Llegan los Playoffs, llegan los partidos más complicados de la temporada en los que absolutamente todo cuenta. Y precisamente porque absolutamente todo cuenta, es complicado no echar nada de menos. Lesiones, cansancio, bajones de rendimiento, oportunidades falladas, cualquier pequeño detalle puede ser susceptible de ser recordado durante toda la offseason. Pero es que lo de este fin de semana de Wild Card ha sido totalmente desproporcionado, hasta el punto que este aparentemente ñoño «me faltas tú» del título podría ser el resumen de esta jornada. Y para confirmar este extremo no hace falta buscar más allá de los equipos que perdieron en este fin de semana.
A los Cardinals les faltó un quarterback. No una superestrella que pudiera lanzar para 400 yardas y 5 touchdowns, probablemente habría sido suficiente con un quarterback a secas, con un jugador capaz de dirigir un balón del punto A (mano del propio quarterback) al punto B (manos del receptor) con un mínimo de calidad. Ryan Lindley no consiguió hacer eso en casi ningún momento, Logan Thomas al parecer estaba demasiado verde como para intentarlo hacer (aunque aún no entiendo qué cojones perdían los Cardinals poniéndole) y bastante hicieron Arizona en general, la alineación de los astros y los propios Panthers para que hubiera partido durante tanto tiempo. A los Steelers les faltó Le’Veon Bell. Y es que aunque de vez en cuando Ben Roethlisberger se saque de la chistera partidos de 6 touchdowns, todos sabemos que el juego de los Steelers debe pasar por asentar el juego de carrera. No es que tuvieran muchas opciones realmente, con el desplante y posterior despido de Blount y la lesión de Bell Pittsburgh fichó corriendo a Ben Tate, que a su vez hizo un fumble en su segunda jugada del partido. Aunque en el papel lo pusiera muy claro, a la práctica era muy complicado tener un juego de carrera decente (y más contra el front seven de los Ravens) con lo que el equipo optó por la vía fácil y se echó claramente hacia el pase. Pittsburgh estuvo prácticamente obligado a romper con su tradición de juego terrestre, y si a eso le sumamos que los Ravens estaban en tal estado de gracia que hasta hacían intercepciones con la entrepierna, la montaña para los Steelers se convirtió en imposible de escalar.
A los Bengals les faltó chispa. No, lo realmente determinante no fue que les faltara AJ Green (de hecho es curioso ver a los que criticaron siempre a AJ Green por sus partidos mediocres en Playoffs lamentarse de que el domingo no estuviera disponible), lo realmente decisivo para Cincinnati fue la ineptitud general del equipo, del ataque en particular y de Andy Dalton mucho más en particular. Otra vez. Y en el fondo no debería de extrañarnos, el ataque plano y predecible es una de las señas de identidad del equipo en los últimos años, característica que especialmente suele salir a relucir en los partidos de Playoffs. Mientras Andy Dalton siga a los mandos de este equipo será muy complicado que los Bengals aspiren a hacer algo grande y, si me apuráis, mientras Marvin Lewis siga al frente del equipo probablemente lo mismo. Eh, pero que si la comida china cuesta eso, hay que pagarla no sea caso que la falta de opciones nos deje con hambre. Y por último, a los Lions les faltó valentía. En primer lugar suya, porque en vez de ir a por el partido esperaron que el tiempo se lo acabara dando con un playcall altamente conservador, tiempo que finalmente fue aprovechado por los Cowboys para poner sus cojones encima de la mesa y quitarles el encuentro. Pero también echaron de menos valentía en el equipo arbitral. Ojo, no quiero aquí empezar una polémica de si tal falta era o no era (entre otras cosas porque sigo pensando que el famoso pass interference a Pettigrew es por lo menos discutible), estoy hablando de ser valientes. Si pitas una falta, la pitas y punto. Ahora bien, es totalmente inadmisible que Dez Bryant entre al campo pegando voces, encarándose con el árbitro, que se mee para marcar territorio y que, en vez de mantener la sanción inicial y además castigar la protesta como se merece, el árbitro baje la cabeza, diga «sí, bwana» y recoja el pañuelo. Eso, por mucho que nos lo quieran maquillar con que el equipo arbitrales se mezclan para los Playoffs y excusas del estilo, sólo se puede definir con una palabra: caquita. Caquita de hacer enfadar a Jerry Jones, a los aficionados presentes en el estadio, a millones de fans del «equipo de América» o a un colega que le había dicho que tenía a Dallas en el Playoff Challenge. Quién sabe. Y no sólo eso, de hecho esta es exactamente la misma caquita que luego explica porqué hubo varias faltas de tipo «defensa de pase» señaladas a favor de los Cowboys, pero faltas similares hechas por la defensa de Dallas fueron obviadas. Increíble. Eh, y no es que los Lions puedan quejarse mucho tampoco, no hace tanto que Ndamukong Suh recibió una sanción de un partido pero luego se la quitaron por razones que tampoco han quedado demasiado bien explicadas, pero lo que se vió en el último cuarto en Arlington fue un espectáculo arbitral bochornoso. Y Detroit hubiera agradecido bastante que no fuera así.
