El concepto mentirita es uno de los más utilizados hoy en día en el mundo del deporte. Se define como mentirita a esos jugadores o equipos que aparentemente deberían ser buenos pero que en realidad son reguleros. O directamente malos. El problema con este concepto es que especialmente en fútbol se suele usar mucho a la ligera, resulta que si un equipo tiene un mal día ya es una mentirita, o incluso si alguien en un momento puntual hace una cagada de bulto, por muy bien que lo haya hecho hasta ese momento, también puede ser catalogado como tal. Sinceramente, no creo que las cosas funcionen así y, de hecho, no es extraño ver como el término mentirita usado precipitadamente puede volverte en plan boomerang y darte en toda la boca. Pero claro, una cosa es un partido concreto en el que las cosas no salgan bien y la otra es acumular un mes entero perdiendo absolutamente todo lo que se juega y enlazando rendimientos lamentables con actuaciones espantosas. Y este es exactamente el caso de los Atlanta Falcons. Y es precisamente por ese motivo que creo que ya vendría siendo hora de decir que este año los Atlanta Falcons han sido la mentirita de la NFL.
Y como podía ser de otra manera, teniendo en cuenta que el quarterback es el jugador más importante de un equipo de NFL a años luz del siguiente, una mentirita de equipo como los Falcons sólo podía empezar por una mentirita de quarterback como Matt Ryan. Matt Ryan es uno de esos quarterbacks que no sabemos muy bien por qué pero la gente los da por sentados: tienen más o menos buena pinta, ha habido un tiempecito que han rendido moderadamente bien y eso parece que es suficiente como para que les consideremos como buenos durante toda su carrera. Mentirita. Si nos fijamos en su rendimiento actual, encontraremos a un quarterback tirando a flojo que juega a un nivel muy por debajo del nombre que tiene. Ryan es un jugador que rara vez se sale de su primera lectura, que es incapaz de lanzar con precisión a las líneas de banda (hay que ver la de balones que se van fuera en rutas de tipo out o corner) y que, si no fuera porque Julio Jones es un auténtico animal, estaría bajo la lupa de todos los fans mucho más de lo que lo está en este momento. Y digo esto porque tras el pick six ridículo que lanzó contra los Colts el pasado domingo ya está empezando a levantar sospechas de que igual Ryan no es tan bueno como se piensa. Y como decía, menos mal que tiene a Julio como receptor primero, porque sinó estoy convencido de que su situación como quarterback titular estaría empezando a ser discutida. Y es que tener un objetivo de este calibre le está arreglando esta temporada a Ryan, primero porque sus estadísticas obviamente serían mucho más bajas, algo que sin duda influye en la manera como la gente le percibe como quarterback, y segundo porque sin esa válvula de escape que supone lanzarla por ahí y que Julio haga una maravilla de las suyas se notarían mucho más sus carencias. Que no digo que no tenga que hacerlo, por supuesto que cuando dispones de un receptor de este calibre tienes que darle todos los balones del mundo y más, pero eso no tiene absolutamente nada que ver con la calidad y el talento de quien los lanza. Y la calidad y talento de quien los lanza ahora mismo no es demasiado elevada.
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Pero para qué nos vamos a engañar, es que los objetivos a los que le tiene que lanzar los pases probablemente tampoco parece que tengan ni mucha callidad ni mucho talento. Obviando a Julio Jones, que está en otra dimensión a cualquier otro jugador de ese equipo, lo mejor que podemos decir del cuerpo de receptores de los Falcons es que Ryan está desarrollando una conexión bastante decente con Leonard Hankerson. Sí, estamos hablando del mismo Leonard Hankerson al que los Redskins no quisieron renovar porque, entre otras cosas, no cogía un pase ni a la de tres, pues ese Hankerson es la segunda arma más fiable en el juego aéreo de los Falcons ahora mismo. Sí, estoy imaginando como algunos de vosotros estáis mencionando el nombre de Roddy White leyendo estas líneas. No os engañéis, Roddy White es otra mentirita como la copa de un pino. No sé si porque el físico ya no está para muchos trotes (son 34 años ya) o porque directamente ya pasa del tema, pero a estas alturas la aportación de White a este equipo es más negativa que otra cosa. Cualquier pase que vaya en su dirección tiene que ir perfecto para que la jugada tenga rendimiento positivo, y ya sabemos que de pases perfectos Matt Ryan va a lanzar poquitos. Total, que el que fue el receptor de referencia de Atlanta durante muchos años lleva 68 yardas en los últimos tres partidos. En total eh, no de promedio. ¿Cómo lo véis? Muy bien para el nombre que tiene, ¿a que sí? Pues eso es lo que están obteniendo los Falcons del que a todas luces debería ser su receptor #2. Y eso por no hablar de la dejadez del equipo a la hora de cubrir el puesto de tight end, una posición que por las características del ataque y del estado actual de Matt Ryan les iría muy bien tener, pero que sin embargo durante los últimos años van parcheando como si fuera el último mono de la plantilla. Pues ellos se lo sabrán, si quieren que sus mentiritas ofensivas sigan siendo cada vez más evidentes, que así sea.
