Hace poco más de un mes, el 8 de marzo, nos despertábamos con noticia de que Chris Johnson había sido tiroteado de madrugada. Por suerte para él y para su acompañante, Reggie Johnson, ambos fueron heridos pero se recuperaron sin problemas. Su otro acompañante, Dreekius Oricko Johnson, no tuvo tanta suerte y murió de los balazos recibidos. El tiroteo no sucedió de manera improvisada, fue un drive-by shooting. Este acto criminal consiste en un tiroteo donde los atacantes disparan con armas de fuego desde un automóvil que más tarde servirá para huir rápidamente, donde el caso más típico es el del semáforo. Un coche se para en un semáforo, de repente, otro coche se para junto a él en el carril de al lado, baja la ventanilla, abren fuego y pisan el acelerador. Su enemigo no lo espera, es rápido y no deja ni rastro, un plan casi perfecto para muchos criminales.
Para muchos, al leer esta noticia fue inevitable acordarse de Darrent Williams. Este cornerback, drafteado en segunda ronda por los Broncos en el año 2005, demostró muchísimas aptitudes en su primera temporada en la NFL. Sin embargo, fue en su segunda temporada cuando confirmó que iba a ser uno de los cornerbacks dominantes en la liga durate la siguiente década con un total total de 86 placajes, 4 intercepciones, 1 touchdown de retorno y un fumble forzado. Junto a Champ Bailey, juntaban la nueva gran pareja de cornerbacks de la NFL. Una pareja que provocaba que todo quarterback que jugaba contra ellos fuera con cara de pocos amigos a Denver, porque sabía que cuando alzara la cabeza en el campo se iba a encontrar con dos auténticos perros de presa esperando su pase, y probablemente fuesen a interceptarlo.
Sin embargo, el destino tenía un final muy diferente preparado para Darrent Williams. Apenas 12 horas después de jugar el último partido de su segunda temporada en la liga, Williams salió a celebrar la entrada al año 2007 en una fiesta de Nochevieja que había organizado el NBA Kenyon Martin en el Club Safari de Denver. Allí estaban otros compañeros de equipo, Brandon Marshall y Javon Walker, que por aquel entonces jugaban en los Broncos. También andaba en el local un ilustre compañero de Martin en los Nuggets, Carmelo Anthony, otra estrella de la NBA. Al parecer, Brandon Marshall estuvo involucrado en un altercado con un grupo de jóvenes durante la fiesta. Parecía que la cosa no pasó a mayores, pero no, no había terminado ahí. Darrent Williams y Javon Walker abandonaron la fiesta junto a otro acompañante en una limusina Hammer que habían alquilado para esa noche. Durante el trayecto, cuando menos lo esperaban, fueron tiroteados desde un coche que iba a su lado por la carretera. Entonces, Walker vio cómo su compañero y amigo Williams caía en su regazo con un disparo en el cuello, fallecido en el acto. El 1 de enero de 2007, todo el mundo de la NFL no podía creerse lo que estaba viendo en las noticias. Darrent Williams, una de las incipientes estrellas de la liga, acababa de ser asesinado.
Al parecer, ese grupo de chicos con el que Brandon Marshall se había visto involucrado en la fiesta previa a su muerte eran de los Crips, la mayor banda de gánsters callejeros de los Estados Unidos. Originaria de Los Ángeles, se estima que esta banda cuenta con 30.000-35.000 miembros actualmente, siendo el color azul su seña de identidad. A sus espaldas, innumerables delitos de robo, asesinato y tráfico de drogas. Precisamente el deporte es muchas veces la única vía de escape para que jóvenes sin oportunidades puedan triunfar en la vida, salir de los suburbios y no tener que andar con cuidado cada vez que doblan una esquina. Para definir esto siempre se ha usado la expresión “salir de ahí”, ya que el problema no es que tengan que andar con cuidado cuando van por sus barrios, sino que probablemente acaben siendo uno de ellos. Al fin y al cabo, si vives en medio de una guerra, estar en línea de fuego cruzado es la única manera de no durar ni dos telediarios. Sin embargo, si te haces de uno de los bandos, al menos tendrás quién te defienda y con qué defenderte. No lo han elegido, es donde les ha tocado nacer, crecer y vivir y quizá esa es la única manera de sobrevivir. De ahí la pregunta que se hizo todo el mundo: si chicos como Carmelo Anthony, Kenyon Martin, Brandon Marshall, Javon Walker o Darrent Williams habían conseguido triunfar en su vida, vivir en barrios donde solo unos pocos elegidos pueden, olvidarse de problemas económicos…¿qué hacían metiéndose en trifulcas con pandilleros? Y ya no solo eso, ¿qué hacían compartiendo una fiesta con ellos?
