Vamos a hacer un poco de memoria: en pretemporada nos enteramos del arresto de Aaron Hernández por asesinato. Un palo muy grande puesto que New England se quedaba sin tight-ends ya que Rob Gronkowski se encontraba recuperándose de su lesión en el antebrazo. Por otra parte Wes Welker pedía el oro y el moro y Mr Kraft no cedió, por lo que el arma favorita de Brady se pasaba al enemigo, Peyton Manning y sus Broncos; no se renovó tampoco a Brandon Lloyd, por lo que oficialmente los Patriots estaban sin receptores, puesto que únicamente quedaba Edelman. En la agencia libre contrataron a Danny Amendola y en el draft seleccionaron a Aaron Dobson y a Josh Boyce, más tarde firmaron a Kenbrell Thompkins como agente libre sin draftear. Incluso se llegó a fichar a Tim Tebow.
Llegó la primera semana de temporada regular y los Patriots ganaron en Buffalo, pero les costó las lesiones de Amendola y Vereen, dos de los tres receptores fiables que tenían. Ganaron sus dos siguientes partidos contra Jets y Bucs. Estos partidos se ganaron a base de una buena defensa, ya que el ataque hacía aguas, se dropaban muchos pases, tal era la cantidad que a Aaron Dobson se le rebautizó con el sobrenombre de “Dropson”. El siguiente partido ante los Falcons se ganó, pero nuevamente la victoria salió muy cara ya que el mejor defensa de la línea, Vince Wilfork, se rompió el tendón de Aquiles, y al líder defensivo, el “Mike” Jerod Mayo, por una lesión en el pectoral. Dada esta pérdida de gente importante tanto en ataque como en defensa, llegaron al partido ante Bengals, el peor partido de toda la temporada, en el cual no fueron capaces de anotar un touchdown, y evidentemente perdieron. Y llegamos a lo que podríamos denominar el primer día grande de la temporada: la remontada ante los Saints. A falta de poco más de un minuto y sin tiempos muertos, Brady logró un drive ganador con un pase de touchdown a Thompkins a falta de 5 segundos, se desató la euforia, la semana siguiente perdieron ante los Jets tras pitarles loa árbitros una falta, que apenas suele señalarse, en un field goal. Fue el primer partido de Gronkowski. Seguidamente se ganó a los Dolphins y se ganó sobradamente a los Steelers, y llegó el bye week.
Cabe comentar que ya todas las armas ofensivas estaban sanas. Tras el descanso, se perdió en Carolina tras un final polémico por parte de los árbitros. Y llegamos al segundo día grande: la gran remontada a los Broncos. Fue un partido muy bien planteado por parte de Belichick que supo quitarle a Manning su fuerte: las yardas tras recepción. Permitió que corriesen todo lo que quisieran, porque sabía que el que podía ganarle el partido era Peyton, que estaba en Foxboro, con frío y con viento, lo que le ha encantado siempre. El ataque aéreo de Broncos casi brilló por su ausencia, el terrestre fue muy bueno, pero ¿cómo no vas a lanzar teniendo a Manning? Ese fue el error de Denver, que Belichick supo aprovechar hasta en el sorteo de la prórroga, eligiendo el viento en contra para Manning. Y así los Pats remontaron un 24-0. La semana siguiente en Houston se ganó con otro final ajustado, siendo probablemente uno de los mejores partidos de los Texans en todo el año. Y, llegamos a un día fatídico, el partido ante los Browns, será recordado por la lesión de Gronk para toda la temporada, le rompieron el ligamento cruzado anterior y podría llegar a perderse incluso parte de la próxima temporada. La victoria es probablemente junto con la de los Falcons la más cara del año, y otra vez hubo un final de infarto. La pasada semana se perdió ante los Dolphins un partido que se podría haber ganado, puesto que Brady tuvo cuatro pases a la end zone en el último drive, pero faltándoles Gronkowski, Dobson y Thompkins, no siempre la suerte les va a sonreír.
Es decir, ahora mismo, New England está con un récord de 11-4, primero de la AFC Este y seed #2 de la AFC tras Denver, teniendo un front seven cojo de las dos patas, una secundaria de risa y un ataque sin apenas receptores fiables. En resumen aquí claramente hay dos artífices del éxito del equipo, y son los dos de siempre: Bill Belichick y Tom Brady, los cuales deben optar a los trofeos de Coach of the Year y MVP respectivamente. Hay que ser un gran entrenador y, tal vez tener algún pacto con el diablo para conseguir que el equipo gane tantos partidos estando como está. En Brady tenemos el ejemplo claro de lo que es un MVP, un jugador sin el cual el equipo perdería más del 80% de los partidos de este año si no hubiese sido el quarterback de los Patriots.
Los Patriots posiblemente son el equipo que las lesiones han mermado más, pero en playoffs, y a un partido, son el equipo más peligroso al que puedas enfrentarte.