Una morcilla, así tiene la rodilla Sean Payton, así debe tener la cabeza Drew Brees y así nos presenta La Carnicería el venado de la semana: una vaca de Louisiana con artritis.
Por Axel Andrés
Es curioso como el ambiente de la calle ha cambiado en las últimas semanas. Se empiezan a ver chaquetas porque ya llega el frío, aunque aún quedan insensatos como yo que siguen yendo por el mundo en manga corta, y las aceras se llenan de hojas secas caídas de los árboles. Pero ha sido precisamente esta semana cuando dicho cambio se ha agudizado: el sol se pone a media tarde, en las esquinas empiezan a aparecer los clásicos tenderetes de vender castañas y boniatos que desprenden ese olor tan característico (por denominarlo de alguna manera no muy desagradable), y los Simpsons hacen esos especiales de la casa-árbol que en el fondo nunca han hecho gracia. Claro, ha llegado la tan ansiada fiesta de Todos los Santos, que algunos combinan con Halloween y otros combinan con la Castañada pero que todo el mundo agradece por el simple hecho de ser una fiesta en medio del trimestre en la que no se trabaja. Y si cae en puente como este año pues mucho mejor para los que tienen la suerte de no tener que pringar. Pero lamentablemente, o por suerte según se mire, en la NFL no hay ni fiestas ni puentes que valgan, se trabaja todos los fines de semana y, por lo tanto, este día de Todos los Santos no sirve ni para descansar ni para dar reconocimiento a todos los santos. De hecho, este año ha servido para reírse de ellos.
Pero no nos engañemos, la derrota de los Saints este fin de semana ya duele por el mero hecho de perder ante un equipo que hasta el momento no había ganado un solo partido en toda la temporada, pero debería de doler más porque puso de manifiesto absolutamente todos los problemas que vienen arrastrando en New Orleans desde que empezó la temporada. Empezando por donde menos se lo podía esperar nadie. Drew Brees, el que durante mucho tiempo ha sido de los mejores quarterbacks de la NFL, está haciendo una temporada de pena y recientemente ha culminado un «fantástico» mes de octubre en el que ha lanzado 10 touchdowns y 8 intercepciones. Puede parecer que no son estadísticas tan malas pero si le restamos un muy buen partido contra los Colts, nos queda que Brees ha lanzado 5 TDs y 8 INTs en cuatro partidos ante defensas tan acojonantes y potentes como las de los Jaguars, Panthers, Buccaneers y Rams. Y ya no sólo sus estadísticas flojean, las sensaciones que dió en especial en este último partido contra los Rams fueron malísimas, muy incómodo en el pocket, predecible en sus decisiones (la facilidad con la que las defensas rivales neutralizan las múltiples jugadas de screen es acojonante) y buscando en demasiadas ocasiones el lanzamiento de seguridad no sea que le intercepten. Cierto es que la presión de los Rams fue constante durante todo el partido, no sabemos si por mérito de Spagnuolo y los suyos o por demérito de una línea de ataque en la que ha habido demasiados movimientos raros en los últimos años y está empezando a no funcionar, pero un tío como Brees en condiciones normales debería ser capaz de destrozar una secundaria cuyo jugador más conocido es Al Harris, alguien más conocido ahora mismo por sus rodillas a un tris de la destrucción total que por su excelencia en el puesto de cornerback. Pero este Brees no está en condiciones normales, no sabemos si porque tiene un mal año o si este es el principio del declive de su carrera, y actuaciones como las de este domingo no ayudan a recuperarle.
