Cuando el jefazo me escribió para decirme que ya podía volver a escribir The Old Ball Game porque la nueva web estaría lista el jueves 29 (sobran las palabras, una pasada los cambios introducidos, la nueva distribución por secciones, que es mucho más clara; y el diseño, ¡enhorabuena, Dani!) lo primero que me pasó por la cabeza fue hacer un resumen de los principales acontecimientos que han ocurrido a lo largo del verano. El resurgir de los Dodgers, el tema PEDs de Braun, A-Rod y compañía (aunque no me hacía mucha ilusión tratar el tema); y los pocos fichajes que ha habido, pero que pueden ser importantes de cara a la carrera por los Playoffs eran los temas a tratar. Sin embargo, justo antes de ponerme a escribir entré en Twitter y leí lo que no quería leer.
A lo largo de estos meses he intentado no daros mucho la tabarra con mis queridos Mets, más allá de informaros de la existecia de mi cuenta de Twitter siguiendo la actualidad del equipo (@NymetsEsp); pero la noticia de ayer tiene suficiente importancia para mis Amazin´ como para saltarme mi norma y cambiar el tema original de la columna. Y no sólo tiene importancia este año, si no que podría tener una importancia enorme para el futuro de la franquicia.
Por supuesto, me estoy refiriendo a la noticia de la rotura parcial del ligamento colateral ulnar (UCL por sus siglas en inglés) de su codo derecho que ha sufrido el ace de los neoyorquinos Matt Harvey. Por lo visto, Harvey ya llevaba unas semanas con ciertas molestias en el brazo. Sin embargo, les había restado importancia y junto con el cuerpo técnico decidió continuar jugando. Al persistir los dolores, el de Massachusetts decidió someterse a una resonancia magnética tras su partido ante los Tigers. Los resultados confirmaron la lesión y fueron absolutamente catastróficos para el club y la afición.
Para empezar, Harvey pasa directamente a la Disabled List. No lo volveremos a ver en 2013. Ahora entre el jugador, la front office y los médicos tienen que decidir en las próximas dos semanas si el jugador tiene que someterse a la operación más temida por cualquier pitcher: la Tommy John. La cirugía consiste en extraer un tendón sano de alguna parte del cuerpo y colocarlo en el codo sustituyendo al dañado. Como os podréis imaginar, es una cirugía complicada; y, pese a que las opciones de una recuperación completa y un regreso al mismo nivel alcanzan hoy en día entre el 85% y el 92%, el proceso de recuperación es muy largo. Los pitchers suelen necesitar entre 12 y 14 meses para poder volver a pisar un terreno de juego. La recuperación más rápida de esta operación en estos últimos años fue la de José Contreras que necesitó 11 meses y 3 días. Si echáis unas cuentas rápidas, veréis que muy probablemente Harvey también se perderá la temporada 2014.
Os podéis imaginar lo que esto ha supuesto en el entorno Met. Sus compañeros de equipo se han mostrado tristes, aunque han preferido mostrar cierto optimismo de cara a la recuperación. Otros jugadores mostraron su apoyo y mejores deseos al lanzador, pero las reacciones de los aficionados de los Mets eran descorazonadoras, ya que iban desde las furiosas con el cuerpo técnico, a las tristes y las directamente apocalípticas. Tras muchos años de ver equipos mediocres en el campo, la afición empezaba a ver la luz al final del túnel. 2014 iba a ser el primer año de un largo periodo de éxitos para los de Queens. Harvey y Wheeler iban a ser los líderes de una de las mejores rotaciones jóvenes de toda la MLB, con Niese y Gee aportando veteranía mientras se esperaba a que Montero y Syndergaard estuviesen listos para aportar. Además Jenrry Mejia tuvo una reaparición prometedora como titular antes de volver a lesionarse. En el bullpen, los Mets por fin tenían un closer decente en Bobby Parnell y algunos brazos jóvenes como González Germén y Jeurys Familia que prometían. En la parte ofensiva, El gran capitán David Wright estaba listo para ser la piedra angular de un proyecto verdaderamente ganador. Travis d´Arnaud, llegado de Toronto en el traspaso de R.A. Dickey, iba a estar asentado en el puesto de catcher y los jovenes que han llegado a las Majors este año han dado más motivos a los fans para ser optimistas: Juan Lagares, Wilmer Flores, Eric Young (llegado de Colorado este año a cambio de Collin McHugh y que ayudó a convertir uno de los peores outfields de la Liga en uno muy sólido). Por si eso fuese poco, el farm system aún guardaba alguna joyita como Matt den Dekker o, de cara a un futuro a medio plazo, Brandon Nimmo o Dominic Smith.
Además, esta offseason terminaban los contratos de Johan Santana, Jason Bay (sí, no está en la plantilla, pero la franquicia ha preferido pagarle para que no juegue con ellos, así de malo fue Bay en NY) y Frank Francisco; por lo que la gerencia tiene mucho dinero disponible para invertir en agentes libres: alguna estrella y varias piezas que rellenasen los huecos.
Es decir, todo hacía pensar en un equipo que podía estar en la parte alta de las clasificaciones durante mucho tiempo y que podía ser un serio candidato al título durante esos años. Por fin un buen equipo al que animar. Todo eso se ha ido al garete con una resonancia magnética.
