Ya es oficial. Kevin Love se perderá lo que queda de Playoffs por una lesión en el hombro provocada por la disputa de un balón con Olynyk, de los Boston Celtics. Estará de baja entre 4 y 6 meses. Cleveland se ha clasificado, pero no contará con Love lo que resta de curso, lo que es una baja muy importante. Ahora, si los Cavs se alzan con el anillo, Love podrá cumplir el sueño que no consiguió en su etapa en los Minnesota Timberwolves, pero tanto él como nosotros sabremos que no fue gracias a él. ¿Cuál ha sido el precio por este final todo esto? Vayamos paso a paso.
El 26 de agosto de 2014, Love era presentado como nuevo jugador de los Cleveland Cavaliers, franquicia a la que también había vuelto LeBron James. Eso era algo que empujó al ala pívot a fichar por los de Ohio, ya que lo que más ansiaba era jugar los Playoffs y aspirar al anillo, lo que no había conseguido nunca en los Timberwolves, con los que llevaba ya 6 temporadas desde que saliera elegido en la quinta posición del Draft de 2008. A pesar de no llegar nunca a la postemporada, sus números empezaron a sobresalir y pasó a ser considerado una estrella de la Liga. Como sophomore promedió dobles dígitos en puntos y rebotes (14 y 11 respectivamente), pero la franquicia tuvo un record de 15 victorias y 67 derrotas. En su tercera campaña alcanzó los 20,2 puntos y 15,2 rebotes, sendos topes de carrera, además de ser seleccionado por primera vez para el All Star y batir el récord histórico de más dobles dobles consecutivos, con 53. A pesar de ello, los Wolves terminaron el año con 17 triunfos y 65 derrotas. En el ejercicio de 2011-12, Love superó por primera vez los 100 triples en una temporada, aumentó su media de puntos hasta los 26 y bajó en rebotes a 13,3 por partido. Los Wolves se beneficiaron tanto de los buenos números de Love como de la llegada de Ricky Rubio desde España, convirtiéndose en el principal proveedor de balones del ala pívot, que aprovechó al máximo las asistencias del base catalán, aunque este no pudiera disputar todo el curso por culpa de una lesión. La irrupción del base aumentó los triunfos de la franquicia hasta las 26, que volvería a aumentar al año siguiente hasta las 31, aunque aún muy por debajo de lo esperado. Kevin Love sufrió una lesión que solo le dejó disputar 18 encuentros, pero con promedios de 18,3 puntos y 14 rebotes. El pasado curso 2013-14 volvió a sus números de 2012 con 26,1 puntos, además de 12,5 rebotes y un record personal de 4,4 asistencias por partido, muchas de ellas con el tan conocido de campo a campo propio del ala pívot, que posé una fuerza descomunal en los brazos que le permite encontrar a jugadores desmarcados al contrataque. Ese año la franquicia alcanzó las 40 victorias por 42 derrotas.
El Kevin Love que conocemos actualmente es un gran ala pívot que no posee la suficiente altura para poder cumplir como pívot (2,08 metros), además de no ser un gran atleta, pero posee una gran fortaleza física. Su juego al poste bajo es muy completo. Tiene el peso, los movimientos y el toque para anotar en esa situación frente a muchos interiores de la NBA, aunque frente a jugadores más altos tiene problema para crear su propio tiro. A pesar de ello, y no se mueve tanto por dentro como lo hacía antes. Tiene un juego muy físico, sacando muchas faltas, lo que le beneficia al tratarse de un jugador muy eficiente desde la línea de tiros libres. Desde hace varias campañas lleva mejorando su eficacia desde la línea de tres puntos, donde hoy en día es un continuo peligro, con hasta 6,6 intentos de triple el año pasado. Ha perdido mucha producción como rebotero ofensivo y hoy apenas llega al promedio para el puesto en ese sentido. En cuanto a la defensa, Kevin Love tiene aún problemas. Al poste bajo tiene fuerza y fundamentos, pero su falta de altura y salto le ponen en desventaja ante muchos pívots rivales. A su vez, le falta agilidad para defender lejos de la pintura y tampoco es el marcador más intenso o agresivo. No aporta nada en robos y tapones, pero lo compensa con un excelente rebote defensivo.
¿Mejor o peor en los Cavs?
