Se va acabando la temporada regular, La Carnicería no cerrará pero estamos en temporada alta, cuando el pasapurés está más afilado y quedan pocos equipos de la NFL que no hayan pasado por la brasa.
Este domingo, justo antes del comienzo de la jornada de NFL, me enteré de que mis vecinos tienen un buen marrón. Resulta que en el piso de abajo está cayendo agua de forma incontrolada, les han localizado una fuga de agua en su piso y, como la típica solución del cubo debajo de la gotera parece que no funciona, han tenido que hospedar un ejército de paletas y lampistas que les han abierto suelo y paredes de casi la totalidad de su vivienda. Indirectamente esto también ha supuesto un marrón para mí, que he estado enfermo estos días y durante todo el día no he hecho más que oir como mazos, martillos y taladros agredían mi sistema auditivo de forma reiterada. Pero no voy a haceros crónica de mis vivencias, porque ni yo soy Juan Cuesta ni a vosotros creo que os vaya a importar mucho. Simplemente decía esto porque esto de que te destruyan el piso como marrón no está mal, y esto me ha recordado que en la NFL también existen multitud de marrones enormes. Pero si bien la mayoría de estas cosas pueden calificarse también como simples problemas, hay un caso concreto en el que el término de marrón le viene que ni pintado. Obviamente, esa sería la situación que se vive en los Cleveland Browns.
Desconozco cual era su situación anterior, porque me pilla muy pequeño y siendo bastante poco aficionado a este deporte, pero desde su refundación en 1999 son un equipo que causan pseudosimpatía y, sobre todo, indiferencia. No conoceréis a muchos fans de los Browns (3 es el máximo), asímismo tampoco conoceréis mucha gente que odie a los Browns de forma explícita. Sus uniformes son probablemente los más feos de toda la competición y su casco no tiene logo, casco que por cierto es naranja pese a ser de los Cleveland Browns. Es un equipo que parece que simplemente está allí para cumplir el expediente, para que la AFC Norte tenga cuatro equipos como el resto de divisiones y poca cosa más. En resumen, los Browns son un equipo que no dice nada. Pero no porque pasen inadvertidos ante el espectador medio no significa que no la hayan cagado de vez en cuando. Es más, creo que precisamente por pasar inadvertidos nunca se ha valorado lo suficiente la cantidad de veces que la han cagado y la magnitud de dichas cagadas. Me estoy pareciendo demasiado a Rafa Méndez con la línea argumental que estoy siguiendo, así que vuelvo al football.
Hay que empezar reconociendo que los Browns nunca han tenido demasiada suerte con sus jugadores. Para empezar, el primer jugador drafteado de la franquícia fue Tim Couch, número 1 del draft de 1999, jugador que resumiendo muchísimo pasó de ser el quarterback franquícia del equipo a ser desplazado de su rol titular por Kelly Holcomb cinco años después. Pero es que después ese primer fracaso ninguno de los jugadores drafteados por Cleveland en los años siguientes logró ser una superestrella en ese equipo, y eso que eligieron jugadores que prometían muchísimo como Courtney Brown o Gerard Warren, o a jugadores que posteriormente han brillado más en otros equipos como Braylon Edwards o Kellen Winslow, estos dos quizá ayudados por quarterbacks más regulares que Derek Anderson o directamente más buenos que Brady Quinn, elegido precisamente también en primera ronda en el draft del 2007. Pero en la NFL ya sabemos que de suerte hay la justa, así que el staff también tiene que tener algo que ver en eso, ya no sólo hablando del desarrollo de estas estrellas que nunca llegaron a su supuesto potencial, sino que nunca supieron construir un equipo competente. Rara vez los Browns han hecho un fichaje de agencia libre de renombre, así a bote pronto sólo recuerdo las adquisiciones de Willie McGinest y de Jamal Lewis, ambos en el ocaso de sus carreras, el fiasco en mayúsculas del trade por Shaun Rogers y el fichaje de Jake Delhomme que aún no se sabe muy bien qué objetivo tenía. Como no podía ser de otra manera ninguno de ellos triunfó en el equipo. Joder, que hasta se dijo que LeBron James iba a fichar por los Browns para reflotarlos. Pero es que por otra parte nunca han tenido un entrenador realmente bueno, alguien que fuera capaz de construir un equipo sólido a partir de una plantilla con una calidad tirando a justita. A Butch Davis le faltaba experiencia en la NFL, a Romeo Crennel le faltaba alguien que le ayudara en la faceta ofensiva del equipo y a Eric Mangini le faltaba _____________, llenad vosotros mismos el espacio. Si almenos hubieran contratado un entrenador de renombre quizá su futuro habría cambiado, pero así son los Browns, siempre pensando en lo que podría llegar a ser y no en lo que es…
Podríamos pensar que los Browns han ido aprendiendo de todos estos errores y, después de más de 10 años, están empezando a construir un equipo decente. Nada más lejos de la realidad. Es más, no sólo no aprenden de los errores pasados sino que cometen de nuevos. Actualmente los Browns siguen siendo un equipo eminentemente perdedor, que a lo único que puede aspirar es a no quedar último de su división, algo que por cierto sólo han conseguido tres veces en los últimos 10 años, y lo peor es que no hay signos de mejoría por ningún lado. Porque ni la contratación de Mike Holmgren parece haber puesto a la franquícia en una buena línea a seguir. De hecho él es el principal culpable de que el tema del entrenador siga sin estar solucionado, primero teniendo la idea de bombero de mantener a Mangini en su primera temporada y luego contratando a Pat Shurmur como su sucesor. El primero porque fue una decisión únicamente tomada con el fin de usarlo como cabeza de turco, y eso no es trabajar para el equipo sino que es trabajar para ti mismo, y el segundo porque volvemos a lo que los Browns siempre han hecho: contratar por el potencial y no por el status actual de las personas. Porque si Holmgren hubiera visto que estaba contratando al coordinador de ataque de los St. Louis Rams probablemente se lo habría pensado dos veces, pero estas cosas parecen obviarse en esta franquícia. Y realmente el tiempo ha dado la razón a todos los que pensamos que el fichaje de Shurmur fue terrible, se ha mostrado como un entrenador sin criterio en el playcalling que no sabe aprovechar lo poco que tiene.
