A pesar de que sigue habiendo gente que no concibe que haya fans de una competición tan molona como la NFL que a la vez también sean fans de un deporte tan lamentable como el fútbol, lo cierto es que los hay. Por ejemplo, yo soy uno de ellos, me gusta mucho la NFL pero si tengo que elegir entre ver el Barça o ver el turno de las 7 de la tarde, me quedo con lo primero (especialmente si no juegan los Packers). Y la verdad, no creo que sea el único entre todos los que leéis esta columna a los que les gusta tanto la NFL como el fútbol. Por lo tanto a muchos de vosotros, al leer el título del artículo de hoy, os habrá venido a la cabeza la figura de cierto periodista deportivo que aparece muy a menudo en los debates futbolísticos televisivos. Igual hasta si no os gusta el fútbol el tema os suena vagamente. Y es que Frédéric Hermel es un periodista bastante conocido por sus intervenciones en dichos debates televisivos, intervenciones que van desde defender su opinión aunque la evidencia diga justo todo lo contrario a cantar bellas canciones a Gonzalo Higuaín (sin duda uno de mis momentos favoritos de la televisión moderna), pero que sobre todo es conocido por acuñar el concepto que se refleja en el título del artículo: fin de ciclo. Se refería al ciclo ganador del Barça, un ciclo que para él terminaba cada vez que había un mínimo síntoma de debilidad en el equipo con lo cual, de tanto intentarlo, de tanto repetirlo hasta la saciedad sin que en el fondo nada pasara, la frase quedó ridiculizada y ahora para muchos es sinónimo de exageración y de catastrofismo desmesurado. Pero no por ello el concepto ha dejado de existir. El ciclo del Barça al final se acabó y, en el fondo, todos los ciclos exitosos de equipos en éste y en cualquier otro deporte acaban inevitablemente finalizando. Y no sólo la NFL no es una excepción a esta regla de oro sino que además estamos asistiendo a uno de ellos. Porque el partido de este pasado domingo sirvió para demostrar que a los San Francisco 49ers les ha llegado definitivamente su fin de ciclo.
Que no se sorprenda nadie, este fin de ciclo no es algo que ha salido de la nada, de hecho es un tema que ya lleva cociéndose desde hace ya un tiempo. Obviamente nadie está dentro de ese vestuario para poderlo decir con un 100% de seguridad pero lo que se destila de las noticias y rumores que rodean este equipo es que allí no se traga nadie: que Harbaugh está hasta los huevos y quiere largarse (y de ahí los múltiples rumores que le sitúan en 400 millones de banquillos para la temporada que viene), que algunos jugadores no se soportan entre ellos, que Baalke está descontento con el percal, y así podríamos estar todo el día. En fin, que ese vestuario parece que es un auténtico polvorín al que una simple chispa podría hacer saltar por los aires. Y la derrota de este fin de semana ante los Raiders no es que sea una chispa, es que es un cortocircuito de dimensiones acojonantes. No es que sólo sea una derrota contra el equipo del otro lado de la bahía, con la rivalidad territorial que eso conlleva, es que es una derrota contra los Oakland Raiders. Esos mismos Oakland Raiders que hasta ese partido eran últimos de la liga con sólo una victoria en doce jornadas. Esos mismos Oakland Raiders que hace años que se pasean por los campos de la liga (incluído el suyo propio) con esperanzas poco más ambiciosas que salir de ahí sin ser apalizados. Pues esos mismos Oakland Raiders ganaron a los Niners y además les ganaron bien, sin nada que objetar a nivel de suerte, arbitral o circunstancial. Una auténtica humillación para un equipo que a principio de temporada tenía aspiraciones de estar en la Super Bowl y, lo que puede que sea más importante, una derrota que de buen seguro acelerará el proceso de autodestrucción de este proyecto. Un proceso que, no nos engañemos, todos intuíamos que iba a pasar en algún momento pero tampoco hacía falta que fuera tan pronto. Así pues, después de este partido (y de hecho después de los últimos partidos en general), da la sensación de que no hay ningún aficionado de los Niners que crea en Kaepernick como su quarterback titular ni a largo ni a corto plazo, Frank Gore hace declaraciones en las que implícitamente cuestiona el playcalling de Greg Roman, el cuerpo de receptores y la línea de ataque están más cuestionados que nunca y a todo eso además hay que sumarle todos los rumores referentes a la marcha de Harbaugh. Fin de ciclo. Con todas las letras.
