Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Casi sin darnos ni cuenta ya hemos llegado a la mitad de la temporada regular, un tiempo que muchos aprovechan para hacer valoraciones con algo de perspectiva y para hacer predicciones de lo que sucederá a final de año, qué equipos entrarán en Playoffs, quién jugará la Superbowl, quién tendrá el «privilegio» de tener el número uno del draft y, por último pero no por ello menos importante, qué jugadores van a ser condecorados con los diferentes premios individuales que se darán a final de temporada. Y ahí es precisamente donde suele haber más discrepancias. Por ejemplo, muchos daban por hecho que Robert Griffin III debía llevarse de calle el premio al Rookie Ofensivo del Año, pero tras las actuaciones de ayer de Andrew Luck y de Doug Martin la opinión de los fans está bastante más dividida. Algo parecido pasa con el Mejor Jugador Defensivo, JJ Watt está siendo el gran favorito durante toda la temporada pero a ver quién le explica a Charles Tillman que lo que está haciendo semana tras semana no le alcanzará para ganar el premio. Pero sin duda, el premio que se lleva la palma de la controversia es el de MVP. Muchos son los candidatos para llevárselo este año: algunos lo son porque realmente lo merecen (son jugadores importantes en sus equipos y están rindiendo mejor que nunca), otros lo son porque forman parte de los equipos mejor clasificados y parece obligado ponerles como representación de dichos equipos y luego hay otros que simplemente están por inercia, que están ahí por el simple hecho de ser leyendas que siguen en activo con lo que parece de mala educación no considerarlos para el premio. Miembros de este último grupo no hay muchos, de hecho creo que sólo hay uno, pero la corriente de opinión de que este jugador debería ser nombrado como el mejor jugador de la temporada está siendo tan alarmante como creciente. Y hay que decir basta. Señores, Peyton Manning no merece el MVP.
No cabe duda de que Peyton Manning he vuelto a los terrenos de juego de una forma extraordinaria teniendo en cuenta la grave lesión de cuello que le hizo perderse la totalidad de la temporada pasada, sorprendiendo a un montón de gente en el proceso (gente entre la cual me incluyo). Incluso es lícito pensar que, en base a ciertas categorías estadísticas, el rendimiento de Manning esta temporada está entre los mejores de toda la NFL, y es que es bien cierto que las estadísticas no entienden de colores ni opiniones y según ellas Peyton Manning es, entre muchas otras cosas, el tercer quarterback con más yardas de pase y el segundo en touchdowns de pase. Pero es que, como en muchas otras ocasiones, las estadísticas son totalmente engañosas. Para poner un ejemplo, vamos a analizar el pasado partido contra los Bengals de este pasado domingo. Los más ventajistas dirán que es un partido en el que Peyton Manning remonta un marcador adverso y termina en casi 300 yardas de pase y 3 touchdowns, con un porcentaje de pases ocmpletados elevadísimo y con un rating por encima de 100. Sí, todo esto es totalmente cierto, pero también es igual de cierto que Manning jugó una segunda parte nefasta en la que los Broncos acabaron ganando pese a su mala actuación.
¿El primer drive? Trindon Holliday retorna el kickoff para touchdown y Manning no entra ni al campo. La única manera de darle mérito de eso es pensar que la cobertura de kickoff dejó pasar al retornador para no tener que enfrentarse con Manning, pero quizá parece un tanto rocambolesco. ¿Y el siguiente drive qué tal? Pues en el siguiente drive avanzó una buena porción de campo hasta que al llegar a la red zone lanzó una intercepción, no quiero ni pensar lo que se hubiera dicho de Romo o Rivers si hubieran sido ellos los protagonsitas de la acción. Bueno, pues nada, otra vez será que hasta el mejor escribano hace un borrón, vamos al siguiente drive a ver qué tal. Aquí superó su anterior registro, en su primer lanzamiento consiguió conectar con Terence Newman para su segunda intercepción del día, intercepción que por cierto luego propiciaría que los Bengals se pusieran por delante en un partido que los Broncos fueron ganando de dos anotaciones. Pero entonces Manning se puso el equipo a las espaldas y le condujo a la victoria. En un primer drive magistral, lanzó un pase espectacular de 5 yardas que Decker convirtió en una ganancia de 30 después de romper varios placajes, luego lanzó largo al receptor cubierto al hombre por Pacman Jones porque sabía que le iba a sacar el pass interference y acabó culminando el drive lanzando un muy meritorio pase de 1 yarda a Joel Dreessen. Pero no contento con eso, Manning hizo aún más magia y creó de la nada el drive que acabó en el touchdown que consolidó la ventaja para Denver. Se encontró con el balón en campo de los Bengals gracias a una intercepción de Champ Bailey (aunque parte del mérito es de Manning, hizo creer a los Bengals que podía ser que lanzara otra intercepción y provocó que Cincinnati buscara el touchdown defensivo) y consiguió que el ataque recorriera esas 46 yardas que faltaban hasta la end zone; concretamente de esas 46 yardas Willis McGahee sumó 32, Brandon Stokley sumó 14 y Peyton Manning sumó 5 (hubo 5 de penalización por false start), cinco yardas que se desglosan en un pase a Stokley cortísimo que luego el mismo Stokley convierte en primer down y en un touchdown de 4 yardas que en el fondo no es más que un pase al bulto que Decker baja del cielo. Podéis juzgar vosotros mismos pero la sensación es que, pese a las estadísticas, Manning tuvo muy poco que ver en la victoria de los Broncos sobre los Bengals.
