Decía Jack Nicholson en Ejecutivo Agresivo que hay dos tipos de gente cabreada: explosiva e implosiva. La explosiva es la gente que le chilla a la cajera del supermercado porque no le acepta los vales de descuento, y la implosiva es la cajera que después de aguantar millones de broncas callada se rebota y se carga a tiros a la tienda entera. Pues yo soy de los implosivos. Este fin de semana me fui de rebajas y entré en un probador que echaba la peste a sobaco más criminal que haya olido nunca; aguanté la respiración durante tres minutos, me probé mis pantalones y me fui sin decir nada. Me fui a comer a un restaurante y me sirvieron una paella pasada que no tenía ni sal; pagué religiosamente y me fui sin decir nada. Me senté en el autobús y al lado se me sentó un chico que escuchaba música dudosa a un volumen dudoso y sin auriculares; resistí los 20 minutos de trayecto y me bajé del autobús como si nada. Me puse a hacer unas cosas en el ordenador y de repente saltó el diferencial con lo que todo lo que había hecho se me fue al garete; pausadamente arreglé el problema y volví a empezar mi tarea. Y al final de todo, cuando el fin de semana ya agonizaba, me puse a ver el Packers-Giants. Y reventé. Reventé como Michael Douglas en Un Día De Furia. Y cayeron los insultos hasta al apuntador, las patadas en las puertas, me acordé del tío que me crucé en los probadores y a su madre le felicité el año nuevo, me acordé del dolor de cabeza que tenía y de que el tío del autobús nunca me va a pagar la aspirina que me tuve que tomar. Y obviamente me cagué en el 90% de jugadores de los Packers, porque tirar la temporada en un partido infecto después de la temporada regular del equipo no puedo más que tildarlo de irresponsable para arriba.
Porque no, los Giants no jugaron tan bien. En absoluto. Y esa corriente de opinión de que Eli Manning es de los mejores quarterbacks de la liga incluso por delante de su hermano sólo por ganar este partido es simplemente atroz, y por llamarlo de una manera suave. Porque ni Eli Manning ni los Giants ganaron este partido, simplemente se limitaron a cometer pocos errores (porque los hubo) y aprovechar bastante los regalos ajenos. Como un onside kick mandado sin ningún tipo de sentido. O fumbles completamente evitables por querer ganar medio palmo más. Estos dos ejemplos en el fondo no importan, porque los Giants no aprovecharon el primer regalo y el segundo se produjo cuando el partido estaba sentenciado. El problema es que hubo varias cagadas de bulto más que los Giants sí supieron aprovechar y que sellaron el destino de los Packers en el partido. Los Giants no ganaron el partido, el partido lo perdieron los Packers y a los hechos me remito:
Punto de inflexión número 1
3-3 en el marcador, posición de campo sin ningún tipo de peligro. Un pase completado para ganar el primer down se convierte en esto:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Af6HUceO42U[/youtube]
Sí, ha pasado lo que habéis visto, no es un efecto óptico ni nada de eso. Charlie Peprah hace un placaje que no es un placaje ni es nada y Hakeem Nicks sale rebotado en el único ángulo posible para que la jugada acabara en touchdown. Porque la moda ahora se ve que es intentar dar el golpe de tu vida, aunque el tío al que vas a placar sea más grande y más fuerte que tú. Un gran derroche de criterio que supone regalar 7 puntos a tu rival en el partido más importante de la temporada. Quizá es por eso que en condiciones normales es el safety suplente, y quizá es por cosas como esa que en Green Bay todo el mundo reza para que Nick Collins pueda volver la temporada que viene.
Punto de inflexión número 2
10-10 en el marcador, los Packers acaban de interceptar a Eli Manning y tienen la primera oportunidad para ponerse por delante. Pasa lo siguiente:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=UhM20U_MI4U[/youtube]
Aquí aparece uno de los elementos que convierten a los Giants en un equipo peligroso: la suerte. En un momento en el que los Packers tienen el momentum completamente a su favor y están en disposición de ponerse por delante en el partido, John Kuhn comete el primer fumble de su carrera al chocar con un línea de ataque propio. Nadie de los Giants tiene mérito en esta jugada, como mucho Antrel Rolle que pasa por ahí y coge el balón suelto, pero cuando más lo necesitaban apareció la potra más absoluta e irracional para volverles a meter en el partido de lleno. Porque si los Packers se llegan a poner por delante, el partido hubiera cambiado muchísimo.
