Ayer volvía en el autobús del trabajo y no pude evitar escuchar una conversación entre dos chavales que se sentaban justo detrás mío. ¿El tema de conversación? Resulta que los padres de uno de ellos le habían castigado sin paga y el chaval se quejaba amargamente de ello porque le impedía comprar algo que no llegué a escuchar qué era; el chaval repetía que necesitaba ese dinero porque sino no podía comprarlo y la verdad es que, independientemente del castigo, no le faltaba razón. Y es que, no nos engañemos, todo el mundo a su edad depende exclusivamente de la financiación de sus padres vía paga semanal para poder mantener una vida social activa con su círculo de amigos o simplemente para comprar algún caprichito que le apetezca. No es para nada la única relación de dependencia que existe en el mundo, por ejemplo no es sólo ese chaval sino que en el fondo todo el mundo depende del dinero para poder mantener su vida, y lo mismo pasa con la electricidad o el agua corriente, por poner algunos otros ejemplos. Y, aunque sea a un nivel vital muy inferior, también muchas situaciones en el mundo del deporte presentan una situación de dependencia elevada y, como no podía ser de otra manera, la NFL no es para nada una excepción. De hecho, durante estos playoffs hemos visto que existe una relación de dependencia muy marcada, una relación que se puede definir como un equipo cuyo rendimiento global depende exageradamente del rendimiento de un solo jugador. Podrían haber sido los Broncos con Peyton Manning, pero ya hemos visto que su fichaje les ha llevado al mismo punto en el que les había dejado Tim Tebow el año pasado. Podrían haber sido los Packers con Aaron Rodgers, pero ya hemos visto que por muy bien que juegue Rodgers si la defensa se muestra tan escandalosamente perdida como en el partido contra San Francisco no hay absolutamente nada que hacer. Quienes se llevan el premio a la relación más dependiente entre equipo y jugador son los New England Patriots y su quarterback Tom Brady.
Dejaros de defensa mejorada, dejaros de grandes maestros en la banda, los Patriots funcionan única y exclusivamente cuando Tom Brady juega bien. Brady es un jugador excepcional, últimamente de hecho está tomando fuerza la corriente de opinión que dice que es el mejor de todos los tiempos (y objetivamente no puedo estar en total desacuerdo con esa teoría), con lo que Brady jugará bien en una amplísima mayoría de partidos, pero cuando no es así, los Patriots simple y llanamente no funcionan al mismo nivel. Pero es que ni tan siquiera tiene que jugar mal, con que juegue a un nivel solamente regular a New England le cuesta horrores sacar los partidos adelante. Este fenómeno ha sido apreciable durante toda la carrera de Tom Brady, de hecho los únicos dos años en los que New England no se ha metido en playoffs desde entonces fueron 2002 (año en el que Brady lanzó su récord de intercepciones en una temporada) y 2008 (año que Brady se perdió entero por lesión). Pero no hace falta remontarnos a hechos históricos para darnos cuenta de todo esto, y es que para encontrar la muestra más evidente de ello no hay que ir más allá de la final de conferencia que los Patriots jugaron contra los Ravens el pasado domingo.
Y precisamente en este partido se demuestra que no hace falta que Brady no esté a su nivel durante todo el partido, si Brady falla durante tan sólo media parte hay riesgo de que los Patriots se vengan abajo. Brady jugó a un nivel relativamente bueno durante la primera parte, le costó mover el ataque en drives concretos pero tampoco se lo podemos achacar todo a él, Welker por ejemplo tuvo algún drop que de haber sido pase completo hubiera puesto a los Patriots en muy buena situación. Aun así, cuando Ray Rice anotó su touchdown, Brady respondió inmediatamente con un drive magistral para volver a poner a su equipo por delante, algo que sin duda demuestra la calidad que atesora. Hasta ahí bien, y de hecho en ese punto los Patriots iban ganando. Pero entonces sucede algo que cambia el devenir del partido, algo que especialmente cambia cómo Brady se siente en el partido. Con 2:32 faltando para el final del segundo cuarto, los Patriots iniciaban un drive dentro del campo de los Ravens, en principio una de esas situaciones en las que Brady suele rozar la perfección. No esta vez. Un playcalling un tanto extraño, que probablemente usó demasiado la carrera en un two-minute drill, decisiones sobre el campo muy cuestionables, entre las que destaca un Aaron Hernandez que no se quiso salir del campo en su recepción, y una gestión del reloj y los tiempos muertos extraordinariamente mala, algo para nada habitual en este equipo. Especialmente sangrante es este último apartado puesto que fue el propio Brady quien tuvo mucho que ver en dicha mala gestión, primero gracias a un slide suyo en el que parecía estar más pendiente de si podía pegarle una patada a Ed Reed que no de su propia seguridad (acción que por cierto igual podría hasta haber sido sancionada) y después gracias a haber dejado pasar casi 20 segundos sin pedir el tiempo muerto que les quedaba ni hacer un spike en la jugada inmediatamente posterior del slide ya comentado, algo que obligó al equipo a acabarse conformando con un field goal sin ni siquiera sacar jugada. Es probable que toda esta secuencia frustrara a Brady, que vió como él mismo había fallado espantosamente haciendo lo que en principio mejor sabe hacer y además en un drive crucial en el que se podían poner dos anotaciones por encima. En fin, que pese a marchar al descanso 13-7 por encima, después de lo que pasó en esos minutos Brady ya no sería el mismo en la segunda parte y, en consecuencia, los Patriots tampoco iban a ser los mismos.
