Comienza el baile. Pasados los veinte primeros partidos de temporada regular, las franquicias comienzan a hacer balance, a plantearse los objetivos que tienen para la presente temporada y, en caso necesario, hacer cambios en los rosters iniciales para adecuarlos a sus objetivos. Generalmente existen dos tipos de equipos con dos métodos de actuación muy definidos. Por un lado, los equipos que buscan en el mercado jugadores con los que reforzar su plantilla para dar un salto cualitativo que les ayude a llegar lo más lejos en la temporada en curso o a mejorar su situación actual y, por otro lado, los conjuntos que sabiendo que no pueden hacer nada importante en la presente intentan deshacerse de piezas que les sobran con el fin de replantearse el futuro con paciencia. A falta de concretarse varios movimientos en los próximos días, como la salida de Omer Asik de Houston, el primer gran traspaso de este año lo han protagonizado dos conjuntos que responden a estos perfiles que anteriormente hemos descrito, aunque reflejando rasgos propios. Rudy Gay ha acabado en Sacramento junto a sus compañeros en los Raptors Aaron Gray y Quincy Acy en un trade que ha llevado a su antiguo equipo a hacerse con los servicios de Greivis Vasquez, John Salmons, Patrick Patterson y Chuck Hayes. Este traspaso nos deja tres nombres propios encima de la mesa, con grandes conexiones entre sí y que nos darán la llave para poder conocer los objetivos que cada equipo quiere conseguir con este traspaso: Masai Ujiri, Rudy Gay y Pete D´Alessandro.
Toronto lleva siendo una franquicia menor durante toda su existencia. Desde que llegaran a la liga hace ya casi veinte años durante la expansión de franquicias que se efectuó en el año 95, solo ha alcanzado cinco veces los playoffs y únicamente en una ocasión han podido pasar de primera ronda para perder en semifinales de conferencia. Nunca han creado un equipo competitivo con grandes aspiraciones aún habiendo podido contar con jugadores franquicia sobre los que construir un gran equipo como Vince Carter o Chris Bosh. Sin duda, el gran problema histórico de los Raptors se encuentra en sus oficinas y por ello este año decidieron ponerse en manos de uno de los General Manager más aclamados de los últimos años. Un contrato de $15 millones y plenos poderes han convencido a Masai Ujiri, ejecutivo del año 2013, para abandonar Denver y cruzar la frontera. Su idea es comenzar desde cero y por ello su principal objetivo este año era reconducir el destino de un equipo empufado en grandes contratos, descompensado, en depresión y que ha sido el resultado de la nefasta gestión de un Bryan Colangelo que deja Canadá rodeado de sombras. Su proyecto es muy claro. Ujiri quiere crear un gran proyecto a largo plazo. Llegar al próximo año con el margen salarial suficiente para poder atraer a uno de los grandes nombres que se encontrarán en la agencia libre y poder tener opciones de picks altos en el próximo draft, que se presume muy prolífico, con el gran sueño del local Andrew Wiggins en la mente de los aficionados. Para ello era necesario sacrificar este año, que no es ningún problema dada la trayectoria de la franquicia, y deshacerse de los contratos que lastraban los movimientos económicos. Una tarea difícil esta última que se veía muy complicada pero que la ha hecho realidad con un cierto halo de prestidigitador y que augura un buen futuro a la franquicia. La amnistía a Linas Kleiza ($4’6 millones) y el traspaso de Andrea Bargnani ($23 millones en dos años) supusieron un ahorro enorme, pero colocar el contrato de Rudy Gay se presumía la empresa más complicada.
