Boston está trabajando duro en el parón invernal para intentar volver a la senda que históricamente han perseguido, la del éxito. Tras una decepcionante recta final de 2011 y 2012 entero, los Red Sox se han apresurado a contratar a cinco caras nuevas que, lejos de ser grandes nombres, no dejan claro si son los recambios que necesitaban o si por el contrario pueden darse por satisfechos y empezar a preparar la próxima temporada.
Las nuevas adquisiciones son David Ross, Mike Napoli, Jonny Gomes, Koji Uehara y Shane Victorino. Sus contratos no son mayores a tres años, de hecho Uehara sólo ha firmado por una campaña. Todos ellos están por encima de la treintena, la cuestión es preguntarse por qué los Red Sox apuestan por la veteranía antes que por los jóvenes talentos. La respuesta puede estar en las palabras del GM Ben Cherington, el cual quiere construir “los grandes Red Sox del futuro”, con lo que estos nuevos jugadores servirían de puente o transición entre la última mala temporada y media y los próximos buenos, años según él espera.
Es cierto que algunos de estos experimentados jugadores cubren ciertos puestos que era necesario reforzar, pero aún tienen la tarea pendiente de asignar un shortstop al roster de 2013. Las opciones que tienen en el equipo son el cubano José Iglesias y el dominicano Pedro Ciriaco. El que más se puede ajustar a esa posición es Iglesias, el cual no ha disgustado ni a la afición ni al cuerpo técnico aunque no termina de convencer del todo. Quizás le falte algo más de bagaje y experiencia para poder ser un shortstop de garantías para los Red Sox en un futuro no muy lejano.
Boston tiene todavía dos meses y medio hasta el comienzo de los training camps para confeccionar una plantilla competitiva y que aspire a meterse en los Playoffs, por lo que habrá que estar muy atentos a cualquier movimiento. Una temporada más sin postseason sería dramático para una franquicia acostumbrada al éxito y a estar en las quinielas por el campeonato.