La maquinaria NBA ha echado a andar. Con el «media day» y el comienzo de los entrenamientos se da el pistoletazo de salida a una apasionante temporada que nos plantea varias cuestiones que resolveremos tanto a lo largo del desarrollo del curso baloncestístico como en el partido que nos de el nombre de la franquicia campeona. Son muchas las incógnitas a estas alturas pero existe una pregunta que ya no solo tiene en vilo a una afición en Illinois sino que genera debate en todo el planeta basket: ¿Volverá Derrick Rose?. Son muchas las dudas que emanan del jugador franquicia de los Bulls y la importancia de la respuesta a esta pregunta es tal que todo lo que nos podamos plantear a día de hoy en cuestión de previsiones de títulos, de balances de victorias o de premios individuales puede saltar por los aires en cuestión de unos meses si este jugador es capaz de llevar a cabo el reto que tiene por delante: volver a ocupar su sitio de privilegio en la liga.
El vértigo que provocó el fin de la gloriosa era «Jordaniana» dio lugar a que la afición de los Bulls y la franquicia en general vagaran por un desierto en el que no se podía atisbar ni un pequeño oasis de identidad. Hablamos de un equipo que sufrió en los diez años que separaron la salida de Jordan y Jackson de la llegada de Rose muchísimos altibajos, alternando muchas temporadas plagadas de récords negativos con alguna medianamente correcta, pero muy lejos de pertenecer a la élite de la liga. El equipo necesitaba un jugador sobre el que cimentar una estructura de juego pero el encontrar a una estrella que hiciera reverdecer viejos laureles no era tarea fácil. Los nombres de Ben Gordon, Tyrus Thomas, LaMarcus Aldridge, Ben Wallace o Elton Brand evocan a jugadores que fueron devorados por la presión, que sí respondieron pero no a nivel de estrellas o que fueron protagonistas de sonados errores en materia de traspasos. Hasta la llegada de un chico que el destino había escrito que era el elegido. Un All-american y posterior estrella universitaria, nacido en la ciudad y que llegó al draft de 2008 el año en que la suerte había provocado que los Bulls recibieran la elección primera con uno de los porcentajes de posibilidad más pequeños de la historia, apenas un 1%. Su eclosión reflejó que había una estrella en ciernes. La posterior llegada de Tom Thibodeau y la construcción de un buen equipo con acertadas elecciones en el draft (Joakim Noah, Taj Gibson) y buenas incorporaciones (Boozer, Asik, CJ Watson) efectuó el ascenso de Chicago a la elite nuevamente y la consolidación de Rose como una estrella NBA. El equipo volvía a ocupar los puestos altos en las clasificaciones y el título se antojaba cercano. Hasta llegar al día 28 de abril del 2012. El estreno en playoffs contra los Sixers. El año en que flotaba la sensación de que podrían ser campeones después de ser eliminados en finales de conferencia del año anterior por Miami y el día que todo Chicago comenzó su huerfandad al ver como ‘D-Rose’ se rompía el ligamento cruzado de su rodilla izquierda.
Para que el retorno de Rose sea un éxito son varios los factores que incidirán de una manera decisiva en este aspecto y varias las pistas que nos dejan entrever que esto se puede lograr. El primero es el factor mental del jugador. En el momento de la lesión, Derrick Rose se encontraba en un momento impresionante. Con 23 años lideraba a una franquicia legendaria sabiendo soportar la presión de la alargada sombra de Michael Jordan y era considerado uno de los grandes de la liga, hecho refrendado por sus sustanciosos contratos tanto con los Bulls como con Adidas. Pero sin quererlo, el hecho de estar fuera de las canchas tanto tiempo ha provocado que se salga de la primera línea y ha visto desde casa como la rivalidad Durant-James ha sido catalogada como la que marcará la liga los próximos años, teniendo como alternativa a Anthony. La NBA no se ha olvidado de él pero lo ha situado en el segundo escalafón a la espera de su rendimiento. Por ello, para volver en plenitud debe encontrarse en una gran forma mental. Para una estrella el verse relegado es un duro golpe para su autoestima. El apoyo de su hermano Reggie y de su consejero el ex-base de los Bulls B.J. Armstrong ha sido básico para él durante estos meses de inactividad. Con ambos ha trabajado el lado psíquico de su lesión y según cuentan desde USA el resultado no podría ser más favorable. Confía en sus posibilidades, tiene confianza en su rodilla, y sabe que tendrá que lidiar con la presión del ambiente y la que el mismo se imponga.
El otro factor determinante es el físico. Este es el que entraña las mayores incógnitas. El proceso de recuperación ha sido largo pero se ha realizado con mucha inteligencia. Tal como declaró a «USA Today», no volvería hasta encontrarse al 110%. Por ello no ha habido una reaparición hasta que el jugador no se encontrara tanto física como psicológicamente en ese porcentaje. Pero las dudas siguen existiendo. Sobre todo por su estilo de juego. Sus tiros abiertos y penetraciones dependen de su gran velocidad e increíble explosividad. De esta manera, una lesión de este tipo afecta en su juego mucho menos a jugadores como Ricky Rubio que a perfiles de deportistas como Rose. He aquí la mayor de las incertidumbres. A su favor está que son muchos los deportistas que después de una grave lesión como esta han recuperado su nivel de juego, además Rose ha trabajado de una manera titánica y posee actualmente una fortaleza en los grupos musculares implicados en sus rodillas mucho mayor que en el momento de la lesión.
¿Y que equipo se encontrará? Pues en líneas generales, sus Bulls conforman un grupo capaz de poder luchar por el campeonato. Contará con un quinteto inicial de garantías. En Boozer y Noah recaerá el juego interior, básicos en el esquema de Thibodeau el año pasado, y los puestos exteriores llevan el nombre de Luol Deng y del emergente Jimmy Butler. En cuanto a rotación, el puesto de base es el mejor cubierto con dos hombres como Kirk Hinrich y Marquis Teague, y en el puesto de escolta encontramos al rookie Tony Snell pudiendo varios jugadores adoptar este rol. Mike Dunleavy Jr. y Dj White darán descanso a Deng mientras que Taj Gibson y Nazr Mohammed harán lo propio en el puesto de 4 y 5. Todo esto, más la mente privilegiada de Tom Thibodeau, colocan a los Bulls como uno de los grandes rivales del Este. Pero todo depende de Derrick. Si Rose vuelve como se le espera en la liga puede ser su año y el de la ciudad del viento. Para ello ha trabajado y sabiendo de su carácter ganador son muchas las posibilidades de que su reto se convierta en un éxito. O eso esperamos.