Os voy a contar una historia que me acabo de inventar pero que creo que tiene todos los ingredientes para convertirse en uno de esos cuentos populares con moraleja que los padres cuentan a los niños justo antes de irse a dormir:
«Érase una vez, en un país lejano, una empresa muy importante que estaba construyendo una maqueta muy grande. Esta maqueta era el penúltimo trabajo de un gran proyecto que, una vez terminado, iba a convertir a la empresa en la mejor de su sector. Y eso iba a hacer muy feliz a sus trabajadores pero también a todas las personas que compraban y consumían sus productos. Pasó un tiempo y la maqueta prácticamente estaba terminada, y encargó a uno de sus mejores empleados que le diera los últimos retoques para finalizarla. Ese día, como ya era tarde, el empleado la guardó en su despacho para terminarla al día siguiente. No esperaba para nada lo que se encontraría al día siguiente. Y es que cuando llegó media maqueta estaba prácticamente destruida. A su lado, estaba la señora de la limpieza llorando desconsoladamente, resulta que ella había sido quien la había roto. Entre sollozos, le dijo al empleado que parecía tan fácil de terminar que pensó que podía poner ella la última pieza, que le hacía ilusión hacerlo, pero que justo en el momento de ponerla resbaló con un papel que había en el suelo y se cayó encima de la maqueta. Una vez la empresa supo de la situación puso a todo el mundo a trabajar en la maqueta pero ya fue demasiado tarde, todos los empleados estaban tristes y, a pesar de que se intentaron esforzar, no pudieron volver a rehacer lo que llevaban tanto tiempo construyendo. Así pues, a pesar de las buenas intenciones de la señora, debido a su accidente la empresa no pudo convertirse en la mejor de su sector. ¿Y todo por qué? Pues porque, sin venir a cuento, la señora quiso hacer el trabajo de otro en vez de hacer el suyo, y es que si la señora de la limpieza hubiera limpiado el papel del suelo no habría resbalado con él, y si no hubiera intentado finalizar la maqueta la empresa habría seguido con su proyecto.» ¿Moraleja? Pues que cada uno tiene que hacer su trabajo, porque aunque algunos parezcan poco emocionantes o interesantes, todos ellos son importantes. Y si los unos intentan hacer el trabajo de los otros, es más fácil que pasen cosas inesperadas.
Váis pillando por donde van los tiros ¿verdad? Exacto. Este es el típico cuento que Brandon Bostick podría contarle a sus hijos dentro de unos años, para que ellos no cometan el mismo error que cometió él: Bostick no hizo su trabajo y los Packers están fuera de la Super Bowl por culpa de ello. Probablemente ya lo sabéis pero os pongo en situación. A falta de algo más de dos minutos para terminar el partido entre los Packers y los Seahawks, Seattle necesitaba recuperar un onside kick para seguir optando a ganar el partido. Teniendo en cuenta que últimamente los onside kicks se chutan muy altos, los equipos receptores trabajan en una forma de recuperarlos que consiste en que todo el mundo bloquee al equipo que chuta y, detrás de ellos, uno de los receptores más fiables del equipo lo recoja mansamente sin nadie que le moleste. Y así lo dibujaron los Packers, todo el mundo tenía que bloquear para que Jordy Nelson recogiera el onside kick. ¿Qué pasó? Pues que Bostick pensó que sería una buena idea dejar de bloquear a su par e intentar recoger el balón él mismo. Así pues, saltó muy alto con los brazos arriba para coger el balón en su punto más alto pero fue tan torpe que el balón le pasó entre sus brazos y le dió en la cabeza. Y por si eso no fuera ridículo suficiente, resulta que el balón rebotado acabó en las manos de Chris Matthews, el jugador de los Seahawks al que se suponía que Bostick tenía que bloquear. De puta madre. Por intentar llevarse la gloria haciendo el trabajo de otro, Bostick no sólo lo hizo mal porque no estaba en la posición más adecuada para hacerlo sino que además se olvidó de hacer el suyo, que quizá no era tan estimulante pero sí era igual de importante. Y sí, obviamente que te puede saber mal por el jugador, que no ha evitado asumir el error y sentirse muy mal por ello, pero eso no le exime de sus responsabilidades. En el momento más delicado del partido, Bostick no hizo su trabajo. Incluso podríamos decir que no quiso hacerlo, porque sabía perfectamente qué es lo que tenía que hacer y, por si eso fuera poco, en las imágenes se puede ver como Jordy Nelson le dice que bloqueen tanto a él como a Andrew Quarless. Pero ni así. Y si en un momento importante un empleado no es capaz de hacer el trabajo por el que le pagan tiene que ser despedido fulminantemente. Como en cualquier otra relación laboral del mundo. «No mire, es que en vez de hacer el informe para su reunión de mañana, he hecho la reunión yo mismo. La he hecho como el culo y las negociaciones se han roto completamente, pero me sabe muy mal y no lo volveré a hacer. No pasa nada ¿verdad?» Pues sí, sí que pasa, en esa situación hipotética esta persona estaría en la calle en menos que canta un gallo. Por lo tanto, Bostick tiene que irse a la calle. Y ojalá encuentre un nuevo equipo y tenga una carrera larga y exitosa en la NFL, pero no puede seguir en Green Bay.
