Estoy seguro de que todos vosotros conocéis a Mario. Sí, ese simpático fontanero de gorra roja y un mostacho que definiremos como peculiar que con los años se ha convertido en el personaje más famoso de la factoría Nintendo. Os suena, ¿verdad? Claro que sí. Y también estoy casi convencido de que la gran mayoría de los que leéis esto habéis jugado a alguno de sus juegos más clásicos como el Super Mario Land, el Super Mario Bros o el Super Mario World. Sí, hace ya algún añito de eso, pero aún así fijo que los que habéis jugado os acordáis perfectamente. Eran juegos divertidos, entretenidos y, para qué vamos a engañarnos, a poca pericia que se tuviera, también eran tirando a facilitos. Pero había algo que, en mis épocas de darle caña a esos juegos (o sea, cuando era más bien pequeño) a mí me costaba y que era común en todos ellos. Si os acordáis, los niveles de esos juegos de Mario iban con un tiempo límite para completarlos y, cuando ese límite se acercaba, se escuchaba un sonido muy característico y la música pasaba a ser más aguda y más rápida. Una chorrada para muchos quizá, pero el caso es que a mí ese sonidito y el cambio en la música me ponía de los nervios; sabía que tenía que hacerlo bien para terminar la pantalla con éxito y sabía que no tenía mucho tiempo para hacerlo así que la presión era enorme. Y efectivamente solía acabar cagándola, con Mario cayendo por un precipicio o empotrándose contra una planta que salía de una tubería.
En resumen, que cuando el tiempo aprieta y la presión es más que notoria siempre es complicado hacer las cosas bien y terminar de forma exitosa lo que uno ha empezado. Para conseguir ese objetivo, en mi opinión, hacen falta una de estas dos cosas: o bien hay que tener muy claro lo que se está haciendo gracias a la práctica y a la repetición, que es lo que me pasa a mí ahora cuando juego al Mario, o psicológicamente se mantiene la cabeza fría y se sigue jugando como si nada. Pues bien, a día de hoy parece que hay cierta persona en la ciudad de Nueva York que no está haciendo ni una cosa ni la otra, que más bien está sucumbiendo a la presión de los minutos finales y, por consiguiente, tomando decisiones tan horribles como incomprensibles. ¿Jugando al Mario? No, que va, más bien jugando en la NFL. ¿Y de quién se trata? Pues un tal Eli Manning, no sé si os suena, un jugador que con su maravillosa actuación en los últimos minutos ha logrado tirar por el retrete partidos que los Giants tenían totalmente ganados. Sí, partidos, en plural, porque aunque sólo llevamos dos partidos de temporada los Giants se las han arreglado para desperdiciar ventajas de 10 puntos en el último cuarto en los dos encuentros. Y de manera bastante lamentable, por cierto, como se puede ver a continuación.
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Partido contra Dallas
Lo que hizo Eli Manning contra Dallas es probablemente la peor gestión de tiempo que haya visto nunca en un campo de football. Lo digo en serio. Sólo se me ocurre uno peor, que fue cuando Flacco gastó todo el tiempo restante en intentar un pase y los Ravens se quedaron sin ni tan siquiera poder chutar el field goal, pero eso era al descanso y no a final de partido así que supongo que por importancia no puede ser más grave que lo de los Giants. El caso es que el bueno de Elisha, después de un drive muy bueno (todo hay que decirlo), se encontraba en primer down en la yarda 4 de los Cowboys, faltando menos de dos minutos (1:54 para ser más exactos), ganando de 3 y Dallas sólo tenía dos tiempos muertos. Complicado perder esto, ¿verdad? Pues a Eli Manning le sonó la musiquita en el cerebro, se puso nervioso y tiró de repertorio para lograr la hazaña. Atentos, que ahí va. Dos carreras que les acercan a la yarda 1 en primero y segundo down, con lo que Dallas gasta los dos tiempos muertos, y tenemos un tercer down a una yarda de la end zone y Dallas sin tiempos muertos. En este punto hay dos opciones válidas posibles, que por otra parte no dejan de ser las opciones de siempre: se puede correr o se puede pasar. Si se consigue el touchdown el partido está ganado en cualquiera de los dos casos, si no se consigue nos quedamos con el field goal y se obliga al otro equipo a anotar el touchdown para ganar. Pero la única condición que hay que cumplir sí o sí es que, en caso de fallar, el reloj siga corriendo y gastar esos 40 segundos de jugada. Si se corre no hay que salir del campo, si se pasa no hay que lanzar un incompleto.
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Sí, efectivamente, Eli Manning tiró un pase incompleto y el reloj se paró. Pero no un pase incompleto cualquiera, no, lanzó el balón a la grada a propósito porque no vió a nadie desmarcado y prefirió ahorrarse el sack. Si hubiera sido un incompleto por drop, por buena defensa o por fallito de precisión aún habría habido algo mínimo a lo que agarrarse, pero es que ni tan siquiera tuvo ningún tipo de intención de completarlo, fue pase incompleto simple y llanamente porque a él le apeteció que así fuera. Pedazo de crack, ¿a que sí? Total, que metieron el field goal pero los Cowboys tuvieron un minuto y medio para anotar el touchdown de la victoria, cosa que hicieron. ¿Y es eso todo? Podríamos pensar que sí, que esa jugada ya de por sí es bastante grave, pero obviamente que no es todo. Después del partido, el running back de los Giants Rashad Jennings dijo a la prensa que Manning le había dicho explícitamente en esas dos jugadas de carrera (en primero y segundo down) que no entrara a la end zone para así gastar más tiempo. Primero, esta decisión ya es bastante discutible de por sí porque ganar de 10 puntos faltando menos de dos minutos es preferible a ganar de 6 puntos faltando un minuto, que sería el caso ideal de sacrificar puntos para maximizar el gasto de reloj. Pero bueno, eso es cuestión de prioridades y es respetable pensar que Manning quisiera eso. Pero entonces, si lo que quiere es gastar el reloj y le da igual anotar, ¿para qué hay pase en tercer down y, sobre todo, por qué narices lo tira incompleto a propósito? Es que no tiene ningún tipo de sentido. No hay por donde cogerlo. Es totalmente ilógico e incomprensible. Definidlo como queráis pero es algo tan grave que directamente es una acción que un quarterback titular de la NFL pueda permitirse, más bien es una acción que, en caso de que el equipo tuviera un suplente decente, debería sentar a dicho quarterback en el banquillo. Suerte tiene de que eso en los Giants no sea así.
