Los drafts de la NFL son todo un mundo. Un acontecimiento que va más allá del propio evento. Durante las semanas previas a su celebración se pueden ver y leer todo tipo de previas, mocks, rankings, etc. Muchos analistas, especialistas en el tema e incluso aficionados de a pie hacen sus pronósticos, apuestas y predicciones. Se trata de predecir en qué equipo será seleccionado cada jugador. Cuando llega el draft muchas de estas previsiones quedan en papel mojado y se van simplemente al garete. En casi cada edición hay algún jugador que cae más de lo debido. Son casos en los que el jugador suena de forma unánime en una posición privilegiada y, sin saber muy bien por qué va cayendo y cayendo a posiciones bajas dentro de la primera ronda e incluso, en algún caso, yendo a ser seleccionado en otras rondas. De todos los casos, uno de los más sonados es el de Aaron Rodgers, quarterback de los Green Bay Packers, MVP de esta última temporada y uno de los mejores en su posición. La fecha del 23 de abril del 2005 será recordada como el día en el que Aaron Rodgers pasó de ser el candidato al pick número uno del draft a caer hasta casi al final de ronda por un equipo que, en aquellos momentos, ni siguiera necesitaba un quarterback. Pero, ¿por qué ocurrió esto?, ¿cuáles fueron las causas de tan inesperada caída?
Aaron Rodgers, nativo de Chico (California), jugó durante dos temporadas en la universidad de California tras ser transferido por el Buttle College. Durante estos dos años tuvo un papel destacado con los Golden Bears batiendo varios récords y colocando al equipo en la cuarta posición del ranking en su última temporada (2004). Sin duda alguna sus credenciales eran las ideales para ser escogido como el primer quarterback del draft 2005. Ese año los poseedores de la primera elección eran los San Francisco 49ers, los cuales necesitaban un quarterback. Todas las miradas apuntaban a un duelo entre Rodgers y Alex Smith, quarterback de la universidad de Utah. La balanza estaba claramente a favor del californiano. Ser seleccionado por los Niners era el sueño de Rodgers. Era su equipo desde que era pequeño y al que animaba con el resto de su familia. Soñaba con poder emular a Montana y Young. A medida que ese acercaba el día del draft, la posibilidad de convertir sus sueños en realidad estaba cada vez más cerca.
Sin embargo todo esto se torció nada más iniciar el draft. San Francisco se decantó por Alex Smith. Según Gary Peterson, periodista del Contra Coste Times, Mike Nolan (nuevo entrenador de los californianos) se decantó por Smith más por un tema de personalidad que por características de juego. Nolan se entrevistó con ambos jugadores antes del draft y seleccionó a Smith por el hecho de que era algo más cerebral, introspectivo y moldeable, mientras que Rodgers tenía una autoconfianza en sí mismo y una fuerte personalidad que podía desafiar a Nolan, cosa que a la que éste no estaba dispuesto en absoluto.
A partir de ese momento, y con el paso de las siguientes elecciones, la incertidumbre se fue apoderando del Javits Center de Nueva York. Periodistas y analistas especulaban con el equipo que seleccionaría al californiano. Tras los Niners, no había ninguna franquicia con una clara necesidad de seleccionar en primera ronda a un quarterback. Las informaciones acerca de las dudas que dejaba su escasa altura e incluso de supuestas deficiencias en su técnica de lanzamiento corrían como la pólvora entre bastidores. La cara de Rodgers era un poema. Resoplo tras resoplo. No entendía nada. Cada elección era una oportunidad perdida. Tal era la situación que, tal y como reconoció con el paso del tiempo un miembro del staff de San Francisco, les hizo incluso replantearse la posibilidad de que Rodgers estuviera disponible en la primera elección de la segunda ronda y en tal caso estarían dispuestos a seleccionarlo por muy rocambolesca que pareciera la situación. Y es que, a pesar de todo, Rodgers era el mejor jugador disponible en ese momento. Y los Packers, agazapados en la posición número 24 del orden de selección, lo sabían. De hecho valoraron muy positivamente cómo afrontó Rodgers esas largas horas de espera. A pesar de lo difícil de la situación, el californiano mostró una entereza y un aplomo que, a ojos de los de Green Bay, era un indicativo de que podría manejarse correctamente en situaciones difíciles y bajo presión.
Ted Thompson se estrenaba como nuevo director general de los de Wisconsin. En un principio tenía bastante claro que Aaron Rodgers era un objetivo imposible ya que preveía que sería seleccionado por los 49ers. Por otra parte no veía ningún otro quarterback que mereciera ser escogido en primera ronda. Hay que tener en cuenta que Brett Favre seguía siendo el titular y líder indiscutible del equipo pero por otro lado había que empezar a pensar en su relevo ya que contaba con 36 años. El escenario previsto por Thompson era, en consecuencia, sondear un quarterback en rondas más bajas. Sin embargo, los rumores que en los días previos anunciaban una posible caída de Rodgers (incluida la previsión de Mike Mayock colocándolo precisamente en los Packers) hicieron que Thompson se replanteara la situación. Analizó detalladamente las necesidades de los equipos que escogían por delante de él y realmente vio que ninguno de ellos necesitaba quarterback de forma urgente. La idea de que Rodgers estuviera a tiro le rondaba la cabeza cada vez más. Durante un par de día analizó con detalle sus videos, su actuación en la combine y en el Pro Day. Su conclusión fue clara y, según sus propias palabras: “si nos llega, lo seleccionaremos”. Y así fue. Thompson se aseguró que todos los miembros de su war room estuvieran de acuerdo con aquella decisión arriesgada para un general manager que se estrenaba en el puesto. De esta forma, y tras más de cuatro largas e interminables horas de espera, Rodgers fue a parar a la franquicia de Green Bay donde, tras un par de años trabajando a la sombra de Favre, logró dar el salto a la titularidad para convertirse en uno de los mejores quarterbacks de la actualidad.
Tal y como vaticinó el propio Rodgers tras el draft, “no estoy tan decepcionado como lo estarán los Niners por no haberme seleccionado”.