Ahora bien, ¿es injusto reducirlo todo a la cagada de Brandon Bostick? Pues no lo sé, la verdad. Es obvio que si Bostick hace su trabajo el partido prácticamente se cierra en ese momento (en el más optimista de los casos los Packers habrían chutado punt que habría sido touchback, con lo cual los Seahawks tendrían que haber recorrido 80 yardas en 1 minuto sin tiempos muertos y con la obligación de anotar un touchdown), pero eso no puede esconder que no fue ni de lejos el único que en esos últimos minutos de partido no hizo su trabajo. Vayamos por orden cronológico.
Andrew Quarless
Faltando algo menos de cinco minutos y medio para terminar el partido, Andrew Quarless recibió un pase a los números que iba a suponer primer down para Green Bay. Y lo dejó caer de forma lamentable. Eso supuso que no hubiera posibilidad de continuar el drive y gastar más reloj, que se parara el reloj por ser pase incompleto y parar una dinámica en la que el juego de carrera aún funcionaba moderadamente porque el pase seguía siendo creíble. Aún así, mucha gente minimiza esta jugada porque en la primera jugada del drive siguiente Russell Wilson lanzó (mejor dicho Jermaine Kearse provocó) una intercepción de Morgan Burnett. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
Morgan Burnett
Morgan Burnett pasaba por allí, se encontró un balón deflectado hacia arriba y lo cogió. Hasta ahí todo muy bien. El problema es que sin venir absolutamente a nada el tío va y se tira al suelo para proteger el balón. ¿Por qué? No, en serio, ¿qué posible razón podría tener alguien para tirarse al suelo en esa situación? Uno sólo se tira al suelo cuando el otro equipo no puede recuperar el balón, cuando el ataque sólo tiene que entrar a plantar la rodilla, no cuando el rival tiene cinco minutos por delante y tres tiempos muertos. ¿De qué sirve asegurar la posesión y renunciar a yardas fáciles si el rival va a volver a tener el balón en breve? Y si sólo fuera eso aún, lo peor es justamente ese último detalle: las yardas del retorno eran muy fáciles. Burnett tenía a todos los receptores detrás suyo, el camino hacia el touchdown sólo tenía como obstáculos a Max Unger (el línea que tenía más cerca) y a Russell Wilson. Era muy improbable que le pararan. Pero aún así, aunque le hubieran parado la situación de campo habría sido mucho mejor para Green Bay, habrían estado dentro del campo de los Seahawks y, aunque el drive hubiera ido fatal, con un field goal habrían puesto el partido a dormir definitivamente. Eh, e igual que se lo pregunto a él se lo pregunto también a Julius Peppers, que fue quien le dijo que se tirara al suelo. Pero no sé porqué hago estas preguntas si ya sé la respuesta, si Morgan Burnett se tiró al suelo es porque pensaba que el partido ya estaba ganado.
