Ver a los Raiders estos años ha sido un sufrimiento, es así de duro pero una verdad como un templo, los Raiders estos años han sido un equipo muy fácil de derrotar, sin su espíritu agresivo y duro de los ochenta, noventa y comienzos del nuevo milenio. Estos años han sido un equipo con una identidad perdida y sin ningún atisbo de rumbo. Ahora los Raiders están en un agujero negro de resultados, el antaño tricampeón de la Super Bowl es un equipo falto de espirito competitivo y calidad, los jugadores como Marcus Allen, Howie Long, han desaparecido y su espíritu con ellos.
Pero no todo es pesadumbre, existen algunos signos de mejora, o mejor dicho, posibles movimientos con cierta convicción y lógica. Uno de ellos fue la llegada del tándem McKeinzie-Allen al equipo. Parece que si dejan actuar pueden fortalecer un poco las bases desde cero, aun así, y actualmente con este equipo los vientos siempre van en dos direcciones, nunca se sabe que pueden hacer, una de cal y otra de arena.
Un ejemplo claro de lo dicho arriba es la agencia libre de este año. Los Raiders entraron a la agencia libre con cerca de 70 millones de dólares para gastar, y además una quinta elección en primera ronda del Draft. No pudieron retener a sus dos mejores agentes libres, Lamarr Houston (Chicago) y Jared Veldheer (Arizona). En lugar de Veldheer, los Raiders firmaron a Rodger Saffold por 42,5 millones de dólares y cinco años, con 21 garantizados. Obtuvieron también a Austin Howard de Jets por 40 millones en cinco años. En poco más de 24 horas después de la transacción, Saffold suspendió su examen médico y regresó a San Luis en donde firmó por cinco años, y fue dado de alta por el grupo médico de los Rams.
Oakland reemplazó a Houston con Justin Tuck y firmó además a Antonio Smith. A pesar de jugar lesionado, Tuck tuvo buenos números con los Giants el año pasado. Smith fue un jugador productivo con Houston. Llega también LaMarr Woodley, otro jugador veterano, otra incógnita.
Otro movimiento raro en la agencia libre es la contratación de Maurice Jones-Drew y deshacerse de Rashad Jennings, el mejor corredor en números del equipo, por encima de McFadden. Son movimientos de jugadores veteranos para un equipo que necesita crecer, no tiene mucho sentido. Pero intentemos mirarlo con otro prisma, todo esto puede tener algo de lógica, como bien dicen algunos analistas, si analizamos el draft de este año. Jugadores veteranos con muchos minutos y títulos en su espalda que enseñen a los jóvenes.
Mack, Carr y compañía pueden ayudarse de la veteranía de estos jugadores para crecer. La idea por lo que se puede atisbar en las elecciones es tener un jugador veterano y uno joven en su posición. Schaub y Carr, Woddley y Mack, y así hacer crecer al equipo. Es una de las ideas, la otra es que les salió un buen draft y que la agencia libre fue nefasta.
Los Raiders y su afición son uno, es un equipo mítico, uno de esos equipos que aunque llevan más de diez años arrastrándose en la clasificación está entre las diez franquicias mas ganadoras de la historia, 434-375-11 (53%) en temporada regular y 25-18 en postemporada. Esto incluye tres campeonatos de la NFL, tres de la AFL y 17 títulos de división. Catorce miembros son parte al Salón de la Fama de la NFL, incluyendo al recién designado Ray Guy. La cifra subiría a 22 si se incluyeran a jugadores que formaron parte de Raiders pero que ingresaron al Salón de la Fama bajo otros equipos.
Los “chicos malos” de la liga quieren volver a serlo, quieren volver a la senda de antaño, para ello cuentan con Reggie McKenzie como general manager, que parece venir con fuerzas desde 2012 pero que aún no ha demostrado nada y con un entrenador como Allen que parece tener ganas de hacer crecer a la franquicia. Esperemos que Al Davis, esté donde esté, vuelva a ver a los Raiders de antaño, a los Raiders guerreros y ganadores.