien su gameplan. Como es el caso. Así pues, una vez todos los equipos tienen los partidos de toda una temporada entera en su videoteca, no deja de ser lógico que jugadores de segundo año como Lotulelei y Short estén teniendo un impacto mucho menor del que tuvieron el año pasado. Y a eso hay que añadir la ya mencionada atención extra que reciben debido a la ausencia de Hardy en el equipo. Casi nada. Así pues, si no quieren ver como ese excepcional año de rookie queda en un espejismo, tanto los jugadores como el coordinador defensivo Sean McDermott deberán ajustar las clavijas cuanto antes para reactivar ese eje central de la defensa tan importante para entender el éxito de los Panthers en 2013, trabajando especialmente con un Lotulelei que durante el año pasado fue capaz en muchos momentos de parar la carrera interior él solo pero que este año está pasando bastante desapercibido.
En los últimos 5 partidos los @Panthers han recibido 37-38-24-37-38 pts. En teoría su defensa era la fortaleza, Gregg Hardy será el factor?
— Joshúa Maya (@PlaysOfTheWeek) octubre 20, 2014
Pero si el tema de los defensive tackles puede llegar a ser preocupante, más preocupante parece el tema del inside linebacker. ¿Pero qué dice este tarado? ¿Cómo puede haber un problema en el middle linebacker si precisamente el jugador que ocupa esa posición es Luke Kuechly, actual mejor defensor de la NFL? Pues porque no es el mejor defensor de la NFL ni por asomo. No no, nada de sobrereacciones ni dramas, Luke Kuechly es un excelente linebacker pero, cómo ya habréis adivinado si habéis leído el artículo hasta aquí, efectivamente, quizá no sea tan bueno. Me explicaré. La gran característica de Kuechly es que es un jugador con una gran movilidad y muy buenos instintos, algo que le permite estar siempre cerca de la acción y, consecuentemente, le permite también realizar muchos placajes. ¿Le convierte eso en un buen linebacker? Algunos dirán que sí porque la misión principal de los defensas en la NFL es placar al portador del balón y Kuechly lo hace más que nadie (lleva ya más de 400 placajes totales en los dos años y medio escasos que hace que llegó a la liga) pero eso no siempre es cierto. De hecho, en muchas ocasiones Kuechly no es un placador puro ni alguien que para las jugadas sino que hace más el papel de limpiador (concepto también conocido como basurero o coche escoba, pero limpiador suena algo mejor). O dicho de otra manera, es el encargado de cerrar la jugada, ya sea acabando de tumbar al suelo a un jugador que viene trastavillado de un contacto anterior (placaje) o simplemente añadiéndose a una piña de jugadores que ya están intentado placar al portador del balón (placaje asistido). Porque esta es la otra, a veces también habría que ver cómo ciertos equipos atribuyen placajes asistidos a según quien por el simple hecho de que vayan sumando en la estadística. Pero eso es otro tema distinto. El tema aquí es que, a pesar de que sus ángulos no siempre son los óptimos (algo fácilmente comprobable en el último partido ante los Packers), esos instintos y capacidad de reacción hacen de Kuechly un buen defensor contra la carrera y un excepcional acumulador de placajes, pero precisamente esos pequeños fallos ocasionales hacen que su éxito no sólo dependa de su talento natural sino que también depende moderadamente del éxito que tengan los jugadores que le rodean en empezar a frenar al corredor antes de que él llegue.
Y este año, como no está siendo el caso, el impacto de Kuechly está siendo menor que el de otros años. No el rendimiento estadístico, que sigue estando por las nubes, sino el impacto real que tiene en el terreno de juego. O poniendo un ejemplo práctico, una carrera que el año pasado podía ser parada en la línea de scrimmage o tener una ganancia mínima este año puede que se vaya a las 4 o 5 yardas, simplemente porque la carrera llega más limpia al segundo nivel y Kuechly no es capaz de compensar con su talento la falta de ayuda de sus compañeros; a nivel de estadística ambas situaciones serían un placaje para Kuechly pero a nivel de impacto real el resultado es muy distinto. Y eso, que es lo que diferenciaría a un buen linebacker de una superestrella en la posición, es algo que los Panthers están echando mucho de menos de su jugador más famoso. Y tanto es el desencanto con Kuechly desde algunos sectores críticos que hay gente que empieza a pensar que Kuechly no sólo no es el mejor defensor de la liga sino que tampoco es el mejor linebacker de la liga e incluso que ni tan siquiera es el mejor linebacker de su equipo, y no podría decir que estoy en desacuerdo con eso. Porque justo a su lado tenemos a Thomas Davis, un jugador cuya historia de superación tras el calvario con las lesiones daría para otro artículo entero y que, sin tener el nombre que tiene su compañero de posición, está cuajando las mejores temporadas de su carrera cuando hace algunos años parecía que nunca iba a volver a pisar un terreno de juego. Ojo, que nada de todo lo dicho anteriormente quita que Kuechly sea un buen jugador. De hecho, además de jugar bien contra la carrera, esa movilidad comentada previamente le permite ser un factor interesante también en la cobertura de pase (aunque no lleva ninguna intercepción este año, ha conseguido 6 en su carrera), lo que le hace un linebacker ciertamente completo. Pero tener las dos caras de la moneda una al lado de la otra (el jugador famoso que suma esatdísticas y el jugador que no hace mucho ruido pero juega de maravilla) es ciertamente impactante. Y en parte gracias a esa comparación, a veces da la sensación de que Kuechly es más una estrella de fantasy que no una estrella sobre el campo, y eso no es exactamente lo que Carolina necesita ahora mismo.
There are more holes in Panthers defense than all of the cheesehead hats currently in Lambeau combined. — The Fake ESPN (@TheFakeESPN) octubre 19, 2014
En resumen, ya sea porque entre todos los idealizamos el año pasado o simplemente porque la calidad no está ahí, pero los Panthers de este año no son lo que pensábamos que iban a ser. Y por multitud de razones. Algunas puede que sean relativamente fáciles de arreglar, otras la verdad es que parece que llevarán un poco más de tiempo, el caso es que hay muchas unidades que no están al nivel en el que deberían estar. Pero si algo nos tiene que enseñar este caso es que llegar a tener éxito en la NFL es complicado pero mantenerse en ese estado es mucho más difícil. Los Panthers llegaron a ser un muy buen equipo el año pasado pero ha quedado demostrado que con eso no basta, que deben seguir trabajando para mantenerse como tal. Obviamente no van para nada tarde, la ineptitud del resto de equipos de la división hace que Carolina siga estando en cabeza, pero jugando al nivel que exhibieron ante los Packers (o ante Pittsburgh o Baltimore en partidos anteriores) este liderato no les durará mucho. Y la verdad es que sería un destino bastante triste porque sobre el papel deberían ser de largo el mejor equipo de la división. Y no sólo eso sino que, al menos en la parcela defensiva, tienen material de sobras para ser realmente buenos. Pero buenos de verdad, no de los que acaban decepcionando.