Porque no sé si lo habíais notado pero los Patriots anotaron la friolera de cero puntos durante la segunda parte. ¡¡CERO!! ¿Cuando fue la última vez que los Patriots se quedaron en blanco durante una parte entera? Sinceramente, soy incapaz de recordarlo, de hecho lo he buscado y no lo he encontrado por ningún lado, pero estoy convencido que fue hace un copón de tiempo (si alguien tiene el dato la verdad es que se lo agradecería). Que pase eso ya de por sí es algo extraño y que quizá se pueda tolerar muy de vez en cuando, que pase en un equipo plagado de extraordinarios jugadores en ataque empieza a ser altamente preocupante, pero que además pase en un partido de tanta importancia y que acabe costando una temporada entera de esfuerzos es algo totalmente y dice muy poco acerca de la preparación física y psicológica del personal así como de la gestión de los recursos del equipo. Pero, como siempre que hay una debacle de estas proporciones, siempre hay excusas que se pueden poner para justificar los hechos:
– Uno de los argumentos que se expone para explicar este cero de New England es que la defensa de los Ravens hizo un fantástico trabajo. Sí, la unidad defensiva de Baltimore se mostró como una defensa muy sólida del tipo ‘bend but not break’, o sea una defensa que permite yardas en posiciones de campo cómodas pero que da el callo cuando el balón llega cerca de la red zone y pone un cerrojo a su zona de anotación. Y la realidad dice que ciertamente los Patriots llegaron varias veces al campo rival durante la segunda parte, pero la falta de anotación más bien fue demérito de New England que mérito de los Ravens, y es que sólo con remontarnos a las finales divisionales de hace diez días podemos comprobar como los Broncos terminaron todos sus drives en la red zone en touchdown; o sea que un buen equipo con un buen quarterback le puede anotar regularmente a esa defensa.
– Otro de los argumentos esgrimidos es la ausencia de juego de carrera especialmente tras la lesión de Stevan Ridley, algo que les hizo volverse un equipo unidimensional y facilitó mucho el trabajo a la defensa de Baltimore. Lo siento pero tampoco me sirve como excusa. Es cierto que esta temporada los Patriots han sido un equipo que se ha basado mucho más en la carrera que en temporadas anteriores, pero este partido no fue una excepción, y es que si miramos las estadísticas vemos que los tres corredores principales (Ridley, Vereen y Woodhead) pasaron de 3.5 yardas por carrera, un promedio bastante aceptable. O sea, que si los Patriots fueron unidimensionales fue únicamente porque ellos quisieron, la carrera estaba funcionando relativamente y de hecho, como se suele decir y aunque suene a demagógico, con tres carreras de 3.5 yardas se consiguen las 10 yardas necesarias para un primer down. O sea que, en teoría, los Patriots se podrían haber cruzado el campo entero manteniendo ese promedio de yardas por carrera y fuera quien fuera el corredor. Porque, otro dato cuanto menos curioso, desde la lesión de Ridley el reparto en el playcall es de 21 jugadas de pase por 1 jugada de carrera, una carrera de Vereen para 7 yardas. No una, ni dos, siete. Así pues, la sensación que da es que la lesión de Ridley fue más una excusa para poner todo el peso del ataque en Brady que no un contratiempo serio para los Patriots. Y por cierto, hablando de la lesión de Ridley, ha habido mucha polémica porque se supone que Bernard Pollard ha puesto otro nombre en su lista de jugadores de New England a los que ha lesionado, pero realmente no es así. Sí, Pollard lesionó a Brady en una jugada bastante fea que incluso comportó un cambio en el reglamento, pero Pollard no tiene la culpa de estar cerca cuando Welker se rompe la rodilla solo, y tiene solo parcialmente la culpa del choque casco contra casco que lesiona a Ridley. Porque no voy a negar que Pollard entra a placar muy mal, con el casco por delante y en un ángulo no del todo apropiado, pero tampoco hay que dejar de ver que Ridley no entra precisamente con el hombro a romper el placaje sino que entra con la cabeza. Si estamos demonizando a todos los defensas que no tienen técnica de placaje y prefieren dar golpes con el casco porque se pone en peligro la salud de los jugadores, también sería interesante que empezáramos a mirar también a los corredores y la técnica de meter el hombro para romper los placajes, porque no siempre es la más adecuada y también están poniendo en peligro su salud.
