Si algo tengo claro sobre el football es que es de los deportes más completos a nivel de espectáculo de todo el mundo, de hecho probablemente el más completo. Hablo de la plasticidad de una recepción a una mano, hablo del estremecimiento que genera el sonido de un placaje duro, hablo de la fascinación que provoca el intentar entender los planteamientos tan complejos que se desarrollan en el campo y, como no podía ser de otra manera, también hablo de la gran dosis de trash talk que genera. No sólo estoy hablando de todo lo que los jugadores se dicen dentro del terreno de juego para desconcentrar, vencer psicológicamente al rival o simplemente para divertirse; de hecho más bien me estoy refiriendo a las declaraciones que de vez en cuando la gente suelta para generar un par de titulares en la prensa deportiva. El nivel de bocachanclas en la NFL es infinitamente mayor que el de cualquier otro deporte existente, como viene con el paquete lo aceptamos gratamente e incluso, cuando no hay nada mejor de lo que hablar, a muchos nos divierte comentar las perlas que el personal va soltando porque en el fondo son el tipo de cosas que le dan salsa a la NFL. Pero no todos los bocazas son iguales, de hecho en la NFL hay diferentes tipos de bocazas y tenemos que saber interpretarlos como tal: los hay que hablan para hacerse el simpático, los hay que lo hacen para provocar al rival, los hay que hablan porque tienen un ego que no cabe en una plaza de toros y, finalmente, hay un último grupo que se meten en el berenjenal de las declaraciones polémicas sin saber muy bien de qué va la película y lo que hacen es un poco el ridículo. Esta semana ha pasado exactamente esto último.
Esta pasada semana, sin venir absolutamente a nada, Alex Smith vino a decir algo así como: «A decir verdad, las yardas (de pase) por partido no podrían importarme menos. Pienso que es una estadística totalmente sobrevalorada, porque si estás perdiendo partidos en la segunda mitad, ¿adivina? Eres como los Panthers, juegas en no-huddle durante la segunda parte entera y, sí, Cam Newton lanzó muchos partidos de 300 yardas o más. Muy bien, pero no estás ganando».
Y todo el mundo flipando.
A ver, que quede claro antes de empezar: Alex Smith tiene razón, la finalidad única de todos los deportes es ganar los partidos, y este deporte no es una excepción en este sentido así que mientras ganes da un poco igual cómo lo hagas. Pero las declaraciones son altamente sorprendentes, básicamente porque lo que Alex Smith vendría a decir con estas palabras es que ya le está bien seguir siendo mediocre porque el resto del equipo ya hace el trabajo por él. Me recuerda al típico vago de la clase que, después de tocarle hacer un trabajo con el empollón y sacar un 9, se pavonea de la nota a la vez que dice que se ha tocado las pelotas a mano cambiada mientras el otro lo hacía todo. A mí, como ex-empollón que soy (sí, es lo que hay) pero también como fan de la NFL, las palabras de Smith me sientan como una patada en la boca. Pero si a mí me sientan mal, ¿cómo pueden sentar esas palabras en el vestuario de los Niners? Resulta que todo el mundo se ha dejado el alma en tirar este equipo hacia adelante después de unos años sin hacer nada y ahora va el quarterback, quien se supone que debe ser un líder, y dice que él ha hecho lo justito pero que le da igual porque los otros se han esforzado mucho y con eso ya hacen como equipo. La verdad, apuesto a que no han sentado muy bien, pero si los jugadores son listos y/o Harbaugh les controla bien, eso es algo que nunca sabremos.
