120 x 53,33 yardas, 94 x 50 pies, 200 x 85 pies. Son las medidas de un campo de la NFL, una cancha de la NBA y una pista de la NHL. Todas son iguales. Da igual que sea en Chicago, Nueva York, L.A o Kansas City. Ningun jugador tiene ninguna ventaja especial porque las medidas del estadio del su equipo se adapten mejor a sus características y habilidades. La MLB es distinta. Cada ballpark es un mundo y jugar en un equipo y en un estadio concretos puede, en casos extremos, ser la diferencia entre ser un Hall of Famer o un jugador de AAAA (demasiado bueno para Triple A, pero no al nivel de las Grandes Ligas). Ya sabéis, la ventaja de ser un bateador zurdo en el Yankee Stadium por lo cerca que está la grada en el rightfield y la ventaja de ser diestro en Fenway Park por lo cerca que está el Green Monster en el outfield izquierdo. Es decir, el diseño del estadio y del terreno de juego sí puede afectar a cómo rinde un jugador según sus características. Y, por supuesto, un general manager puede diseñar la plantilla para aprovechar las ventajas que le da su homefield.
Sin embargo, las distancia desde el home plate a las gradas no son lo único que puede afectar al rendimiento de un jugador. Coors Field, el estadio de los Colorado Rockies tiene el mayor Park Factor de todos los ballparks de la MLB y su outfield es bastante grande (347 pies a la izquierda, 415 en el centro y 350 a la derecha). Coors Field es el paraíso de un buen power-hitter por la enorme altitud a la que está situado. El hogar de los Rockies está a una milla sobre el nivel del mar (1.609 metros), comparado con los aproximadamente 0 metros del Yankee Stadium o los 320 del Turner Field de Atlanta. Este simple hecho puede hacer que un jugador mediocre pero con algo de poder en el bateo pueda pelear por ser el Home Run King cada temporada, lo que sin duda puede ser clave en la carrera de un jugador. Y es que se calcula que una pelota que volase durante 400 pies en Nueva York puede llegar a alcanzar 440 en Denver. La altitud ha marcado tanto las estadísticas en este estadio que la liga introdujo un humidificador especial en el que se debían guardar las pelotas antes de los partidos para que no se secasen demasiado y así se contarrestase un poco el efecto.
Y es que el efecto que tiene la milla de altitud sobre los números de lso jugadores ha tenido un gran efecto en las carreras de muchos de los jugadores que han vestido los colores de los Rockies. Tanto para bien como para mal.
Por un lado, digamos que Denver no es el paraíso para los pitchers. Imaginaos que, tras años de esfuerzo en el instituto, college y Ligas Menores por mejorar, llamar la atención de los scouts y lograr el trabajo soñado, acabas jugando la mitad de los partidos en un estadio que convierte batazos que en cualquier otro ballpark serían flyouts rutinarios en Home Runs. Además, con el aire menos denso, las curveballs tienen menos efecto por lo que se quedan suspendidas delante del hitter, facilitando su trabajo. Un arma menos para el pitcher. Así que, a no ser que el lanzador tenga una tendencia muy marcada hacia los groundalls, eso se transforma en ERAs inflados.
Según un estudio llevado a cabo en 2007, la altitud sobre el nivel del mar tiene un gran efecto negativo para los pitchers. El ERA es un 8.4% más alto que el que se da en estadios situados a una altitud media y un 13.3% más alto que el que obtendrían los lanzadores jugando en estadios situados cerca del nivel del mar. Por ejemplo, el closer de este año, el veterano LaTroy Hawkins tiene un ERA de 2.70. Lo que se mantiene oculto tras este magnífico registro es que su ERA en casa es de 3.60 mientras que el que obtiene en partidos disputados lejos de Denver es de 1.90. Caso similar es el de Jhoulys Chacin que, en seis años de carrera (todos ellos con los Rockies) tiene un Earned Run Average de 3.78; pero el dato en Coors Field es de 4.21, mientras que fuera de este estadio es de 3.24.
Eso sí, parece que hay lanzadores que se han acostumbrado muy bien a este ballpark y que, incluso, obtienen mejores resultados a una milla sobre el nivel del mar. Jorge De La Rosa llegó a Colorado en 2008 y en cinco de las siete temporadas disputadas desde entonces ha sido más efectivo como local que como visitante.
Un hecho que llama la atención al analizar estadísticas como las de Hawkins y Chacin es que, pese a tener un ERA peor en Coors Field, su balance de Victorias-Derrotas es más positivo en Denver. En 2014 Hawkins tiene un registro de 2-1 en casa y 0-1 fuera. Por su parte, en su carrera en la MLB el venezolano tiene un registro de 23-23 en casa y de 15-25 fuera de Colorado. El motivo es que si el aire menos denso de Denver es malo para los pitchers de los Rockies también lo es para los lanzadores rivales. Es decir, los bateadores ven en la milla de altura la opción de «mejorar» sus números ofensivos.