Y tiene narices porque este fin de ciclo lo podemos resumir en una sola persona, la persona que ocupa la posición más importante en cualquier franquícia de la NFL, la persona que posiblemente sirvió de inspiración al dibujante que creó el personaje del Señor Calamardo en la serie de televisión Bob Esponja. ¿Qué pasa con Colin Kaepernick? Ahora mismo Kaepernick es una de las personas más odiadas en la costa oeste de los Estados Unidos. Muchos son partidarios de mandarlo a tomar viento, de hecho muchos aficionados de los Niners son directamente partidarios de quemar su camiseta de lo mucho que le odian (no, no lo estoy diciendo en sentido figurado, hay gente quemando camisetas de Kaepernick) pero estoy seguro de que es sólo una reacción en caliente y que pronto volverán a razonar con la cabeza y no con los pies. O quizá no, que la fan base de los Niners es bastante especial, para qué nos vamos a engañar. El tema es que, a pesar de la opinión actual de la mayoría de fans de los Niners (y de la NFL en general) Kaepernick tiene muchas cosas que lo convierten en un jugador válido para la posición de quarterback, por lo que en mi opinión el problema aquí no es el propio Kaepernick sino el uso que se ha hecho de él. Y ahí encontramos dos grandes culpables. El primero tiene que ser claramente Greg Roman, el coordinador ofensivo del equipo. Ya no estoy hablando de cantar tal jugada o tal otra en momentos determinados ni tampoco de sus problemas terribles para convertir en touchdown los drives que llegan a la red zone (dos cosas que por cierto están claramente relacionadas entre sí), sino que estoy hablando de algo mucho más global y mucho más sencillo. Todos sabemos como es Kaepernick, lo sabíamos cuando jugaba en Nevada, lo sabíamos el día que le draftearon los Niners, lo sabemos ahora e incluso me puedo aventurar a decir que ahora mismo también sabemos como será Kaepernick dentro de 5 años. Kaepernick es probablemente el quarterback de la liga con mejores habilidades físicas de toda la NFL, es uno de los quarterback más rápidos corriendo de toda la competición, si no el que más, y tiene un brazo muy potente que le hace capaz de poder conectar con receptores que están en otro código postal, algo que se vió claramente en ese cuarto down decisivo en el partido de los Niners ante los Saints.
My niner fan uncle burning kaepernick jersey hahahahaha pic.twitter.com/oKjFSmfoTS
— ♊️brendo (@bdiiddy) diciembre 8, 2014
Por el otro lado, Kaepernick es un pasador con una precisión bastante mejorable (por decirlo de forma suave), con una capacidad de lectura limitada y con la inteligencia footballística de una cebolla, algo que demuestra frecuentemente al salirse del campo para pérdida de yardas cuando podría lanzar el balón fuera o cuando malgasta tiempos muertos muy pronto en el partido por estar en la parra en el huddle. Resumiendo, Kaepernick es un quarterback que domina las cualidades físicas del juego y va muy perdido en las cualidades técnicas y mentales del mismo. ¿Qué cualidades creéis que explota el playcall de Greg Roman? Efectivamente, intenta explotar las que cualidades que Kaepernick no tiene. Oye, de puta madre. Si un quarterback corre bien y lanza mal, lo suyo sería que lanzara poco y corriera mucho ¿no? Pues no, Greg Roman considera muy adecuado que Kaepernick lance mucho y corra muy poco. No hace falta más que mirar los números: esta temporada Kaepernick lleva un total de 409 intentos de pase y 81 intentos de carrera, o lo que vendría a ser lo mismo, tiene que lanzar 5 pases para poder correr una vez con el balón. Una proporción horrible. Pero bueno, quizá podríamos decir que Kaepernick ha ido salvando la temporada con un rendimiento más o menos digno hasta estos dos últimos partidos perdidos por los Niners. ¿Queréis saber la proporción de carrera y pase de Colin Kaepernick en estas derrotas? Coged una silla y sentaros que el dato se las trae: en las dos últimas semanas Kaepernick ha intentado 62 pases y ha intentado 6 carreras. Colin Kaepernick eh, no estamos hablando de Tom Brady ni de Peyton Manning, estamos hablando del que probablemente es el mejor corredor desde el puesto de quarterback y de uno de los peores pasadores de la competición. 62 a 6. Normal que la gente se cuestione su calidad, le están obligando a hacer exactamente lo opuesto a lo que sabe hacer. Y lo hace mal, qué raro.
