¿Qué decís? ¿Que mañana empieza una nueva temporada de la NFL? Bah, no me lo creo, si hace sólo cuatro días que estábamos hablando del draft no puede ser que la temporada esté ya a la vuelta de la esquina. Ah, pues sí, ahora que lo miro en el calendario resulta que sí, que la mejor liga de fútbol americano vuelve a la competición tal que ya. Felicidades a todos, hemos logrado superar otra vez más la sequía que suponen algo más de 7 meses sin ver NFL, algo que se antojaba dificíl justo cuando terminó la Super Bowl pero que luego ha sido bastante más llevadero de lo que parecía. Y si ha sido menos malo de lo que pensábamos en un principio ha sido, en parte, por la infinidad de cosas a comentar que se han sucedido durante estos meses. Ya no hablo de cosas habituales como los fichajes de la agencia libre o el draft, sino de noticias, rumores, comidillas y otros sucesos que no sólo generan una gran variedad de opiniones sino que además provocan que todo el mundo quiera decir lo que piensa. Exactamente el tipo de material que suele quedar recogido en Rumor se escribe con hache, el artículo con el que probablemente es el nombre más lamentable de la historia pero que con los años ya se ha convertido en otro de los fijos de ‘La Carnicería’ para cada temporada. Sin más dilación, y esperando que sigáis por aquí a pesar de que el título no invite a la lectura del artículo, vamos a ver lo más destacado de esta offseason.
Jimmy Graham
Ya hace un tiempo de toda esta polémica pero ha sido de las que más comentarios ha generado durante todo el verano. No creo que haya nadie que no sepa de qué va el tema pero por si acaso lo cuento así muy por encima. Los Saints querían renovar a Jimmy Graham a largo plazo pero no llegaron a un acuerdo económico así que decidieron ponerle el franchise tag para retenerle de forma unilateral por un año cobrando una cantidad que está preestablecida en función de la posición. Problema. Los Saints le pusieron el franchise tag como tight end pero que Jimmy Graham quería que le pusieran el franchise tag como receptor. ¿Por qué? Pues por como casi todo en la vida, por la pasta: el tag como tight end supone algo más de 7 millones de dólares para el jugador mientras que el tag de receptor acarrea un sueldo de algo más de 12 millones de dólares. Los Saints no hicieron caso de su petición, algo lógico si tenemos en cuenta que eran más de 5 millones los que se ahorraban, con lo que Graham directamente fue a quejarse a la liga, con lo que la liga designó a un juez para que escuchara los argumentos de las dos partes y decidiera unilateralmente qué era Jimmy Graham y qué franchise tag debía recibir.
Relacionado: Gran offseason para los New Orleans Saints
Por una parte, los Saints expusieron argumentos de tipo técnico, como por ejemplo que siempre había sido un tight end en su depth chart, que se le usaba mayoritariamente como tight end en el campo o que sus rivales no le cubrían mayoritariamente con cornerbacks sino que lo hacían con safeties o linebackers; por el otro lado, Jimmy Graham debió exponer que cogía muchos pases y que le hacía ilusión cobrar más, porque sinceramente no se me ocurren otras razones de peso con las que justificar este cambio. Además, Graham fue tan soberanamente torpe que en su biografía de Twitter se definía a sí mismo como «New Orleans Saints Tight End #80» (de hecho sigue así, lo podéis comprobar si queréis), por si quedaba alguna duda de su posición allí estaba Graham para confirmar involuntariamente que lo del cambio a receptor en el fondo no se lo creía ni él. Y efectivamente el juez Stephen Burbank dictaminó que Graham era un tight end, algo totalmente lógico y natural teniendo en cuenta la situación. Porque esto no es sólo que fuera blanco y en botella, es que además la botella llevaba el dibujo de una vaca y además iba acompañada de unos sobrecitos de café para enriquecer la experiencia.