Todo este estilo de vida, que tuvo su mayor apogeo en los 80 y los 90, fue relatado a través de la música por muchos de ellos, lo que sirvió para conocer mejor los entresijos de ese mundillo. Corría el año 1995, la tensión entre bandas era máxima, sobre todo los Crips contra los Bloods en Los Ángeles, y a su vez las bandas del este contra las del oeste de EE.UU. Fue entonces cuando unos chicos de Queens, Nueva York, publicaron el álbum The Infamous. No eran otros que Mobb Deep, formado por Prodigy y Havoc, que con apenas 19 años sacaron un disco que les dio fama mundial. Sin saberlo, acababan de publicar un himno generacional y, más concretamente, un himno de ese estilo de vida, que sirvió para definirlo y para que el resto del mundo se enterara de lo que viven y cómo funciona la mente de un chico como ellos.
Solo el título ya es una muestra clara de lo que va esto, Survival of the fittest, es decir, “La supervivencia del más fuerte”. En la canción, Prodigy empieza contando: “There’s a war goin’ on outside, no man is safe from. You could run but you can’t hide forever from these streets that we done took. You walkin’ witcha head down scared to look”, lo que significa, “Hay una guerra ahí fuera de la que ningún hombre está a salvo. Puedes correr pero no te puedes esconder para siempre de estas calles en las que nos han puesto. Vas andando con la cabeza gacha por el miedo a mirar”. Para continuar en el estribillo, “We livin’ this til’ the day that we die, survival of the fittest, only the strong survive”, es decir, “Viviremos esto hasta el día en que muramos, la supervivencia del más fuerte, solo el fuerte sobrevive”.
Parece que está claro, está escrito de hecho, “hasta el día en que mueran”, ahí está la respuesta a la pregunta anterior. Como si todo el tema ese de triunfar para dejar esa vida fuera un cuento, una mentira, porque es imposible. De alguna manera parece que por mucho contrato millonario, mansiones, lujos y todas las facilidades del mundo, no dejarán de ser chicos de la calle, de esas calles que les vieron crecer y moldearon su forma de pensar. Porque como dice la frase , “You can take the nigga out of the guetto, but you can’t take the guetto out of the nigga”.
Otro caso famoso que viene al caso fue el de Jamal Lewis, running back que tuvo una gran carrera en Baltimore. Se recuerda principalmente su anillo de campeón en su temporada rookie y sus números en la temporada 2003 en la que acabó con 14 touchdowns y 2.066 yardas de carrera, la tercera mejor marca en la historia de la NFL, solo superado por Adrian Peterson y Eric Dickerson. Era una de las estrellas de la liga por aquel entonces cuando en febrero del 2004 se vio envuelto en un delito por conversaciones sobre tráfico de droga. Al parecer en una conversación con el teléfono pinchado, Lewis declaraba su intención de realizar la venta de 5 kilos de cocaína. Venta que nunca se llegó a realizar ya que fue detenido antes. En enero del 2005 fue condenado a cuatro meses de prisión.
Es imposible volver a hacerse la misma pregunta, ¿por qué? Un jugador con números históricos, una estrella de la liga… ¿qué le lleva a meterse en un lío así? De nuevo, la canción mencionada anteriormente nos da la respuesta. En este caso Havoc, cuenta: “If beef, we never separate and pull together. When worst comes to worst, my people come first”, lo que significa, “Si hay bronca, nunca nos separamos y aunamos nuestras fuerzas. Cuando la cosa va de mal en peor, mi gente es lo primero”. Obviamente Jamal Lewis no necesitaba pasar cocaína para llegar a fin de mes. De hecho lo que sacaría de ahí sería lo que ganaba cada mes tranquilamente en Baltimore, pero puede que sus amigos no. Probablemente un amigo suyo, uno de esos chicos con los que creció y no tuvo tanta suerte en la vida como él, estaba amenazado por algún mal negocio de la calle. Lo más seguro que estuviera en la cárcel y no pudiera realizar la entrega pero Lewis, aún dada su posición acomodada, no iba a dejar tirado a su amigo. Incluso arriesgando su estelar carrera en la NFL, iba a hacerle ese favor a su amigo porque cuando la cosa va mal, su gente es lo primero.
No solo en la NFL se dan estos casos, de hecho, un caso polémico ocurrió hace pocos años en la NBA con una de sus mayores estrellas, Paul Pierce. Durante un partido contra los Hawks, el pivot de Atlanta Al Holford se mofó de Pierce tras una jugada y su respuesta no fue otra que un supuesto gesto representativo de una banda callejera, los Piru Bloods, que venía a decir básicamente que Horford no sabía con quién se estaba metiendo. La NBA no tuvo dudas y para atajar el caso y evitar gestos así, multó al de los Celtics con $25.000 pese a que el jugador siempre negó que el gesto tuviera nada que ver con ninguna banda. Nunca se sabrá quién decía la verdad pero sí es cierto que había indicios de que Pierce hubiera tenido en el pasado algún contacto con dicha banda callejera, ya que creció en Inglewood, una de las ciudades más peligrosas de EE.UU y donde los Piru Bloods tuvieron una importante presencia.
Casualmente esta banda es originaria de Compton, otra ciudad californiana que está considerada la octava ciudad más peligrosa de Estados Unidos. Y es allí donde nació otro protagonista más que conocido por todos, pero en este caso que ha conseguido enfocar hacia el lado positivo este estilo de vida. Estoy hablando de Richard Sherman.
