La devaluación de los running backs en la liga es cada vez más preocupante. Los grandes corredores están en peligro de extinción y consecuentemente una de las maravillas del football, el buen rushing game, también. Ya nada es lo que era. Apenas quedan corredores de alto nivel en la liga, hecho que decanta la estrategia más hacia el passing game, cosa que hace que la espectacularidad del juego se vea reducida.
En los últimos meses la presencia temporal, o no, de corredores provenientes de la agencia libre ha ido en aumento. Equipos como Cleveland Browns, Pittsburgh Steelers, New England Patriots y Denver Broncos contrataron agentes libres para completar su roster, casi siempre precario en materia de running backs diagnosticando así el mal momento por el que pasa dicha posición. Y lo peor de todo, a esos corredores fichados de la agencia libre no les ha ido nada mal la cosa, más bien lo contrario, han dado mucho juego y han sido muy útiles por lo que el papel de los running backs establecidos en los equipos se ha puesto en duda. Muchos undrafteds han liderado la NFL en diferentes estadísticas los últimos años. El caso paradigmático es el de Arian Foster que se fue de Tennessee sin ser drafteado y ahora, en los Houston Texans, ha sido esta temporada segundo en yardas de carrera, además de las buenas pasadas temporadas. A él se le une también otra situación poco casual, la de Justin Forsett, jugador que a diferencia de los mencionados anteriormente si fue drafteado como un séptima ronda y se ha colocado sexto en yardas de carrera y tercero en yardas por carrera (jugadores con más de 100 intentos) con 5,4 y solo por detrás de los quarterbacks Russell Wilson y Colin Kaepernick.
Otro muy paradigmático y didáctico ejemplo de la decadencia de los corredores es el de Chris Johnson, el único jugador activo con más de 1.000 yardas durante seis temporadas consecutivas, por el cual nadie quería dar un penique después de que los Titans decidieran prescindir de él. Finalmente acabó firmando por los Jets con un contrato bianual de $4 millones por año, cantidad superior en un millón y poco a la media de salarios de los running backs firmados como agentes libres en la offseason, situada en $2,89 millones. Sorprendentemente, o no, inferior a la cuantidad percibida de media por los seis kickers mejor pagados de la NFL, que se sitúa en los $2,91 millones. Si no ayuda a luchar al desánimo general de los corredores, producido en gran parte por la peligrosidad a la que se enfrentan , como iba a ayudar tan bajo salario.
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Los grandes corredores universitarios entran ahora en una liga en que sufre una drástica devaluación de su posición y se encuentran con grandes problemas para establecerse y ganar un sitio de mérito en el equipo. Los general managers de las franquicias de la NFL ya no apuestan por running backs en posiciones altas del draft. Afirmación demostrada por el hecho de que en los últimos ocho drafts de la NFL ha habido tantos corredores elegidos entre los cinco primeros picks como hubieron solo en 2005. Y no todo acaba aquí. El pasado draft fue el primero desde 1964 que no incluía un corredor escogido en primera ronda.
La pregunta está en el aire. ¿Por qué se están devaluando los corredores tanto en la agencia libre como en el draft? Hay diferentes motivos pero dos muy ligados entre ellos sobresalen del resto. En el football universitario empieza a predominar la spread offense, formación usada para dar juego a los receptores y que minimiza la actuación de sus heterónimos, los corredores. Y esto se extiende a la profesionalidad, donde la tendencia del juego va tirando poco a poco hacia el juego de pase y alejándose así de la carrera. El futuro de los running backs esta en jaque y es de todo menos prometedor. Habrá que esperar a los próximos drafts y offseasons para ver si se sigue con el mismo preocupante patrón pero la devaluación de los corredores parece ya un hecho. Se necesita promover un cambio de programa, horizontal, es decir a todos los niveles del juego, tanto profesional como universitario pasando por el instituto, y a escala estatal. De no ser así podríamos estar ante un no muy prometedor cambio de rumbo futuro de la NFL.