Tras meses de baloncesto, la temporada regular ha llegado a su fin. Un año más, cientos de partidos que nos han deparado grandes decepciones y no menos sorpresas. Por primera vez desde la unificación de las ligas que forman la actual NBA, los playoffs no contarán con la presencia de franquicias históricas como Lakers, Celtics o Knicks.
CONFERENCIA ESTE
La batalla en la Conferencia Este parte con los dos principales candidatos cargados de dudas. Indiana Pacers, campeón de conferencia más que por méritos propios por la irregularidad de Miami, tendrá que reencontrarse con el juego que le hizo un equipo aspirante a todo. El éxito de los Pacers dependerá de que sus estrellas olviden el mal rollo del vestuario e impongan su calidad. Hibbert, West y, en especial, Paul George deben dar un paso al frente y defender el honor del primer cabeza de serie. Por su parte, Miami Heat ha sido víctima de su propia irregularidad toda la temporada. Los vigentes campeones no han terminado de alcanzar el nivel de juego del año pasado, lo que se ha demostrado en los emparejamientos frente a los grandes de la Conferencia Oeste. Lebron volverá a tirar del carro, bien rodeado por Wade – veremos en qué condición física – y Bosh, aunque quedan por resolver las dudas de su juego interior.
Toronto Raptors ha sido la mayor sorpresa del Este. Con un juego alegre pero también físico, los discípulos de Dwane Casey se han ido a la tercera posición de la Conferencia. Los Raptors son un equipo joven, cargado de ilusión pero poco experimentado. Los puntos de Lowry y DeRozan, además de su gran capacidad defensiva serán las claves para los canadienses. Chicago Bulls es fiel reflejo del carácter de su entrenador. El equipo de Tom Thibodeau ha sabido sobreponerse a la baja de Rose y ha vuelto a hacer de la defensa su mejor arma. Las opciones de los Bulls pasan por una buena selección de tiro – es un equipo al que le cuesta anotar – y de la actuación de Joakim Noah, por donde pasan muchas de sus opciones. Un rival duro, cuyo baloncesto responde a dos palabras: defensa y experiencia.
Washington Wizards es el primer clasificado de los equipos del Este que no cuenta con ventaja de campo en estos playoffs. Los capitalinos, guiados por John Wall, se plantan en la fase final con los deberes hechos y sin más objetivos que mejorar la imagen ofrecida hasta ahora. Aunque no se puedan considerar favoritos, venderán caras sus derrotas, sobre todo, en su cancha. Muy distinta parece la situación de Brooklyn Nets que, a pesar de llegar con el número seis, se puede considerar uno de los «cocos» de la Conferencia. Con un balance de victorias demoledor en lo que va de año, los de Jason Kidd pretenden ajustar cuentas con todos aquellos que dudaron de la viabilidad del proyecto a comienzos de temporada. Cargados de motivación y sobrados de experiencia, los Nets, cimentados en Pierce, Garnett, Williams y Johnson se plantan en las eliminatorias por el título con la clara intención de hacer mucho ruido.
Parece que los Charlotte Bobcats quieren comenzar a dar alegrías a Michael Jordan. La llegada de Al Jefferson ha revolucionado el juego de los de Carolina, equilibrando el balance ofensivo-defensivo de un equipo obligado a crecer cada año de la mano de Kemba Walker, y con Steve Clifford en la banda. Atlanta Hawks cierra la representación del Este. Con un balance de victorias que no llega al 50%, los de Georgia parecían más preocupados por acabar la temporada que por entrar en las eliminatorias por el título. Jeff Teague lidera a unos Hawks cómodos con el papel de no favoritos, pero con ganas de dar la campanada.
CONFERENCIA OESTE
Los equipos de la Conferencia Oeste se enfrentan a la difícil tarea de frenar a Duncan y compañía. San Antonio Spurs… ¿Qué decir del equipo de Gregg Popovich? La leyenda de este equipo no parece tener fin. Alguien debe saber la fórmula secreta que convierte cada jugador que llega a San Antonio en una pieza propicia para la maquinaria Spurs. Y este año la máquina funciona mejor que nunca. Con un baloncesto espectacularmente preciso, rápido y letal desde la línea de tres, la plantilla mejor aprovechada de la liga cuenta con el secreto de la eterna juventud, aquella que permite rejuvenecer a Duncan, Parker y Ginobili y garantiza un espíritu ganador año tras año. Si sumamos todos los factores y añadimos la maestría de Gregg Popovich, el resultado es muy simple: el mejor equipo del año y el mayor candidato al título.