Partido contra Atlanta
Era complicado mantener el nivel mostrado en la semana anterior, y ciertamente lo de esta semana no fue para nada igual de grave, pero en este partido Manning también tuvo su dosis de brillante manejo del reloj. Con 20-17 ganando y 3:30 de tiempo restante, y en su afán de gastar todo el tiempo que no había gastado en la jornada anterior, los Giants hicieron un delay of game. Sí sí, habéis leído bien. Un delay of game. En casa. En el que probablemente era el down más importante del partido o, al menos, el que podía permitir cerrarlo. Pues nada, cinco yardas para atrás porque no estamos al caso. Así pues, de esta manera un tercer down manejable se convirtió en un tercer down poco manejable, no hubo oportunidad de alargar el drive y Atlanta recuperó el balón rápido. ¿No es maravilloso? Total, que como en el caso de Dallas, los Falcons anotaron el touchdown de la victoria sin demasiados problemas con algo más de un minuto en el marcador. Eh, y ganaron el partido poniéndose arriba de 4 puntos faltando ese tiempo, igual si Jennings hubiera anotado en Dallas y se hubieran puesto a 10 habrían ganado los Giants ese primer partido. No sé, digo yo. El caso es que en ese posible drive de la remontada (con 1:14 de tiempo restante) Manning también estuvo sublime, no a nivel de reloj porque no hubo oportunidad de verlo pero sí a nivel de rendimiento. Y es que en los momentos más calientes del partido, esos donde la musiquita va más rápido, Manning completó un total de cero pases (también es cierto que el receptor de turno podría haber hecho más en alguno de ellos) y se libró de un intentional grounding bastante claro porque el árbitro tuvo un concepto de «receptor que está en la zona» un tanto curioso y porque no consideró que fuera importante que el balón ni tan siquiera llegara a la línea de scrimmage. El caso es que, con intentional grounding o no, gracias a las habilidades del pequeño de los Manning los Giants perdieron también este partido. Y probablemente lo de este partido no sea tan grave, si fuera un partido aislado no pasaría prácticamente nada. Pero es que son dos remontadas increíbles propiciadas por los propios Giants de dos partidos posibles. Y eso sí que es preocupante.
https://www.youtube.com/watch?v=emrZiKkiAM8
De todas formas, no creo que sea totalmente justo culpar únicamente a Manning de estas dos derrotas. Y es que hay que contar también que todo este desastre de manejo del tiempo quizá habría quedado en anécdota si la defensa de los Giants hubiera hecho su trabajo, porque aunque Manning gestione el reloj todo lo mal que queramos si la defensa no encaja puntos el equipo rival es imposible que remonte. Así pues, hay que dar también gran parte del mérito de estas dos proezas a Steve Spagnuolo, que también notó que se acababa el tiempo y decidió que lo mejor era echar la defensa para atrás para facilitar el avance de los ataques rivales. La facilidad con la que avanza el ataque de Dallas en el último drive del primer partido es prácticamente insultante, pero es que los Giants querían que nadie les ganara la espalda así que hicieron bien. Lo suyo es que tampoco les dejes llegar a la end zone poquito a poco, pero supongo que no se puede pedir todo. Claro que luego contra los Falcons arriesgaron un poco más en esa defensa del drive final y permitieron que Julio Jones recibiera en largo ganando a su cornerback y sin ningún safety que ayudara, así que eso tampoco fue demasiado bueno. Igual, sencillamente, es que los Giants están destinados a ponerse nerviosos en los minutos finales y a desperdiciar todo lo que se han trabajado en el resto del partido. Y más si jugadores como Landon Collins van más perdidos que un pulpo en un garaje y se olvidan tocar a su receptor tirado en el suelo para que pueda seguir avanzando, que eso siempre ayuda.
Así pues, con todo esto que les ha pasado, ¿se les habrá vuelto en contra la chiripa azul a los Giants? No, mientras el binomio Coughlin-Eli esté al frente del equipo la chiripa azul es un concepto que siempre hay que tener muy presente. Pero esa suerte tan característica de los Giants sólo puede darse en acciones de juego, si ya de por sí el planteamiento es malo o simplemente uno gestiona esos minutos finales de partido de manera lamentable esa suerte inherente lo tiene muchísimo más complicado para resultar decisiva. Con lo cual, por favor, que alguien le baje el volumen a Eli Manning y al resto del equipo para que no escuchen esa hipotética musiquita horrible que avisa que el tiempo se está acabando, a ver si así nadie se pone nervioso y pueden cerrar el partido. O si no, para no llegar nunca a ese extremo, igual la mejor idea sería que los Giants intentaran pasarse la pantalla mucho antes de que el tiempo empiece a terminarse y la presión aceche. Eso ya lo tienen que ver ellos. Porque si a mí me pagaran una cantidad indecente de dinero para pasarme el castillo de Bowser, aunque sea por vergüenza torera, me preocuparía bastante de que la presión de la musiquita no me afectara y echara por los suelos todo el camino recorrido hasta ese punto.