No sirve de nada echar la mirada atrás. Los tiempos pasados y recientes fueron buenos, seguramente muy parecido a lo que esperaban. Todo lo que lograron fue gracias a la unión de varios, pero sobre todo al liderazgo de uno que no resultaba ser cualquiera.
Ya saben que no está. Que todo lo vivido forma parte de los libros de historia. La mayoría sigue menos él, pues decidieron quedarse en un barco que no querían dejar que se hundiese así como cualquier cosa. Ya no son la referencia en la que todo el mundo se fijaba, la que todos querían alcanzar y vencer. Las consecuencias para esta temporada eran previsibles, las esperaban y lo sabían con la marcha de ese que no era cualquiera. No por ello deja de ser doloroso.
Todos entendieron los motivos. Él tenía un objetivo personal que consiguió con ellos por partida doble, pero por encima de eso existía un objetivo aún mayor. Apenados y agradecidos a partes iguales, le dejaron marchar para que lo volviese a intentar. A partir de ahí tocaba trabajar y sacar las cosas adelante. El motor seguía teniendo una potencia importante, pero la realidad ha demostrado que esa máquina cuenta ahora con menos caballos que en los cuatro años anteriores. Y lo están pagando caro.
Ya lo dijo Pat Riley cuando se supo que LeBron James volvía a Cleveland: “Es un líder, atleta, compañero de equipo y persona fantástica y estamos tristes de verle ir”. Las consecuencias sentimentales fueron inmediatas en el equipo, fue duro saber que colgaba el ‘6’ de los Heat, pero las puramente referidas al juego están dando sus frutos, en negativo, ahora. El hueco dejado por la estrella del equipo estos años está comenzando a ser, irremediablemente, palpable y notorio. Pero Miami lo tiene que afrontar.
Comenzaron con tres victorias consecutivas, como si no se acordasen que James había jugado en ese equipo. Tras esa buena racha, las derrotas no han parado de llegar y ahora mismo los de Florida, aunque en Playoffs, están con un récord de 13-15, algo que resulta totalmente inusual por aquellos lares.
Aún así, lo que más impacta es ver la caída que ha sufrido Miami en algunos de los principales aspectos del juego. En algunos de ellos han pasado de estar en las primeras posiciones a estar en el montón. Si bien el rebote no ha sido fuerte en los últimos años, el resto de valores han sufrido un descenso y algunos de una forma muy pronunciada, como el porcentaje de acierto en tiros de campo, asistencias o tapones.
En cuanto a los puntos a favor y en contra, los Heat siempre habían presumido de ser uno de los equipos más fiables en este sentido. Por ello, también llama mucho la atención que en el ‘Año I’ después de LeBron, Miami esté encajando más puntos de los que anota.
- 2010/11: A favor 102,1; en contra 94,6
- 2011/12: A favor 98,5; en contra 92,5
- 2012/13: A favor 102,9; en contra 95,0
- 2013/14: A favor 102,2; en contra 97,4
- 2014/15: A favor 94,5; en contra 98,0
Efectivamente, el potencial anotador de los chicos de Erik Spoelstra se está viendo mermado. La plantilla sigue con los efectivos principales, pero la capacidad para hacer grandes puntuaciones se está viendo claramente perjudicada. Tanto, que Miami está cogiéndole el gustillo a eso de anotar 90 puntos o menos, algo que se suele penalizar bastante en la NBA, pues conseguir menos de esa cifra de tanteo suele ir acompañada de una derrota. Y sobre todo, están metiendo esa cantidad de puntos en casi tantos partidos como en las cuatro temporadas regulares pasadas.
- 2010/11: 14 veces consiguieron 90 puntos o menos en la temporada regular
- 2011/12: 17 veces
- 2012/13: 11 veces
- 2013/14: 11 veces
- 2014/15: 10 veces (en 28 partidos jugados)
Reciben mucho y atacan poco
Parece que ha quedado claro que este año, con la vuelta del ‘rey’ a su estado natal, hay una clara descompensación entre el ataque y al defensa. Por primera vez en cuatro años, Miami recibe más puntos que los que anota. Así, y si indagamos un poco más, no está de menos conocer cuántos puntos permite por cada 100 posesiones.
En estos momentos, Miami es el sexto peor equipo en eficiencia defensiva, es decir, que recibe 106,6 puntos por cada centena de posesiones y tan solo le superan New Orleans, New York, Utah, Minnesota y los Lakers en esta estadística.
Por contra, en los cuatro años de LeBron en el equipo llegaron ser la cuarta franquicia con mejor eficiencia defensiva y la peor marca en este sentido fue en la 2013/14, donde fueron 11º.
Si evitar canastas de los rivales no funciona, la solución quizás se pueda encontrar en ataque. Sólo quizás, porque Miami realmente no está generando todo el juego que debe para meter los puntos que necesita, pues son el conjunto que genera el menor número de posesiones por partido de toda la NBA con un total de 91,7. Sin posesiones no hay puntos y sin puntos, más difícil es ganar los partidos.
Bosh y Wade cumplen, pero el equipo no termina de carburar
Desde el primer momento supieron que eran los que tenían que guiar la nave en esta temporada, tan incierta como complicada. Chris Bosh amplió su contrato hasta 2019 –donde cobrará más de $20 millones por temporada– y Wade alargó su estancia en Miami dos años más.
Obviamente, no se espera más que ellos dos que sean los que más aporten y tiren del carro para intentar hacer las cosas lo mejor posible. Ambos están en más de 20 puntos por noche, Bosh es el que más rebotea con más de 8 capturas y Wade el que más asiste, con algo más de 5 entregas por partido.
El ‘1’ de Miami está asumiendo hasta cuatro tiros más de media por partido que el año pasado y está mejorando su porcentaje de triples (el mejor desde que llegó a Florida), pues también es cierto que intenta uno más de media por noche. Además, no había vuelto a registrar más de 20 puntos de media desde su etapa en Toronto.
Por su parte, Wade también está lanzando más de tres veces más por encuentro que la temporada anterior, está por encima del 40% de acierto en triples por primera vez en su carrera y lanza más tiros libres que los tres últimos cursos. Aún así, ha habido muchas voces críticas que han señalado que ni Bosh ni ‘Flash’ están demostrando ser los líderes que se les presuponía antes de empezar la temporada.
El problema para los Heat está en cierta medida en los jugadores secundarios o suplentes. Miami apuesta por que siete de sus jugadores jueguen más de 21 minutos de media. Los que están por debajo (véase Chris Andersen, Josh McRoberts, Danny Granger o Udonis Haslem, entre otros) no llegan a cinco puntos, cinco rebotes y una asistencia por encuentro (excepto McRoberts).
Además, hay jugadores como Norris Cole y Shawne Williams que juegan más de 24 minutos de media, pero no llegan a los 10 puntos y cuatro rebotes y asistencias por noche, y consiguen algo menos de tres canastas por partido.
Lo bueno para los Heat es que ya conocen las consecuencias de perder al (probablemente) mejor jugador de la liga y saben con los efectivos que cuentan. Tienen jugadores y plantilla para hacer buenas cosas, pero es tal el peso de no tener a LeBron en el equipo que el vacío que ha dejado será, y está siendo, complicado de cubrir y olvidar.