(publicado el 30 de Noviembre de 2010)
El reciente escándalo de Denver Broncos grabando unos minutos del entrenamiento de San Francisco 49ers en la previa del partido de Londres del 31 de Octubre ha traído de nuevo el asunto del espionaje entre equipo en la NFL a primer línea de los titulares. Por lo pronto, el head coach de los Broncos Josh McDaniels ha sido multado con $50.000, misma cantidad para su franquicia, y ello supone una piedra más en su camino para continuar como entrenador de la organización de Colorado tras un pésimo balance de 3-8.
La preocupación por robar, intentar robar o sacar información llevó a las ofensivas a discutir cada jugada en pequeñas reuniones sobre el campo, es lo que llamamos huddles. A partir de ahí empezó la paranoia: los audibles son dados por los entrenadores en códigos y con movimientos de cuerpo, el staff técnico se tapa la boca con las hojas de jugadas para que no les lean los labios, los entrenamientos están parcial o totalmente cerrados para todo el mundo que no esté relacionado con el equipo, incluso algunas prácticas se tapan las vallas con lonas como hacía Mike Martz en la epoca de head coach de los Rams, entrenadores asistentes son pagados para bucear en la Red en busca de la más mínima grieta de seguridad en sus oponentes, mientras que otros coordinadores evalúan la seguridad de su propio equipo o los game plans no son distribuidos en papeles por la posibilidad de que se olvide en el vestuario o se tire a la papelera.
Hay que cuidar cada detalle, nunca se sabe cuando tu oponente puede estar detrás espiándote. Posiblemente, el desagradable honor de crear esta alerta sobre el espionaje la tiene el head coach de los Patriots, Bill Belichick. En 2007, la NFL cogió a New England grabando a NY Jets algunas señales en un partido; los ‘Pats’ fueron sancionados con $250.000 y perder la primera ronda del draft 2008, mientras que Belichick sufrió una multa de medio millón de dólares, la más alta impuesta en la historia de la Liga, en un caso llamado por la prensa como ‘Spygate‘. Por entonces, el coordinador ofensivo de aquel equipo era Josh McDaniels, y muchos piensan que al joven head coach se le han pegado las malas formas de su profesor en Nueva Inglaterra.
En septiembre, el analista de nfl.com Vic Carucci investigaba sobre dos casos posibles de espionaje imposibles de probar ya que se trataba de contrataciones de jugadores por un equipo que previamente estaban en el próximo oponente de temporada regular, una práctica habitual sin son rivales divisionales: los Dolphins cortaron a WR Patrick Turner y fue firmado por NY Jets antes del duelo que enfrentaba a ambos equipos y los mismo pasó con RB Danny Woodhead firmado por los Patriots y despedido por los Jets días antes. Esos jugadores son cortados por su nuevo conjunto unos días después de ser contratados, son «utilizados» para ayudar con el game plan del partido, aunque el caso de Woodhead es una excepción ya que ha triunfado en Boston; es una práctica que también se hacía en los ochenta.
Una vez más, el football y, en especial la NFL, se manifiesta como un deporte maravillosamente estratégico donde el más mínimo detalle tiene importancia.