Solamente han sido 13 carreras sin ganar por parte de Jimmie Johnson, pero a todos nos han parecido muchísimas más. Este es el estándar de excelencia que el equipo nº48 y su piloto han inculcado en el subconsciente de todos los aficionados. Una racha de 13 carreras lejos del victory lane que parecía una hecatombe para el piloto que ha dominado el campeonato durante la última década.
Pero el domingo en Charlotte, en la carrera más larga del calendario de NASCAR, Jimmie Johnson consiguió la victoria de la forma que mejor sabe, aniquilando al resto de competidores.
Ya el viernes Jimmie dejaba claro quien sería el rival a batir el domingo al conseguir la pole por delante de un Brad Keselowski que fue el único piloto que opuso algo de resistencia. Las prácticas del fin de semana no hacían más que refrendar esto, con un Johnson que no bajaría del top-5 en ninguna sesión.
Nada más darse la bandera verde el domingo, Johnson imponía un ritmo demoledor que hizo que en las primeras 100 vueltas cayeran doblados gran parte del pelotón. Solamente Kevin Harvick, Clint Bowyer, Matt Kenseth y Dale Earnhardt Jr. conseguían mantener el ritmo dentro de unos márgenes aceptables. De entre estos cuatro pilotos, solamente Harvick suponía una amenaza real para el 48 llegando a alternar el liderato con Johnson en varias ocasiones.
Con la carrera avanzando, la llegada de la noche y por lo tanto el aumento del agarre en pista, Brad Keselowski conseguía unirse de nuevo a la pelea con los líderes. La carrera entraba en una fase en la que una estrategia diferente podía marcar la diferencia al final. Y esa es la carta que jugó Keselowski al romper la sincronización de paradas en pit con el resto de líderes alrededor de la vuelta 200.
Vueltas más tarde llegaría el accidente más fuerte de la jornada, con un Marcos Ambrose que perdería el coche a la salida de la curva 4 y se llevaría consigo a cuatro pilotos en el percance. En ese momento, el ganador del All-Star celebrado en este mismo circuito el domingo pasado, Jamie McMurray, aprovecharía una parada rápida en pit para colocarse líder momentáneamente. Pero sería un espejismo ya que pronto Johnson y Kenseth recuperarían la cabeza de carrera con un Harvick algo rezagado por culpa de una detención extra por culpa de un juego de ruedas mal montado.
Cuando se estaba llegando a la vuelta 300, las roturas de motor de Kurt Busch (que veía su sueño roto de completar las 500 de Indianápolis y las 600 de Charlotte en un mismo día) y Danica Patrick así como los problemas de Dale Jr. hacían planear la duda sobre la fiabilidad de los motores Hendrick en una carrera tan larga. En ese momento Keselowski también vería como su plan se venía abajo por culpa de un pinchazo, dejando solo a Carl Edwards como amenaza para la victoria con una estrategia de una parada menos para repostar. Pero una bandera amarilla a 20 vueltas del final terminaba con esa amenaza y dejaba la carrera lista para un sprint final entre Johnson y Kenseth por la victoria.
A solo 9 vueltas del final, Johnson se colocaría líder e impondría un ritmo inalcanzable para llevarse así su primera victoria de la temporada y la número 67 de su carrera. Harvick terminaría 2º por delante de Kenseth tras una remontada espectacular en las últimas vueltas y con la sensación de que si la carrera hubiese durado 5 vueltas más, podría haber ganado.
Edwards, McMurray, Vickers,Gordon, Menard, Kyle Busch, y Keselowski completaron el top-10.
El campeonato sigue comandado con un Jeff Gordon al frente, que este fin de semana sufrió más de los esperado al padecer unos fuertes dolores de espalda que apunto estuvieron de hacerle perderse la carrera. Kenseth, Kyle Busch, Edwards, Dale Jr, Johnson, Logano, Vickers, Keselowski y Newman completan el top-10 del campeonato.
La próxima cita con NASCAR será el domingo que viene en la «Milla Monstruo» de Dover a las 19h hora española.