Los americanos suelen utilizar la palabra «madness» con mucha frecuencia, en el momento que una temática es informativamente muy intensa le añaden el sustantivo «locura». Pasa con los martes de elecciones primarias en los estados y pasa en los días donde la afluencia de noticias deportivas relevantes crea una bola informativa de proporciones suprahumanas que, por ejemplo, hace que el 80% de los trending topics sean sobre una misma temática. Ayer fue un día de locura en «Yanquilandia» cuando se sucedieron dos noticias de forma consecutiva en pocos minutos, por eso la NFL mola hasta cuando no hay temporada regular: Tim Tebow, el venerado y mediático icono, era traspasado a los Jets, el equipo del circo mediático, y la NFL sacaba el martillo para aplastar con contundencia las prácticas ilegales del bounty system aplicadas en los Saints desde 2009 a 2001
Por experiencia como escritor me encuentro a diario con un 98% de críticas superficiales que leen los titulares que quieren y hacen análisis superficiales. Con la llegada de Tebow a los Jets lo fácil para mí es pensar, como aficionado Patriot y amplio detractor del circo de los Jets (como ya escribí) y Rex Ryan, que todo esto no es más que otra parafernalia de la franquicia de Nueva York que ya no tiene suficiente con haber convertido el vestuario en el plató del programa de Oprah. Pero como no soy así, voy más allá de sensacionalismos baratos, aunque evidentemente la bola mediática acabará ahogando de nuevo a este equipo ya que de entrada Mark Sanchez tiene ya la soga puesta en el cuello y a la mínimo….¡plom!, y me pregunto cuál es el sentido deportivo de que New York se haya traído a Tebow, con Sanchez renovado y Stanton como suplente.
Es posible que el ex Gator sea el elemento necesario de presión para que Sanchez trabaje mejor pero eso es jugar con fuego porque la prensa en Nueva York tiene mucho poder, hasta tal punto que cada fallo de Sanchez se va a mirar con lupa y la ‘Tebow Nation’ va a pedir cambios al primer fallo. Pero es interesante ver el funcionamiento del ataque de los Jets con el ex Trojan rindiendo bien ya que Tebow entraría en los paquetes de wild cat, algo que adora el nuevo coordinador ofensivo Tony Sparano y algo siempre han hecho los Jets de Ryan, antes más con Brad Smith; y no significa que todas las jugadas vayan a ser wild cat, pero jugar con esa versatilidad en ataque puede ayudar a resucitar la ofensiva neoyorquina. Por otro lado, Ryan tiene en mente resucitar el juego de carrera: sin Tomlinson y, de momento, con Greene y a la espera de algún running back del draft, apostaría por la transición de Tebow de quarterback a halfback, creo firmemente que es algo que está sobre la cabeza del head coach.
Unos minutos antes del culebrón Tebow, la NFL daba a conocer las suspensiones a los Saints y todo su entorno por el escándalo de las recompensas por actuación y lesión. Partiendo de la base que soy de la misma opinión que Axel Andrés, todo esto me parece una psicosis absurda, probablemente estos sistemas se han llevado a cabo toda la vida pero en los Saints han sido tontísimos hasta tal punto que la NFL les avisó que lo sabía y no lo pararon; y, probablemente, se ha deformado la historia hasta puntos mediáticamente incombustibles, que esto solo eran comentarios y apuestas entre jugadores y entrenadores. Que no se puede negar que es ilegal, así lo reflejan las reglas de la NFL, que no puedo negar que está mal pagar a alguien para que lesione a otro jugador, por mucho que ese pago sea una «medio broma» de vestuario. Pero las sanciones son desproporcionadas. Algo que se veía venir porque el señor Goodell ha demostrado ser un comisionado conservador, que adora el puño de hierro, que se mueve donde sopla el viento, que donde va Vicente va él, que si se le mete algo en la cabezota no lo suelta y lo ataca con campañas mediáticamente goebbelianas. Y en su cabezón se le ha metido la seguridad de los jugadores cargándose poco a poco el juego del football, pero esa es otra cuestión en la que ya ahondaré otro día.
Lo que sí podemos analizar es la naturaleza de las sanciones como elementos exteriores a los estadounidenses, unas multas que reflejan de lleno esa doble moralidad de los Estados Unidos, un país que puede estar muy preocupado por ataques terroristas cuando mueren miles de personas al año por obesidad. No lo es menos la NFL, una institución volcada con resolver los problemas de la seguridad de los jugadores sobre el campo, como demuestran la dureza de estas sanciones, pero no tanto por los efectos a largo plazo del dopaje habitual que practican sus jugadores o la blandeza en el tratamiento de los habituales problemas extra deportivos que tienen algunos atletas, o ¿acaso el comisionado sancionaría tanto tiempo a un jugador por ser detenido por llevar una pistola?.