All-22 film is up on @NFLGameRewind. Here’s how much room Morgan Burnett had when Julius Peppers told him ‘No Mas.’ pic.twitter.com/GdmmdwVvKu
— Rob Demovsky (@RobDemovsky) enero 20, 2015
Mike McCarthy
Y como Morgan Burnett, creo que todo el mundo en la banda de los Packers pensó que el partido estaba ganado. Incluído Mike McCarthy. Y lo que hasta el momento había sido una actuación más que decente del entrenador de Green Bay, controlando los tiempos del partido y sabiendo en la gran parte de momentos lo que había que hacer, pasó a ser un playcalling fácil y conformista. Porque ya estaba hecho. Así pues, en el drive posterior a la intercepción, McCarthy se marcó una fabulosa serie de tres jugadas de carrera a cada cual más previsible, hasta el punto de que la ganancia neta de esas tres jugadas sumadas fue de -4 yardas. Sí sí, pérdida de 4 yardas. Pero qué más daba, el partido ya estaba ganado y era más importante quemar reloj que buscar primeros downs, y era mucho más seguro poner el balón en manos del corredor que ponerlo en manos de Aaron Rodgers, que sólo pasa por ser el mejor jugador no sólo del equipo sino que posiblemente lo es de toda la liga (de hecho sólo JJ Watt le podría cuestionar el trofeo de MVP de la temporada). Aunque también digo otra cosa, si por lo que sea algún pase acaba en incompleto a McCarthy le cae la del pulpo por ser un mentecato que canta jugadas de pase en situaciones obvias de carrera. Pero en fin, sea como sea, el tema es que Seattle iba a recuperar la bola en demasiado poco tiempo.
Recordamos: «La Carnicería, lo mismo pero diferente» (Sep’14)
Tim Masthay
Y lo recuperó en una posición mucho más favorable de la que debía haber sido porque el siguiente punt de Masthay fue un horror. Vale que las condiciones de viento y lluvia no eran las mejores posibles, pero ya hace unas semanas que el punter de los Packers está chutando bastante por debajo de lo que se espera de él. Y ese punt, el más importante del partido, salió por banda mucho antes de botar e hizo que Seattle tuviera que avanzar menos yardas para anotar el touchdown. Un mal punt en el peor momento. Aunque da la sensación de que eso tampoco influyó mucho porque la defensa iba a permitir el touchdown igualmente.
Clay Matthews
Y es que mágicamente, a partir de ese momento, ese ataque extraordinariamente inoperante durante todo el partido empezó a haacer yardas como si no hubiera mañana. ¿Relajación defensiva? Por supuesto, es imposible que tal y como estaban los ánimos en la banda el equipo siguiera con la tensión del resto de partido. Pero lo más importante para explicar este fenómeno es que Clay Matthews estaba en la banda. Aún no se sabe si fue por lesión, por cansancio o porque había cogido la posturita en el banquillo y le daba palo levantarse, el caso es que Matthews no estaba en el campo. Y era el jugador más importante de toda la defensa. En los análisis posteriores del partido tenemos que leer cosas como «la read-option gana a Green Bay otra vez», «¿por qué los Seahawks no recurrieron antes a la read-option» o «Capers dimisión», y no quieren enterarse de que con Matthews en el campo el partido en defensa estuvo planteado y ejecutado a la perfección. Joder, que los Seahawks sólo metieron puntos con una jugada de fake de field goal, la defensa estuvo impresionante durante todo el partido, ¿cómo se puede ser tan tarugo como para generalizar con unos últimos cinco minutos que fueron claramente la excepción? El plan defensivo era que Matthews estuviera todo el rato pendiente de Russell Wilson, y ciertamente le tuvo amargado toda la noche, pero Matthews no está jugando durante un par de drives y Wilson empieza a correr y a distribuir juego como le peta. Oh, que curioso. Seguro que no tiene nada que ver. Y no sólo eso sino que Marshawn Lynch funciona mejor que nunca, a ver si va ser porque sin Matthews el resto de jugadores iban perdidos porque sabían que no había nadie explícitamente encargado de parar a Russell Wilson y, por lo tanto, no tenían muy claro lo que había que hacer. No sé, digo yo. Quizá sea falta de previsión de que Matthews pudiera lesionarse, pero si no llega a perderse esos dos drives a Seattle, los Seahawks no anotan. O como mucho, los Seahawks no necesitan tan poco tiempo para anotar, lo que habría dado a Green Bay muchas más opciones de ganar el partido.
