Durante la temporada pasada hubo un consenso generalizado acerca de la idea de que la NFC Oeste era la división más potente de toda la NFL. Tal fue tal la calidad que hubo un equipo, los Arizona Cardinals, que con un récord positivo de 10-6 no se clasificó para los Playoffs debido a la reglas de acceso de la NFL. El campeón de dicha división, Seattle Seahawks, fue el campeón de la Super Bowl tras deshacerse previamente de los San Francisco 49ers en la final de conferencia. El único equipo que quedó un poco por debajo del nivel de los otros tres fue Saint Louis Rams. Con un balance de 7-9 los de Sant Louis se clasificaban como el decimotercer peor equipo de la NFL, un poco por debajo de la mitad de todas las escuadras. Tras la celebración del draft, el panorama de la división puede cambiar. Los Rams han hecho uno de los mejores drafts, de tal forma que la división va a estar muy competida.
En Saint Louis se ha hecho un trabajo de scouting y de selección muy destacable. Han sabido explotar perfectamente sus oportunidades y sobre todo el hecho de tener un pick adicional en la primera ronda (segunda elección) gracias al trade por Robert Griffin III del 2012.
Aprovecharon este hecho para seleccionar en primer lugar a Greg Robinson (left tackle de Auburn). Fue una selección bastante esperada por todos los analistas. Con ella los Rams adquieren a un portento físico (6’5’’, 332 libras) cuya principal virtud es saber explotar su gran potencia para el bloqueo de carrera. Muy rápido en su primer paso, aprovecha su envergadura y técnica para abrir huecos en la línea defensiva para facilitar la carrera del running back. Asimismo es muy válido en la protección en el pase aunque le falta algo de agilidad en los desplazamientos laterales debido a su gran tamaño. Tiene mucho margen de mejora ya que ha jugado tan sólo dos temporadas en la universidad. Una de las prioridades del staff de los de San Luis era proteger a su quarterback (Sam Bradford) así como reforzar el soporte a la carrera. Con Robinson esta necesidad está cubierta con resultados previsiblemente garantizados desde el primer día.
La sorpresa se presentó en la segunda elección. La mayoría de las apuestas giraban alrededor de reforzar la secundaria a nivel de free safety. Sin embargo, los Rams se decantaron por reforzar la línea defensiva con el defensive tackle de Pittsburgh, Aaron Donald. Se trataba del prospect número uno en su posición. De esta forma los Rams alinearán una línea defensiva impresionante (Robert Quinn, Chris Long, Michael Roberts y Aaron Donald) que ejercerá mucha presión tanto en el pass rush como en la carrera. Los coordinadores de línea ofensiva de los rivales de división van a tener que tomar nota y sacar el máximo rendimiento de sus jugadores para proteger tanto al quarterback como al juego de carrera.
Para la tercera selección, los Rams hicieron un trade (hacia arriba) inteligente en segunda ronda con los Bills con el fin de adelantarse a los Philadelphia Eagles y hacerse con los servicios del cornerback de Florida State, Lamarcus Joyner. Después del top five de cornerbacks, Joyner es uno de los mejores jugadores en su posición. Polivalente, inteligente, muy bueno en cobertura y en diagnosis de jugada, rápido en soporte a la carrera y en el blitz al quarterback, duro en los placajes. Su polivalencia le permite poder jugar de safety. Su pequeña estatura (5’ 8’’) le penaliza en lo relativo al juego hombre a hombre.
En tercera ronda los Rams supieron aprovecharse del hecho de que todavía no había sido seleccionado unos de los tres mejores running backs. Se trata de Tre Mason, procedente de Auburn. El corredor estrella de los actuales subcampeones del campeonato nacional ha sido una de las claves de la gran temporada de los del estado de Alabama. Jugador con un bajo centro de gravedad, rápido, gran visión para seleccionar rutas, agilidad y fuerza. Un gran complemento para Zac Stacy, líder del equipo en las estadísticas de carrera de la temporada pasada. El hecho de que Greg Robinson y Tre Mason provengan de la misma universidad es un plus a tener en cuenta. Esto repercutirá de forma positiva en el juego de carrera y liberará de presión a Bradford ya que se podrá diversificar el juego de ataque.
Hablando de quarterbacks, la marcha de Kellen Clemens a San Diego en la agencia libre obligó a los Rams a buscar un repuesto para completar la tripleta de jugadores en esta posición. En este caso escogieron en sexta ronda a Garrett Gilbert (SMU). Se trata de unos de los quarterbacks pronosticados en última ronda o incluso undrafted (de hecho fue el último seleccionado en su posición). Aquí los Rams han apostado por un jugador con un físico ideal para su posición pero que claramente tiene que mejorar en muchos aspectos tras su paso por dos universidades. Presumiblemente será el tercer quarterback y tendrá que ir haciéndese con el playbook y mejorando día a día. No es una adquisición que indique un cambio de rumbo en la dirección del juego de los de Missouri y no supone una gran aportación al roster.
Finalmente hay que destacar la contratación, casi al final de todo el draft, de Michael Sam (linebacker de Missouri). El nombre de Sam ha sonado mucho pero más bien por razones extradeportivas. Antes de la celebración de la combine declaró a la prensa su condición de homosexual, lo cual ha causado un gran revuelo mediático. Tanto los Rams como él mismo tendrán que convivir con la presión mediática que rodea este hecho.
A estos seis jugadores hay que añadir cinco más: Mo Alexander (SS), E.J. Gaines (CB), Mitchell Van Dyk (OT), C.B. Bryant (FS), Demetrius Rhaney (C) y destacar la contratación de Marcus Roberson (CB, Florida) como agente libre no drafteado.
Este draft profundo, compensado y con margen de progresión refuerza de una forma muy destacada la plantilla de los Rams y hace que la NFC Oeste eleve aún más su nivel. Se prevén emociones fuertes y posibles sorpresas. Ya se oye incluso aquello de “NFC Best”.