Un ejemplo claro lo tenemos en la gran estrella del equipo ahora mismo (junto con CarGo). Troy Tulowitzki, antes de lesionarse a principos de julio (una lesión que al final supondrá que se pierda lo que queda de temporada) y del legendario error cometido por los Rockies en la noche promocional dedicada al shortstop y en la que repartieron 15.000 camisetas con el nombre del jugador mal escrito, estaba teniendo una de las mejores campañas al bate de los últimos años. Línea de bateo de .340./.432/.603, lo que supone un OPS de .1035. Semejante nivel de bateo de poder se consigue logrando 18 dobles, un triple y 21 Home Runs en tan solo 315 at-bats. Las estadísticas avanzadas confirman que estamos ante una temporada sensacional. OPS+ de 173 (el mejor año de su carrera con mucha diferencia) y un WAR ofensivo de 4.9 y un WAR total de 5.7 en solo 91 partidos jugados. La mejor campaña de la carrera de un jugador que siempre ha tenido magníficos números. No en vano, el cuatro veces All-Star, dos veces Gold Glover y dos veces Silver Slugger tiene una línea de bateo en la Mayores de .299/.373/.517, con un OPS de .891 y OPS+ de 125. Además, promedia 30HRs y 102RBIs por 162 partidos y acumula en sus 9 años (961 partidos) un WAR ofensivo de 29.1.
Sin embargo, estos números tienen un pequeño truco: la ventaja que da jugar 81 encuentros a una milla de altura. Sólo hay que mirar su Home/Away split; es decir, comparar sus números es casa y fuera:
Estadística | Casa | Fuera |
Partidos | 44 | 47 |
Avg. | .417 | .257 |
OBP | .497 | .364 |
SLG | .748 | .447 |
HR | 14 | 7 |
RBI | 35 | 17 |
OPS | 1.246 | .811 |
tOPS+ | 139 | 58 |
sOPS+ | 244 | 135 |
(Una nota: tOPS+ es una estadística utilizada para los splits que indica si el OPS en ese split es mejor o peor que el OPS global del jugador. 100 indicaría que el OPS en el split es justo el OPS global. Más de 100 indica que es mejor y, cuanto más alto el número mejor ese split, comparado con su global)
(Otra nota: sOPS+ compara el OPS en un split con el de la media de la liga en ese split. Es decir, Tulowitzki tiene un sOPS+ en casa de 244, lo que significa que Tulowitzki tiene un OPS en casa 2.44 veces mejor que la media de la liga en casa)
Como veis, Tulowitzki ha sido sustancialmente mejor en Coors Field. De hecho, ha marcado números estratosféricos. Probablemente, insostenibles a lo largo de una temporada entera, pero el shortstop ha jugado algo más de media temporada, así que podemos tomarlos en serio. Los números fuera de casa no son nada malos. Muchos jugadores tienen carreras exitosísimas manteniendo esas medias, pero palidecen al lado de lo que logra en Colorado.
Y no es una situación sólo de este año. Esta diferencia se puede apreciar a lo largo de toda su carrera, toda jugando para los Rockies. Desde su debut en 2006, el californiano ha jugado 481 partidos en Denver y 480 en otros estadios. Su promedio es 49 puntos superior en casa, el OBP 48 puntos mejor, el SLG 96 puntos mejor el tOPS+ en casa es de 116 y fuera de 84. Ha logrado 22 HR y 22 RBI más en la milla de altura. Incluso ha cometido 49 strikeouts menos jugando en el estadio de su equipo.
No es algo que se limite a Tulowitzki. Son muchos los casos de position players a los que Denver ayuda a mejorar sus números. Todd Helton, retirado el año pasado ha sido el gran icono de la franquicia casi desde su fundación. Los Rockies han retirado su número 17 menos de un año después de que se jubilase y ya se habla de él como candidato al Hall of Fame. Sin embargo, el first baseman también tiene un split Home/Away muy pronunciado a lo largo de su carrera.
Estadística | Home | Away |
Avg. | .345 | .287 |
OBP | .441 | .386 |
SLG | .607 | .469 |
HR | 227 | 142 |
RBI | 859 | 547 |
OPS | 1.048 | .855 |
tOPS+ | 119 | 80 |
Partidos | 1.141 | 1.106 |
Como veis, las estadísticas de Helton son mejores en Coors Field en todas las facetas. Una vez más, los números en otros estadios no son malos en absoluto. Son incluso mejores de los que ha marcado Tulowitzki este año fuera de Colorado. Sin embargo, no dejan de ser muy buenos números, no excepcionales. Probablemente hubiese seguido viendo retirada su camiseta debido a todos los años que pasó en Denver y al cariño que le tenía y le sigue teniendo el público; pero, ¿estaríamos hablando de él como candidato a entrar en Cooperstown?
Obviamente, no podemos saberlo ya que se mantuvo leal a los colores de los Rockies, pero parece que se podría haber quedado un poco corto. Es decir, la milla de altura ha ayudado mucho a su carrera y a cimentar su nombre como el símbolo de la franquicia y una de las estrellas de la Liga. Tulowitzki y Helton son dos jugadores muy buenos a los que Coors Dield ha puesto un nivel por encima del resto de jugadores, pero también podemos pensar en jugadores AAAA a los que este estadio a ayudado a quedarse y tener largas carreras en las Mayores.
Esa es otra de las magias del béisbol. Un deporte en el que no sólo tus aptitudes, las de tus compañeros y entrenadores, la química en el vestuario y las lesiones pueden marcar tu carrera, si no uno en que incluso el estadio en el que juegas puede ser la diferencia entre el fracaso y el éxito.