¿Cuál es el equipo favorito para ganar la AFC Oeste?. Pregunta con una respuesta a priori bastante fácil: Denver Broncos. La verdad es que, desde la llegada de Peyton Manning al finalizar la temporada 2011-12, los de Colorado han conseguido romper la dinámica negativa y encadenar dos temporada dos consecutivas con un record de 13-3 y conseguir el liderazgo de su división. Su dominio ha sido incontestable. Los Kansas City Chiefs parecían que les iban a poner en aprietos el año pasado empezando muy fuerte con nueve victorias consecutivas, pero finalmente se desinflaron acabando con un balance de 11-5 incluyendo dos derrotas con los Broncos. Este año han perdido sus dos partidos disputados hasta el momento y las sensaciones no son las mismas que la temporada anterior. Los Oakland Raiders, por su parte, ni están ni se les espera.
Por lo tanto, ¿quién queda?. ¿Qué equipo puede hacerles sombra?. Los San Diego Chargers son un equipo que durante los últimos años, a pesar de tener una dinámica de resultados y balances positivos, no convencía. Durante las seis temporadas bajo las órdenes del entrenador Norv Turner, el balance de victorias derrotas fue casi siempre positivo y los californianos quedaron en primera o segunda posición de su división. Pero la sensación generalizada era que estaban ahí más por la debilidad de su división que por méritos propios. Nunca consiguieron ir más allá de una victoria en Playoffs.
Relacionado: La Carnicería, «Optimismo»
La llegada del entrenador Mike McCoy la temporada pasada parece que ha sido un soplo de aire fresco para los Chargers. El sprint final de la temporada regular fue sensacional y el equipo consiguió colarse en los pPlayoffs como tercero de su división (cosa poca habitual) e incluso ganó su primer partido de postemporada de forma sorprendente contra unos favoritos Cincinnati Bengals. Finalmente, quedaron eliminados por los inefables Broncos. Y es que, sinceramente, en San Diego parece que algo está cambiando a mejor. Hace falta que se lo acaben de creer y el sábado pasado frente a los actuales campeones de la Super Bowl parece que así lo hicieron. ¿Será este el primer paso para disputarles la división a los Broncos?
Una de las claves será, sin duda, el rendimiento del Philip Rivers. El veterano quarterback inicia su decimoprimera temporada al frente de los Chargers en su tónica habitual: una de cal y una de arena. En su primer partido contra los Arizona Cardinals, su actuación fue más bien discreta (21 pases completados de 36 intentos para 238 yardas, un touchdown y una intercepción). Sin embargo, contra los Seahawks destapó el tarro de las esencias haciendo un partido espectacular completando 28 pases de 36 intentos (75’7%) para 284 yardas, tres touchdowns y ninguna intercepción. Eso es Rivers: la misma cantidad de talento y calidad que de inconsistencia e indeterminación. Nunca sabes con qué Rivers te vas a encontrar.
Las armas en ataque de las que dispone el quarterback de los Chargers no son nada desdeñables. Tanto a nivel de recepción como de carrera. Antonio Gates, el veterano tight end, es uno de los grandes referentes en su posición. En la parte final de su carrera sigue siendo un arma letal en el juego aéreo por su físico y talento. Contra los de Seattle demostró que todavía tiene mucho que aportar para este equipo realizando siete recepciones para un total de 96 yardas y tres touchdowns.
La veteranía de Gates se completa con uno de los rookies revelación la temporada pasada: Keenan Allen. El receptor procedente de los California Golden Bears completó una sensacional primera temporada con más de 1.000 yardas de recepción y un total de ocho touchdowns. Rapidez, movilidad, grandes manos, y gran talento caracteriza a este jugador en el que Rivers a encontrado un gran socio. El cuerpo de receptores lo completan jugadores tan válidos como Malcom Floyd o Eddie Royal.
El ataque terrestre está liderado por Ryan Mathews, corredor del estilo norte-sur con un físico y potencia ideal para empujar las defensas y ganar muchas yardas tras el placaje. Mathews alterna sus carreras con uno de esos jugadores admirados por su pundonor y entrega: Danny Woodhead. Corredor bajito con un tren inferior muy potente que, a pesar de su pequeña estatura, no duda en ningún momento en batallar contra las defensas. Fuerte, hábil y ágil ha encontrado su sitio en los Chargers tras unas temporadas más bien discretas en los Patriots y Jets.
Las estadísticas de la defensa sitúan a los de San Diego aproximadamente en mitad de la tabla. Por lo tanto hay margen de mejora. Y esa va a ser posiblemente una de las claves para el nuevo proyecto de McCoy. El domingo pasado ya dejaron entrever que contra equipos como los Seahawks la clave es presionar al quarterback de forma asfixiante con el front seven sin perder de vista tampoco la defensa en carrera. Buen banco de pruebas para los futuros enfrentamientos contra Manning. Y atrás hay que cerrar todas las puertas al juego aéreo. En la agencia libre contrataron al cornerback Brandon Flowers procedente de Kansas City Chiefs. Flowers aportará veteranía a una secundaria que contará también con la primera elección del draft de este año. Se trata de Jason Verret, uno de los mejores del draft en su posición. Y como cerrojo de la defensa encontramos a uno de los mejores free safety de la actualidad: Eric Weddle. Al más puro estilo de Earl Thomas, Weddle es un magnífico jugador con un gran rango de actuación, muy inteligente, rapidísimo en el reconocimiento y ejecución de la jugada, muy bueno en la ayuda a la defensa de carrera y en las coberturas a sus compañeros y un verdadero líder de este equipo.
Todavía quedan seis semanas para el enfrentamiento contra los Broncos y, a priori, el calendario previo a este partido es asequible. Veremos cómo llegan los Chargers a Denver y si realmente son la alternativa en su división.