Así pues, está claro que los cuatro equipos derrotados les faltó algo decisivo que les privó de la victoria en esta ronda de Wild Card, pero ¿y al resto? ¿Hubo algo que privara a los aficionados de disfrutar como enanos durante esta jornada? Pues sí. No sé vosotros pero yo, viendo el nivel general de la ronda de Wild Card, he echado de menos el talento, el buen juego y el espectáculo puramente deportivo, porque aunque a nivel de emoción ha habido partidos realmente buenos, a nivel de calidad la jornada entera ha dejado bastante que desear. Por lo tanto, teniendo en cuenta esta gran carencia, a la pregunta de qué he echado de menos en esta ronda de Wild Card mi respuesta sería que a mí me han faltado los Eagles. Y es que en una ronda de Wild Card con partidos tan densos y con ataques tan fallones, creo que hablo por mucha gente si digo que me habría encantado ver un ataque más dinámico, divertido y espectacular, porque uno puede tolerar masticar arena durante un rato pero si eso se alarga a prácticamente todo el tiempo la cosa se hace un pelín insoportable. Y, hubieran ganado o perdido, los Eagles habrían aportado ese soplo de aire fresco, ese toque distinto que se ha echado de menos. Con esto no quiero llevarme las manos a la cabeza y decir que es una injusticia que los Eagles se hayan quedado fuera de Playoffs con tanto petardo clasificado. Ni de lejos. Los Eagles están eliminados y lo están justamente porque el sistema es muy claro en este sentido: si se clasifican los campeones de cada división y los dos siguientes equipos con mejor récord de cada conferencia los Eagles tienen que estar fuera. Y el hecho de que Carolina fuera el menos malo en la NFC Sur y que Arizona haya bajado enormemente su nivel por la ya comentada ausencia de quarterback, aunque se combinaran para ofrecernos un partido como para echarse a llorar, no implica que otros debían haberse clasificado en su lugar. Pero sí que da que pensar. Primero, prácticamente obliga a la NFL a replantearse el formato actual de Playoffs en el que un campeón de división con un récord bastante malo juega en casa la ronda de Wild Card, un premio demasiado grande para unos Panthers cuyo único mérito ha sido que sus rivales divisionales lo han hecho incluso peor que ellos. Pero también da que pensar a la hora de calibrar una posible expansión de los Playoffs.
Mucha gente ve el partido desastroso del sábado entre Cardinals y Panthers como una evidencia de que el nivel de Playoffs es muy bajo, que es muy barato entrar en ellos y que, por lo tanto, ampliar los equipos que entran en él sería una idea espantosa. En mi opinión, no sólo es ventajista aprovecharse de la mala suerte de los Cardinals con las lesiones para defender esta idea sino que directamente están entendiendo toda esta situación completamente al revés. Y sólo hay que dibujar el panorama para darse cuenta de ello. Pongamos por caso que se clasifican más equipos para Playoffs, pero ya no aumentando sólo una plaza de Wild Card como se viene rumoreando sino dos, formando un cuadro con ocho equipos por conferencia y un formato de cruces similar al que existe tanto en la NBA como en la NHL. En la NFC los equipos adicionales serían Philadelphia y San Francisco, dando lugar a posibles visitas de los Eagles a los Cowboys y de los Niners a Green Bay o a Seattle (todo en función de cómo queramos asignar los seeds a los campeones de división con récord mediocre). Entonces decidme, ¿estos hipotéticos encuentros serían bazofias que harían bajar la calidad de los Playoffs? Ni de chiste, cualquiera que diga que sí realmente no se lo está creyendo ni él. La cosa sí que pinta un poco peor si trasladamos la misma ecuación a la AFC, siendo Kansas City y Houston los equipos agraciados por este formato más amplio. Pero aún así tendríamos la oportunidad de ver a J.J. Watt en Playoffs y el cuadro nos dejaría un bonito Broncos-Chiefs, que tampoco está nada mal. Además, quien sabe qué nos habría deparado la última jornada con más plazas de Playoffs disponibles, la batalla habría sido poco menos que épica y, fueran cuales fueran los resultados finales, la jornada habría acabado metiendo en Playoffs a dos equipos con un récord que por lo menos sería de 9-7, dos victorias mejor que el de unos Panthers que recordemos que tienen plaza fija en la otra conferencia. Se mire por donde se mire, con un formato de Playoffs de ocho equipos por conferencia todos los partidos tendrían cosas interesantes que ver y además, para qué nos vamos a engañar, durante la temporada hemos visto muchísimas cosas mucho peores que estos partidos que supuestamente bajan el nivel general. Y es que esta es la otra. Teniendo en cuenta lo corta que se hace la temporada, los aficionados a la NFL queremos ver partidos. Cuantos más mejor. Y muchas veces da igual si son tostonazos, queremos verlos porque nos gusta el deporte. Por lo tanto, todo lo que sea ver más partidos al aficionado le va a encantar, y cualquiera que diga lo contrario o se está pasando de elitista o directamente miente. Así que sí, a mí me encantaría que se ampliaran los Playoffs, primero porque contra más football haya mejor para mí, pero también porque contra más equipos entren en Playoffs más opciones de ver buen football tendremos. ¿También del malo? Por supuesto, pero en cualquier caso prefiero que haya más partidos y decidirlo por mí mismo. O si no, pasémonos por favor al caso opuesto. Si, como algunos proclaman, se redujeran los Playoffs a una sola plaza de Wild Card para encarecer el valor de meterse en postemporada y asegurar football de calidad, los equipos que este año se habrían quedado fuera de Playoffs habrían sido Detroit en la NFC y Baltimore en la AFC. ¿En serio eso es lo que queremos? ¡Anda ya!