¿Pero qué pasó luego? Luego pasó que ya os podéis olvidar de todo lo que os he dicho hasta ahora, porque finalmente Graham y los Saints llegaron a un acuerdo para renovar su contrato. Al final las cifras exactas fueron 4 años y 40 millones de dólares, o sea un salario intermedio entre ambos tags y una duración moderadamente larga. Y la pregunta es: ¿qué coño hacen los Saints si ya lo tenían renovado por mucho menos dinero? Una de las razones sería la de atar a Graham para los próximos cuatro años (en vez de uno), pero esencialmente lo que hacen es tener a Graham contento. Pagarle ese dinero más no es sólo una transacción monetaria, que ya de por sí podría acontentar a Graham puesto que se convierte en el tight end mejor pagado de la liga, sino que es una manera de demostrarle que en el equipo se le valora mucho más que a un tight end tradicional. Porque aunque Graham no tuviera razón nadie quiere tener jugadores cabreados en su plantilla, especialmente si son una de sus estrellas. Y teniendo en cuenta que Graham había tenido que pasar por cosas tan comprometidas como ver a Sean Payton, su propio entrenador, testificar en su contra, los Saints debían moverse rápido antes de que el cabreo fuera a mayores. Y así lo hicieron.
Ah, una última cosa respecto a este tema. Todo esto que os he contado no sirve de una mierda. Si a los quarterbacks como Andy Dalton (o Joe Flacco, o Jay Cutler, o Alex Smith, o insertad vosotros mismos el nombre que queráis directamente) sus equipos les pagan una cantidad indecente de dinero para retenerlos simplemente por el miedo de que otro equipo se la pague y así quedarse sin quarterback, cómo no va a pasar con estos jugadores con los que sí se puede argumentar que merecen ese dinero. El buen jugador (tambén válido para el jugador importante) es quien tiene la sartén por el mango, y el equipo siempre tendrá que adaptarse a sus exigencias. Si llega un día en el que un buen tight end de este tipo no quiere renovar por el dinero que le ofrecen porque piensa que merece el triple, irá a la agencia libre y alguien se lo dará. Y eso sentará un precedente, y otros querrán cobrar lo mismo o más y el ciclo volverá a empezar pero con el sueldo medio un poco más arriba. Porque al final las cosas siempre acaban poniéndose en su sitio, y los buenos jugadores siempre acaban cobrando como los buenos jugadores que son.

Johnny Manziel
En serio que me da mucha pereza hablar de Manziel, así que no me voy a extender mucho, pero el resumen de este párrafo sería aproximadamente el siguiente: dejadle en paz de una puta vez. Que si Manziel se va de fiesta, que si Manziel o alguien que se le parece mucho enrolla billetes delante de un espejo, que si Manziel recibe denuncias inventadas de chicas que tienen pesadillas con su pene pequeño, que si Manziel hace peinetas a la banda rival, que si Manziel… ¡¡BASTA!! Joder, que estamos hablando de uno de los quarterbacks más destacados del pasado draft y si fuera por todo lo que leo no sabría ni con qué brazo lanza. Nadie se está preocupando de analizar si lo hace bien o lo hace mal, a la gente le tira más esta especie de circo rosa que se ha montado a su alrededor y eso es lo único que estamos leyendo. Nadie es capaz de pensar que por mucho que nos hayan dicho no deja de ser un rookie que además tiene que cambiar bastante su estilo de juego, nadie es capaz de ver el buen trabajo que están haciendo los Browns con él, obligándole a quedarse en el pocket en vez de salir corriendo a las primeras de cambio (59 intentos de pase contra 12 intentos de carrera en pretemporada), nadie es capaz de destacar que no ha lanzado ni una sola intercepción en toda la pretemporada, sólo se habla de cosas ajenas al football y que deberían importar muy poco o incluso menos.
Ah, pero como Hoyer le ha ganado la batalla por el puesto de quarterback Manziel ya ha fracasado porque no es el superjugador que nos vendieron. Y no sólo eso, sino que ha fracasado por culpa de su vida nocturna. Tócate las pelotas. A ver si va a ser que Hoyer empieza como titular porque el inicio de temporada de los Browns es muy exigente (en Pittsburgh, contra New Orleans y contra Baltimore), y lo que quieren en Cleveland es resguardar a Manziel de todas estas críticas feroces que muchos están esperando hacer a la mínima que falle un pase. No sé, es una idea. Ojo, y yo soy el primero que ni tan siquiera sé si Manziel va a triunfar o no en la NFL, talento tiene y de momento los Browns parece que le están llevando bien así que no tiene mala pinta, pero si por lo que sea al final no lo hace pensaré que ha sido porque no ha sabido adaptar su estilo de juego a la NFL o porque los Browns no han sabido jugar aprovechando al máximo sus habilidades, no por culpa de lo que pueda hacer en su vida personal. Y francamente, si todos empezáramos a ver a Manziel como un jugador de football y no como el personaje mediático que nos quieren vender, igual le veríamos con menos crispación y con más ganas de disfrutar de él.
