Llega un momento en la vida en la que todos debemos dar un paso al frente. En muchas ocasiones, tanto ya sea en asuntos que atañen al ámbito personal o al profesional de cada uno, dar ese paso se convierte en una tarea bastante difícil aunque sepamos que resulta vital para una mejora de la situación en la que vivimos. El miedo o las inseguridades se convierten en nuestros peores compañeros y pueden privarnos de alcanzar nuestros objetivos. Pero el miedo a arrepentirnos es mucho mayor. Y cuando se llega a ser consciente de esto, ese paso del que estamos hablando lo realizamos en busca de lo que anhelamos. Y en esta tesitura, en la de meditar dar pasos hacia adelante o realizarlos, transcurre la vida deportiva de Omer Asik. El center de los Rockets es el tema más comentado en estas primeras semanas de campeonato en el apartado de traspasos ya que nuevamente encuentra en su equipo una traba a su objetivo deportivo, ser el pivot dominador y referente de una franquicia con aspiraciones. La llegada a Houston de Dwight Howard ha supuesto que Omer Asik pierda su lugar en el quinteto titular en detrimento de ‘Superman’, que el cuerpo técnico no sepa como encontrarle acomodo dentro del equipo y que él haya pedido buscar una salida que se antoja complicada. Estamos ante una situación altamente difícil de un jugador que vamos a contextualizar para poder llegar a comprender más claramente toda su historia.
Omer llegó a la NBA hace cuatro años después de varias temporadas en el basket profesional de su país de origen, Turquía. En país otomano se consolidó como un jugador importante tanto en la Euroliga como en el campeonato doméstico con la camiseta del Fenerbahce Ülker, destacando por su faceta defensiva y siendo un especialista reboteador – taponador gracias a sus 2,13 de altura. Su buena reputación europea hizo que fuera elegido en el puesto 36 del draft de 2008 por unos Blazers que lo traspasaron inmediatamente a los Bulls, en cuyo training camp de dicho año pudo convencer a Tom Thibodeau para formar parte del roster final gracias a la tenacidad y al trabajo, sus dos señas de identidad. Con Chicago firmó por dos temporadas. En ellas se asentó como tercer hombre interior pero ante una competencia tan dura como era el dúo Boozer – Noah sabía que no iba a tener posibilidades de entrar en el frontcourt titular. Omer es un jugador ambicioso y nada conformista. Él quería ser un hombre importante para una franquicia. Y fue precisamente esto lo que le ofreció Houston y lo que más pesó en su decisión de enrolarse con los Rockets junto a un contrato de $25 millones por tres años. Hizo las maletas y puso rumbo a Texas para realizar un primer año fantástico. Pero cuando iba a afrontar su temporada de consolidación, su equipo da el campanazo del verano y ficha al mejor jugador de la liga en su posición. Y he aquí la principal clave del conflicto: La promesa de la dirección de los Rockets de otorgarle el 5 titular y ser el referente interior quedó en papel mojado. Asik habia dejado Chicago para abandonar su rol de actor de reparto y encarnar a un protagonista. Pero en la segunda película ya lo relegan a «amigo de la chica guapa».
Todo el mundo baloncestístico llegó a la conclusión a comienzo de temporada que la coexistencia Asik-Howard no iba a ser posible por el simple hecho de la incapacidad de ambos para abandonar la zona. Asik no aceptaría un rol como el de Pau Gasol en los Lakers la temporada pasada, comulgando con ruedas de molino y alejándose 4 metros de la canasta, debido a su carácter y también al hecho de que el juego lejos de la canasta de Gasol está a años luz de las posibilidades del turco. La salida se daba por hecha en todos los lugares excepto en las oficinas del equipo, donde se confiaba en el buen hacer de un experto del poste alto como Kevin McHale para crear un hábitat de convivencia. Pero estas semanas han sacado a relucir que ni el mayor de los estrategas podría obrar dicho cometido por muchas razones, pero la principal es que ambos jugadores se encuentran mas cómodos jugando en estático, algo que va en contra del manual de estilo de estos Rockets. El basket atlético del Toyota Center sería más asumible para Asik que para Howard, tal como demostró el año pasado, pero el poder fichar a uno de los mejores jugadores de la liga lleva consigo el buscarle hueco a riesgo de trastocar el sistema. Si ya es un quebradero de cabeza compaginar la idea de juego que Houston cimentó sobre Harden con los fundamentos de Howard, añadir una tercera ecuación es imposible. Y esta navegación a la deriva de Asik se está reflejando en sus números y en su ánimo. De promediar en la temporada pasada 32 minutos por partido, más de 11 puntos y 11 rebotes con una efectividad en tiros de campo superior al 50% y disputando casi la totalidad de los partidos, pasamos a una temporada actual donde está en cancha apenas 18 minutos, promedia 4,3 puntos y 6,8 rebotes, no participa en varios partidos y nos deja imágenes como las que pudimos ver durante el partido que su equipo jugó en el Madison donde se podía palpar claramente su pésimo estado anímico y que está pasando por momentos duros.
Por ello la mejor solución para todos sería el traspaso. Pero aquí nos encontramos con dos grandes problemas. El primero de ellos es su contrato. Como la convivencia entre ambas partes se daba por segura para los tres años que habían firmado y por motivos del nuevo convenio colectivo y de la famosa «tasa de lujo», Omer Asik accedió a cobrar sus $25 millones repartidos de una extraña manera. Durante los dos primeros años se le abonarían $5 millones por cada temporada, quedándole para la última un salario de $15 millones. ¿Que equipo querrá la próxima temporada hacerse cargo de este último año de contrato? Al jugador, con un reparto contractual diferente, novias no le faltarían ya que equipos como New York Knicks o inclusive los Oklahoma City Thunder necesitan un jugador como él. De esta forma llegamos al segundo problema. Hay pocos equipos con capacidad salarial y con jugadores para ofrecer a Houston. A los equipos anteriormente citados podemos unir de una forma destacada a los Celtics (se rumorea un trade Rondo por Asik y Jeremy Lin), los Mavericks (podrían haber ofrecido a Shawn Marion), los Pelicans (Con el alero Ryan Anderson en todas las quinielas) y, en un segundo plano, los nombre de Lakers y Cavs. Equipos que esta temporada sufren crónicamente en la defensa interior. Omer saldrá de Houston probablemente. Y será a uno de estos equipos mencionados. ¿A cual? al equipo donde su General Manager sea capaz de resolver este difícil sudoku. Difícil. Muy difícil.