HaHa Clinton-Dix
Una de las jugadas de las que más habla la gente es de la conversión de dos puntos que pone a Seattle tres puntos por arriba, una jugada que a la postre fue importantísima puesto que sinó Mason Crosby habría ganado el partido en vez de forzar la prórroga. Y tiene pelotas pero es la jugada con más potra que he visto en los últimos tiempos. Green Bay defiende el rollout maravillosamente y, con la presión encima, Wilson lanza un pato digno de Peyton Manning totalmente al bulto simplemente para dar una oportunidad a su receptor de atrapar el pase. Pero Clinton-Dix no hace su trabajo y Willson puede recoger el balón y anotar. Aparentemente ridículo que un pase de este calibre pueda llegar a ser completado, pero la verdad es que contra más miro la repetición más creo que es una situación bastante difícil de defender. Obviamente Clinton-Dix puede hacerlo mejor, sus dudas entre ir a por el balón o intentar placar a Willson antes de que entrara en la end zone es uno de los factores que propician la conversión, pero hay que tener en cuenta que el tight end es mucho más corpulento que el safety, algo que aprovechó a la perfección, y que el pase fue al hombro exterior, el sitio más difícil para defenderlo. De pura chiripa pero el balón llegó al mejor sitio posible. De todas formas, aún quedaba un drive para que los Packers pudieran empatar o incluso ganar el partido.
Aaron Rodgers
Pero obviamente, como no podía ser de otra manera, Aaron Rodgers tampoco pudo hacer su trabajo. Bueno, se podría decir que lo hizo a medias. Nunca es fácil dejar el partido 12 puntos arriba faltando 4 minutos y tener que salir a remontarlo, pero Rodgers lo manejó de maravilla, y es que en 40 segundos ya había recorrido más la mitad de la distancia necesaria para anotar el touchdown sin necesidad de gastar ningún tiempo muerto. Pero en una jugada en la que ganó el primer down corriendo y se salió por la banda se resintió de su lesión en el gemelo. Justo en ese preciso momento. Manda huevos. Tanto fue así que en la siguiente jugada, en la que tenía un pasillo similar pero esta vez con Eddie Lacy por delante para bloquear, decidió no correr y dársela al running back, que a su vez ya se había girado para buscar a un defensor a quien bloquear. Podría haber sido perfectamente una ganancia que metiera al equipo en la red zone de Seattle pero no fue así y, dos intentos de pase después, los Packers tenían que conformarse con el field goal para llevar el partido a la prórroga. Pero Rodgers no tuvo más oportunidades de salir al campo y ahí se tuvo que acabar su actuación. Fantástico.
Suerte
Y es que, para poner la guindilla a esta espectacular retahíla de eventos, ni tan siquiera la suerte hizo su trabajo. Después de todas estas desgracias en serie, la ley de compensación universal podría haber equilibrado un poco la balanza y podría perfectamente haberle dado el balón a los Packers en el coin toss de la prórroga. Pero por supuesto fue que no. Seattle ganó el sorteo, eligió recibir y, con la inercia y la dinámica que llevaban, era prácticamente imposible que no anotaran. Touchdown, fin del partido y todo el mundo para casa. Si sólo una de estas cosas sale al revés, tan sólo una cosa de la larga lista que he mencionado (que obviamente incluye la acción de Bostick), muy probablemente los Packers acaban ganando el partido y consiguiendo el billete para la Super Bowl. Pero no, por azares del destino en esos últimos cinco minutos todo, absolutamente todo, les fue de cara a los Seahawks. Es que hasta las acciones que aparentemente les perjudicaron acabaron volviéndose en su favor. Porque si Marshawn Lynch no pisa fuera por medio milímetro en su recepción que pareció touchdown pero luego anularon, probablemente los Seahawks no chutan un onside kick sino que chutan normal y confían en su defensa. Eso obviamente no asegura que Seattle perdiera, ni mucho menos, pero sí habría dado a los Packers una oportunidad de conseguir un primer down y cerrar el partido. O sea que hasta eso les acabó beneficiando.
