Cam Newton fue nombrado ayer ganador del Heisman Trophy, mejor jugador universitario de football del año, en una ceremonia celebrada en el Best Buy Theater de Nueva York y en la que Newton pronunció uno de los discursos más memorables entre todos los ganadores del Heisman de la historia. «Me gustaría dar gracias a mi preciosa madre, Jackie, y a mi padre…», fue el momento cuando el jugador de Auburn bajó la cabeza en el podio y soltó las primeras lágrimas; su padre no estaba ahí para verle, había recibido un comunicado durante la semana diciéndo, básicamente, que no era bievenido a la ceremonia debido a las acusaciones de la NCAA de haber estado vendiendo a su hijo al mejor postor (universidad).
Incluso sin estar Cecil ahí, estaba ahí, no había forma de deshacerse de una historia que ha dominado los titulares del college las últimas semanas y que, incluso, afectó a algunos votantes para elegir en contra de Newton. No lo suficiente, porque la temporada sobre el campo del pasador ha sido indiscutible. Aún así, muchos apuntan que con la investigación de su reclutamiento en curso, pueda ocurrir lo de 2005 (Reggie Bush), un Heisman Trophy vacante.
El quarterback de Auburn ha dominado las estadísticas de la nación de forma apabullante: 2.589 yardas de pase, 1.409 de carrera, un total de 49 touchdowns, responsable de 294 puntos de su equipo y un rating líder de 188.1. Números estratosféricos conseguidos en la conferencia más dura (SEC) y la división más competitiva (SEC Oeste) para hacer de los Tigers un equipo imbatido este año (13-0), nº1 BCS y AP, que jugará el BCS Game el 10 de Enero en Glendale, Arizona, frente a Oregon Ducks. Newton ganó por un margen de 1.184 puntos sobre Andrew Luck, quarterback de Stanford, segundo en las votaciones, recibiendo 729 votos de primer lugar; LaMichael James (RB, Oregon) fue tercero y Kellen Moore (QB, Boise State) cuarto.