Comparemos ahora los números de Kevin Love entre su último año en Minnesota y el actual con los Cavs. El californiano juega 2,5 minutos de media menos, pasando de 36,3 a 33,8. Encesta casi 10 puntos menos que el año pasado (de 26,1 a 16,4 puntos por partido), una bajada considerable que se debe a la presencia de otros grandes anotadores en la plantilla como son Kyrie Irving y LeBron James. Su producción de rebotes ha bajado de 12,5 a 9,7, habiendo disminuido en rebotes ofensivos de 2,9 a 1,9 y en rebotes defensivos de 9,6 a 7,9, algo que explicaremos más adelante. Ya no asiste tanto, notándose otra gran caída en este apartado de 4,4 a 2,2 por encuentro. En el apartado de tapones se ha mantenido cerca del 0,5 toda su carrera, y no ha variado tras su traspaso a Cleveland. Su promedio de robos ha bajado solo de 0,8 a 0,7. A su favor está la disminución de balones perdidos, siendo la bajada de 2,5 por noche el año pasado (máximo de carrera) a 1,6 esta campaña.
En cuanto al tiro, ha pasado de encestar 8,4 tiros de campo por encuentro de 18,5 intentos, a 5,5 de 12,7. Aquí observamos que su volumen de lanzamientos ha dado un vuelco al no situarse en los Cavs como primera opción. No ha sido tan grave el bajón de triples encestados y lanzados, teniendo una media de 2,5 sobre 6,6 en Minnesota y en los Cavs 1,9 sobre 5,2. Ahora acude menos a la línea de tiros libres, encestando 3,4 de 4,3 lanzamientos por noche, mientras que el año pasado anotaba 6,8 de 8,2 tiros libres que lanzaba por partido. Los porcentajes de acierto también han descendido. En tiros de campo a pasado de un 45,7% a un 43,4%, de 37,6% a 36,7% en triples y del 82,1% al 80,4% desde la línea de tiros libres. Igualmente, se puede ver una variación en cuanto a las zonas en donde anota. El año pasado lanzaba el 64,5% de sus tiros en forma de 2 puntos, mientras que este curso el 58,8%, por lo que ha aumentado la frecuencia con la que intenta anotar desde el triple, de un 35,5% a un 41,2%. Sus tiros debajo de canasta han sido los más afectados, con una bajada del 25,3% al 21,3%. En su debut en Playoffs no ha brillado tanto como se esperaba, dejando medias de 14 puntos y 7 rebotes en los 4 partidos que ha disputado contra los Boston Celtics. En general, las estadísticas de Kevin Love se han visto gravemente perjudicadas por su traspaso a Cleveland, quedándose, incluso, fuera del All Star celebrado en Nueva York este año.
Pero, ¿ha afectado de igual manera la irrupción de LeBron James en la otra gran figura del equipo, Kyrie Irving? El alero ha dejado en temporada regular unos promedios de 25,3 puntos, 6 rebotes y 7,4 asistencias por partido. Kyrie Irving, la estrella de los Cavaliers hasta la vuelta de «El Rey», al contrario que Love, ha aumentado su media de puntos por partido de los 20,8 el año pasado a 21,7 compartiendo vestuario con James. Esto también se debe a que juega más minutos cada noche, aunque su número de asistencias ha disminuido de 6,1 a 5,2. Tira menos pero anota lo mismo, por lo que su acierto en tiros de campo ha mejorado (de 43% a 46,8%). Ha aumentado considerablemente su acierto desde la línea de tres, de un 35,8% a un 41,5%, incluso tirando más. En general, Irving no se ha visto muy afectado por la vuelta de LeBron a la plantilla.