Michael Sam
Hombre, otro de los temas estrella del verano. Por si vivís en una isla desierta con la única compañía de un balón o habéis sido congelados en una máquina hasta el año 3.000 como Fry de Futurama, el resumen de la situación es que Michael Sam fue el primer jugador abiertamente gay en ser elegido en el draft en toda la historia de la NFL. Eso desde luego ha supuesto un paso hacia adelante muy grande de la liga, puesto que acoger con total normalidad a un jugador que reconoce pertenecer a un colectivo bastante controvertido dentro de la sociedad (por decirlo de alguna manera) habla mucho y muy bien de la NFL. El problema es que eso de total normalidad ha sido imposible cumplirlo puesto que, aunque, en condiciones normales eso sería el fin de la noticia, ya hemos visto con Johnny Manziel que alrededor de la NFL existe un circo rosa al que le encanta hurgar en temas extradeportivos y hacer una montaña de cualquier cosa de la que vean que se puede sacar partido. Y las aventuras del primer gay en la NFL es algo que no podían dejar de contar. Así pues, hemos visto como se hablaba de lo adecuado que era que se besara con su novio justo al ser elegido por los Rams, nos han contado como presuntamente Sam no se duchaba con sus compañeros para no crear una situación violenta y hemos asistido a tertulias en las que personajes de la talla de Tony Dungy perdían los papeles diciendo que no cogería a Michael Sam por las distracciones que conlleva. Ojo, que yo hubo un momento que también llegué a pensar un poco como él, especialmente con todo el tema del reality show que parecía que se iba a montar con Oprah, pero qué cojones, luego uno se da cuenta de que esto de las distracciones es algo que si es verdad es gracias a medios como el que estaba entrevistando al propio Dungy. Medios que están constantemente tocando los huevos y la noticia donde no debería haberla, y no gracias a unos fans (y creo que puedo hablar en nombre de todos) a los que mayoritariamente se la sopla muchísimo si a Michael Sam le gustan los hombres, las mujeres, las piedras calcáreas, si le mola frotarse con ortigas o si le pone que le peguen en el huevo izquierdo con un chorizo de Cantimpalos mientras lee cómics de Mortadelo y Filemón. Su vida privada es privada y lo único que debería importarle a los aficionados de su equipo es como rinda el jugador en el campo.

Y la verdad es que en esa faceta Sam ha brillado mucho más de lo esperado. No porque no supiéramos que tenía talento, que uno no consigue el premio al mejor defensor de la SEC paseándose por el campo, sino porque no deja de ser un pick de séptima ronda (ya no voy a entrar si merecía o no caer tanto) que en muy poca acción consiguió 11 placajes y 3 sacks. Sí, contra los suplentes de los suplentes en muchas ocasiones, pero sólo ha habido 3 jugadores en toda la NFL que han hecho más sacks durante esta pretemporada, algo que creo que no está al alcance de cualquier séptima ronda. Obviamente, quien también ha jugado un papel interesante en este rendimiento son los St. Louis Rams, primero gracias a la figura de un Jeff Fisher que encauzó perfectamente a Sam y evitó esas famosas distracciones (como lo del show con Oprah) y después gracias a unos extraordinarios defensive ends como Robert Quinn y Chris Long de quien seguro que ha podido aprender muchísimo. Pero, irónicamente, lo que le ha ido bien durante el training camp puede que haya sido su perdición en estas fechas.
