Artículo de Kurt Badenhausen como parte del informe económico de Forbes sobre la NFL. Os ofrecemos la traducción del texto y aquí podéis encontrar el original.
<<<La NFL ha visto como 24 de sus 32 equipos se mudaban en los últimos 15 años a estadios completamente renovados. Ello ha supuesto un boom de $8.000 millones de ingresos entre palcos VIP y patrocinios que ha impulsado el valor medio de las franquicias a $1.020 millones; según Forbes, la media en 1998, cuando la revista empezó a hacer estos estudios estaba en $288 millones. Por lo tanto, ese crecimiento del 355% puede atribuirse al estreno de los nuevos estadios, además de los jugosos contratos televisivos con FOX, ESPN, NBC, CBS y Direct TV, los que pagaron un total de $135 millones por equipo el año pasado.
Quienes han perdido ese barco de los ingresos son tres clubes, Oakland Raiders, San Francisco 49ers y San Diego Chargers, los tres de California y los tres no se han mudado de unos estadios que están entre los más antiguos de la NFL; la media de edad de esas instalaciones es de 46 años. Bears, Chiefs y Packers, otras tres franquicias con estadios de hace más de cuatro décadas, han empleado cerca de $1.300 millones en renovar sus estadios, lo que supone básicamente crear nuevas instalaciones. Tras el informe económico de las franquicias elaborado por Forbes, los tres equipos de California están en tres los diez últimos en cuanto a valor, un dato significativo.
Los equipos de California llevan luchando por nuevos estadios durante años. El primero que lo ha conseguido son los 49ers, que empezarán a construir un estadio en Santa Clara; el actual coliseo de San Francisco, Candlestick Park, no tiene asientos VIP (club seats), comparado con Redskins, Cowboys o Patriots que generan unos $30 millones al año con estas zonas del estadio. Los ‘niners’ construirán un estadio de $937 millones, unos $800 cubrirá el equipo y las autoridades del estadio, aunque el negocio todavía no está cerrado; al menos sí que tienen el permiso de los ciudadanos de Santa Clara.
Los Chargers, en su última propuesta, hablaron de un estadio de $800 millones de los cuales el 25% saldría de las arcas de la franquicia y $500 millones de la administración pública, algo prácticamente imposible. Serían 62.000 asientos en el downtown de San Diego (podrían tomar ejemplo del PETCO Park de los Padres). Los Cowboys pagaron el 75% de la factura de su mega-estadio para los locos aficionados al football tejanos y, Giants y Jets no han recibido un solo dólar de la ciudad o el estado para el nuevo estadio de Meadowlands. El único ejemplo contrario ha sido el coliseo de los Colts, Lucas Oil Stadium, pero no pueden esperar muchos los Charges porque el estado de California no es dado a estas iniciativas.
En cuanto a los Raiders, poco que comentar, no parece que hayan movido un dedo para cambiarse de estadio, de hecho, han renovado el arrendamiento de la zona por tres años más (hasta 2013). Con el segundo valor de franquicia más bajo de la Liga, y un dueño, Al Davis, que no parece tener una iniciativa clara de mudanza, lo único que se ha hablado es compartir un futuro estadio con los 49ers. >>>
Si unimos estos casos al hecho de que Los Ángeles no tiene equipo, California vive sus días más bajos económicante como estado de football (ni que decir deportivos). L.A. busca franquicia, Jaguars y Vikings son las que sigue más al acecho, y se habla de la construcción de un estadio tarde o temprano que alojaría a este nuevo club angelino. Los planes parecen utópicos teniendo en cuenta la coyuntura explicada por Badenhausen, a no ser que venga una oleada de iniciativa privada poniendo millones sobre la mesa, algo harto complicado en los tiempos de crisis que vivimos.