Siempre ha sido más fácil para los más grandes permanecer en lo más alto de su sector, atraer a los mejores activos y trabajar con cierta ‘ventaja’ sobre sus competidores. Cuanto más grande seas, más visibilidad tendrás, más seguidores estarán pendientes de lo que haces y será más fácil tener más ganancias económicas.
Si el mundo de la NBA tal y como lo conocemos funcionara de manera automática, los equipos presentes en las ciudades más grandes, por tener mayor número de aficionados, tendrían más ingresos y sus partidos serían más seguidos por televisión. En consecuencia, esto atraería con mayor facilidad a las estrellas de la liga, que se querrían enrolar en las organizaciones y, presumiendo que funcionarían bien, estarían en los puestos de cabeza peleando por el anillo año sí y año también.
Pero desde hace unos años, esa tendencia parece que no se está cumpliendo y una ciudad grande, en un mercado mayor y supuestamente con más ingresos, no está consiguiendo atraer a los mejores jugadores. Ahora estos prefieren ir a un lugar más pequeño pero con un proyecto más seguro y con mayores opciones de triunfar.
Sin lugar a dudas, esta situación está motivada por los resultados de los equipos de los grandes mercados en los últimos años, algo que hace que ir a estas ciudades, a grandes rasgos, no sea en el fondo tan apetecible como ir a una franquicia de una ciudad con un mercado menor. Mientras lo lógico sería querer ir a Nueva York, Chicago o Los Ángeles para estar en un equipo con aspiraciones al anillo, ahora no es raro que alguien prefiera ir a los Oklahoma City Thunder, a los Memphis Grizzlies o a los Toronto Raptors.
Grandes mercados, pequeños resultados
Tan cierto como los datos que arrojan los rendimientos de las últimas campañas de los equipos de las ciudades con mayor mercado en la NBA. Los dos mercados más grandes cuentan con dos equipos cada uno: Nueva York (Knicks y Nets) y Los Ángeles (Lakers y Clippers). Los siguientes mercados más grandes son Chicago, Philadelphia y Dallas, lo que nos da un total de siete equipos en los cinco mercados más grandes de la liga.
El resumen de todo esto está claro y el diagnóstico a primera vista, también. De estas siete franquicias, solamente dos han accedido a los Playoffs en 2016, mientras que en 2012 lo hicieron todas menos los Nets, en aquel momento aún en New Jersey. El descenso no ha sido instantáneo, sino paulatino, pues en 2013 se quedaron sin Playoffs solo dos de esos equipos, en 2014 y 2015 tres y ya en 2016 ha venido la caída más grave. De la quema solamente se salva un equipo, los Clippers, que su apuesta por la calidad y por el bueno juego (aunque sin demasiado éxito en Playoffs de momento) les ha permitido ser el único de estos siete equipos en clasificarse para la postemporada en estas cinco pasadas campañas, siendo su ‘peor’ puesto en la Conferencia una quinta posición en 2012.

De los equipos de Nueva York, los Knicks apostaron fuerte por Carmelo Anthony con un contrato de $124 millones por 5 años, renovando el que había firmado anteriormente por 3 años. En las últimas cinco temporadas los de la Gran Manzana solamente han aparecido en los Playoffs en dos ocasiones, la última vez en 2013. A mediados de 2014 Phil Jackson tomó las riendas del proyecto y, de momento, no se han visto grandes resultados. Quizás la eclosión de Kristaps Porzingis haga que las ilusiones no se pierdan del todo en el Madison Square Garden, pero la tendencia del equipo no hace, de momento, que los Knicks sean un destino apetecible para un jugador que busque cambiar de equipo.
En otro barrio de la ciudad, concretamente en Brooklyn, las cosas empezaron bien en 2012. Nuevo nombre, nuevo pabellón, proyecto renovado y muchos millones en el bolsillo de Mikhail Prokhorov auguraban un buen futuro a los Nets. Contratos renovados, unas aspiraciones altas y buenos pronósticos a largo plazo hacían de Brooklyn el lugar de moda en la NBA. La primera temporada después de dejar New Jersey acabaron cuartos del Este; la siguiente, quintos. Bien. Pero desde entonces han ido descendiendo paulatinamente hasta conseguir 21 victorias al final de 2016, superando únicamente a Philadelphia en la clasificación.
Al otro lado de país, en la costa oeste, se encuentra el segundo mercado más grande de la NBA: Los Ángeles, con Lakers y Clippers como los dos equipos de la ciudad. La histórica tendencia de ambos equipos ha cambiado y ahora son los ‘Clips’ los que mandan en LA. Además de ser el único equipo de los grandes mercados que no ha faltado a la cita con los Playoffs en las últimas cinco temporadas, sí parece ser el único de estos equipos que consigue atraer jugadores o agentes libres para enrolarse en el equipo y aspirar a cosas altas. El último gran ejemplo es Paul Pierce, quien con una dilatada carrera y habiendo sido campeón de la NBA con Boston, ha querido seguir jugando al más alto nivel en la conferencia oeste en los Clippers.