Pero las cosas de momento son como son y yo, a pesar de que probablemente habrían jugado mejor que algunos de los equipos que sí se han clasificado para Playoffs, me he quedado sin los Eagles. Porque sí, me habría gustado verles. Me habría gustado ver al famoso ataque de Chip Kelly, un ataque que aunque perdió a su quarterback a media temporada y tuvo que poner a Mark Sanchez, siguió haciendo buenos partidos ofensivamente hablando y dando buena dosis de espectáculo gracias al talento de LeSean McCoy (aunque con más intermitencia de la esperada), al resurgimiento de Jeremy Maclin después de su grave lesión y a la revelación del rookie Jordan Matthews, jugador del que se hablaría mucho más si no fuera por la extraordinaria clase de receptores que dió el pasado draft. Me habría gustado también ver a una gran línea defensiva, especialmente me habría gustado ver a Fletcher Cox en acción, y es que Cox es sin duda uno de los tres mejores jugadores en su posición y, a nivel global, probablemente el mejor jugador de la NFL del que absolutamente nadie está hablando. Y por último, cómo no, me habría gustado ver a los Eagles en Playoffs para ver cómo iba a rendir su dudoso cuerpo de cornerbacks en un escenario tan importante. Supongo que a su manera también habrían dado una buena dosis de espectáculo, básicamente porque Bradley Fletcher y Cary Williams son sencillamente un puñetero desastre; ellos son los grandes protagonistas de la unidad más débil del equipo y eso convierte a ese grupo de cornerbacks en uno de los peores de toda la liga, algo que obliga a los Eagles a considerarles como la gran unidad a reforzar para el próximo draft. Algo que por cierto me sirve para enlazar con un último tema.
Supongo que por hacer un ejercicio de asociación fácil, últimamente se ha generado la corriente de opinión de que a los Eagles les encantaría draftear a Marcus Mariota para el próximo draft. Bueno, y a mí me encantaría tener el balón de la intercepción de Nick Collins en la Superbowl XLV pero no voy a vender todas mis posesiones para comprarlo. Si las previsiones de pick top 3 se mantienen, es una soberana chorrada que los Eagles suban a por Mariota. No va a pasar, los Eagles no van a dar un riñón y medio por Mariota, y si por lo que sea pasa juro que voy a abrir un crowdfunding para irme a Philadelphia y darle de collejas a Chip Kelly y a Howie Roseman. Sí, los Eagles probablemente necesitan un quarterback porque Mark Sanchez no es lo suficientemente decente y, siendo sinceros, Nick Foles tampoco estaba jugando tan bien antes de lesionarse, pero tienen necesidades más importantes como la de cornerback. Eso no significa que vayan a ir seguro en esa dirección en primera ronda, de hecho podrían yendo a por un quarterback como Brett Hundley, pero con ese agujero en defensa en Philadelphia simplemente no pueden permitirse el lujo de dar varios picks de importancia elevada para cubrir otra necesidad no tan importante.
Pero en fin, tampoco vamos a recrearnos mucho en los Eagles porque muy pocas cosas van a cambiar en ese equipo durante los próximos meses, ya habrá tiempo para ello entonces. Ahora es mejor centrarse en el momento de Playoffs que estamos viviendo, pero viendo todo lo que pasó durante el pasado fin de semana se hace muy complicado no echar la vista atrás y lamentarse de lo que pudo haber sido y no fue. Y que en una ronda de Playoffs nos acordemos más de lo que echamos de menos que no de todo lo positivo que hemos presenciado es un poquito triste. Por no decir mucho. Esperemos que para el próximo fin de semana la calidad de los partidos suba de forma significativa, algo que de buen seguro hará que se inviertan los papeles y disfrutemos de lo que hay en vez de pensar en todo lo que nos ha faltado.