Pero aunque suene paradójico Brees no es el único problema de este presunto superataque. Podríamos hablar de la inconsistencia de muchos receptores como Colston, quien se puede pasar una parte entera sin ver balón, Meachem, que se deja caer una de balones que es como para caer de culo, o Devery Henderson, que depende demasiado de la puntería de Brees al saber correr sólo una ruta. O podríamos hablar del dudoso playcalling ofensivo, que curiosamente sólo ha funcionado a las mil maravillas cuando Sean Payton no tuvo ningún tipo de responsabilidad sobre él por estar aún recuperándose de su operación de rodilla (después de que se la rompieran en el partido contra los Bucs). Pero el otro gran problema ofensivo de los Saints está en la gestión del puesto de corredor, donde ya nadie sabe qué rol tiene que tener. Pierre Thomas parecía el titular antes de empezar la temporada, pero a la hora de la verdad se le ha usado de forma demasiado irregular para dar comba a los otros corredores del equipo. Como por ejemplo a Darren Sproles, que si bien ha estado muy bien recibiendo el balón, la obcecación del staff para que juegue todos los terceros downs le ha obligado a bloquear mucho más de lo deseable, y teniendo en cuenta su corpulencia resulta obvio que… Pero el más perjudicado en este embrollo es, de largo, Mark Ingram. El ganador del Heisman en 2009, que fue elegido como el salvador de la franquícia en el pasado draft, puede que esté siendo el jugador más desaprovechado de toda la NFL, ya no sólo por tener que compartir carreras con dos jugadores más (porque sí, también le están dando carreras a Sproles, y no siempre son por fuera de los tackles) sino porque parece que hay que subirle la autoestima a Brees a base de darle pases a cascoporro, lo que le deja poco más de 10 carreras por partido. Y por si no fuera suficiente las cosas aún pueden ir a peor, porque debido a su reciente lesión los Saints han vuelto a contratar a Chris Ivory y no dudaron en darle su parte proporcional de carreras en este último partido. No por ser cenizo pero es posible que a partir de ahora veamos en los Saints el primer backfield compartido por cuatro corredores, un backfield en el que todos juegan pero ninguno aporta…
Pero si en ataque las cosas están mal en defensa están mucho peor, porque parece factible que el ataque se reconduzca a la que Brees vuelva a ser el que debería ser, pero el sistema defensivo no funciona de este modo. Y en especial esta defensa, basada mucho más en el esquema y no en los jugadores concretos, pero basándose en esa premisa la gerencia le ha dado tan poca importancia a los jugadores que éstos ya son tan malos que no pueden ejecutar el sistema de forma decente. El sistema de Gregg Williams, coordinador defensivo de los Saints, consiste en generar presión a través del blitz para facilitar las cosas a la secundaria. El problema es que el bajo rendimiento del front seven, especialmente del cuerpo de linebackers, obliga a Williams a tomar medidas desesperadas y mandar al blitz a más jugadores de la cuenta para generar un poco de pass-rush. Y eso provoca que, a poco listo que sea el oponente te va a matar a slants, screens y, sobre todo, a la carrera. Y justo este último es el mayor talón de Aquiles defensivo de los Saints esta temporada, su defensa contra la carrera está siendo mala con ganas, hasta el punto que a veces parecen más un grupo de agentes de seguridad intentando placar un espontáneo en un campo de fútbol que no una unidad defensiva de la NFL. Con lo cual, viendo que lo de mandar blitz resulta en ocasiones peor que darse patadas en los huevos de uno mismo, los Saints quizá deberían modificar su playcalling defensivo y ser más conservadores. Pues no. Porque el estado de la secundaria es incluso más precario. Y es que la marcha de Darren Sharper, a quien no quisieron renovar en esta última offseason, ha dejado a la unidad sin un líder natural. Y de golpe todos parecen más malos. Jabari Greer y Tracy Porter sólo son sombras de los cornerbacks que fueron parte principal de la Superbowl en 2009, Roman Harper ha pasado de ser un buen safety a ser un descerebrado que pega hostias sin sentido (sino que le pregunten a Steve Smith) y Patrick Robinson… ese siempre ha sido malo. Que por cierto, también aprovechar estas líneas para dar mi más sincera enhorabuena a la gerencia de los Saints por confiar en Malcolm Jenkins y Patrick Robinson para ser la pareja de cornerbacks de futuro del equipo, y por pensar que merecían tanto la pena como para gastar dos primeras rondas en ellos.
Con todo y con esto el equipo va 5-3 y líder de su división, así que de momento están sabiendo disimular relativamente todos estos problemas. Pero un equipo extremadamente parecido a este ganó una Superbowl no hace mucho, y es precisamente por eso por lo que se le debería exigir mucho más que los partidos irregulares que nos están brindando últimamente, se le debería exigir que estos partidos con fases decentes y fases catastróficas se conviertan en partidos enteros decentes y no en partidos enteros catastróficos como el de esta última semana. No será tarea fácil, así que deberían aprovechar la fecha tan señalada y empezar a pensar en rezar a todos los santos.