Para la mayoría de aficionados a los deportes americanos, las pachangas que resultan los All-Stars en sus deportes favoritos han alcanzado un nivel de obsolescencia que roza el mayor de los aburrimientos. En algunos casos, como es el de la Pro Bowl de la NFL, el conocido como «partido de las estrellas» ha llegado a superar lo absurdo, hasta el punto de que este año pueda haber vivido su última edición. Para otros, como es el caso de la NASCAR, el All-Star pudo haber alcanzado la cumbre, su apogeo, durante el pasado fin de semana. Después de darle mil vueltas al sistema durante los últimos veintisiete años, se alcanzó finalmente una fórmula para devolverle a la gente la emoción que se había perdido en algunos momentos durante la presente temporada, sin necesidad de que se diesen diez accidentes, y hacer que la pelea por el millón de dólares empezase desde la vuelta 1, y no solo en las últimas 10. La pregunta es: ¿Qué pasaría si cada fin de semana se realizase un All-Star como el del último sábado? ¿Sería posible mantener el mismo formato durante toda la temporada y en cada circuito del calendario? Vayamos por partes para saber como podría ser tal hipotética temporada:
– Carreras más cortas: Quizás ese sería el primer paso; en demasiadas ocasiones se dan quejas debido a la longitud innecesaria de las carreras en la NASCAR. Obviamente eso es muy relativo, pero si bien es cierto que reducir unas cuantas millas en según qué fechas del calendario podría ayudar a aumentar el nivel de emoción y atención en dichas carreras. Desde luego no se trata de recortar las carreras más clásicas como la Daytona 500 o la misma Coca-Cola 600, o de correr 90 vueltas como en el All-Star, pero quitarle unas 100 millas a los circuitos intermedios (como Kansas, Kentucky, Chicago, etc.) no haría daño, sino más bien todo lo contrario.
– Carreras por segmentos: Lo anterior aun era posible, aquí es cuando entramos en el terreno más utópico. ¿Cabría la posibilidad de correr por segmentos como en el All-Star? Es muy improbable, pero solamente el hecho de que ganar cada segmento otorgue al piloto ciertos beneficios, tanto económicos como para la propia competición, ya sería un gran incentivo para que los pilotos pelearan más duro por posición durante la totalidad de la carrera. Si entre segmentos se dieran pasos obligatorios por pit road, la emoción estaría doblemente servida, además de que por cada segmento se daría un nuevo re-start, que son las situaciones tan caóticas y emocionantes que tanto gustan a cualquier aficionado al deporte. Esto, sin embargo, tendría varios contras como ya se vio con Jimmie Johnson, Matt Kenseth y Brad Keselowski, los ganadores de los tres segmentos en el All-Star, los cuales al ya haberse asegurado una plaza delantera para el último shootout de 10 vueltas, se quedaron en la parte trasera, alejados por completo de donde estaba la acción y el peligro por cualquier accidente. Además, el otro gran problema que se daría es que se desincentivaría totalmente el parar a repostar o a por ruedas bajo bandera verde, aunque de esta manera los segmentos podrían ser suficientemente largos para obligar a los pilotos a parar al menos una vez entre medio de ambos.
– Setups para «short runs»: Hoy en día, los reglajes son una de las partes esenciales para que un piloto tenga opciones de victoria; para cada circuito son totalmente distintos, y pueden marcar la diferencia entre un Top 5 y un abandono. Dependiendo de la estrategia, un equipo puede buscar el mejor setup para long runs, más lento pero más confortable a medida que aumenta el número de vueltas sin cambiar neumáticos, o para short runs, más rápidos aunque durante menos tiempo. Enlazando con la hipotética situación anterior, el hecho de que se corriera por segmentos forzaría a los equipos y mecánicos a buscar los reglajes que mejor se adaptasen a situaciones más cortas de carrera, priorizando la velocidad sobre el aguante a largo plazo. El fruto de esto sería mucho más interés y emoción, que es precisamente lo que estamos intentando lograr.
– Aumentar el porcentaje de premio por posición: Finalmente el tema económico es algo que la propia NASCAR debería intentar cambiar para influir en las decisiones de equipos y pilotos. La idea es que, por cada posición que se obtuviese en carrera, el tanto por ciento del premio en metálico aumentase mucho más que actualmente, donde el lograr una o dos posiciones de más apenas tiene repercusión económica, e incluso el sistema actual permite que pilotos con un peor resultado obtengan un porcentaje del premio mayor que otros que finalizan en 20 o hasta 30 posiciones por delante. A estas alturas a muchos pilotos ya no les viene por un puñado de dólares como antiguamente, pero especialmente en estos días hay muchos equipos luchando por «sobrevivir» semana a semana sin sponsors dentro del negocio, y son a estos a los que les beneficiaría el posible aumento del premio por posición obtenida. Estos equipos estarían incentivados a mantenerse en carrera y no abandonar después de diez vueltas si la diferencia entre una 43ª posición y una 30ª plaza fuera mucho más grande de lo que es ahora.
Quien sabe los cambios que le pueden esperar a la competición en los próximos años. Es complicado argumentar la posibilidad de que el «sistema All-Star» se acabe trasladando a la competición habitual de cada fin de semana, aunque lo que sí puedo asegurar, sin miedo a equivocarme, es que el próximo domingo volveremos a vivir la emoción garantizada de una nueva Coca-Cola 600. No tenemos más que esperar a la próxima bandera verde…