Pero como ya he comentado antes, los Browns no sólo se limitan a cometer los errores de siempre sino que esta temporada están innovando a la hora de cagarla.
Primero, porque tengo la sensación de que los Browns son el primer equipo en la historia de la NFL que trata a patadas a su mayor estrella, quizá porque por tradición no están acostumbrados a tener jugadores de este calibre. Peyton Hillis se erigió como uno de los mejores corredores de la liga en 2010, actuación que le valió incluso para ser portada del Madden’12, pero como parecía no estar de acuerdo con el precio de extensión de contrato que le ofrecía el club la cosa se complicó, hasta el punto de que el vestuario empezó a decir que era una distracción, los fans y prensa querían echarle a patadas del equipo, se dudó hasta de sus lesiones y algunas otras lindezas. ¿Pero cómo pueden ir con estos aires? Hillis se está jugando el físico y su carrera en cada jugada por este equipo, y además en este caso es literal debido a su estilo de juego, y lo primero que hace la gerencia cuando pide un poco más de dinero es mandarlo a la mierda y dudar de su profesionalidad. Algunos comportamientos de la gente con traje y corbata escapan a mi comprensión pero oye, que igual las franquícias ahora se construyen así, cuando alguien lo hace bien se le echa porque así ni se le tiene que pagar y encima se tiene una excusa para seguir siendo un mal equipo. O en otras palabras, que la estabilidad de un equipo con buenos jugadores debe de estar sobrevalorada…
Y segundo, y probablemente aún más importante, tienen el dudoso honor de ser el primer (y espero que el único) equipo en cagarla en un tema de conmociones desde que la liga se sensibilizó con todo esto. Como muchos sabréis, la semana pasada Colt McCoy recibió un placaje bastante guarro casco contra casco de James Harrison que le dejó medio atontado. Obviamente esto no es problema de los Browns porque contra Harrison estas cosas pueden pasar, el problema es que a los médicos del equipo que estaban en la banda ni se les ocurrió mirar si McCoy tenía una conmoción. ¿Y qué le miraron? ¿Si le faltaba algún dedo del pie? ¿Si tenía pelusilla dentro del ombligo? Fue un golpe casco contra casco, que por cierto fue el primero en la historia de la NFL en acarrear una sanción de un partido sin jugar (para que se vea lo flojito y suavecito que fue el golpe en cuestión), ¿y resulta que no le miraron si tenía una conmoción? O teniendo en cuenta estaban con opciones de ganar el partido, ¿quizá decidieron que era mucho más importante que el chaval volviera a salir al campo aunque estuviera mareado no fuera a ser que no se ganase y eso de la salud ya se lo mirarían luego? ¿O quizá fue, como ha dicho ahora Mike Holmgren en rueda de prensa, que fue un fallo de comunicación y que los médicos no sabían que había sido un golpe casco contra casco? Eso ni yo ni nadie de nosotros lo sabrá con certeza nunca, pero lo que sí sé es que los Browns igualmente acabaron perdiendo ese partido y que, por azares de la vida, Colt McCoy no jugó esta última semana porque aún tenía síntomas de una conmoción. Y ya está descartado para esta próxima exactamente por la misma razón. Los hechos son estos, ahora os toca a vosotros llegar a la conclusión que más os convenza…
En fin, que deportivamente los Browns tienen bastantes problemas, como la gran mayoría de los equipos. Pero extradeportivamente les puede caer el marrón más gordo que se recuerda en la NFL en los últimos tiempos. Siendo los Browns, como ironía no está mal.
El problema de ser de los Browns es que salen tipos como estos:
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