Hace pocos días supimos que Michael Sam era de los últimos jugadores cortados por los Rams al reducir su plantilla a los 53 jugadores reglamentarios, algo que a pesar de su buen rendimiento era perfectamente posible teniendo en cuenta su estatus de séptima ronda (y de hecho así lo argumentaron los propios Rams puesto que también cortaron a sus otros tres picks de esa ronda). Probablemente una de las cosas que más ha influido en ese corte es que, al tener tanta calidad en los puestos titulares, a los Rams no les es necesario tener un amplio abanico de alternativas en el puesto de defensive end, con lo cual han preferido quedarse con un jugador más versátil como Ethan Westbrooks que no con un defensive end puro como Sam. Ambos han rendido a un buen nivel, pero con Westbrooks podían cubrir varias bajas eventuales porque puede moverse por la línea mientras que con Michael Sam eso no era posible, y ciertamente la decisión tiene bastante lógica. Pero es que el tema no se acaba aquí, y es que teniendo en cuenta que la línea defensiva es quizá la unidad más potente del equipo, a St. Louis no le acaba de venir bien usar una plaza de practice squad con un defensive end, así que es posible que Sam ni tan siquiera acabe en el practice squad de los Rams. Y no, que nadie venga con soplapolleces de que le cortan por homofobia o similares porque va a ser que no. Es una chorrada tan grande como decir que los Saints han cortado a Champ Bailey por gerontofobia.
Michael Sam es un jugador de football que ha estado haciendo bien su trabajo desde hace meses y al que los Rams han tratado como un jugador de football, finalmente no ha podido superar el último corte y es una lástima, pero exactamente igual que es una lástima para todos los jugadores cortados en los últimos días que se han quedado a las puertas de formar parte del roster de un equipo NFL. Pero es que esto es la NFL, señores. Cada año los equipos tienen que tomar decisiones difíciles en base a los intereses del propio equipo y nunca nadie le ha prestado más importancia que la que tiene. Y este año ni ha sido distinto por parte de los equipos ni debe ser distinto por parte de los aficionados. Porque nadie que quiera ser mínimamente objetivo puede decir que la decisión no ha sido por motivos de football, otra cosa es que no quiera serlo sino que lo que interese es generar polémica por la cara. En fin, lo único que realmente nos queda de esto es que el jugador ha demostrado que talento tiene, quizá ahora no ha podido entrar en la plantilla de 53 jugadores de los Rams, pero si sigue trabajando así no tengo ninguna duda de que pronto encontrará un nuevo hogar en la NFL.
Ah, y una última cosa relacionada con este tema. Con esto espero no tener que hablar de Michael Sam por culpa de su sexualidad nunca más, porque si lo que se pretende es la normalidad ya es lo suficientemente triste tener que comentarlo como algo especial.
Pretemporada
Este tema me tiene harto y creo que es la última vez que intento convencer a los celacantos que siguen pensando que la pretemporada es una bacalá y que no sirve de nada, pero es que mi convencimiento personal me impide pasarlo por alto. Lo único que no importa en la pretemporada es el resultado. ¿Que hay gente a la que los partidos en los que el resultado no importa no les gusta? Pues me parece muy bien, pero que se encierren en su cuarto a olerse los pies y no den la lata constantemente intentando convencer al personal sobre lo aburrida y lo poco útil que es la pretemporada. Porque eso es una mentira como un templo. De hecho, si algo tiene la pretemporada es precisamente su enorme utilidad. Primero, es útil por la razón más obvia de todas, les sirve a los equipos para ver a sus jugadores en acción y así tener una herramienta más para decidir, entre otras cosas, qué jugadores deberían ser los titulares en las posiciones en las que hay más de una opción y cual tiene que ser la composición de su roster final. Y quizá, especialmente en el caso de las batallas posicionales, la herramienta más importante. Porque, extrapolándolo a un nivel muy bestia, esto es lo mismo que pasa con el proceso pre-draft. ¿Te puedes hacer una idea sobre cómo juega un jugador si miras la Combine? Pues probablemente sí, pero ver vídeos en los que el jugador está en una situación real de partido te da muchísima más información.
Pues lo de la pretemporada es un poco lo mismo. Obviamente que puedes hacerte una idea de si tal jugador lo está haciendo bien o mal en función de lo que dicen los periodistas y beat-writers que asisten a los entrenos de los equipos (que por cierto tienes que fiarte de ellos porque los entrenos no se pueden ver), pero si los ves jugar en los partidos de pretemporada tienes mucho más criterio para decidir si ese jugador es bueno o no. O poniendo un ejemplo, cuando dicen que un rookie lo está petando en el training camp, ¿cuántos de vosotros decís «sí, en el training camp, vale, pero ya veremos qué hace en los partidos»? Pues para eso sirve la pretemporada, para que el equipo (e indirectamente nosotros) vea como rinden estos jugadores en los partidos.