Y digo mentiritas ofensivas porque, aunque aún no están lo suficientemente consolidadas como para que yo me atreva a catalogarlas como tal de forma categórica, hay más temas que deberían empezar a preocupar a los Falcons. Y sí, están en el lado defensivo. Representa que con la llegada de Dan Quinn los problemas defensivos iban a desaparecer, que en nada y menos iba a construir una defensa al nivel de la que lideraba en los Seattle Seahawks como coordinador defensivo. Pues va a ser que ni por asomo. No hay duda de que los Falcons ahora mismo tienen una defensa bastante buena contra la carrera, una unidad fundamentada en jugadores muy sólidos en la línea defensiva que trabajan muy bien en las trincheras, pero cuando uno contrata al coordinador defensivo de los Seahawks espera algo mucho mejor que simplemente una buena defensa contra la carrera. Y esa defensa aún está por llegar. No me atrevo a catalogarla como mentirita porque creo que hay que darle tiempo porque hay cosillas que se parecen y que prometen muchísimo, como la extraordinaria temporada que sin hacer mucho ruido está haciendo Desmond Trufant en un papel relativamente parecido al de Richard Sherman, pero en esa defensa hay mucho trabajo por hacer. Y más que a nivel de entrenador, que no me atrevo a juzgarlo, creo que el problema es de talento. Aunque en ese tipo de defensa el esquema pueda ir por delante de los nombres en concreto, que eso siempre es discutible, la falta de calidad que hay en la columna central de esa defensa es muy alarmante.
«La realidad es que los Falcons son un equipo muy justito que tiene mucha suerte de tener el récord que tiene»
Es el primer año de Quinn como entrenador, es poco común que se pudieran obtener todas las piezas necesarias, así que con jugadores como un Worrilow que no llega a mucho ni contra la carrera ni en cobertura, y un Ricardo Allen que coge intercepciones simplemente porque pasa por allí pero aporta muy poquito más, es complicado que la defensa sea realmente buena desde ya. Pero claro, cuando el equipo usa su primera ronda en Vic Beasley y le da el uso que le está dando, pues uno no puede evitar pensar que igual en los Falcons no tienen muy claras sus prioridades a la hora de construir la defensa. Que los Falcons necesitaban mejorar su pass-rush era una evidencia y que Beasley era el mejor pass-rusher disponible también. ¿Qué está saliendo mal entonces? Pues lo que ha salido mal es que Beasley, según las opiniones de todo el mundo, era un pick fantástico para Atlanta puesto que iba a desempeñar el rol de Bruce Irvin dentro de la defensa de Quinn. No sé como eso puede ser algo positivo. Ni Beasley necesita ser un pass-rusher situacional que juegue aproximadamente la mitad de snaps de su equipo (33/64 contra los Colts) ni los Falcons deberían querer que su pass-rusher estrella y por el que han gastado una primera ronda esté entrando y saliendo del campo según convenga. Pero no, resulta que acertamos y Beasley se está convirtiendo en el Bruce Irvin de los Falcons. Pues perfecto. Porque igual que en los Seahawks se me ocurren 6-7 defensores más importantes que Irvin, si no se reconduce la situación en los Falcons probablemente también acabe habiendo mucha gente más importante que Beasley. Probablemente peores a nivel de talento, pero más importantes. Por lo tanto, ¿merece la pena gastar un pick #8 en alguien con tan poco impacto en el equipo? Pues para mí no. Otra cosa sería usarlo en otro rol, de forma más regular, como haciendo ver que tampoco es tan grave dejar a un defensor justito contra la carrera durante todos los downs (será que no ha habido pass-rushers así en los últimos años), pero mientras esté tan limitado como ahora Beasley no va a hacerlo muy bien. Y probablemente será injusto, pero se ganará la etiqueta de mentirita.
Por lo tanto, y resumiendo un poco, los Falcons ahora mismo tienen un ataque que es una mentirita prácticamente en su totalidad (incluso teniendo en cuenta una línea de ataque cuyo rendimiento se está desplomando a un ritmo vertiginoso) y una defensa a la que le queda un largo camino por recorrer y que tampoco podemos afirmar que esté dando todos los pasos en la dirección correcta precisamente. Las cosas no pintan nada bien. Y sí, soy perfectamente consciente de que me puedo tener que comer todo esto, y de hecho no sería extraño que eso pasara porque ya se conoce que los artículos de La Carnicería tienen efectos curativos (o que soy gafe, llamadlo como queráis), pero ahora mismo la realidad es que los Falcons son un equipo muy justito que tiene mucha suerte de tener el récord que tiene. O enfocado de otra manera, precisamente porque cuentan con 6 partidos ganados siendo un equipo mediocre en muchísimos momentos, se puede decir que Atlanta es la mayor mentirita de esta temporada en la NFL.