– Por último, existe la gente que dice que si Rob Gronkowski hubiera jugado este partido el resultado habría sido muy distinto. Es muy posible, Gronkowski habría sido un arma muy a tener en cuenta a la hora de atacar a los linebackers de los Ravens y especialmente a Ray Lewis, pero todo esto son simples suposiciones que en el fondo no tienen ninguna relevancia. Gronkowski no podía jugar y eso se supo durante toda la semana, tiempo más que suficiente para preparar un gameplan sin él (de hecho no hay quejas en ese sentido porque Hernandez tuvo un día bastante decente). El problema es porqué no se pudo contar con Gronkowski, algo que recae únicamente en la cabezonería de sentirse lo suficientemente recuperado y querer jugar antes de tiempo y en la poca cabeza de un head coach que permite que alguien lesionado juegue antes de tiempo. Porque sinceramente, después del 42-14 de la temporada regular y aunque soy consciente de que cada partido es un mundo, ¿era realmente necesario forzar a Gronkowski para el partido contra los Texans? Se vió que no, Gronkowski se lesionó el mismo brazo en los primeros compases del partido, New England no pudo casi ni contar con él pero eso no fue problema para que los Patriots ganaran a los Texans sin muchos apuros. ¿Esta semana? Pues esta semana Gronkowski probablemente sí habría sido un factor diferencial, pero no estaba disponible por haber arriesgado más de la cuenta cuando no hacía falta lo que, y aunque quizá suene ventajista dicho ahora, demuestra una mala gestión del jugador y de su salud por parte de un entrenador que cada vez da menos razones para seguir pensando que está entre los mejores de la NFL.
Pero por muchas excusas que se pongan todo se acaba reduciendo a lo mismo, Brady no estuvo nada fino y los Patriots estuvieron perdidísimos sin su estrella a un buen nivel. Quizá la única excusa ajena a Brady aceptable es que la lesión de Aqib Talib (que hasta entonces estaba parando muy bien a Anquan Boldin) trastocó los planes de una defensa que a partir de entonces jugó de forma más conservadora, pero en el fondo esto debería ser considerado como algo secundario. Los Patriots nunca se han caracterizado por ser un equipo que gane los partidos desde la defensa, y el dato sangrante en mayúsculas de este partido son esos cero puntos en la segunda parte. Ese dato, además de decir que Brady tuvo una de sus peores actuaciones en su carrera, dice algo más importante: dice que los Patriots están totalmente a expensas de lo que haga su quarterback. Y eso, por muy Tom Brady que sea su quarterback, nunca es bueno. Y es ahí donde debería haber entrado la figura de Bill Belichick, un entrenador que aparentemente lo estudia y lo prepara todo pero que en este partido volvió a no estar a la altura. En el playbook de los Patriots, aunque sea en el anexo número 57, debería existir un plan alternativo cuando Brady no juega bien, aunque sea un plan que sólo se saque como último recurso en situaciones desesperadas. Simplificar las lecturas del quarterback, apoyarse más en el juego de carrera, buscar emparejamientos defensivos más favorables, algo que fuera sencillo de ejecutar pero que almenos permitiera poner puntos en el marcador y mantener la temporada viva. No fue así. Durante los últimos años a Belichick ya le ha ido bien poner todo el peso del ataque en Brady y no podemos decir que en global le haya ido mal, pero este fin de semana no le sirvió, este fin de semana estaba más pendiente de sacarles tiempos muertos al rival con fakes de jugarse un cuarto down que de ayudar a Tom Brady, el jugador que le tenía que ganar el partido. Y teniendo en cuenta la de veces que Brady ha ayudado a Belichick con grandiosas actuaciones, es triste que en una de las pocas veces en las que Brady necesitaba ayuda Belichick apenas se la haya dado.
Y por no tener un plan alternativo preparado, por haber dependido de una forma tan extrema del rendimiento de Brady y, para qué engañarnos, porque Brady tuvo una actuación impropia de su talento los Patriots ya han jugado su último partido esta temporada. Una lástima para ellos, porque sobre el papel eran mucho mejor equipo que los Ravens, pero cuando dependes de un solo jugador pueden pasar estas cosas. Y teniendo en cuenta que ese jugador del que dependes empezará la temporada que viene con 36 años, quizá no sería mala idea que los Patriots se prepararan para el futuro replanteándose un poquito su escala de dependencia. Porque, igual que el chaval del bus mencionó en un momento determinado que le podía preguntar a su abuelo a ver si le podía dar dinero para eso que se quería comprar, si los Patriots hubieran tenido otro jugador a quien recurrir igual ahora mismo estarían celebrando su presencia en la Superbowl.