Oklahoma City Thunder presenta su candidatura al título con la certeza de contar con el mejor jugador de la temporada regular y el más que probable MVP. Kevin Durant es el punto de apoyo sobre el que orbita todo el juego de los Thunder. Un punto a su favor es la posibilidad de que Russell Westbrook esté más por la labor de hacer jugar al equipo que de engrosar su estadística, en su contra tienen la debilidad de su juego interior, la vía de agua por la que se pueden escapar gran parte de sus opciones. Al igual que Oklahoma, Los Angeles Clippers son conscientes de sus grandes virtudes. Atrás ha quedado aquel equipo perdedor, el que soportaba el dudoso apelativo de “hermano pobre”. Los Clippers buscarán hacer valer su fuerza en la zona, dominante con la pareja DeAndre Jordan y Blake Griffin, finalizando las jugadas iniciadas en las manos de Chris Paul. Los angelinos parten con la ventaja de contar con una plantilla profunda, con lo que veremos el papel que la segunda unidad firma en los partidos igualados.
Houston Rockets ocupa el cuarto puesto de la Conferencia Oeste. Para Howard y Harden llega la hora de la verdad, el momento de acallar las dudas que sobre su capacidad ganadora ha generado su juego a lo largo de la temporada. El tiro de tres y la defensa en los momentos finales del partido son las mejores bazas de los texanos. Sobra decir que las opciones de Houston pasan por James Harden, así como los espacios que dejan en defensa los marcajes dobles sobre Dwight Howard. Parecido se antoja el destino de los Portland Trail Blazers. Aunque las estrellas de los Blazers han llegado fundidas a la fase final, de su acierto – sobre todo en la línea de tres – dependerá la deriva del equipo. Damian Lillard nos ha ofrecido sus dos caras: la de clutch player capaz de ganar un partido, pero también la del jugador obsesionado por anotar pese a sus lamentables porcentajes de tiro. Qué Lillard aparecerá por playoffs y cuánta gasolina le queda a LaMarcus Aldridge en el depósito, son las dos grandes dudas que mantienen en vilo a los aficionados de Portland.
Tener que jugar en la cancha de Golden State Warriors y vencerles, parece de los mayores retos de estos playoffs. El ataque predomina sobre la defensa en el equipo de Mark Jackson, pero el factor cancha parece aumentar la capacidad defensiva de este equipo. La baja indefinida de Bogut supone un golpe definitivo al juego interior de los Warriors que, por otro lado, tienen su punto fuerte en el tiro exterior, con la constante amenaza de Clay Thompson y Stephen Curry. Golden State asegura espectáculo y recital de baloncesto ofensivo.
Memphis Grizzlies ha estado peleando por entrar en playoffs hasta la última semana. El conjunto de Marc Gasol no tuvo un buen inicio de temporada, y aunque tras el All-Star la dinámica ha sido positiva, se han visto obligados a luchar contra el récord de victorias desde febrero. No es un rival apetecible contra el que jugarte tus opciones, porque garantiza juego físico y defensa. Sin embargo, entrar con el séptimo puesto le obliga a luchar de forma desigual contra uno de los favoritos de la división. Las opciones del equipo de Tennessee pasan por el backcourt, con el emparejamiento de Mike Conley con el base rival, y evidentemente, por la pareja interior formada por Marc Gasol y Zach Randolph, claves en el juego de los Grizzlies en los últimos años. Dallas Mavericks ha entrado en la fase final in extremis y como premio, parecen condenados a una presencia testimonial en la postemporada. Los rigores de la Conferencia Oeste se han cebado con los de Nowitzki cuya estrella se apaga lentamente, y que se antoja insuficiente para hacer frente a lo que se les viene encima.
La formación del cuadro final no ha estado exenta de polémica debido a la constatable diferencia de nivel de la Conferencia Oeste respecto a la Este. Así, Phoenix Suns – una de las mayores sorpresas de la temporada – se ha quedado fuera de las eliminatorias por el título con un récord favorable de 48-34. Sin embargo, la Conferencia Este marcó el corte para la fase final en las 38 victorias. El debate sobre la descompensación entre las dos conferencias no debe empañar unos playoffs a buen seguro emocionantes, que los aficionados NBA llevan esperando semanas.