Pero lo más triste de todo esto no es lo que pasó en sí. Lo más triste es que, ya sea porque no pudieron, porque no supieron o porque no les dió la real gana, esos cinco minutos en los que muchos no hicieron su trabajo pesaron más que los 55 en los que el equipo entero se partió el alma y superó con claridad al que se presuponía que era el mejor equipo de la liga. Con la única excepción de los equipos especiales, en los que Shaun Slocum y Brad Jones se volvieron a combinar para una (esperemos que) última actuación estelar tragándose con patatas el fake de field goal, todo el equipo rayó a un nivel muy notable. La defensa estuvo espectacular forzando turnovers y limitando el juego de carrera al máximo posible, y Capers (sin que sirva de precedente) merece un gran aplauso por ello, el ataque estuvo bastante correcto teniendo en cuenta la defensa a la que se enfrentaban, McCarthy tuvo un gameplan sensato y, a excepción del drive de las -4 yardas ya comentado, lo siguió a la perfección. Porque esta es la otra, alucino en colorines con todas las críticas a McCarthy por no jugarse los cuartos downs en la yarda uno. ¿Es que habían tenido éxito las carreras previas de Kuhn y Lacy en la misma situación que se dieron justo antes de ese primer 4th & 1? Pues no, fueron paradas. McCarthy preveía un partido que se podía ganar con alrededor de 20 puntos y prefirió asegurar seis que arriesgarse a quedarse con cero, especialmente teniendo en cuenta que el porcentaje de éxito anterior auguraba que se iba a quedar con la cara de tonto. ¿Cómo cojones se puede criticar esto? Teniendo en cuenta que en condiciones normales su planteamiento habría dado la victoria a su equipo, porque el partido se fue a la cantidad de puntos que él tenía en mente, criticar a McCarthy o incluso llegar al extremo de su despido es de lo más ridículo que uno puede llegar a decir sobre este partido. Y tiene pelotas que sea yo quien tenga que decir todo esto, que no soy precisamente un ferviente defensor de este staff (como que los he venido queriendo echar a todos durante buena parte de la temporada), pero criticarles por este partido en concreto no tiene ningún tipo de sentido.
En fin, que aunque ambas unidades tuvieron algún gazapo gordo (esa defensa lamentable en el 3rd & 19 o la falta de entendimiento entre Rodgers y Cobb en la intercepción de Maxwell), en general estuvieron muy bien. O si no queréis decir muy bien, por lo menos estuvieron constantemente a un nivel superior al de sus adversarios. Y es precisamente por eso que no puedo dar la enhorabuena a los Seahawks. No puedo. Me sale urticaria sólo de pensarlo. Puedo felicitar a sus aficionados, que de buen seguro están contentos por la clasificación de su equipo (y bien hecho que hacen estándolo). Pero los Seahawks fueron netamente peores que los Packers, no puedo felicitar a un equipo inferior a su rival cuyo único mérito es haber tenido una potra descomunal durante los momentos más importantes del partido y encontrarse con una victoria que ni habían luchado ni habían merecido. Porque no, esta oratoria barata de que no se rindieron o que nunca dieron el partido por perdido no me sirve, porque estaban todos hechos una piltrafa en el banquillo y sólo la sucesión de cagadas e infortunios por parte de Green Bay les fue metiendo progresivamente en el partido hasta ver que lo habían ganado.
Pero en fin, el football no siempre es justo y Seattle será quien represente a la NFC en la Super Bowl. Para ellos, la mayor de las suertes para el partido, porque visto lo visto la van a necesitar. Y mientras tanto a los Packers, además de una muy dolorosa derrota que amplía la lista de partidos perdidos en Seattle de forma ridícula (junto al Fail Mary y el partido de la semana 1 en el que pasaron descaradamente de lanzar a la mitad derecha del campo), les queda el consuelo de saber que estuvieron muy cerca de conseguirlo. Por lo tanto, si consiguen mantener el núcleo de la plantilla (que no va a ser algo sencillo), es muy posible que el año que viene vuelvan a ser uno de los equipos más fuertes de la conferencia. Pero con una diferencia muy grande. Esta vez tendrán muy claro que los éxitos de un equipo pasan por que cada uno haga su trabajo, y de buen seguro harán todo lo posible porque así sea.