Punto de inflexión número 3
13-10 en el marcador porque los Giants sólo sacaron un field goal del fumble anterior, faltando 6 segundos para terminar la primera parte y el balón es para Giants en la yarda 37 de Packers, sin tiempos muertos. Sucede lo siguiente:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=22nAdDz7_xU[/youtube]
Este es mucho más grave que cualquiera de los anteriores. Este es el momento en el que el partido queda decidido. Quedaban seis míseros segundos, ¿en qué estaba pensando Dom Capers? Hay que cubrir las bandas y la end zone, ¡¡pero sobre todo la end zone!! Pero lo que es peor, ¿en qué estaban pensando los jugadores? No parecían preparados para jugada, obviamente porque desde arriba tampoco lo estaban, pero ¿qué porquería de esfuerzo es ese? Jugar a menos del 100% en el partido más importante de la temporada es algo completamente inexcusable y, en algún que otro caso, debería ser motivo de despido inmediato. Y sí, en especial me estoy refiriendo a Jarrett Bush, que ya ha sido protagonista de muchas cagadas célebres de esta franquícia y que en esta jugada está emparejado con Nicks. Si se asigna cubrir a un tío al hombre, se le cubre o almenos se intenta hasta donde llegue la velocidad o el talento, lo que no puede ser que se vaya andando porque ya llegarán otros. Los jugadores tienen el sueldo que tienen para llegar ellos y no uno que pase por ahí. Porque si Jarrett Bush hubiera seguido a su hombre como debía igual habría llegado para molestar, o para forzar el incompleto con un golpe, pero gracias a su no esfuerzo a Nicks le dió tiempo a amortiguar el balón con el casco y luego cogerlo con el brazo. Con potra, sí, pero en este caso totalmente anecdótica.
Pero tan grave como esta última jugada es la anterior, en la que Ahmad Bradshaw se pega una carrera de 23 yardas en una situación en la que la amplia mayoría de equipos de la NFL se habrían arrodillado. Una carrera en la que se cruza todo el campo a lo ancho para poder salir por la banda, y lo peor es que la defensa le deja. Una carrera que también viene ayudada por un par de holdings que el árbitro no quiere pitar, aunque tampoco hay motivo de queja porque sirve como compensación del fumble de Greg Jennings que aún no se sabe porqué no fue fumble, y porque la permisividad defensiva no se justifica ni con eso. Y por cierto, mención especial otra vez para Jarrett Bush, que en un alarde de criterio excepcional decidió cerrarle el interior para que se fuera para un lado. En fin, una carrera que permite a los Giants tirar el Hail Mary, porque si Bradshaw no se sale por banda el Hail Mary nunca hubiera existido, y si se hubiera cerrado para que se saliera por el lado natural de la carrera el pase largo habría sido mucho más previsible.
Pero en el fondo no hay que sorprenderse, la defensa de los Packers lleva todo el año mostrándose así de mala, así de permisiva, así de pasiva, así de todo y todo negativo. Las estadísticas de la temporada regular son las que son: 35 puntos permitidos por partido (últimos en la NFL), más de 400 yardas encajadas por partido (últimos en la NFL), casi 300 yardas de pase encajadas por partido (últimos en la NFL, incluso por detrás de los Patriots) y 29 sacks (empatados en la posición 27 de la NFL con equipos con tan buen pass rush como Colts o Bills. Sólo como dato curioso, el año pasado los Packers consiguieron 47 sacks en temporada regular, segundos en la NFL. Eso sí, habrá quien me pueda contrarrestar el argumento diciendo que los Packers han sido líderes de la NFL en intercepciones, y además a mucha distancia del segundo. A mí este argumento no me demuestra mucho, lo máximo que me dice es que la de Green Bay no es una defensa que fuerce turnovers como unidad sino que son jugadores puntuales que hacen buenas jugadas en momentos puntuales. Si jugaran bien como norma general, quizá habrían conseguido menos turnovers pero los números defensivos no serían tan sumamente horribles, porque de hecho en muchos momentos de la temporada la intercepción parecía la única manera de parar un drive rival. Y como muestra el partido del domingo, en el que Eli Manning tenía todo el tiempo del mundo en el pocket para encontrar un receptor abierto y convertir terceros downs largos de forma constante. Pero sería muy injusto culpar sólo a los jugadores de este bajón de rendimiento tan brutal, probablemente habría que mirar más arriba para encontrar la explicación.