Compton, oficialmente un suburbio de Los Ángeles, es una de las ciudades con mayor índice de criminalidad y pobreza del país. Justo en el año de su fundación, 1988, surgió de sus barrios el primer gran grupo de gangsta rap, N.W.A., que utilizó la música para quejarse de la situación social que vivían por aquel entonces con su famoso Straight Outta Compton. Se calcula que en el año 1990 hubo 82 asesinatos (de los que la policía tuviera constancia). Siendo la población de apenas 90.000 habitantes por aquel entonces, cada 4 o 5 días se asesinaba a alguien, una locura.
Puede que no os suene ninguna de las caras del vídeo pero hay dos miembros de aquel grupo que seguro que a día de hoy os son familiares. Aparte de su exitosa carrera musical, uno de ellos, Dr. Dre, es el fundador de la compañía Beats by Dre. Sí, esos cascos que llevan casi todos los futbolistas y demás famosos, son suyos. Es el que sale al principio del vídeo diciendo, “You’re now about to witness the strenght of the streets knowledge”, en español, “estáis a punto de ser testigos de la fuerza del conocimiento de la calle”, toda una declaración de intenciones. Otro de ellos, Ice Cube, hace sus pinitos en el cine. Fue el protagonista de la segunda parte de Triple X y otras pelis domingueras de dudosa calidad. Pues ahí donde los veis, hace casi 30 años eran delincuentes de Compton. Siempre acompañados de su pistola por lo que pudiera pasar, esos jóvenes eran la cara visible de esa ciudad, una auténtica jungla de asfalto.
Lo que no sabían es que también en 1988 nacería uno de los que, a la postre, sería uno de sus vecinos más ilustres, Richard Sherman. Son más que conocidas por todos las habilidades de Sherman como cornerback de los Seahawks, así como su bocaza y su ego fuera del campo. Sin embargo, es el mejor ejemplo de como un chico que se crió en las calles de Compton rodeado de jóvenes como que los que acabáis de ver, ha sido capaz de canalizar en el campo todo lo que ha vivido en su barrio. Crecer allí no es fácil, o eres el martillo o eres el clavo. Viendo la actitud de Sherman está claro que él decidió ser el martillo, que nadie le pisaría y que cualquiera que quisiera ganarle tendría que pasar por encima de su cadáver. Ese carácter le valió para crecer aspirando a sus sueños en un sitio tan complicado pero está claro que el camino sería largo. Cuando llegó a la liga, draft del 2011, fue elegido en la posición 154 global, durante la quinta ronda. Un total de 23 cornerbacks fueron elegidos antes que Sherman en aquel draft. Pasó totalmente inadvertido cuando llegó a la liga, pero un tipo que se ha criado en Compton para llegar hasta ahí no iba a tirar la toalla ni se iba a asustar de ningún receptor cuando saltara al campo. Esa tensión con la que él vivía cuando caminaba por la calle, siempre atento por si había que salir por piernas al doblar la esquina. Esa tensión por si de un callejón salía alguien dispuesto a volarle la cabeza si se resistía a darle la cartera. Esa tensión por si alguien se paraba al lado de su coche para zanjar la discusión de la noche anterior en el local de turno…esa tensión. Ahora es lo mismo, pero en un contexto diferente, la tensión es la misma pero ahora se vive en la banda del CenturyLink Field de Seattle cada fin de semana. Esa tensión con la que mira a su par, con la que no le deja respirar, evitando que el intento de pase del quarterback acabe siendo atrapado. Si no permitió de pequeño que nadie le intimidara en Compton, estaba claro que no iba a permitir que Crabtree cogiera aquel balón lanzado por Kaepernick, y menos si le había nombrado previamente.
Quizá ahora, se puede entender mejor el porqué de aquellas famosas declaraciones a Erin Andrews en cuanto acabó el partido.
“Soy el mejor cornerback en el juego. Nunca hables de mí”, decía Sherman completamente exaltado. No sabemos si será el mejor, pero está claro que actualmente es de los mejores jugadores de la NFL. Si está en ese pequeño círculo de elegidos es obvio que se debe más a su carácter que a su talento, a esa fuerza del “conocimiento de la calle” de la que hablaba Dr. Dre en 1988. El concepto está claro y lo tiene grabado a fuego, la supervivencia del más fuerte, primero en la calle y ahora en los campos de football. Tampoco sabemos si algún día nos levantaremos y leeremos la noticia de que Sherman ha sido detenido o asesinado en un drive-by shooting por viejas rencillas del pasado. Sinceramente creo que es un jugador lo suficientemente inteligente como para ser capaz de no volver a tener nada que ver con su vida previa al football pero como rezaba la canción, vivirán ese estilo de vida hasta que mueran. De momento, el jugador solo guarda lo bueno de aquellos años y lo canaliza hacia el football. Quizá no sea el mejor, pero no le hace falta, porque sí es el más fuerte. Y ya sabéis, solo el más fuerte sobrevive.