Que Toronto no presentaba una gran candidatura y propuesta para este año era de sobra conocido por todos. Que no iban a ganar muchos partidos y que les iba a costar mucho luchar en una división en donde son claramente inferiores, también. Pero aún así que a día de hoy estén con un récord de 6-19 y con casi media temporada ya echada por los suelos es, cuanto menos, alarmante.
Para empezar, parece que el ambiente en el equipo no es del todo bueno. Se dice que hubo muchas críticas a Andrea Bargniani por parte de sus compañeros tras la derrota por 133-99 en Utah. Las lesiones tampoco acompañan, ya que el propio Bargniani se lesionó el pasado miércoles de los ligamentos del codo y es baja indefinida y el hombre que fue designado para dirigir a los Raptors esta temporada, Kyle Lowry, también ha sido baja en ciertos encuentros por lesión. Esto ha cedido el puesto a un José Manuel Calderón relegado a la segunda unidad este año, pero que ha cumplido con creces tanto como titular como suplente como siempre suele hacer (el lunes frente a Houston hizo un triple doble con 18 puntos, 14 asistencias y 10 rebotes).
Ahora mismo encadenan dos victorias consecutivas. Aún así, Toronto es un equipo sin alma, endeble en defensa y sin las cosas claras en ataque, con partidos que acaban por debajo de los 80 o 90 puntos en anotación (algo que te mata en la NBA) o que acaban perdiendo igualmente tras tres prórrogas anotando 133 puntos. Nada, no hay manera de levantar cabeza. Ni la ausencia de los Maple Leafs por el lockout de la NHL sirve de motivación para atraer a aficionados que se sientan representados por una franquicia en la ciudad.
En el fondo no cuentan con malos jugadores, ya que Calde, Lowry, Kleiza, Bargniani o Pietrus son gente con bagaje y experiencia en la liga. El problema está en el fondo y forma de la plantilla, ya que todos ellos juntos no consiguen formar un bloque con aspiraciones serias en el Este.
En su contra también ha estado el duro calendario que han tenido de inicio, con una mini-gira por su conferencia y otra reciente de cinco partidos por el siempre correoso Oeste. El próximo mes cambiará el panorama ya que jugarán más partidos en casa, lo que puede servir como un extra de motivación para intentar conseguir más victorias y por qué no, mejorar los 23 encuentros ganados del curso pasado. Con la postemporada prácticamente imposible a estas alturas, lo único que le queda a Toronto es salvar la imagen del equipo y sentar las bases para empezar a crecer lo antes posible.