Pero esto precisamente me lleva al segundo gran culpable de esta situación, que no es otro que Jim Harbaugh. Jim Harbaugh consiguió el puesto de entrenador en San Francisco debido a su extraordinario trabajo como entrenador de la Universidad de Stanford, o lo que vendría a ser prácticamente lo mismo, por su extraordinario trabajo a la hora de desarrollar a Andrew Luck y convertirle en el mejor prospecto de quarterback de los últimos años. Por lo tanto, desde el momento en el que los Niners eligieron a Kaepernick en el draft las expectativas de los aficionados eran que Harbaugh le conviertiera en el nuevo Luck. Y da la sensación de que estas también eran exactamente las expectativas de Harbaugh. Kaepernick se pasa un año y medio en el banquillo aprendiendo la posición y cuando sale como titular, sin que Alex Smith jugara explícitamente mal, resulta que lo peta. ¿Pero lo peta siendo un clon de Andrew Luck? No, para nada, lo peta siendo un quarterback que corre más que nadie. Pero no, da la sensación de que eso de la read-option, los draws y los quarterbacks que corren es un sistema con fecha de caducidad, para Harbaugh parecía completamente necesario convertir a Kaepernick en un pocket passer para la subsistencia de los Niners como equipo puntero. Dan igual sus cualidades individuales, lo que hay que hacer es lo que dice el libro polvoriento de los años 70, en ningún momento Harbaugh se planteó que cabía la posibilidad de que Kaepernick fuera la completa antítesis de Andrew Luck en el puesto de quarterback, había que enseñarle a ser un pasador porque de ello dependía el éxito de los Niners. Y a ello que se dedicó durante esa offseason. Pero en la primera jornada de la temporada 2013, en el primer partido después de la Super Bowl perdida, Dom Capers compensó su penoso gameplan defensivo del partido de wildcard contra los Packers del año anterior (Kaepernick corrió para 181 yardas) e hizo su jugada más magistral como coordinador defensivo de Green Bay: su penoso gameplan defensivo, ahora mucho más centrado en la carrera, hizo creer al mundo que Kaepernick realmente sabía lanzar (Kaepernick lanzó ese día para 412 yardas, su mejor marca en la NFL). Jaque mate.
Una vez que tanto los fans como Harbaugh vieron que Kaepernick podía ganar partidos con su brazo ante rivales aparentemente potentes, Kaepernick no sólo se convirtió en el rey del ataque de los Niners sino que además lo hizo pasando el balón. Y si había línea para correr, lo mejor era maniobrar en el pocket y acabar lanzando un melón, porque eso es lo que decía el gameplan que había que hacer. Fantástico. En fin, que lo único que ha hecho este cambio a ataque de pase ha sido provocar que los Niners se alejen del estilo de juego que les iba bien para practicar un estilo de juego que no sólo no les va bien sino que además no deja a nadie contento. Los fans están cabreados como una mona con un equipo que no tan exitoso como lo que se esperaba a principio de temporada y con Kaepernick porque gracias a este gameplan parece que no podría ser más malo, Frank Gore está cabreado porque ya nadie le tiene en cuenta a la hora de correr el balón, algo que probablemente decante la balanza a largarse por patas de allí a la que termine su contrato al final de esta temporada, los receptores están cabreados porque las esperanzas de recibir muchos balones con tanto pase se desvanecen al ver que los pases muchas veces no van donde tendrían que ir, Vernon Davis está cabreado porque da la sensación de que Kaepernick ni tan siquiera sabe que existe, la línea de ataque está cabreada porque este estilo de juego les va mucho peor que un juego de ataque basado en la carrera interior (los mejores años de Frank Gore fueron curiosamente los mejores años de la línea ofensiva), Harbaugh está cabreado porque nada sale bien y la gerencia está cabreada porque es incomprensible como un equipo que se suponía que iba a ser puntero en la liga está rindiendo tan por debajo de las expectativas. Total, todos cabreados con todos, y en un ambiente tan irrespirable es imposible que un equipo pueda funcionar bien. Por lo tanto los Niners, tal y como los conocemos hoy, tienen que acabarse.
Ahora bien, aunque es muy comprensible la lluvia de críticas hacia la situación actual del equipo, me parece patético aprovechar la ocasión para hablar mal de toda la época en la que Harbaugh ha liderado a los Niners. ¿O es que acaso tengo que recordar cómo estaban los Niners antes de que llegara él al puesto de entrenador? Los Niners de gran parte de la década del 2000 fueron un equipo extremadamente mediocre, estaban hundidos en la parte baja de su división (sí, de la división, de entre los cuatro equipos solían frecuentar los puestos de la mitad para abajo) e incluso en una ocasión lograron ser el peor equipo de la NFL. Intentaron salir del pozo contratando a grandes entrenadores como Mike Nolan o Mike Singletary, algo que no acabó de salirles bien, y también en ese año que fueron el peor equipo de la liga draftearon a su quarterback franquícia con el consecuente pick #1: un chaval de Utah llamado Alex Smith. Eh, y no al Alex Smith que está ahora en los Chiefs no, una versión peor que ni tan siquiera sabía ponerse recibir un snap que no fuera en shotgun. ¿Es preferible todo eso a lo que ha hecho Harbaugh? ¿Sería preferible que los Niners ahora siguieran con Alex Smith y con un entrenador al azar que sería reemplazado en dos-tres años por pobres resultados? No sé, igual estoy equivocado pero a mí me da que no. Porque tendrá sus cosas, pero Harbaugh no sólo ha hecho que los Niners vuelvan a ser un equipo competitivo sino que les ha convertido en uno de los equipos de referencia de toda la liga, que en el fondo es de lo que se trata. Ah, y un detalle sin importancia, ha logrado meter a los Niners en Playoffs los tres años en los que ha estado al frente del equipo (éste será el primero que falle si es que como parece acaba fallando). ¿La última vez que San Francisco se metió en Playoffs antes de Harbaugh? En 2002, con Steve Mariucci como entrenador y Jeff Garcia como quarterback (y con Tim Rattay de suplente). Creo que ha llovido un poquito desde entonces.