¿Y los interiores que comparten pintura con Kevin Love? Anderson Varejao era la gran figura de los Cavs, pero las lesiones le llevan lastrando desde hace unos años, y el presente no ha sido diferente. Solo ha podido disputar 26 partidos, con promedios de 9,8 puntos y 6,5 rebotes. Su producción de rebotes ha decredido con respecto al año anterior, donde pudo jugar 65 encuentros con 9,7 capturas por noche. Aquí es donde más se ha notado la llegada de Love al equipo. Tristan Thompson, ala pívot de 24 años que milita en los Cavaliers desde que llegara como novato en 2011, también le ha afectado la llegada del californiano, teniendo el año pasado medias de 11,7 puntos y 9,2 rebotes siguiendo su línea de mejora año a año, pero su productividad ha menguado con una bajada hasta los 8,5 puntos y 8 capturas, también con una reducción del número de minutos por partido en pista. El curso pasado disputó los 82 encuentros de la temporada regular como titular, mientras que este solamente ha salido al principio en 15 de 82. Su área de lanzamientos también ha variado. El curso anterior tiraba casi tanto desde la media distancia como cerca del aro, mientras que esta temporada la balanza se ha ido hacia los tiros de debajo de la canasta, mientras que desde la media distancia ya no tira tanto, ya que Love es un cuatro abierto que ocupa esas zonas, mientras que él es más propenso a recibir y anotar en la pintura. Su producción desde la larga distancia es inexistente. Y, por último, a media campaña llegaría Timofey Mozgov, pívot que militaba en los Denver Nuggets, traspasado a Ohio ante la falta de interiores, y cumpliría, con más de 10 puntos por encuentro, aunque su promedio de rebotes disminuiría de 7,8 a 6,9 con respecto al inicio de temporada con su ex equipo.
Dejar de ser estrella para ganar un anillo
El caso de Kevin Love lo podemos observar con varios ejemplos de otros jugadores que lo hicieron, empezando por el mítico Bob McAdoo, considerado los primeros 10 años de su carrera como un mero anotador que cuando llegaba la postemporada no era capaz de llevar a su equipo a las Finales. En ese periodo se mantuvo por encima de los 20 puntos por curso, llegando a superar los 30 en tres cursos seguidos (1973-74, 74-75 y 75-76). Además disputó 7 veces el All Star. Pero dejó todo ese mundo de grandes cifras para conseguir ganar un campeonato con los Lakers, donde las figuras de mayor peso eran Worthy, Kareem Abdul-Jabbar y Magic Johnson. Sus cifras bajaron por debajo de los 15 puntos por noche, pero a cambio remató una gran carrera baloncestística con dos anillos (81-82 y 84-85).
Otro jugador que redujo sus cifras yéndose a otra franquicia fue Kevin Garnett, leyenda de los Minnesota Timberwolves donde llevaba 12 temporadas seguidas desde que pusiera rumbo a la NBA directamente desde el instituto con 18 años. Tardó muy poco en convertirse en la estrella de la franquicia, consiguiendo siempre guarismos superiores a los 20 puntos, 11 rebotes, 4 asistencias y casi 2 tapones de media. Pero siempre tuvo la espina de no ganar un anillo, cayendo siempre en primera ronda menos en 2004, cuando alcanzaron las Finales de Conferencia, por lo que decidió marcharse en 2008 a un equipo con opciones al título como eran los Boston Celtics. Allí ya estaban Paul Pierce, Rajon Rondo y Ray Allen, y, llegando a mediados de campaña, consiguieron alzarse con el anillo de la NBA frente a Los Angeles Lakers, a pesar de que los puntos de «KG» se redujeron, y ya sufrirían un descenso continuo según pasaban los años. Volvería a alcanzar las Finales un vez más en 2010 contra el mismo equipo, pero caerían en el séptimo partido.
El caso más reciente es el de Chris Bosh, que llevaba toda su carrera en los Toronto Raptors, pero el equipo nunca permanecía mucho tiempo en Playoffs, por lo que decidió aceptar la oferta de LeBron James para acompañarle a él y a Wade en los Miami Heat, renunciando así a sus 24 puntos y 10,8 rebotes de media en la temporada anterior a marcharse a Florida. Pero, en general, su travesía no fue tan mala, consiguiendo en los cuatro cursos que permaneció al lado de «El Rey» llegar a las Finales en todas las campañas y haciéndose con el anillo dos años seguidos. Ahora que LeBron se ha ido, a Bosh le han ofrecido el máximo para que no se vaya y se han quedado sin jugar la postemporada y él se lesionó.
En conclusión, las grandes leyendas de la NBA consiguieron el anillo a la par que mantenían cifras espectaculares. Kevin Love tiene que conseguir juntar ambas vías para tener un hueco en la historia de la Liga, y para eso tiene que compenetrarse con el resto de la plantilla y mejorar a nivel individual. Pero debemos esperar al año que viene para ver los resultados. Ahora a disfrutar de los Playoffs.
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