Podríamos decir que Dom Capers ha conseguido darle la vuelta como un calcetín a su unidad defensiva pero para mal, pero en realidad no ha dado la vuelta a nada, de hecho se ha limitado a hacer lo mismo que el año pasado pero con peores jugadores, y así a uno le acaban tomando la medida. En estrecha colaboración con Ted Thompson, general manager del equipo, se han cargado una unidad defensiva con un núcleo bastante joven que el año pasado prometía ser uno de los referentes de toda la liga. Pero ni al uno ni al otro les ha dado la gana de hacerla evolucionar. Por ejemplo, Clay Matthews ha sido neutralizado durante buena parte de la temporada, comiéndose bloqueos múltiples constantemente y teniendo que ver como los gameplans del equipo rival le cansaban a base de carreras por el lado contrario. Si Capers hubiera hecho algo al respecto, como por ejemplo mover a Matthews por el sistema defensivo haciéndole salir desde distintas posiciones, al menos al equipo rival no le habría sido tan fácil jugar contra él. O si Ted Thompson se hubiera encargado de solucionar vía draft o agencia libre la inexistencia de un pass-rusher mínimamente competente que se pueda situar al otro lado de Matthews, quizá éste no habría estado tan vigilado. O poniendo otro ejemplo está el caso de BJ Raji, que ha acabado la temporada muerto físicamente porque ha tenido que jugar la inmensa mayoría de los snaps y con un resto de línea que daba pena (Ryan Pickett ha estado muchas jornadas lesionado), porque ni Capers le ha sabido dosificar durante la temporada ni a Thompson se le ocurrió que tenía que reemplazar a Cullen Jenkins con alguien con un poco más de talento.
En fin, quizá sí que es verdad lo que dicen de que el ataque gana partidos pero la defensa gana campeonatos. Porque el primer día que Aaron Rodgers y compañía no estuvieron del todo finos, fuera por drops de los receptores, por falta de ritmo después de dos semanas sin jugar (el wildcard y la jornada 17, en la que Rodgers y algunos otros descansaron), por la falta absoluta de juego de carrera y muy en especial cuando es Ryan Grant quien lleva el balón, o incluso por el drama personal que está atravesando en estos momentos el coordinador ofensivo Joe Philbin; el día que el ataque aéreo no funcionó a la perfección todas las vergüenzas de los Packers quedaron al aire. Porque, por muy bueno que sea, lo que no se puede pretender es que Rodgers tape todas las deficiencias de este equipo, que son muchas, que gane la Superbowl y luego colgarse todos la medalla y lucir el anillo. Porque en este deporte las cosas no funcionan así, este es la máxima expresión de lo que es un deporte de equipo y si todos no trabajan con el mismo compromiso al final te acaban mojando la oreja.
Sobre el papel este debería haber sido un equipo que marcara una época, y sólo lo ha hecho parcialmente. De hecho sólo Rodgers está marcando una época. Esperemos que sea de los que se cabrea de forma explosiva y que le hagan caso en la bronca que ya debería haber echado a quien corresponda, porque si se cabrea de forma implosiva no le harán ni caso, los Packers seguirán perdiendo cuando más importe y acabará por largarse cuando se le hinchen los huevos. O perderá la pasión por el deporte, que sería mucho peor.