Pero es que lo curioso de todo esto es que nadie sabe qué razón llevó a Alex Smith a hacer esta afirmación, porque nunca había hecho declaraciones de este estilo. Una de las teorías más extendidas es que las ha querido hacer siempre pero que hasta ahora nunca había podido porque los resultados no le habían acompañado, pero precisamente por eso Smith debería haber sido más listo y callarse. Porque todo esto puede volverse en su contra cuando el equipo no gane. Hay que tener en cuenta que este año los Niners ya no serán el equipo revelación sino que son uno de los conjuntos a batir, su división ha mejorado bastante (aunque sigue siendo de las más flojas de la liga) y haber ganado la división les pone a los otros tres campeones de división de la NFC en el calendario, así que no parece descabellado que en San Francisco tengan más problemas que la temporada pasada. Y cuando eso suceda las miradas se centrarán en Alex Smith, porque aunque esta temporada se ha librado gracias a los buenos resultados igual no corre la misma suerte el año que viene. En esta liga que está evolucionando de forma clara hacia el juego de pase ningún equipo puede pretender establecerse entre los mejores de la liga con tan sólo 183,1 yardas de pase por partido (#29 en la NFL) y, lo que es incluso más importante, ningún equipo de esta liga puede mantenerse a un nivel de competitividad decente con un pírrico 40,7% de efectividad anotando touchdowns en la red zone (#30 en la NFL). Ni tan siquiera un equipo con una defensa como la de los Niners. Si en San Francisco realmente pretenden tener un equipo dominante durante los próximos años, deberán construir un ataque de pase que no obligue a la defensa a hacer partidazos cada semana ni provoque con su mediocridad que el kicker del equipo chute field goals hasta la saciedad, porque si David Akers ha roto el récord de la NFL de field goals anotados en una sola temporada no ha sido exclusivamente mérito suyo. Y mejorar el ataque aéreo pasa irremediablemente por espabilar al quarterback, o en su defecto acabarlo reemplazando, porque al fin y al cabo es la pieza más importante de esa faceta del juego.
A todo esto ni tan siquiera he hablado de los Panthers, pero es básicamente porque no hay mucho que comentar. Puede ser que Newton tuviera los números un poco hinchados por estar pasando toda la segunda mitad de la mayoría de partidos, pero en su año de rookie ha sorprendido a muchos y ha callado a todos los que decíamos que no merecía ser número uno del draft (entre los que me incluyo); mucho más de lo que puede decir un Alex Smith que en su temporada de rookie se marcó unos números espectaculares (1 touchdown y 11 intercepciones) e incluso hizo bueno a Tim Rattay, jugador al que sustituyó como quarterback titular. Reacción por parte de Newton no ha habido, pero sí la ha habido por parte de Jon Beason, quien dijo por Twitter algo así como que si Peyton Manning llega a decidirse por San Francisco, Smith habría sido cortado pese a la temporada de 13-3. No sólo también tiene razón sino que por lo que se cuenta no es algo que estuviera demasiado lejos de pasar. De hecho no hay más que ver lo felices que son en los Broncos después de fichar a Manning y cargarse a un quarterback que ganaba aprovechándose de la gran labor de la defensa y del juego de carrera. El caso es que Peyton no se fue a San Francisco y todo esto ya sólo son especulaciones que no sirven demasiado. Pero puestos a hipotetizar y especular, otra cosa de la que estoy convencido es que la gran mayoría de los aficionados de los Niners, al plantearles un trueque entre Alex Smith y Cam Newton, se decidirían por el actual quarterback de los Panthers. Y tanto el resultado de encuesta hipotética como el hecho de que los Niners pujaran por Manning deberían hacer reflexionar a Smith sobre su rol actual en el equipo, sobre lo que realmente está aportando y sobre lo que puede decir y lo que no.
Sea como sea, lo que está bastante claro es que Alex Smith es de los eslabones más débiles de esta plantilla, y si dividéramos a los jugadores entre los que tiran del equipo y los que le lastran, el quarterback estaría en este último grupo. Y lo peor es que con este tipo de declaraciones lo único que hace es ponerse más presión encima. Así pues, para terminar me tomaré la libertad de darle un consejo en el que parafrasearé a una de las personas más carismáticas de este país: Alex Smith, ¿por qué no te callas?