Relacionado: Diez consideraciones sobre la temporada 2014-15 NFL
Pero es que la utilidad de la pretemporada no termina ahí. No sé si os dísteis cuenta, supongo que sí, pero durante las dos primeras semanas de pretemporada, justo después de anotar un touchdown, los jugadores hacían una pequeña excursión hacia la yarda 15. ¿Es que estaban un pelín agarrotados por el óxido de tantos meses sin jugar y querían estirar las piernas? Quizá, pero esa no es la explicación principal. La explicación es que, para esas dos primeras semanas, los extra points se movieron a la yarda 15 como medida experimental. Nada definitivo, simplemente una prueba para ver si hay alguna manera de revitalizar esa jugada prácticamente intrascendente llamada extra point. Y la verdad es que, si lo que se pretendía era hacer que los extra points fueran más difíciles de conseguir, los resultados numéricos no fueron del todo malos, porque aunque el porcentaje de acierto no bajó de forma radical (99.6% en 2013, 94.3% en estas dos semanas de preseason) sí que hubo más fallos y la jugada no se convirtió en un punto que sumar automáticamente al equipo anotador. A ver, no nos engañemos, este extra point no deja de ser un field goal centrado de 33 yardas, y todos nos cagamos en el kicker de nuestro equipo cuando falla cualquier field goal de menos de 40 yardas, así que lo lógico es que se sigan metiendo. Así pues, en el sentido estrictamente estadístico, el experimento funcionó bastante bien, pero por otra parte con este experimento se plantea una disyuntiva bastante interesante: ¿queremos que la NFL evolucione hacia un deporte donde el kicker tenga más relevancia?
No no, en serio, ¿hay alguien que quiera que los field goals y extra points tengan más importancia de la que ya tienen? No creo que haya situaciones que den más rabia que un ataque currándose un drive de 15 jugadas en el que se han dejado el alma para anotar el touchdown y que te quedes sin más puntos puntos porque un pavo que parece salido de otro deporte y que aparece 5 veces por partido (y ni se despeina en ninguna de ellas) chuta el balón medio palmo a la derecha. ¿Queremos ver esto más veces? ¿Queremos incluso ver entrenadores rivales pidiendo un tiempo muerto antes de un extra point para poner nervioso al kicker? En mi opinión no, en absoluto, no quiero ver nada de esto. Es decir, puedo entenderlo y tolerarlo en los field goals normales, es cuarto down y tiene que haber alguna manera de acabar los drives alternativa al turnover on downs, pero en un extra point puedes hacer lo que quieras joder. Así a bote pronto puedes ponerlos en la yarda uno, en la dos, en la cinco, puntuarlos según distancia, o pensando más allá, como si quieres hacer un drill de RB contra LB para decidir el punto extra, es que me da igual. Pero por favor, no hace falta hacer del kicker uno de los protagonistas principales del partido.
Por suerte, esta no es una medida implementada de forma permanente sino que es una medida experimental que se ha probado durante un par de semanas y ya está. Menos mal, imaginad la que se podría montar entre los aficionados si fuera una medida unilateral aprobada en la reunión de propietarios y el resto a tragar. Pero es que esta es la manera de hacerlo, y en este caso hay que felicitar a la NFL por ello, simplemente hay que soltar el globo-sonda en partidos en los que el resultado no importe y luego recoger y analizar las reacciones del personal. Por lo tanto, otro aspecto en lo que la pretemporada resulta muy útil. Así pues, porque si hemos podido ver este experimento es gracias a que existe la pretemporada. Y los que rajan de estos partidos inútiles que van antes de la temporada regular igual deberían pensárselo dos veces antes de hacerlo porque sacar conclusiones positivas del alejamiento temporal del extra point y hablar mal de la pretemporada demuestra una incoherencia como una plaza de toros.