Por contra, sus vecinos de los Lakers han visto como cada año que pasaba los resultados iban a peor. Proyectos mal enfocados, entrenadores como Mike Brown criticados durante meses, la marcha de Pau Gasol a los Bulls pero, sobre todo, las lesiones de Kobe Bryant, han hecho que el proyecto de los de oro y púrpura haya tocado fondo. Mientras hace años nadie hubiera dudado en fichar por los Lakers si se les presentaba la oportunidad, seguramente ahora otros prefieran valorar opciones en el mercado más allá de los Lakers.
Los Chicago Bulls son un caso curioso en esta situación. El gran estado de forma de Derrick Rose, la solidez de Joakim Noah y los complementos de Jimmy Butler, Tony Snell y Taj Gibson, entre otros, sí han hecho a varios jugadores poner sus miras en Illinois y apostar por el proyecto deportivo de los Bulls. Sin ir más lejos, actualmente es la gran apuesta de los españoles Pau Gasol y Nikola Mirotic y, con todo esto, Chicago ha estado presente en todas las postemporadas, menos en 2016. La fragilidad defensiva y la falta de consistencia y regularidad en diversos tramos de la temporada han hecho que las fuerzas de este equipo, que juega en el tercer mercado más grande del país, se fueran diluyendo hasta quedar fuera de Playoffs por primera vez desde 2008.
Y qué decir de los Philadelphia 76ers. 47 triunfos en las últimas tres temporadas, con la idea de la reconstrucción aún por tomar forma y mandando a su mejor jugador (Michael Carter-Williams) a los Milwaukee Bucks, hoy por hoy no parece un destino de lo más apetecible para ningún jugador. Filadelfia es la ciudad con el cuarto mayor mercado de Estados Unidos, situada a medio camino entre Nueva York y Washington DC y, lo que podría ser un buen destino para muchos jugadores, hoy por hoy parece uno de los proyectos menos fiables de toda la liga.
Por último, los Dallas Mavericks no son el equipo que peor parado sale de esta lista. Se quedaron fuera de los Playoffs en 2013, pero en el resto de las últimas cinco temporadas han estado presentes. El incombustible Dirk Nowitzki es el líder incuestionable de esta plantilla, que desde que lograran el anillo en 2011 han pasado de ser un equipo temible a uno que ‘cumple’ el expediente cada temporada. Se puede decir que si un jugador decide ir a los Mavs, estará apostando por un proyecto de Playoffs pero que, de momento, no supone una gran amenaza para los equipos punteros del Oeste.
A veces, menos es más
Eso es lo que deben pensar muchos jugadores ahora mismo en la NBA. Las temporadas son muy largas. Saber que vas a estar en un equipo que probablemente no juegue más de 82 partidos y que, a partir del mes de marzo el único objetivo sea descontar las hojas del calendario hasta que lleguen las vacaciones, no suena muy ambicioso.
Por ello, ahora parece que los actores que cada noche saltan a las canchas prefieren un proyecto sólido en un mercado pequeño antes que ‘malgastar’ el tiempo en una gran ciudad, pero en un equipo con pocas aspiraciones por delante.
Los dos ejemplos más claros los podemos encontrar en la conferencia oeste, concretamente en los Memphis Grizzlies y en los San Antonio Spurs. En el verano de 2015, Marc Gasol acababa contrato con los de Tennessee y, pese a tener ofertas de otras franquicias y habiéndose podido ir a otros equipos, prefirió renovar por los Grizzlies. En Texas pasó algo diferente, pero igualmente significativo para los mercados pequeños. Es el caso de LaMarcus Aldridge, que dejó Oregon para integrarse en la organización de los Spurs. Pese a que San Antonio es uno de los equipos más consistentes de las últimas décadas, no deja de ser un mercado pequeño por la población y el número de televisores presentes en la ciudad.
Un caso similar es el de DeMarre Carroll, actualmente en Toronto. Aunque la ciudad canadiense no es un mercado pequeño, nunca ha sido uno de los lugares preferidos para elegir en una agencia libre. En este sentido, es destacable que Carroll decidiera ir a Ontario para intentar llevar a los Raptors lo más lejos posible en la temporada.
Los grandes mercados ofrecen a los jugadores más exposición en televisión, muchas veces mejores salarios y una vida de ‘estrella’ con los que muchos soñarían. Pero, por razones de peso, los jugadores están mirando más por su salud y sus objetivos y los malos resultados de las últimas cinco campañas parece que están beneficiando a los equipos de lugares más pequeños.
Por ello, parece que los ‘David’ de la liga han ganado terreno a los ‘Goliat’ y todo indica que el buen trabajo y las cosas bien hechas están primando para que los jugadores prefieran ir a este tipo de equipos. Seguro que las franquicias de los grandes mercados acabarán resurgiendo y los jugadores volverán a ver estas opciones como las de mayor valor, pero hasta que no se produzca, lo único cierto que ha sucedido es la caída de los gigantes de la NBA, que está llevando a una situación pocas veces vista con anterioridad.