Los Houston Rockets se han convertido en una de las sensaciones de esta offseason, al hacerse con los servicios del agente libre Dwight Howard y posicionarse en un muy buen lugar y con muy buenas expectativas de cara a la próxima temporada que dará comienzo en noviembre.
Estas sensaciones son muy positivas, ya que un equipo venido a menos tras la consecución de sus dos anillos en 1994 y 1995, vuelve a la primera plana para convertirse en una franquicia que pasará de luchar por el octavo puesto del Oeste, al liderato de la división Suroeste e incluso a los primeros puestos de toda la Conferencia.
La pregunta que se hace todo el mundo es clara: ¿son los Rockets candidatos al título? En mi opinión, creo que no, ya que hay conjuntos con quintetos de más calidad y más sólidos por el tiempo que llevan jugando juntos. De todos modos, lo que parece claro es que Houston dará un importante salto de calidad en 2014.
Por supuesto, todo esto es sobre el papel y a día de hoy, ya que el caso más reciente y parecido lo hemos vivido este año con el ya ex equipo de Howard, los Lakers: pasaron de ser candidatos a campeones a clasificarse por los pelos a los Playoffs y ser barridos (4-0) por los San Antonio Spurs en primera ronda, con lo que todo lo que se analice ahora no es nada más que eso, un simple análisis y predicción de lo que puede pasar.
Los movimientos de Houston después de contratar a Howard han sido medidos, cautelosos e inteligentes, sin complicarse la vida. Han sido tan sencillos como renovar a jugadores asentados desde el año pasado, como a Francisco García por 2 años y $26 millones, y contratar a jugadores con cierta progresión como a Omri Casspi, procedente de los Cleveland Cavaliers.
Con esto, los Rockets se presentan con un roster capaz de, una vez más sobre el papel, dar disgustos a más de un equipo: Jeremy Lin, James Harden, Francisco García, Chandler Parsons, Omri Casspi, Omer Asik y Dwight Howard.
‘Superman’ recala en un equipo aparentemente menor al de los Lakers, pero en el que se puede sentir más a gusto al no tener la presión de jugar bien, bonito y con la obligación de ganar cada noche como le pasaba en LA. En Houston tendrá la oportunidad de tener más protagonismo en la zona y de poder seguir creciendo como jugador. Tras su salida de Orlando, Howard buscará asentarse en un proyecto a largo plazo donde pueda encontrar un éxito que, por el contrario, no ha encontrado en su único año en el Staples Center.
Jeremy Lin tiene aún mucho recorrido por delante, va a empezar tan sólo su cuarta temporada en la NBA. Será la primera vez que empiece una segunda temporada en un equipo y, si el año pasado nos quedamos con ganas de verle algo más, puede que la motivación de tener a Howard en la pintura le haga sacar a relucir todo el buen repertorio de juego que sabemos que esconde entre sus manos.
James Harden se postula como una de las piedras angulares más importantes del proyecto ‘Rocket’ y su sociedad con Howard será determinante para que Houston aspire a lo máximo posible este año. Se siente importante y después de cuajar su mejor temporada hasta el momento, el ‘poder de la barba’ jugará una importante baza en las opciones de éxito de los Rockets.
Omer Asik será el socio de Howard en la zona. Es un pívot con poco nombre pero con mucha calidad y un enorme recorrido aún por delante, lo cual demostró el año pasado en los 88 partidos (es decir, todos) que jugó la temporada pasada.
Por último, en el exterior Houston contará con Francisco García, Omri Casspi y Chandler Parsons, la referencia por excelencia de esta franquicia a la hora de desatascar al equipo con lanzamientos desde fuera cuando no se encuentran soluciones en el poste bajo. García deberá actuar bien como hizo el año pasado desde al banquillo aprovechando los minutos de los que dispone y el hecho de cubrirse las espaldas con Casspi supone dar la confianza al joven israelí para que siga progresando en el que será su tercer equipo desde que llegó a la NBA, tras Sacramento y Cleveland.
En definitiva, nos espera un año entretenido en Houston, con muchas cosas que ver y analizar. Muchos ojos estarán puestos en el Toyota Center para ver si después de 18 años, el cohete de los Rockets consigue volar más alto de lo que lleva haciendo, en contra de la voluntad de sus aficionados, casi las dos últimas décadas.