Es miércoles y abre La Carnicería, no una cualquiera, no la de tu barrio, abre la carnicería donde se despachan los mejores chuletones de la Red.
Por Axel Andrés
El otro día me dió por pensar en cosas de hace unos años, pero no cualquier cosa sino hechos en los que hace muchísimo tiempo que ni pensamos. Cosas como los niños jugando con Tazos (de hecho más concretamente con Chiquitazos), como la edición de Fort Boyard española que presentó Paula Vázquez, la primera edición de Gran Hermano, la contraprogramación de Antena 3 a dicho Gran Hermano con su reality de cosecha particular llamado ‘El Bus’ o Dana Internacional ganando el Festival de Eurovisión. Y también se me vino a la cabeza el efecto 2000, esa teoría informática pseudometafísica según la cual todos los ordenadores iban a petar al entrar al 1 de enero de 2000 porque no sabrían procesar la fecha, y una teoría que al final resultó ser una patraña porque no pasó absolutamente nada. Pero ya puestos a darle al tarro, me resultó curioso pensar que al cabo de los años el efecto 2000 sí que se ha cumplido pero en un ámbito totalmente distinto, se ha cumplido en el mundo de la NFL. Algo que justo en el momento de llegar a 2000 se ha estropeado y parece que ya no haya arreglo, algo que tiene nombre y apellidos, algo que se llama Chris Johnson.
Y es que después de llegar a más de 2000 yardas de carrera hace un par de temporadas Chris Johnson se ha vuelto un jugador del montón, por no decir que más bien mediocre. No podemos decir que su temporada 2010 fuera explícitamente mala, de hecho hizo unos números relativamente decentes aunque fuera a copia de darle el balón de forma exagerada y probablemente inmerecida (1.364 yardas de carrera), pero esta temporada 2011 se está llevando el premio al jugador más decepcionante que haya pisado un campo de football. Más que Chas Henry intentando lanzar un pase. Más que Mark Sanchez asustándose y luego intentando bloquear de forma lamentable. Incluso más que Albert Haynesworth, que después de ser el mejor fichaje de Bill Belichick en su larga trayectoria como entrenador ha sido cortado recientemente por no hacer absolutamente nada en el campo. Y no hay más que mirar sus estadísticas para comprobar este extremo.
Lleva 366 yardas en 8 partidos, menos que LeGarrette Blount (que ha jugado dos partidos menos), menos que Reggie Bush (que nunca se ha caracterizado por ser un gran runningback), menos que Arian Foster y que Ben Tate (que tienen que compartir backfield) y menos que Michael Vick (que ni tan siquiera es runningback). Lleva 1 touchdown de carrera en 8 partidos, los mismos que jugadores como Donovan McNabb, Nate Washington o Javier Arenas, y uno menos que jugadores como Matt Schaub, John Beck o Jed Collins. Y lo que es aún mucho más significativo, lleva un promedio de 3.0 yardas por carrera, rankeado el número 152 de la NFL y, como no podía ser de otra manera, un promedio inferior al de un montón de jugadores entre los que hay que destacar a Javon Ringer, su compañero de equipo y teórico suplente en los Titans (está en 3.4 yardas por carrera). Y podríamos seguir con carreras de más de 20 yardas (donde mantiene una pugna durísima con Ricky Williams que de momento está en empate), con yardas por partido (donde está justo por detrás de Tim Tebow, y eso que a éste último le cuentan dos partidos en los que ni tan siquiera jugó), con primeros downs conseguidos (donde está empatado con Darren Sproles, que ha llevado el balón menos de la mitad de veces que Johnson). Vamos, que ningún apartado estadístico se le resiste al chaval. Y un último detalle estadístico, todo esto queda algo lejos del líder de la NFL, LeSean McCoy, que está en 825 yardas de carrera (más del doble) y 9 touchdowns (no voy a hacer el cálculo porque da hasta vergüenza ajena). Y pensar que hace sólo un par de temporadas era él quien estaba ahí…
Pero que no sufra nadie, hay una explicación perfectamente racional para todo esto. Al final de la temporada pasada Chris Johnson seguía cobrando su contrato de rookie, que le reportaba unos ingresos irrisorios para el rendimiento que estaba dando. Lógicamente, pidió a la directiva de los Titans un nuevo contrato más acorde con su papel de principal figura del equipo y cara de la franquícia y, al ver que no se lo daban, se declaró en holdout. Hasta aquí todo perfecto. El primer problema vino cuando durante el holdout, en vez de intentarse mantener en forma por su cuenta, se dedicó a perfeccionar el arte de tocarse los huevos a mano cambiada, con lo cual cuando finalmente firmó el contrato que tanto anhelaba estaba completamente fuera de forma. Pero esto no es lo peor, porque al fin y al cabo este podría considerarse un error que lleva a una temporada mala, y un error del que se puede aprender para temporadas venideras. Lo peor es lo que ha sucedido esta semana.

Y es que Chris Johnson no tenía suficiente con hacer el ridículo en el campo que también decidió dar una rueda de prensa para poder hacer el ridículo ya a todos los niveles. Podría haber dicho que no entrenar lo suficiente durante la offseason fue un error por su parte y que su pobre juego es reflejo directo de ello, pedir disculpas y haber quedado bien dentro de lo que cabe. Pero no. El señor decidió agrandar su leyenda esta temporada soltando algo así como que el contrato que firmó queda justificado por lo que hizo durante otras temporadas y no por lo que está haciendo en esta. No tengo léxico ni vocabulario no censurable para calificar estas declaraciones. Sólo se me ocurre decir que sí que es verdad que hay veces que se da dinero a un trabajador por el trabajo hecho, se llaman finiquitos y se suele decidir la cantidad a dar al trabajador en función de su posición en la empresa y sus años de servicio. Ah, y también suele significar para quien lo recibe que se vaya a su casa y no vuelva a su puesto de trabajo. Esto que ha firmado Chris Johnson, que tan sólo asciende a 53 millones de dólares (30 de los cuales son garantizados), se llama mejora de contrato y, además de significar pasar a cobrar más dinero y por más tiempo, implica una subida en la responsabilidad y en compromiso con la empresa, en este caso los Tennessee Titans. Vamos, que según esta misma lógica, si Chris Johnson pidiera un crédito a un banco luego saldría corriendo porque el dinero se lo han dado por haber presentado unos avales y no porque nadie espere que lo devuelva. Simplemente asombroso.
En fin, que Chris Johnson está teniendo una temporada para olvidar. En el terreno de juego está acusando una falta de forma acojonante, que le lleva a ser de los peores corredores titulares de la NFL. Fuera del terreno de juego está demostrando que lo único que le importa es el dinero y que los Titans se la soplan de una manera amplia y notoria. Y los fans en general están cabreados porque lo que era un enorme jugador se está convirtiendo en una caricatura de sí mismo. Y no sé si será culpa del efecto 2000 o si el chaval viene así de serie, pero por el bien de los Titans esperemos que consigan olvidar lo que llevamos de temporada y reconducir la situación.
¿Era tan bueno? ¿Se ha estropeado?
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