En los imprudentes primeros años de la NASCAR, la mayoría de los pilotos que participaban en las carreras eran impetuosos, impulsivos, y nunca pensaban dos veces el actuar por la vía violenta; todo valía por un puñado de dólares en los años cuarenta y cincuenta, y el sur de los Estados Unidos servía como perfecto escenario para aquel «salvaje oeste» que era el automovilismo, donde se vivía cada evento como si no hubiera un mañana. Entonces no existían los pioneros, sólo los cazadores de las banderas a cuadros.
Lee Petty, por contra, era un empresario de la NASCAR. Petty era un emprendedor, jamás conocido por su violencia sino por su estrategia y su capacidad para sacar el mejor rendimiento económico del equipo del que disponía. El padre de la saga Petty disputaba las carreras para terminarlas, y terminarlas bien. Durante toda su trayectoria logró finalizar entre los diez primeros en cerca del 80% de las carreras en las que participó, convirtiéndose en el piloto más fructífero de toda la competición. Teniendo en cuenta la prácticamente ilimitada participación que reunía cada uno de los eventos disputados, la consistencia le ha valido a Lee Petty un récord al que difícilmente otro piloto logre jamás acercarse.

Petty finalizó su carrera en 1964, después de ganar tres campeonatos (en 1954, ’58 y ’59) y 54 carreras con su equipo independiente, en el que trabajaba junto a su hijo Richard y en el que gastaba las ganancias obtenidas. Mientras otros dependían exclusivamente de los sponsors, los Petty construían sus propios coches, adaptándolos a las exigencias de cada circuito, desde los polvorientos hipódromos en los cuarenta hasta los superspeedways en los sesenta. Cuando se inauguró la primera carrera en el nuevo «coliseo» de Daytona, en 1959, Lee Petty llevó su Oldsmobile hasta la victoria en la misma línea de meta sobre Johnny Beauchamp; después de tres días, los oficiales declararon a Petty como el legítimo ganador de las primeras 500 millas de Daytona, en la que fue una de las más épicas carreras en la historia de la NASCAR.
Dos años después, sin embargo, la trayectoria de «Pappa» Lee llegaría a su fin, precisamente en Daytona y de nuevo en una intensa pelea con Beauchamp: ambos coches se engancharon en la carrera clasificatoria, saliendo por encima de los guardarraíles y terminando a las afueras del circuito. Petty sufriría numerosas lesiones que le obligaron a permanecer ingresado cerca de cuatro meses, después de los cuales tan sólo volvería a competir en unos pocos eventos no puntuables.
Lee Petty fue el primero de la más larga y exitosa dinastía familiar dentro del automovilismo. Desde 1949 hasta 2008, la NASCAR siempre tuvo un Petty en sus filas, y ninguna otra familia se acerca a sus 262 victorias logradas en 60 años de historia. Lee murió en el año 2000 a los 86 años, y fue elegido en la primera clase del Salón de la Fama de la NASCAR.
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