Esto nos lleva al principal protagonista de esta historia, Rudy Gay. ¿Por qué parece que ha pasado de ser un jugador importante a ser ese bulto que nadie quiere cargar? La culpa la tiene el contrato que firmó durante su etapa en Memphis. Su contrato lo ha hecho millonario pero totalmente prescindible y ha lastrado su carrera deportiva sobre manera. Un sueldo muy por encima de su estatus en la liga que le ha provocado no haber podido tener aspiraciones a llegar a conjuntos que luchen por el anillo o a haber tenido una carrera pausada y tranquila. Los Grizzlies necesitaban de un jugador franquicia y la irrupción de Gay les hizo ver en él a una superestrella. Pero nunca llegó a dar ese paso y tras lesionarse sus porcentajes de tiro bajaron para no volver a subir. Es un gran jugador pero con un sueldo entorno a los 14/15 millones por temporada. Tras la aparición de Marc Gasol y el asentamiento de la apuesta por el juego interior en Tennessee, Gay era un lujo demasiado caro, fue forzado a hacer las maletas y a ser acogido por Colangelo en Toronto. Gay se iba a Canadá para ser el centro de una franquicia que presumiblemente construiría sobre él. El cambio en los despachos, su falta de liderazgo en estos apenas 10 meses de permanencia en el Air Canadá Center y un contrato que ya alcanza los casi $18 millones han provocado su traslado a la capital de California. Al final, todos los razonamientos nos llevan a la misma conclusión. Es bueno pero muy caro. Y llegamos al tiempo actual y a uno de los momentos más importantes de la carrera de Rudy. Su devenir en los Kings, y podríamos decir que también en la liga, dependerá de dos factores: su relación deportiva y extradeportiva con Cousins y la necesaria renegociación de su contrato. Poder lidiar con dos referencias en el vestuario y en la cancha será el principal cometido de Mike Malone, y del acoplamiento de ambos depende el futuro del recién llegado.
La llegada de los nuevos propietarios a Sacramento, con Vivek Ranadive al frente, trajo para el puesto de GM a Pete D´Alessandro a finales de la temporada pasada con un cometido claro: rejuvenecer el equipo, y retener y construir sobre la gran esperanza del equipo, el díscolo DeMarcus Cousins. Curiosamente D´Alessandro ha desarrollado su carrera al lado de Masai Ujiri en los Nuggets. En 2010 entró como su asesor y en 2012 fue nombrado vicepresidente de operaciones refrendando su posición de «mano derecha» de Ujiri. Cuando se pensaba que iba a ser el heredero de su puesto en Denver, acepto la oferta californiana que recibió. Si el hombre de moda estaba cogido quien mejor que su «Vilanova». Llegaba con un objetivo similar al de Ujiri en los Raptors, un proyecto a largo plazo entorno a Cousins. Esa referencia que busca Ujiri, Pete ya la tenia en casa y por ello buscó una extensión de contrato que llegó a comienzos de temporada. Cuatro años más a razón de 62 millones. Contrato de estrella. La elección de Ben McLemore y la salida de Tyreke Evans complementaban esta idea que parecía que podría culminarse con un año de transición y una buena elección en el draft de 2014. Pero la irrupción de Isaiah Thomas y la metamorfosis del recién llegado Derrick Williams han provocado la llegada de Gay. Parece un cambio de rumbo propiciado por las ganas de aficionados y altos ejecutivos de ver resultados pronto, algo que puede lastrar las posibilidades de alcanzar puestos altos en el sorteo y de poder crear un equipo competitivo. Gay acaba contrato este año pero puede prorrogar su contrato un año más de forma unilateral por un montante de $19 millones. Si esto se produce sería una losa enorme para los Kings que deberían pagar una tasa de lujo altísima o les obligaría a no poder renovar el año próximo ni a Williams ni a Isaiah Thomas, ya que la próxima temporada es el momento en el que entra en vigor el nuevo contrato de DeMarcus. Gay por su parte viviría un mal año y tras esa temporada tendría un futuro NBA bastante complicado. La formula que espera conseguir D´Alessandro es poder ofrecerle a Gay un contrato que redujera a la mitad lo que cobra por año pero ofreciéndole una extensión. Una buena temporada y una buena aclimatación al equipo este año es buena para ambas partes. Si esto no ocurriera, en Sacramento tendrían que tragar con un jugador carísimo que no podrían colocar en ningún sitio y Gay viviría posiblemente su última temporada NBA. De la resolución que tenga este asunto depende que el éxito de los Kings y del ex de UConn sea a corto o a largo plazo.