Por Axel Andrés
En el draft de 1990, los Atlanta Braves seleccionaron a un joven shortstop llamado Larry Jones con el primer pick absoluto. Se dice que Bobby Cox, por aquellos entonces GM de los Braves, prefería a otro jugador, un pitcher que respondía al nombre de Todd van Poppel, pero unas declaraciones de éste en las que decía que no iba a firmar con Atlanta si le elegían, hizo que la balanza se decantara a favor de Jones. Lo que no sabían en Atlanta es que ese fue quizá el mejor accidente desde el descubrimiento de la penicilina, y es que 20 años más tarde el tal Larry se habría convertido, con el permiso de Hank Aaron, en el mejor jugador de la historia de los Braves. Estamos hablando, como no, de Chipper Jones.
¿Y qué tiene Chipper que hace que se le considere como uno de los más grandes? Pues una mezcla de todo, tiene potencia (436 HRs), habilidad con el bate (.306 de media de bateo), buen ojo para los lanzamientos (1,1 de relación BB:K) y también algo de velocidad (147 bases robadas). Pero si algo le hace realmente especial es el haber logrado todos estos números como switch-hitter, es decir, bateando como zurdo o como diestro dependiendo del lanzador rival. De hecho es el único switch-hitter en la historia de la MLB con más de 400 HRs y una media de bateo superior a .300, con lo que se debe considerar a Chipper Jones como lo que es, uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte. Cierto es que los switch-hitters ahora son bastante más comunes que hace un tiempo, con lo cual probablemente dentro de 10 años hablemos de otros jugadores como ahora hablamos de Chipper, pero ahora mismo no hay mucha gente equiparable al tercera base de los Braves.
Aunque tampoco podemos decir que fue el primero en batear de esta forma. Desde el 1900 ya ha habido jugadores bateando desde ambos lados del plate, pero no fue hasta la década de los ’50 que el concepto se hizo conocido. Eso fue de la mano del gran Mickey Mantle, quien aún hoy en día es considerado el mejor switch-hitter de la historia. Y uno de los fans incondicionales de Mantle fue, precisamente, el padre de Chipper Jones. En el afán para que su hijo se pareciera lo más posible a su ídolo, el pequeño Chipper ya era obligado a batear por su lado no natural; fue en esa típica estampa americana de padre e hijo jugando a béisbol en el jardín de casa donde se empezaron a sentar las bases de lo que hoy es con toda seguridad un futuro miembro del Hall of Fame. Después de eso, Chipper Jones fue evolucionando en las típicas etapas de escuela e instituto para llegar al momento que comentábamos al principio, fue elegido como nº1 del draft por los Atlanta Braves.
Pero si bien en otros deportes ser el primer jugador elegido es sinónimo de super-contratos y estrellato, en béisbol eso no suele garantizar nada, y eso fue precisamente lo que ocurrió en este caso. Chipper pasó los primeros tres años con los Braves deambulando entre ligas menores, sufriendo porque la transición desde shortstop a tercera base no estaba siendo fácil y, sobre todo, sufriendo porque no podía llevar su juego al siguiente nivel. No fue hasta septiembre de 1993 cuando Chipper debutó con los Atlanta Braves. Después de romperse los ligamentos de la rodilla en 1994, se preparó a conciencia para volver en 1995. Y vaya si lo hizo, Chipper Jones ganó el TSN Rookie of the Year Award ese año y, lo que es más importante, contribuyó de forma decisiva a que los Atlanta Braves se proclamaran campeones de las World Series. Desde entonces, Chipper Jones no ha dejado de cosechar éxitos, entre los que destacan sus 6 elecciones para el All-Star (1996, 1997, 1998, 2000, 2001 y 2008), su premio de MVP de la Liga Nacional (1999), sus 2 premios de Silver Slugger como tercera base (1999 y 2000) y el ser campeón de media de bateo en la Liga Nacional (2008). Además, ostenta el récord de la liga en racha de partidos con un hit para bases extra (14 partidos) y el récord de HRs para un switch-hitter en una temporada (45 HRs, empatado con Lance Berkman). Pero también hay que decir que, en especial desde el año 2004, las lesiones no han dejado de molestarle. Ya son 7 viajes a la disabled list desde entonces por problemas de distinta gravedad, además de los numerosos partidos que se ha perdido por lesiones puntuales.
Y eso nos lleva al presente. En la temporada de la retirada de Bobby Cox, siendo primeros de división con cierto margen sobre los todopoderosos Phillies, cuando todos los astros parecían alineados para que los Braves fueran otra vez campeones de las World Series, Chipper Jones se rompe los ligamentos de la rodilla izquierda, los mismos que se rompiera en el año 1994. Cierto es que la contribución de Chipper este año ya no era la que solía ser, pero abrir y cerrar su carrera profesional con un campeonato, jugando siempre bajo las órdenes de Bobby Cox, habría sido cerrar el círculo de una forma perfecta. Aunque realmente también ese círculo quedaría cerrado con la misma lesión que le apartó una temporada entera hace ya 16 años.
Y ese es precisamente el debate, ¿debería hacer Chipper Jones un esfuerzo y volver para la temporada 2011? Para empezar, Chipper ya ha dicho que va a estar listo para la próxima temporada, pero la verdad es que esto suena más a pataleta de recién lesionado que a una decisión tomada después de reflexionarla, así que tampoco hay que darle todo el crédito que en principio parece tener. Pero es que tampoco es una decisión que pueda tomar ahora, porque depende de si los Braves logran ganar las World Series aunque sea sin él jugando. El reciente trade por Derrek Lee vuelve a situar a los Braves como quizá el mejor equipo en la Liga Nacional, lo que vuelve a dar a Atlanta serias aspiraciones de llegar a las World Series, donde por cierto disfrutaría de la ventaja de campo, irónicamente ganada gracias al doble con 3 RBI de Brian McCann en el All-Star. Si logran ganar dicho campeonato, Chipper debería sentirse partícipe como el que más, y si eso ocurre lo más lógico sería retirarse con el tan anhleado anillo, anillo que no consigue desde su campaña de rookie. En el caso contrario, las opciones de que siga jugando otro año aumentan. Pero toda la rehabilitación, la adaptación a otro entrenador y el saber sobreponerse al declive de sus habilidades para no tener un año indigno de él, ¿realmente todo esto merece la pena para tener otra oportunidad al título? Es una decisión que sólo puede tomar él, y tanto si va para un lado o para el otro la decisión será comprensible, y respetada por todo el público.
En cualquier caso, decida lo que decida, Chipper Jones ya es uno de los grandes. Con sus estadísticas ya se ha puesto casi al nivel de leyendas como Mickey Mantle, y con sus 20 años al servicio de los Braves se ha puesto al nivel de jugadores como Cal Ripken Jr. Esta mezcla de lealtad, carisma y calidad hace que este jugador sea único en su especie. Quizá ahora no lo parece pero cuando se retire, sea este año, el próximo o cuando él lo crea conveniente, le vamos a echar de menos.
Así pues, hagas lo que hagas, grande Chipper.