De entrada no se puede decir que lo estén haciendo mal. El trabajo de estos años atrás, el esfuerzo psicológico de superar dos lesiones larguísimas de su estrella y los movimientos de la última offseason generaban la necesidad (casi obligada) de estar en el punto donde lo hacen en estos momentos. Pero eso no quita que en algunas cosas deben mejorar.
En el camino hasta el objetivo final, luchar contra los elementos es algo tan inevitable como imprevisible. Por supuesto, pocos podían esperar que equipos como Atlanta Hawks, Toronto Raptors y Washington Wizards iban a poner el listón tan alto esta temporada. No se preveía, pero ha sucedido.
Hay otras cosas inevitables que, aunque se sabe que pueden ocurrir, no se puede impedir que sucedan. Porque por pura inercia y ritmo del calendario, las franquicias de la NBA pasan por picos de momentos mejores y peores. Y sólo las que saben sobreponerse las situaciones en las que se está trazando una línea descendente pueden llegar a triunfar.
Chicago tiene un equipazo. Algo que ya tenían en años anteriores, pero que este año sin lesiones ‘rompe-esquemas’ mediante ha subido un peldaño su nivel. Si los Bulls se hubiesen imaginado una plantilla que pudiese aspirar realmente al anillo, después de aquella maravillosa etapa de Michael Jordan, perfectamente habría sido esta.
Pero como todo hijo de vecino en la NBA, tienen que luchar contra todos los elementos que se le ponen en su camino, tanto los inevitables como los imprevisibles. Por un lado, contra los tres líderes del Este mencionados previamente; y por otro, y aunque suene sorprendente, contra ellos mismos superándose y mejorando personalmente.
Porque en el mes de enero han dado un paso atrás en lo que a defensa se refiere. Y los números así lo atestiguan. Si bien entre octubre y diciembre habían permitido que los rivales les metiesen más de 100 puntos en 13 de los 32 primeros partidos del curso, en enero sus rivales han superado la centena en 10 de 15 partidos. Dos de ellos han sucedido en prórrogas (la última la resolvió así Derrick Rose), las mismas que habían jugado antes de que comenzase 2015.
Y esto, consecuentemente, ha revertido en un frenazo en su ritmo de victorias. Hasta el mes de diciembre su récord era 22-10 y desde que comenzó enero, su balance es por el momento de 8-7, llegando a las 30 victorias y 17 derrotas que tienen en estos momentos. Algo que no está mal pero que no es suficiente para igualar o superar el nivel que están imponiendo los equipos más potentes del Este esta temporada.
Su juego en ataque no lo desarrollan mal. Buscan continuamente los espacios y los bloqueos en el poste alto de sus jugadores de mayor envergadura para que éstos –o el jugador que se beneficia del bloqueo– juegue con ventaja en el paso posterior de la jugada.
Ya sea Rose, Pau Gasol, Joakim Noah, Jimmy Butler o Tony Snell, el objetivo de los de Tom Thibodeau es que el jugador que reciba el balón lo haga en superioridad al rival. Da igual que la jugada se desarrolle en el lado en el que esté el balón, que haya espacio detrás del defensor o incluso haciendo un aclarado para el atacante en cuestión. Lo importante es que tenga más opciones de pase, tiro o penetración que el rival a la hora de pararle. El problema en las últimas semanas está, como ya se ha visto, en que están cediendo terreno en el apartado defensivo.
Falta el ‘factor Noah’
Lo de la recta final de la temporada pasada fue espectacular. De lo mejor que se ha visto de un jugador en el plano defensivo en mucho tiempo. Se comía a los rivales, le echaba más ganas (y otra cosa) que nadie. Rebote, tapón, cerrar espacios, intimidación… esa chispa que le hizo llevarse con justicia el premio al Mejor Defensor del Año en 2014, la que tenía tan encendida, no se está viendo tanto este curso.
Porque echando un sencillo vistazo a sus números, ninguno supera esta temporada los registrados el año pasado. Sólo iguala los tapones. Y eso, aunque a veces no lo parezca, se acaba notando.
Todo esto se suma a que únicamente tres jugadores de los Bulls superan los 18 puntos por partido. Estos son Butler, Gasol y Rose. Los compañeros que más de cerca le siguen son Taj Gibson y Aaron Brooks, ambos con algo más de 11 puntos por encuentro. Tras ellos, ninguno supera de media la decena de tantos por noche.
Eso sí, no se les puede tachar de ineficientes a la hora de lanzar a canasta. Todos los jugadores de la plantilla superan el 40% de acierto en tiro (el que más, Gibson con un 49,7) excepto cuatro: Snell, Kirk Hinrich, Nazr Mohammed y Cameron Bairstow, aunque este último sólo ha disputado 11 encuentros este curso.
Débiles en casa y en la división
No hace falta repetir lo caro que está el pesacado este año en la Conferencia Este. Las victorias son muy importantes y la competencia este año brilla por su presencia. Sabiendo lo relevante de este tema, resulta sorprendente ver cómo los Bulls están cediendo más derrotas en el United Center y en sus duelos divisionales de las que deberían.
En su casa llevan un balance en estos momentos de 13-11. Tan sólo cuatro equipos más tienen un récord positivo en su cancha en toda la liga. Algo que deben mejorar cuanto antes, pues además sólo han ganado dos de los últimos siete partidos en Illinois.
Respecto a los duelos divisionales, pasa algo parecido. Cuatro victorias y tres derrotas es el resumen hasta el momento de los Bulls con equipos de la división central, que se desglosan de la siguiente manera:
- vs Milwaukee Bucks: 2-0
- vs Cleveland Cavaliers: 0-2
- vs Indiana Pacers: 1-1
- vs Detroit Pistons: 1-0
Pleno ante los de Winsconsin y Michigan, tablas ante los de Indianápolis y, lo más importante, sequía ante los de Ohio. Este es un pequeño gran síntoma de que los Bulls deben dar un paso al frente para ser un equipo competitivo en los Playoffs, y es que aún no ha podido ganar a los Cavs de LeBron James en lo que va de temporada.
Como comparación, los Raptors es el único equipo de toda la NBA que ha ganado todos sus partidos divisionales (8-0) y tiene un balance de 21-8 contra rivales del Este. Presisamente en el mismo número de partidos que han jugado los Bulls (18-11) contra franquicias de su conferencia.
Chicago tiene todo lo necesario para ser finalista del Este. Y de la NBA si quiere. Aún tiene margen suficiente para mejorar estas cosas y ser un equipo más consistente en los Playoffs, pero tiene que dar ese paso adelante necesario para estar en la pomada de los más grandes. Sea somo sea, están obligados a mejorar.