La lesión llega cuando los Mets ya habían iniciado un programa para limitar el número de entradas que lanzaría Harvey este año. No obstante, esto no ha evitado que la prensa y la afición ya hayan empezado a buscar culpables. Uno de los más populares es el entrenador de pitchers, Dan Warthen, por no dar más importancia a las molestias del lanzador y por no limitar mejor sus innings. Algunos incluso han acusado a Matt Harvey de empeñarse en jugar pese a las molestias y seguro que no tardan en decir que su vida privada (posados en revistas, su nueva novia, etc.) han influenciado en la lesión.
Pero para mi la pregunta que hay que hacer ahora no es ¿por culpa de quién se ha lesionado Matt? Ya tendremos tiempo de ver si alguien es realmente culpable y de si hace falta depurar responsabilidades esta offseason. La pregunta que hay que responder ahora es ¿cuánto y cómo afecta la lesión al futuro del equipo? Pues mucho y de manera negativa.
El pitcheo se verá tremendamente afectado.Wheeler tendrá que dar un paso adelante y convertirse en el ace del equipo durante la ausencia de Harvey en apenas su segundo año en la liga. No me gusta que lanzador tan joven tenga que asumir esa clase de responsabilidad de golpe. Las esperanzas del equipo se centrarán en él y eso puede ser demasiada presión. Harvey no partía como ace a principio de temporada, pero se ganó el puesto con su rendimiento y supo llevar las expectativas. Sin embargo, no llevaba esa presión desde el lanzamiento nº1 y que haya sido capaz de manejar la situación una vez que llegaron las expectativas, no quiere decir que Zack también lo pueda hacer. Niese y Gee pasarán a los puestos número 2 y 3 de la rotación, cuando el plan original era que fuesen los nº3 y 4, respectivamente. Su aportación será muy valiosa, pero no tienen nivel para puestos tan altos en la rotación en un equipo competititvo. Además, puede que los Mets tengan que forzar la evolución de Noah Syndergaard y Rafael Montero para ocupar lo antes posible puestos entre los titulares; sobre todo, si los Mets deciden cubrirse las espaldas por si Harvey (voy a escribir esto, aunque no quería hacerlo; porque hay que afrontar que es una opción) no vuelve a su nivel.
Es cierto que, a priori, algunas cosas variarán poco en el resto de ámbitos. La faceta ofensiva debería mantenerse estable. Captain Wright sigue ahí, como uno de los mejores third baseman del béisbol y líder absoluto del vestuario. Los jugadores jóvenes, en principio, van a seguir ahí y la lesión del ace no debería afectar a su progresión. Por otro lado, el club seguirá teniendo mucho dinero disponible este año para fichajes, por lo que aún podemos esperar incorporaciones importantes. Aún así la lesión de Matt también puede afectar en estos campos. Si Sandy Alderson y el resto de los que mandan deciden jugarsela para ser competitivos el año que viene, puede que tengan que traspasar alguno de los prospectos ofensivos clave para traer jugadores de calidad ahora que traigan el talento que no pueda aportar Harvey o para traer un buen pitcher por si Matt no se recupera bien. Además, los Mets pierden poder de negociación, ya que sin Harvey, van a estar más necesitados de talento y los demás equipos se van a lanzar a pedir más. Por otra parte, el dinero que estaba destinado para la free agency no podrá ser empleado según el plan establecido. Puede que haya que olvidarse de traer una estrella y algunos jugadores para rellenar huecos y traer jugadores que puedan sustituir a Harvey.
VER: Los Mets reaccionan a la noticia de la lesión
Sea como sea, la ausencia del ace va a trastocar claramente los planes de los Amazin´. La gerencia se verá forzada a aplicar cambios en su estrategia para la agencia libre y a la hora de buscar traspasos. No se podrá aplicar el plan previsto. Es cierto. Las lesiones son algo inherente al deporte, pero hay lesiones que te pueden trastocar el futuro. Y este es uno de esos casos. Aunque el front office se mueva bien con los fichajes y traspasos, los Mets no van a contar con su ace y su mejor jugador (perdón, David Wright, es que quiero que se aprecie bien la importancia). No sólo su mejor jugador, si no uno de los mejores de toda la MLB. Un jugador al nivel de Clayton Kershaw o Miguel Cabrera. Harvey en su primer año completo en la máxima competición estaba disputándose el Cy Young con Kershaw y ha logrado el segundo WHIP más bajo de la historia para un jugador de 24 años o menos. Es uno de esos jugadores que salen una vez cada 10 años (la afición Met ya le comparaba con dos de los mejores jugadores de la historia Amazin´: Tom Seaver y Dwight Gooden). Su ausencia se notará por muy bien que haga su trabajo el General Manager. En apenas 24 horas ya nadie habla de unos Mets competitivos para 2014. Las miras ahora se ponen en 2015 como muy pronto.
Sólo nos queda confiar en que Harvey se recupere bien y que los movimientos que lleve a cabo la gerencia hagan que a su vuelta la plantilla siga siendo competitiva. Desde luego, yo como fan les voy a seguir animando: ¡Let´s Go Mets!