Esta vez no haremos un serial como con los estadios de la NFL, será únicamente un articulo contrastado, en el que nos fijaremos sobre todo en historia, capacidad y ambientación. La historia de este deporte se plasma en la superficie donde se juega y en el college football muchos campos determinan esto.
Rose Bowl Stadium
Un estadio que va a parte de todos los demás. Está claro que también haremos una descripción del estadio de más importante y con mayor historia de todas las Bowls de la NCAA, el estadio Rose Bowl de Pasadena California. Este estadio es más que eso, es un emblema del football universitario y profesional, no olvidemos que en él se jugaron cinco Super Bowls.
Construido en 1922, albergó desde su inicio el The Pasadena Tournament of Roses Association y la Yale Bowl o el antecesor a lo que conoceremos como Rose Bowl. Este mítico campo ha sido renovado en varias ocasiones, albergando como record máximo de aforo las 106.869 personas de la Rose Bowl del 1973.
En los 92 años desde que abrió sus puertas, el estadio se ha convertido en el más atractivo estadio deportivo. Campo de los UCLA Bruins desde hace ya más de tres décadas, el estadio ha sido sede de numerosos eventos deportivos internacionales, incluyendo los Juegos Olímpicos de 1984 y las Copas del Mundo de Fútbol de 1994 (de los hombres) y 1999 (mujeres).
Diseñado por Myron Hunt, costó $272.198, el Rose Bowl abrió sus puertas en 1922 con 57.000 asientos de forma ovalada, y casi duplicó su aforo llegando a las 92.000 personas. El Rose Bowl Stadium ha sido designado Monumento Histórico Nacional.
Universidades y sus estadios con historia
El Beaver Stadium de la Universidad de Penn State ha sido remodelado durante toda su historia. Aunque el antiguo estadio se derruyó casi por completo, el nuevo se reconstruyó en la localización del antiguo, conservando parte del mismo; algunas zonas mantienen la base de su primera construcción del 1909. Esto convierte al Beaver Stadium en el más antiguo de la NCAA. Tras la reconstrucción en los años 60 su aforo aumentó a más de 110.000 personas.
Otro de los estadios más antiguos es el de la Universidad de Georgia, el Sanford Stadium. Tiene algunos elementos de 1929, aunque poco a poco han sido retirados. Las continuas expansiones y mejoras para aumentar su capacidad le convierte en un indispensable en la historia del fútbol americano universitario.
Los estadios más grandes
Cuantos más fans en las gradas, mayor es el ruido. Esta verdad sí es universal en el football universitario. En ocasiones entrenadores, jugadores y seguidores rivales han notado esta “presión” en la cabeza y el pecho.
Uno de los ejemplos es The Big House, el estadio de la Universidad de Michigan, un estadio antiguo que ha sido remodelado para llegar a la mayor capacidad de espectadores posible. La idea era alcanzar los 150.000 seres humanos dentro de él. Deberán conformarse con ser el estadio más grande de la NCAA, con más de 109.000 personan, espectadores que siempre rugen al cantar The Victors, el himno de la Universidad de Michigan.
El Ohio Stadium de la Universidad de Ohio State, actuales campeones de la NCAA, es también de los más grandes y ruidosos. Con más de 105.000 espectadores, el estadio en forma de herradura se convierte en una olla a presión cuando los Buckeyes anotan, o están cerca de anotar, un touchdown. El entrenador de la Universidad de Iowa en los años 80, Hayden Fry, firmó que por culpa del ruido, su quarterback, Chuck Long, no fue capaz de oírle en muchas de las correcciones que hacían desde la banda, siendo un verdadero infierno para el ataque de los Hawkeyes.
Pero sin duda el paradigma de estadio grande, ruidoso, el cual es la pesadilla para el equipo visitante es el Tiger Stadium de la Universidad de LSU en Lousiana. Se le conoce como “Death Valley o Deaf Valley” y como reza su lema “donde los sueños del rival mueren”. Es una fortaleza casi inexpugnable. Como datos, es el sexto estadio más grande de la NCAA con 102.000 espectadores y en 2013 tuvo 639.927 espectadores en siete partidos consecutivos; esto equivale al aforo total en los partidos de casa de seis franquicias NBA en una temporada entera. Además, en 1988 era tal el estruendo generado en un partido que se registró un leve terremoto provocado por los fans de LSU. Que es una fortaleza para los locales se resume en este dato, los Tigers tienen la estadística desde 1960 de 231 victorias, 61 derrotas y 4 empates en su estadio.
Pero no todos los estadios son especiales por ser de los más antiguos o los más ruidosos. Los propios aficionados, la propia ciudad, el espectáculo dentro y fuera del estadio los hacen únicos. El estadio de los Trojans, de la Universidad de USC, cuenta con la Trojan Marching Band, la mejor banda de música universitaria. Su ambientación es increíble, y no solo dentro del campo. Han salido en películas como Forrest Gump, en programas televisivos y en decenas de espectáculos. Está considerada la mejor banda de música de football universitario. Si bien es cierto que la Ohio State Band está ganando muchos adeptos, no solo por su música, sino por el espectáculo del mismo.
Otros estadios no son tan grandes, pero es un verdadero suplicio jugar en ellos. La afición local los vuelve un hervidero de gritos y cánticos, lo que provoca que esta animosidad se traslade a los jugadores. Una canción puede llevar a la locura o el éxtasis a la afición local en el momento más importante del partido ayudando al equipo en el momento más dificil. Cuatro claros ejemplos de locura colectiva son los del Lane Stadium, hogar del equipo Virginia Tech, los del Camp Randall Stadium de Wisconsin, los del Williams-Brice Stadium de la Universidad de South Carolina y el del Doak Campbell Stadium de Florida State.
En el caso de los Hokies de Virginia, el momento de delirio en las gradas llega cuando suena la canción Enter Sandman del grupo Metallica. Tanto al comienzo como en los tiempos muertos más importantes, el público se levanta y ruge con el gran tema de la banda de Los Ángeles.
https://www.youtube.com/watch?v=blzftASduNc
En los Badgers de Wisconsin la locura se aproxima tras la aparición en los vídeos marcadores una carrera de letras que tiene de fondo el sonido de carga de infantería de la Guerra Civil estadounidense. Tras ello, el speaker, pone la canción Jump Around de House of Pain. En ese momento el estadio se vuelve una locura, como pasó frente a la Universidad de Nebraska cuando más de 80.000 personas empezaron a saltar como locos.
En el caso de los Gamecocks de Carolina del Sur es la canción Sandstorm de Derule la que hace rugir al público al inicio de los partidos o en algún tiempo importante. Al grito de “USC” los espectadores agitan sus bufandas blancas. Un gran espectáculo.
Los Seminoles de Florida State con su Indio montado a caballo, esperan la entrada de su equipo al himno de War Chant, y más en sus partidos frente a los Gators de Florida. Todos al unisonó agitan su brazo derecho hacia arriba y abajo. Solo con sus voces y algunos tambores y trompetas.
Por último no olvidar estadios de universidades muy carismáticas y fuertes en la NCAA, como el Bryant-Denny Stadium de Alabama, El Ben Hill Griffin Stadium de Florida y el Notre Dame Stadium.