Pero es que la utilidad de la pretemporada tampoco termina ahí. Uno de los temas de los que más se ha hablado durante toda esta pretemporada es de lo que podríamos denominar como «el baile del pañuelo», porque sí, la situación está siendo tan lamentable que le voy a poner el mismo nombre que la mítica canción de Leonardo Dantés. La historia empieza cuando desde la NFL y desde el comité de árbitros se deja caer que este año los arbitrajes serán mucho más estrictos en lo que se refiere a holdings defensivos y contactos ilegales. O sea, que justo después de que el superataque de pase de Peyton Manning fuera aplastado por la defensa física de los Seahawks la liga hace hincapié en la señalización de un montón de faltas que penalizan a la defensa contra el pase, es por lo menos curioso. Pero no me quiero entretener aquí que este no es el tema. El verdadero tema aquí es que, gracias a este endurecimiento de las reglas, durante esta pretemporada se han pitado un total de 271 faltas entre contacto ilegal y holding defensivo. ¿Sabéis cuantas se pitaron en toda la temporada regular pasada? Pues 285. Solamente 14 más. En 17 jornadas (16 si nos ponemos puristas por la existencia del bye week). A mí es que no se me ocurren adjetivos para describir lo realmente lamentable que es esta situación. Ahora mismo es imposible defender un pase que vaya medianamente bien lanzado. Es más, con la tontería se ha creado una nueva manera de avanzar por el campo que consiste en mandar al receptor en profundo, tirarle un pase muy corto, que el receptor se frene y el cornerback le arrolle. First down. Eso si directamente los receptores no se tiran descaradamente encima del defensor a ver si cuela, que alguno lo intentará y vete a saber si consigue su objetivo.
De hecho, buscad esta jugada en terceros downs largos porque es probablemente la opción más factible de convertir y mantener el drive, da pena que sea así pero es que es lo que hay. Que por cierto, algún día tendríamos que hablar también de la conveniencia del primer down automático en estas penalizaciones, pero ya si eso otro día. El caso es que pese a todo este follón yo albergo una esperanza. ¿Sabéis cuando seguís una receta de cocina por primera vez y la tenéis que seguir al dedillo porque sino estáis convencidos de que la cosa saldrá mal? Ya sabéis, si pone dos cucharadas de aceite hay que verter el aceite en una cuchara y vigilar que esté realmente llena antes de echarla, si hay que medir 500 ml de agua se miden con matraz aforado si hace falta, si hay que dejar hirviendo 5 minutos te pones el cronómetro y la alarma para no pasarte ni un segundo, etc. Hasta cierto punto es normal pero sólo es justificable para la primera vez. Porque de hecho, cuando ya has hecho la receta varias veces, lo del aceite pasa a ser un chorrito, lo del agua son un par de vasos y el tiempo lo controlas a ojo, porque sabes que un poco más o un poco menos no afecta en absoluto al resultado final de la receta. Pues espero que esto sea lo mismo. A los árbitros se les ha insistido mucho en que es prioritario sancionar todo lo que vean y que en caso de duda, pañuelo. Y eso están haciendo. Igual dentro de unas jornadas, con el tiempo y con la experiencia de llevar varias semanas bajo ese criterio extremadamente quisquilloso, empiezan a dejar pasar un montón de tonterías que ahora mismo no pueden pasar por alto porque, en el fondo, ni son tan importantes ni afectan tanto al resultado final de la jugada. Porque, aunque para muchos sea una época del año inútil, los árbitros también necesitan un tiempo de pretemporada para quitarse el óxido de no pitar durante varios meses y para intentar hacer encajar toda la nueva reglamentación (o la insistencia en la aplicación estricta de algunas reglas concretas) dentro del juego de tal manera que el resultado, en este caso los partidos, no acaben siendo algo horriblemente lento y ridículo.
Y con esto ya lo dejo, que el artículo está hecho con la intención de que sea lo más entretenido posible pero más de 4.500 palabras más tarde soy consciente de que se hace un poco interminable. Exactamente como la offseason, que ha sido muy movidita y muy entrentenida pero a estas alturas lo que queremos todos ya es que se acabe de un puñetera vez. No sufráis, en tan sólo un día nuestros deseos se van a convertir en realidad. ¡¡Bienvenidos a la NFL!!