En MLB, cuando un manager no cumple con las expectativas es despedido; cuando un jugador no tiene un rendimiento acorde a lo esperado, es cambiado o cortado; cuando un general manager después de un periodo de tiempo no cumple con los objetivos que le fueron planteados por el equipo es cesado. Pero: ¿qué hacer cuando el dueño del equipo es el principal problema de la organización? Los Miami Marlins lo están viviendo en carne propia con Jeffrey Loria.
¿Quién es Jeffrey Loria?
Jeffrey Harold Loria nació en Nueva York en 1940, millonario, se dedica a la compra-venta de obras de arte. Es fanático de los Yankees, fue dueño de los Montreal Expos hasta 2002 cuando vendió el equipo a Major League Baseball por $120 millones. En 2002 compró los Florida Marlins por $158,5 millones.
El éxito deportivo de Loria con los Marlins se vivió de inmediato. En su primer año el equipo gano la Serie Mundial en 6 juegos a los poderosos Yankees, pero de ahí en adelante las siguientes temporadas solo se vio mediocridad. Con solo 5 años con más victorias que derrotas, el principal rasgo de su instancia en el equipo de la Florida es la inestablidad de jugadores y managers. Financieramente le ha ido muy bien ya que su equipo tiene estadio propio a través de un polémico acuerdo, pero por esto y muchas cosas más Jeffrey Loria se ganó el triste honor de ser el peor dueño de MLB y uno de los peores en el deporte:
- Es un hombre de negocios, y no invierte mucho en su equipo. Prueba de ello es que los Marlins de 2006 a 2009 fueron el equipo que tuvo el payroll mas bajo de toda MLB, y eso obligó a la intervención de la MLBPA que los instó mediante un convenio a gastar mas dinero en el armado de los roster hasta la temporada 2012.
- Por años alegó que al estar los Marlins en el Sun Life Stadium, él perdía dinero y no podía invertir en peloteros. Por lo tanto utilizó tácticas intimidatorias para lograr su objetivo. Amenazó con mudar el equipo a San Antonio, Portland o Las Vegas si no conseguía los fondos para un nuevo parque.
- Es un dueño con poca paciencia. Ocupar el dugout de los Marlins no es una tarea fácil, diez managers han pasado desde que es el dueño y ocho desde 2010 a 2015: Jeff Torbog, Joe Girardi, Freddi Gonzalez, Edwin Rodriguez, Ozzie Guillen, Brandon Hyde, Jack McKeon, Mike Redmond, Dan Jennings. ¿Don Mattingly el próximo?
Did Don Mattingly take worst job in baseball? https://t.co/9nZrhxZZO5 (Photo: @USATSportsImages) pic.twitter.com/0YV8GEp3Wd
— USA TODAY (@USATODAY) octubre 30, 2015
Estadio nuevo, misión cumplida
Cuando Loria llego a Miami tenía un objetivo para el equipo: construir un nuevo estadio (lo que no pudo lograr en Montreal), para reemplazar al Sun Life Stadium que había quedado obsoleto hace años ya que es un estadio de football adaptado para el béisbol. Pero lo que quería el bueno de Jeffrey es que la mayor parte de costo de la construcción fuera absorbido por el condado de Miami-Dade. Y la historia tuvo su final feliz, ya que en 2009 se comenzó a construir el Marlins Park, situado en Little Habana; el costo de la obra fue de $634 millones, de los cuales solo 155 millones fueron aportados por el equipo y el resto salieron de fondos públicos.
Para la temporada 2012 con el Marlins Park próximo a estrenarse y con la necesidad de llevar el publico a las gradas, el equipo después de muchos años se volvio comprador, llegaron José Reyes (SS), Mark Buehrle (P), Heath Bell (P) y Carlos Zambrano (P) entre otros. Todos ellos liderados por el extrovertido Ozzie Guillen quien también era debutante en el banquillo Marlin. Comenzaron la temporada con $190 millones en su presupuesto.
Estaban todos los ingredientes para el éxito: estadio nuevo, firmaron agentes libres para que el equipo diera un salto de calidad, manager nuevo con experiencia y ganador de una Serie Mundial. Parecía la mezcla ideal para que el equipo de Miami (a partir de 2012 dejaron de ser Florida Marlins), después de muchos años con mas penas que glorias en la NL East, volviera al mapa de MLB.
Pero a veces lo que se planifica no se plasma en resultados, lo que debió ser la temporada de despegue del equipo fue todo lo contrario, un total desastre. Los agentes libres no cumplieron con las expectativas, el equipo nunca mostró su real nivel, Ozzie Guillen tuvo desgraciadas declaraciones que irritaron a la fanaticada. Terminaron la regular season con un récord de 69-93, una vergüenza para el talento y el dinero gastado en la conformación del roster. Así que para la temporada baja de 2013 Loria empezó a limpiar la casa, enviando a Reyes y Buehrle a Toronto por prospects.
La última frustración
Las temporadas 2013 y 2014 fueran desastrosas, pero desarrollando a jóvenes de la organización como Yelich, Hechavarría u Ozuna. Con Giancarlo Stanton consolidándose como una de las estrellas jóvenes de MLB y la cara del equipo, decidieron premiarlo con una mega-extensión por 13 años y $325 millones para que fuera la piedra angular del equipo. Además de ese trato, hicieron una serie de incorporaciones en la offseason para competir con los Nationals. Pero otra vez la historia se volvió a repetir, comienzo lento con más derrotas que victorias y el 17 de mayo con algo mas de un mes de competición (y un récord de 16-22), Jeffrey Loria apretó el botón de eject en el dugout y Mike Redmond fue despedido a pesar que tenía contrato hasta 2017. Su reemplazo fue el general manager del equipo, el hombre de confianza de Loria en la organización, sin experiencia en dirigir un equipo y cuya última aparición en un dugout provenía high school. El equipo nunca mejoró bajo el mando del poco capacitado Jennings, y fue entonces cuando Loria hizo lo que hace Loria cuando nunca se cumplen las expectativas: cambiar a los jugadores que llegaron a principio de temporada.
Jeffrey Loria es una persona que tiene pocos adeptos entre los seguidores de los «fish», porque por años sufrieron de la falta de inversión en el equipo que resultaron en temporadas consecutivas de 100, 93 y 92 derrotas. La muestra clara es que en 2013 los aficionados enviaron una petición a la Casa Blanca para que obligaran a Loria a vender el equipo; la medida no tuvo éxito.
Además de los fans de los Marlins, los contribuyentes del condado Miami-Dade son los segundos en la lista de odiados de Loria, ya que ejerció tanta presión a la ciudad para la construcción del nuevo estadio que el ayuntamiento y el condado cedieron. Como siempre, Loria salió bien parado en el trato y los grandes perdedores terminaron siendo los contribuyentes del condado de Miami-Dade, que pagarán hasta 2049 por un estadio que ellos no querían, para un millonario que odian.