Buena pregunta. Estando en la división de los actuales campeones de la NFL puede parecer una locura pensar en un cambio de campeón cuando el equipo de New England lleva una década dominando su división, acostumbrados a que les den por muertos año tras año y siguen reinventándose para estar cada año en la pomada.
Miami puede acogerse este año a muchos factores para pensar que puede ser su año. Los Patriots, campeones por cuarta vez, con un Brady sancionado ya dejando atrás la treintena y sumado a las importantes salidas que acumulan este año plantean dudas sobre el nivel que pueden mantener esta temporada. Aunque bien es cierto que en estos escenarios es cuando los de Belichick más se han crecido y nos han cerrado la boca a todos.
La división
Mirando a los otros equipos de la división, los Dolphins parten con ventaja en la posición de quarterback, puede inclinar la balanza del lado de los Fins. Ni Jets ni Bills tienen un líder a la altura de las circunstancias, a pesar de rodearse de grandes jugadores en ataque.
Los de Rex Ryan están a un quarterback de poder ser candidatos, con LeSean McCoy en el backfield sumados a Percy Harvin y Sammy Watkins como amenazas en el juego aéreo dan armas más que suficientes a su ataque que aun no sabemos si comandará E.J Manuel, que el año pasado disfrutó de vacaciones forzadas, o Matt Cassel, recién llegado de Minnesota.
El nuevo equipo de Todd Bowles padece de la misma enfermedad. Se han reforzado muy bien con los fichajes de Brandon Marshall y Antonio Cromartie, la vuelta de Darrelle Revis más la elección de Leonard Williams en el draft, pero sigue teniendo un agujero en la posición de quarterback con Ryan Fitzpatrick y Geno Smith; éste último parece tener todas las papeletas para ser el titular. Además los Jets no tienen una amenaza clara en el backfield con Chris Ivory y Stevan Ridley por lo que sus opciones se diluyen.
El equipo
En Miami parece que han visto luz al final del túnel y la sombra de Dan Marino es un poco menos alargada. Ryan Tannehill, recién renovado con un contrato de cuatro años y $77 millones, ha dejado atrás años de crecimiento progresivo. El de Texas A&M está en claro ascenso desde su primer año (2012) y con mucha capacidad de mejora.
Para Miami este es un año clave y más para su head coach, Joe Philbin, cuestionado y que podría dejar el equipo si no consiguen los objetivos marcados. La gerencia le ha dotado de armas suficientes para llevar a cabo los mismos, con jugadores para ambas parcelas. En Bleacher Report dejan a los Fins en la séptima posición de un ranking basado en el Supporting Cast de cada equipo de la NFL.
Del lado del ataque, hay una gran amenaza aérea con la elección en el draft de DeVante Parker y los fichajes de Kenny Stills de los Saints, Jordan Cameron de los Browns y Greg Jennings de los Vikings .
Del lado de la defensa, el gran nombre de la agencia libre Ndamukong Suh (séptimo jugador del ranking de los mejor pagados de la liga) que se suma a nombres como el de Brent Grimes, el recién llegado C.J Mosley o Cameron Wake. Una defensa que si consigue mantenerse sana física y mentalmente estará a la altura en los momentos difíciles.
El equipo también ha reforzado una de sus debilidades como es la posición de linebacker con cuatro agentes libres que han firmado cuando se cerró el draft. Zach Vigil, Mike Hull, Jeff Luc y Neville Hewitt, de los que destaca Hull, que estuvo entre los diez mejores jugadores en su posición en el football universitario siendo elegido linebacker del año de la Big Ten en 2014.
Con todo esto, el equipo de Miami se prepara para afrontar un año clave que puede devolverles la división ocho años después y el estatus de equipo campeón que perdió desde la marcha del eterno 13 y aun mas lejana la época de Don Shula y la temporada perfecta. Una difícil enmienda de la que seguro que Bill Belichick y los suyos no estarán dispuestos a permitir.
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