Y lo peor de todo es que lo de este partido no es un hecho aislado, de hecho Peyton Manning lleva toda la temporada llevándose más mérito del que realmente tiene simplemente por llamarse Peyton Manning. Cuando los Broncos lo hacen bien se ve que es Peyton Manning quien les guía hacia la victoria, como en el partido contra San Diego (obviando el hecho de que los Chargers tiraron el partido en una segunda mitad horrorosa), mientras que cuando Manning lo hace mal resulta que son los Broncos los que no han podido con su rival, como en el partido contra los Falcons (pasando por alto el hecho de que Manning tuvo el que estadísticamente es el peor cuarto de un quarterback en esta temporada en la NFL al lanzar tres intercepciones). Pero es que no es solo un tema de sensaciones ni de pensar que Manning tiene más o menos culpa en el éxito o fracaso de su equipo, en el fondo si hurgamos un poco en las estadísticas también nos topamos con la cruda realidad: Peyton Manning no lo está haciendo tan bien como se podría pensar a simple vista. Sí, es cierto que sus 2.404 yardas de pase le colocan como tercero en la NFL, pero también es cierto que 1.008 de esas yardas son después de que el receptor coja el balón. O dicho de otra manera, que el receptor corriendo con el balón es responsable del 41.9% de las yardas de pase de Manning. Especialmente revelador es el caso de Demaryius Thomas, un jugador que no tiene para nada las características físicas de un receptor de slot pero que en cambio es el cuarto jugador en la NFL en yardas después de la recepción (314 yardas, un 41.5% de sus yardas de recepción); el siguiente receptor abierto, Larry Fitzgerald, lleva 125 yardas menos que él en ese apartado estadístico. Pero es que ahondando un poco más en el tema, si dividimos las yardas netas de pase de Peyton Manning por el número de pases completados vemos que los pases de Peyton Manning esta temporada están en el aire una pírrica media de 6.9 yardas. Todos estos datos sólo hacen que confirmar que, o bien el gameplan de los Broncos está basado en el pase corto, o que Manning no tiene la misma fuerza de brazo que antaño y ha dejado de tener la capacidad de lanzar profundo con una cierta frecuencia. O quizá la primera sea consecuencia directa de la segunda. Pero aquí no se acaban las ayudas a Manning, y es que al bueno de Peyton no sólo le echan una mano sus receptores y su playcalling, tiene más aliados a los que nadie le está prestando atención. Se trata de los cinco hombres que conforman la línea de ataque, una línea que está haciendo un esfuerzo titánico para proteger a su quarterback y que, hasta la fecha sólo ha permitido 10 sacks (segunda mejor marca de la NFL).
Y aun así, pese a toda esta ayuda que recibe desde su propio equipo, ni Manning está brillando lo suficiente ni los Broncos están siendo tan superiores al resto como para considerar al quarterback como un posible MVP. Por parte de Manning, sus 6 intercepciones, pese a colocarle entre los quarterbacks menos interceptados en la liga (aunque por detrás de otros quarterbacks como Blaine Gabbert), son exclusivamente culpa suya. No hay ninguna que venga de un rebote, de una deflección o de una acción patosa del receptor, todas provienen de imprecisiones de Manning. Y por parte de los Broncos, están liderando su división con un balance correcto pero nada espectacular: 5 victorias y 3 derrotas. A poco que los Chargers hubieran hecho las cosas bien y no se hubieran dejado tres partidos que deberían haber ganado con los ojos cerrados por el camino (incluído el partido contra los propios Broncos) sería San Diego quien lideraría la división con una cierta comodidad. Y como curiosidad, en sus primeras 8 jornadas como titular ya hemos visto que el récord de Peyton Manning es de 5-3; con un resto de plantilla que ha cambiado poco o nada, el récord de Tim Tebow en 2011 durante sus 8 primeras jornadas como titular fue de 7-1. O lo que es lo mismo, en condiciones muy similares el equipo comandado por un posible candidato a MVP ha cosechado dos derrotas más que el equipo liderado por uno de los quarterbacks más criticados de los últimos tiempos. O el criterio para dar el MVP ha cambiado de la noche a la mañana y yo no me he enterado o hay algo en esa frase que chirría notablemente.
Ojo, nada de esto quiere quitarle un ápice de mérito a la recuperación casi milagrosa de Peyton Manning, es simplemente un llamamiento a la objetividad. No porque Manning haya sido durante toda su carrera uno de los mejores quarterbacks de la liga y un candidato perenne a mejor jugador tiene que seguir siendo ambas cosas por el mero hecho de seguir compitiendo. Porque pese a que se le ve como antes, realmente no está como antes. Sus constantes pases cortos y su poca actividad pre-snap así lo indican, y especialmente esto último es lo que le diferenciaba del resto cuando estaba en los Colts, es lo que le hacía ser irremplazable en su equipo. Y es precisamente esta razón la que hace que, en estos Broncos, Peyton Manning no tenga más mérito del que tienen otros jugadores como Demaryius Thomas, Von Miller o incluso que el que tiene su entrenador John Fox. Y por lo tanto darle el MVP sería una decisión horrible que ya no sólo sería injusta con otros jugadores de la NFL que lo puedan merecer más, sino que también sería injusta con varios de sus compañeros de equipo.
Pero pese a todo quiero hacer un llamamiento. Démosle el MVP a Peyton Manning. Pero no el de Most Valuable Player sino un trofeo de nueva creación llamado Most Valuable Peyton, así ambas partes salen ganando. Por un lado, Manning tendrá un premio que realmente merece (porque su recuperación bien merece un premio y porque mejor que Peyton Hillis sí está jugando) y la NFL le podrá dar el MVP a alguien que realmente esté haciendo méritos para ganarlo.