No es que sea un jugador importante, determinante y de sobrada y conocida calidad. No se trata de adivinar lo que ya se sabe, lo que ya se ve cada noche y lo que demuestra partido tras partido. Se trata de entender cómo un jugador que llegó a la NBA sin hacer demasiado ruido, en el puesto 15 del Draft de 2011, está dando los pasos correctos y en los momentos precisos para ser una de las futuras estrellas del baloncesto norteamericano.
Porque si tiene mérito este caso, es porque la evolución de Kawhi Leonard no la está teniendo en un equipo cualquiera, sino en los San Antonio Spurs, un equipo guiado y sostenido por el tridente más mágico y duradero de la última década y media de la NBA. Y lo que más alicientes alberga este caso es que, ante la inevitable cercanía en el tiempo del final de las carreras de Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginobili, tanto Kawhi como la propia franquicia texana están convergiendo hacia un mismo punto de liderazgo y asignación de responsabilidades que, si nada lo estropea, mantendrá en buena medida la calidad y consistencia del juego de San Antonio en la conferencia Oeste.
La progresión de Kawhi Leonard en las temporadas que lleva en la NBA no está siendo buena, sino exponencialmente inmejorable. Cada año que pasa aumenta sus registros, los mejora y adquiere más responsabilidades en la cancha sin inmutarse y sin que, aparentemente, le pese demasiado sobre sus hombros. La mejoría de sus números en defensa es un hecho incuestionable, pero lo más llamativo es ver su evolución en ataque, adquiriendo más responsabilidades y sobre todo llevándolas a cabo con acierto y éxito a partes iguales. Las cifras que ha registrado en el curso 2015/16 entre el mes de noviembre y los últimos días de octubre no engañan.
- 22,2 puntos por partido
- 51,6% de acierto en tiros de campo
- 47,1% de acierto en triples
Además da 2,5 asistencias y captura 7,8 rebotes por noche (1,4 en ataque y 6,4 en defensa). Pero lo importante de esto no es el qué, sino el cómo lo hace, pues no es fácil ser un recurso útil para tu equipo en tantas facetas del juego ofensivo y además mejorar todos los promedios mencionados con respecto a las anteriores temporadas.
En partidos recientes de esta temporada Kawhi Leonard ha demostrado ser capaz de anotar de cerca de la canasta, enfrentarse sin miedo a uno o varios defensores y ser una solución más que solvente en caso de tener que asumir la responsabilidad del lanzamiento.
Da igual que sea pivotando o en carrera dejando atrás a los rivales con un cambio de velocidad, el joven jugador de los Spurs puede encontrar la solución a diversas situaciones ofensivas cuando existe la posibilidad de encarar el aro y anotar desde cerca.
Aún así, un recurso muy valioso para Kawhi es la posibilidad de anotar de media distancia. Obviamente estos lanzamientos son más cómodos cuando se ha generado un espacio abierto o un aclarado con una posición cómoda para tirar. Pero Leonard no se viene abajo en las situaciones complicadas, justo cuando tiene un defensor delante y muchas veces tiene que lanzar en movimiento.
En la canasta contra Phoenix es un ataque que inicia él mismo desde su canasta y decide jugárselo para acabar con una buena canasta convertida. En la que anota frente a Dallas, la segunda del vídeo, se consigue aprovechar de la defensa un tanto zonal de los Mavs para hacerse un hueco con una finta ante la cercanía del defensor y anotar sin demasiados apuros.
Pero si hay un lanzamiento que domina el propio Kawhi es el triple. Lo que más destaca de su mecánica es que siempre la realiza de la misma manera. Mantiene el tronco recto, el salto es lo más vertical posible y da la sensación de que repite mecánicamente el mismo movimiento con los brazos. Aunque pueda parecer fácil para los defensores, porque siempre pueden saber lo que va a hacer, en el fondo es complicado, pues el ‘2’ de los Spurs lanza muy rápido y desde muy arriba y eso dificulta un posible tapón para desbaratar la jugada.
No necesita mucho para poder armar el brazo y generar peligro hacia el aro rival. Una pequeña finta, un breve momento de decisión y ya está listo para anotar. Cuando lo ve claro se llena de confianza y cuando carga su fusil casi siempre acaba dando en el blanco. Hasta para sacar una jugada de cuatro puntos en el triple que anota ante Atlanta.
Pero no todo son lanzamientos desde diferentes distancias para Kawhi Leonard en ataque, sino que también posee una gran visión de juego para dar oportunidades a sus compañeros de equipo. Sobre todo destaca que lo hace rápido, con el rival descolocado o en transición defensiva y eso permite una anticipación y un aumento de las posibilidades de anotar canasta.
Lo que posee Leonard es un talento fuera de lo común y una evolución creceiente que supone, si nada lo impide, el relevo natural y generacional de unos Spurs históricos cerca de cerrar una increíble etapa. La mejor de la franquica y una de las más gloriosas de la hisoria de la NBA. Será complicado reemplazar el tridente, al menos con LaMarcus Aldridge han incorporado una gran pieza de futuro para el juego interior. Pero en el plano de la anotación y producción de juego, además de Danny Green, indudablemente está el propio Kawhi.
Todo ello gracias a la gestión de Gregg Popovich, que poco a poco y sin presión ha conseguido que el ex de la universidad de San Diego haya ido adaptándose a la dinámica del juego de San Antonio. Lo más valorable de todo es que ha pasado de ser un jugador más destacado en defensa y que sólo se asomaba al ataque en las pocas ocasiones que Duncan, Parker o Ginobili no podían lanzar, a ser una de las referencias ofensivas del equipo. Un multiusos, un cañonero y una amenaza para el rival que desborda trabajo y calidad por todos lados. Y que tiene las condiciones necesarias para ser una de las futuras estrellas, si no lo es ya, de los próximos años de la NBA.