Billy Beane puede ser considerado como gurú del béisbol de nuestros días, un auténtico visionario de este deporte cuya gestión deportiva no se ha traducido en grandes éxitos deportivos pero sí ha cambiado la forma de manejar las plantillas y de ver el béisbol desde las front offices. Por eso, cada vez que el padre del ‘Moneyball’ habla, y es muy pocas veces, los aficionados al béisbol tenemos que abrir la oreja. El general manager de los Oakland Athletics escribió un artículo hace un par de meses en el Wall Street Journal titulado «Billy Beane on the Future of Sports: A Tech-Driven Revolution» (Billy Beane sobre el futuro del deporte: Una revolución guiada por la tecnología».
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Beane afirma que los nuevos sistemas transformarán cómo jugamos al béisbol, incluso cómo lo vemos por televisión o en el estadio. Es decir, cómo las analíticas y la tecnología van a cambiar no solo el juego sino la gente que lo gestiona. En sus palabras:
«La tecnología creará un cambio drástico y equitativo en las gerencias. Los aspirantes a las gerencias ya están a un solo click de los que toman la decisiones, gracias a las redes sociales. No es inusual encontrar el post de análisis de un blogero en el feed de Twitter de un general manager, lo que supone un nivel de proximidad y acceso impensable hace una década. Muchas franquicias deportivas están contratando analistas basándose en su trabajo en la esfera pública; mientras las redes sociales lleguen a ser más eficientes y utilizadas, la línea entre los de fuera y los de dentro se reduce.
La incesante demanda por habilidades técnicas requeridas para interpretar el ‘big data’ producido por los sitemas de ‘trackeo’ en tres dimensiones también cambiará dramáticamente la composición y demografía de las gerencias, históricamente gobernadas por ex jugadores. Contratar a aquellos mejor preparados para indagar en los nuevos datos en lugar de mirar su currículum será una tendencia bienvenida en una industria que activamente ha buscado formas de de mejorar su diversidad.»
Beane no habla de revolución como tal en el artículo (para leerlo entero se necesita suscripción), sino más bien su tesis se basa en que es una nueva manera de hacer este negocio:
«El actual modus operandi de construir las plantillas maximizando la suma de los talentos individuales también será desafíado; los datos recogidos usando las nuevas tecnologías posibilitarán juntar jugadores de nuevas formas, enfatizando su habilidad de complementarse unos a otros. Mientras que la actuales métricas describen las actuaciones de los jugadores solas, las gerencias empezarán a apoyarse en estadísticas que midan el valor de un jugador en el contexto del resto del equipo, seleccionando variables como cómo las habilidades defensivas de un jugador pueden compensar las deficiencias de los jugadores que le rodean.
En un nuevo giro en el debate deportivo entre Old School vs New School, las plantillas construidas en base a la tecnología y tomar decisiones guiadas por algoritmos serán los propagadores más potentes de las virtudes tradicionales de química y trabajo en equipo.»
No parece nada novedoso lo que dice Beane si alguien tiene la mente abierta al mundo mínimamente, pero no todos somos Beane y el béisbol es un deporte caracterizado por la vieja escuela. Tanto en la película Moneyball como el libro de Michael Lewis se puede observar las reticencias al método implantado por el general manager de los A’s en 2002. Lo que dice Billy Beane en este artículo del Wall Street Journal es una tendencia lógica que puede embolsarse para el futuro como padre. Y no le puede salir mal teniendo en cuenta que hoy el «Moneyball» se aplica a cualquier industria, música, recursos humanos, incluso para reducir la criminalidad tal como hizo la fiscal general de Nueva Jersey Anne Milgram.