Se acabó.
Fruto del azar o del destino, una fortuita jugada en los últimos minutos del tercer cuarto del partido que los Chicago Bulls jugaron el lunes en Portland mandó al traste todo el trabajo del último año y medio de Derrick Rose. Esta vez la rodilla malograda fue la derecha, pero las consecuencias son igual de áridas y duras: se perderá lo que resta de temporada. Retomar ciertas costumbres no es fácil y menos si no se recuerdan con gusto. Los Bulls han puesto el contador a cero de nuevo para ‘iniciar’ una nueva campaña sin su estrella, como el año pasado. Todo ha vuelto a empezar.
Entonces, con todos los esquemas rotos y toda la temporada aún por delante, ¿qué va a pasar ahora?
Lo primero que Chicago ha puesto sobre la mesa para abordar el problema ha sido prever el tiempo de recuperación de Rose y, sobre todo, las condiciones de su regreso. En el rápido proceso de evaluación y operación del menisco roto una palabra se ha instaurado en la organización de Illinois desde esta semana y que perdurará hasta el final de la rehabilitación de Rose: paciencia. Con el base de los Bulls, los médicos tenían dos opciones: quitar el menisco y acelerar su recuperación, pero acortando probablemente su carrera y arriesgándose a sufrir otra lesión; o repararlo, perderse toda la temporada pero anteponer la salud del jugador por encima de todo.
«No nos vamos a obcecar cuando se trata de un jugador y su salud. Se le ha operado para reparar el menisco en la medida de lo posible. Una vez que los cirujanos vieron lo bien que se veía el tejido, mantuvieron esa opción», (GM Bulls, Gar Forman).
Se quedaron con la segunda.
Hayan acertado o no los médicos con esta decisión (que puede que sí), al resto de jugadores de los Bulls sólo les queda mirar hacia delante y trabajar lo más duro posible, tal y como ya hiciesen la temporada pasada con la baja de Rose, bajo tres claves que marcarán el devenir de la presente campaña.
- La moral del equipo.
- La aportación de Deng y Noah.
- La gestión de Tom Thibodeau.
Los Bulls seguirán siendo un equipo respetado y con opciones de mantenerse fuerte si siguen creyendo en sus posibilidades y no se ven superados psicológicamente por la situación de no tener a su líder y referente guiándoles el camino, con lo que este aspecto se torna como fundamental a cuidar.
Chicago tiene buenos jugadores en su roster, muy competitivos y de primer nivel. Si ha sonado como aspirante al anillo estos últimos años ha sido por la suma de unas piezas que encajan bien, pero el factor desequilibrante que te hace pasar de competitivo a aspirante es por un jugador con un talento diferenciador que marca el límite para que un equipo sea sólo ‘bueno’ o ganador.
Eso no lo digo yo, lo dicen los números de las últimas tres temporadas (contando la pasada temporada que se perdió). [Fuente: ESPN Stats&Info].
CON ROSE | SIN ROSE | |
% VICTORIAS | 79,6% | 58,2% |
PUNTOS POR PARTIDO | 97,1 | 93,4 |
DIFERENCIA DE PUNTOS POR PARTIDO | +7,3 | +2,2 |
Números aparte, las cosas no les ha ido demasiado bien a los Bulls desde el lunes. Pese a vencer este pasado miércoles por 20 puntos a los Pistons, el balance en los otros dos partidos ha sido el de una derrota por 39 puntos ante los Clippers y otra en la prórroga contra los Jazz, uno de los peores equipos de la NBA.
De este modo, los indicados para guiar al equipo son Luol Deng y Carlos Boozer, quienes ya se han perfilado como los pilares que intentarán sustentar a la franquicia de la ciudad del viento hasta mayo-junio.
Los dos tienen ataque y defensa y, pese a no contar con el apoyo de Rose, son también parte de las piezas que dan sentido y sustento al juego de Chicago. Su trabajo será el mismo, aunque con la presión añadida de tener más responsabilidad sobre sus hombros.
Ambos ya han asumido la responsabilidad de la anotación y saben que las opciones de victorias de Chicago pasarán casi siempre por ellos. La gestión de estas dos estrellas, sobre todo de cara a los Playoffs, pasa por ver cómo aborda la situación su entrenador Tom Thibodeau, quien ha comenzado a manejar esta nueva situación sin poner ningún pero.
“Podemos usar esto como una excusa si queremos, pero nadie va a sentir lástima por nosotros. Tenemos que pasar página y estar preparados para jugar en defensa y en el rebote porque es así como vamos a ganar, podemos hacer eso”.
Determinación, decisión y acción parecen ser las claves que Thibodeau quiere usar para no ver una temporada recién iniciada abocada al fracaso. Chicago, con el mayor de los contratiempos delante que uno se puede imaginar, debe afrontar de nuevo una temporada que creía ya olvidada tras la anterior. Y no hay otra opción. Como decía al principio, fruto del azar o del destino, todo ha vuelto a empezar.