Que sí, entiendo perfectamente que muchos piensen que es un capullo y que sea un tío que caiga como una patada en las pelotas pero hay que saber diferenciar entre el Harbaugh entrenador y el Harbaugh personaje. Y podemos rajar todo lo que queramos del personaje este porque sus idas de perola en la banda son una vergüenza, pero rajar de lo que ha hecho como entrenador es poco menos que un insulto al fútbol americano. Y sé que algunos me diréis que no se puede separar una cosa de la otra porque han sido precisamente estas payasadas que vemos en la banda lo que dentro del vestuario ha llevado a este equipo a lo más alto primero y lo que le ha destruido después. Pero primero, no estoy completamente de acuerdo con eso, aunque Harbaugh hubiera pataleado de forma lamentable día tras día dentro del vestuario si los resultados hubieran seguido llegando estoy convencido de que este equipo habría seguido hambriento hasta conseguir almenos una Super Bowl. Se puede diferenciar talento y carácter porque ya puede hacer un entrenador lo que le venga en gana que si las cosas salen bien en el campo los jugadores le seguirán respetando, porque saben que como entrenador tiene razón y que se pueden hacer grandes cosas con él, con lo que hay que darle las gracias a Greg Roman porque, como responsable directo de que las cosas no salgan en el campo con su desafortunado playcalling, es también el principal responsable de la debacle del equipo. Y segundo, y probablemente más importante, si fuera así y el carácter de Harbaugh fuera una parte esencial tanto del éxito como del fracaso de los Niners, ¿qué? ¿No cambiaríais una temporada de chascos enormes por tres años de éxitos en los que el equipo ha estado muy cerca del anillo? Lo siento, no me creo que nadie dijera que prefiere que su equipo se mantenga en la mediocridad porque así, como no hay alegrías ni esperanzas, tampoco hay decepciones. Que es lo que probablemente habría pasado si Harbaugh no hubiera entrenado nunca en San Francisco.
Por lo tanto, sí, claramente, en Oakland se acabó de confirmar que los Niners cerrarán la época exitosa en la que estaban los últimos años al final de esta temporada. Durante la offseason veremos a mucha gente marchar, Jim Harbaugh tiene pinta de que será el primero pero probablemente le seguirán varios jugadores importantes. Un fin de ciclo en toda regla. Pero a pesar de que el presente es negro el futuro en San Francisco no es tan horrible, y es que tal y como se acaba este ciclo puede empezar otro tan pronto como la temporada que viene. Porque si algo bueno tiene este fin de ciclo es que el timón para empezar un ciclo nuevo está en manos de Trent Baalke, uno de los mejores general managers de toda la liga. ¿No me creéis? Pues la mejor prueba de ello es que a pesar de que se puedan ir pesos pesados de la plantilla en esta offseason (como Frank Gore o Michael Crabtree), a este equipo le seguirán quedando grandes jugadores que puede que ya estén sentando las bases de los 49ers del futuro. No estoy hablando sólo de los cracks consagrados como Patrick Willis y compañía sino más bien de jugadores jóvenes como Aldon Smith (que sólo tiene 25 años aunque parezca que lleve un montón de años jugando), Eric Reid, Chris Borland, Carlos Hyde, Aaron Lynch y de algunos otros que me dejo. Ah, y también hablo de Colin Kaepernick, especialmente si el nuevo entrenador le usa aprovechando sus virtudes y no basándose en sus puntos débiles. Bueno, el nuevo entrenador o el nuevo coordinador ofensivo, porque algo que personalmente no vería mal en absoluto es que el elegido para ser el nuevo head coach fuera Vic Fangio, el actual coordinador defensivo del equipo. En cualquier caso eso ya se verá. Lo que sí está claro es que Baalke ya ha construido un equipo ganador con Harbaugh en el banquillo y, viendo lo que tiene a su disposición, no veo porqué no podría hacerlo de nuevo. Y en menos tiempo del que pensamos. Así que sí, fin de ciclo, pero ojo al nuevo que tampoco tiene mala pinta.